Imagina el océano. Es un día de viento y las olas son
fuertes. El viento soplando en la cresta de la ola hace que de esta se
desprendan cientos de gotas de agua. Durante un lapso de tiempo, que puede
durar uno o dos segundos, cada gota de agua tiene vida propia, hasta que vuelve
a caer, para ser nuevamente Océano.
Pues
el ser humano es como esa gota de agua, solo que en vez de ser agua es energía,
por haberse desprendido de un Océano de Energía. A mí a ese Océano de Energía
me gusta llamarle Dios.
Por
lo tanto, los seres humanos somos una parte de Dios, somos un punto de Luz, somos
una chispa de Energía.
Y
de la misma manera que, en uno o dos segundos, la gota de agua
vuelve al océano, la chispa de energía ha de volver al Origen, ha de volver a
Dios. ¿En cuánto tiempo?, no se sabe, esa es una potestad del ser humano, es su
libre albedrío.
La
gota de agua se desprende de la ola por efecto del aire, pero ¿por qué se
desprende una chispa de Energía de Dios?
No
sabemos el porqué de la Creación, pero podemos pensar que es un acto de Amor de
Dios, que quiere que cada una de sus partes experimenten el amor en todas las
formas posibles.
Y
cuando esa Chispa de energía haya experimentado el Amor y aprenda, por sí sola,
a amar de manera incondicional, volverá a la Fuente, de la misma manera que la
gota de agua vuelve al Océano.
El
mejor escenario para experimentar el amor en todas sus formas es la vida
física. Para eso venimos a la vida. Cualquiera otra cosa, de los miles de
millones de cosas que podemos hacer los seres humanos solo son un
entretenimiento, porque nuestra única y real misión es aprender a amar.
Para
poder realizar ese aprendizaje, la parte divina, que es el alma, se disfraza
con un cuerpo, que podemos decir que es el vestuario que se da el alma para
representar su papel en la obra de la vida.
Nuestro
problema, el de los seres humanos es que creemos que el protagonista de la vida
es el vestuario, es decir el cuerpo, cuando el verdadero protagonista es el
alma, que además es quien organiza esa vida que el cuerpo cree como suya.
Por
eso es imprescindible vivir desde el alma.
Bendiciones.
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