¿Cómo entrar en el interior de uno
mismo? Es muy posible que esta sea la segunda pregunta del millón. Después del
¿Quién soy?, ¿De dónde vengo?, ¿Adónde voy?, esta creo que es la pregunta que
le sigue en importancia a las preguntas de la identificación, a esas preguntas
en las que la respuesta nos sitúan un poco bajo el foco de lo que somos los
seres humanos. Porque una vez sabido quienes somos, hemos de contactar con
nosotros mismos, y ese contacto se va a realizar dentro, mirando al corazón,
escuchando al alma; y para establecer el contacto dentro, hay que entrar, y
para entrar hay que saber cómo.
Ya son muchas las personas que saben
que son hijos de Dios, y saben que hacen aquí, pero no terminan, o mejor no
empiezan a actuar como tal, como abanderados de la Divinidad, podríamos decir,
espero no cometer un sacrilegio, como los auténticos voceros de Dios, como los
auténticos representantes legales de sus intereses en la Tierra, ¿Quién mejor
que un hijo para representar al Padre?
Y ¿Por qué no lo hacen? Pues porque
no saben muy bien cómo actuar, el conocimiento que tienen es meramente
intelectual, falta la experiencia, a pesar de esas meditaciones en las que
cuando finalizan dicen “que fuerte”. Ese “que fuerte”, es como una gota de agua
recibida, en comparación con el océano que les está esperando. La realidad es
que pasar del conocimiento intelectual a la voz de la experiencia por haber
integrado el conocimiento es posiblemente el paso más difícil que hemos de dar
como seres humanos. Y ese paso es precisamente entrar a nuestro interior.
Por eso tenemos que hablar de la
relajación, de la meditación, del viaje a la India, de la charla que escuchamos
al maestro, al gurú o al monje tibetano, por eso tenemos que hablar de una
determinada técnica o de lo intenso que fue el último intensivo. Todo esto son
pasos correctos y posiblemente necesarios, aunque no imprescindibles, para
poder dar el paso hacia nuestro interior, paso que significa dejar de vivir en
la cabeza para vivir en el corazón, paso que significa abandonar la periferia de la conciencia para sumergirnos totalmente en ella.
El viaje hacia el interior, se
realiza suavemente, deslizándose con la respiración consciente, después de
dominar los pensamientos, manteniendo una atención constante y aceptando todo lo
que el fluir de la vida nos ofrece, que no es más que aquello que nos envía el
Universo, fruto de la atracción que nuestros pensamientos han generado con
anterioridad.
Las cinco líneas anteriores bien
podrían ser el prologo de cientos de tratados que hablan de la respiración
consciente, de la atención plena, de la meditación, del perdón y de la
aceptación, de la fuerza de los pensamientos y de las Leyes del Universo.
Cuando me siento delante de la
computadora para escribir lo que será un nuevo post, lo hago solamente con una
idea inicial, una especie de titulo, y nunca sé, en ese momento hasta dónde
puede llegar. Es tecleando que van apareciendo las ideas que se van plasmando
prácticamente sin ser totalmente consciente. En este caso, al llegar a estas
cinco líneas he sido consciente de que me he metido, o me han metido, en un berenjenal,
y de que la salida no va a poder ser lo que pretendía, que era escribir un post
de dos folios máximo, esto se va a tener que convertir en una especie de
tratado. No, por supuesto que no lo voy a hacer, no estoy preparado para eso,
ya hay maestros que han dictado esos tratados, pero si voy a intentar, resumir
ese prólogo de tratados según mi humilde, corta y personal experiencia.
Así que aquí termina esta segunda
entrada. Seguiré, utilizando el mismo titulo en las siguientes
.