El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 17 de septiembre de 2015

La hermandad de las almas


Continuación de “El Viaje del alma” (3) 
            Todo lo que existe en el Universo, procede de la misma Fuente, todos tenemos un origen común que fue la voluntad original del Creador de darnos la vida. Todos estamos impregnados de la Esencia Divina, y con las individualidades que hemos elegido en esta encarnación, formamos parte de la Unidad Cósmica y Universal.
            Todos somos una Chispa Divina, una chispa desgajada de la Energía Divina. Todos tenemos la misma composición, la misma esencia, y de la misma manera que un día nos desgajamos de la Energía, a Ella hemos de retornar.  
Por lo tanto, cada entidad con la que tenemos contacto, ya sea persona, animal, vegetal o mineral, es lo mismo que nosotros y por lo tanto merecedora de todo nuestro respeto, amabilidad, compasión y amor, porque somos lo mismo, porque tenemos el mismo origen.
            El mayor problema con el que nos encontramos los seres humanos en nuestra llegada a la vida, es la idea de la separación, la idea de que somos independientes. No es esta una idea que llegue a nosotros por generación espontánea, es sencillamente fruto del aprendizaje y del ejemplo que recibimos.  
 
Sentirse separados de la Fuente es despreciar el propio origen, es despreciar la propia esencia, es, en definitiva despreciarse a uno mismo. Y si una persona no se ama a sí misma, no se respeta y no se valora, está claro que tampoco va a respetar a nadie de su entorno, es imposible, no sabe, con lo cual los sentimientos que se proyecten a los demás van a ser negativos. Y teniendo en cuenta que se recibe lo que se da, la energía y los sentimientos que vamos a recibir de los demás es la misma negatividad.
 Con independencia de que creamos o no en la Unidad, si queremos cambiar la dinámica de nuestra vida algo se ha de cambiar, pues ese primer cambio es amarnos y respetarnos a nosotros mismos, ya que si constantemente nos estamos criticando, autodespreciando, y manteniendo una pobre opinión sobre nuestra persona, esto es lo que reflejaremos sobre los demás, y con ello nuestros cuerpos físico y energético irán acumulando energía negativa y toxinas para ajustarse a la opinión que tenemos de nosotros mismos.
            Es en alguna vida, fruto de nuestro crecimiento cuando nos empezamos a plantear la posibilidad de que todos seamos Uno. Es a partir de aquí cuando el crecimiento se acelera y cuando podemos decir, sin temor a equivocarnos que estamos casi rozando la liberación.
            Cuando empezamos a plantearnos la posibilidad de que todos somos lo mismo, las vibraciones que salen de nosotros hacia los demás cambian, y cambian por amor y energía positiva. Cuando proyectamos hacia nuestro entorno esos sentimientos, compuestos de vibraciones de amor y energía positiva, comenzamos a recibirlos nosotros también.
            Pero está claro que no todo el mundo va a entrar en la misma comprensión de Unidad, por lo que en muchos casos nos vamos a enfrentar a relaciones difíciles. Cuando eso suceda es momento de recordar que cada persona tiene en su interior un ser de luz y hemos de acercarnos con respeto y amor.
Continuará…………….
 

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