El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




viernes, 5 de febrero de 2016

La pareja: Atracción espiritual (1)

         Dos personas se conocen, por cualquiera de los millones de motivos por los que se pueden conocer dos personas: Un encuentro casual, realizar el mismo curso, tropezar en la calle, ser presentados por amigos comunes, subir al mismo autobús, trabajar juntos, coincidir en el mismo banco en la iglesia, pedir el mismo combinado en la barra de la discoteca, esperar en la cola para pagar en el súper, asistir al mismo gimnasio en el mismo horario, etc., etc.

Y en ese encuentro sucede algo especial que hace que cada uno de ellos se quede prendado por algo del otro: por su mirada, o por su sonrisa, o por el timbre de la voz, o por su gracia, o por su belleza, o por……, otro millón de razones diferentes por las que dos personas pueden quedar prendados uno del otro. Es como si se hubiera detenido el mundo para ellos, o como si una legión de ángeles tocarán sus trompetas solo para ellos.



Antes de continuar hemos de tener presente que “todo es energía”, y que “la energía siempre va detrás del pensamiento”, es decir, que donde se pone el pensamiento allá va la energía, y lo hace de inmediato, no tarda más o menos tiempo en llegar la energía desde la persona que piensa hasta el objeto del pensamiento en función de la distancia, no, es inmediato, ya se esté a un metro o a veinte mil kilómetros de distancia.

¿Qué sucede a partir de ese momento? Las dos personas han quedado impactadas y lo normal es que piensen uno en el otro. Cuando uno piensa en el otro, la energía de ese pensamiento de desplaza de uno a otro. Si cuando llega la energía, (recordar que es inmediato), la otra persona está en su proceso de pensamiento normal, es decir, que su mente es un “tío vivo”, la energía que llega se queda en el aura de la persona, pero en el momento en que tenga un espacio va a entrar a la persona. En ese momento la persona a la que le llega la energía del pensamiento del otro, va a pensar en ella, su energía va a viajar hasta el otro y así van a estar pensando uno en el otro, e incrementándose la energía, hasta el extremo de que lo que comienza como un pensamiento normal se convierte en una entidad de pensamiento, es decir el pensamiento se vuelve permanente, podríamos decir, sin llegar a equivocarnos, que se vuelve casi obsesivo. Y así van a estar hasta que vuelvan a encontrarse.

Por supuesto que en ese nuevo encuentro van a hablar de lo mucho que han pensado uno en el otro, de la gran cantidad de puntos afines que existen entre ellos, (ya que en estos primeros encuentros no existen diferencias, todo es perfecto), el tiempo se va a detener para ellos, van a sentir que hay mucho más que una simple atracción física, los dos van a entrar en un estado de euforia desbordante en el que para ellos todo está bien, porque ¡Oh!, se han enamorado.

Sobre el enamoramiento hay cientos de estudios científicos, todos excepciones, en el que cuentan con todo lujo de detalles las causas de tal acontecimiento, pero no es esta entrada para tratar de manera científica porque nos enamoramos y cuáles son sus consecuencias. La razón de esta entrada es analizar el enamoramiento no desde la parte física, ni tan siquiera desde la parte emocional, sino desde la parte espiritual.

Continuará……………. 


Yo Soy el origen

El origen de todas las situaciones que se van presentando a lo largo y ancho de nuestra vida es algo pactado de antemano, aparece recogido en nuestro Plan de Vida, y es algo que tiene que pasar si o si. Lo que estas situaciones generan, es decir, nuestras reacciones, es nuestro aprendizaje, eso no está pactado, es el fruto de nuestro libre albedrío.
         En ocasiones, hemos escuchado, y posiblemente nos ha ocurrido a nosotros mismos, arrepentirnos de situaciones en las que nos hemos involucrado y decir “Si no hubiera hecho tal cosa, me habría ahorrado este sufrimiento, o esta pérdida o este desengaño”.


Siempre el origen de “ese sufrimiento” es algo que teníamos que vivir, y no nos habríamos librado de él de ninguna de las maneras. De lo que si nos podríamos haber librado era del sufrimiento, porque ahí estaba la lección, vivir sin el dolor, vivir aceptando, vivir desligándonos de la materia, vivir como seres espirituales, vivir como hijos de Dios.
Sin embargo, si el origen de alguna situación es algo que nos produce placer, paz o alegría, es seguro que nunca nos vamos a arrepentir de haber elegido ese camino. Pues hemos de saber y aceptar que tanto el origen de lo que produce dolor como el origen de lo que produce placer tienen la misma fuente: Nosotros mismos.
Cuanto antes entendamos y aceptemos que únicamente nosotros somos responsables de todo lo que nos ocurre mejor será, ya que eso nos permitirá dar un salto cualitativo y cuantitativo importante para la finalización de nuestro deambular por la materia.
Las situaciones generadas por el origen inicial van a devenir en otros orígenes para nuevas situaciones que serán distintos según sean nuestras propias reacciones. Estos nuevos orígenes también se encuentran en nuestro Plan de Vida, porque el origen de una primera situación puede resolverse de diferentes maneras y al final de cada manera hay un nuevo principio, hay un nuevo origen.

Si el camino elegido para vivir la situación presentada no es el correcto, es decir que solo sufrimos sin asumir el aprendizaje, esa situación se va a repetir una y otra vez hasta que se haya aprobado la asignatura, hasta que se haya asumido e integrado el aprendizaje.


lunes, 1 de febrero de 2016

Entregar el sufrimiento a Dios

No existen fórmulas magistrales para entregar a Dios ni el sufrimiento ni nada. Sólo hay que pensar: “Dios mío, te entrego este sufrimiento, hágase Tu voluntad”. No hay que olvidar que Dios sabe todo de cada uno de nosotros, y todo es todo: emociones, pensamientos, palabras, sentimientos y acciones.

Cabria pensar que como Dios lo sabe todo porque permite el sufrimiento, y no un sufrimiento auto-inducido como el de la madre de la entrada anterior, sino cualquier tipo de sufrimiento. Dios ni permite ni deja de permitir. Dios está ahí observando como el ser humano va ganándole metros a su mente, y Él Sabe que cualquier sufrimiento, cualquiera, sea del tipo que sea, solo es una herramienta que el ser humano se ha dado para ganar justamente esos metros para acercarse a Él.



Cuando el ser humano le ofrece a Dios el sufrimiento, no es que Dios se haga cargo del sufrimiento y ya está, se acabó el sufrimiento en ese ser humano, no, no funciona así. Cuando la persona le entrega a Dios su sufrimiento, o se pone en Sus Manos, ocurren varias cosas:
-      Se cambia el pensamiento de miedo, o de ira, o de dolor, o del tipo que sea, por el pensamiento de alta frecuencia. De inmediato cambia esa energía negativa que generaba el pensamiento negativo y que estaba ensuciando el cuerpo energético de la persona, por una energía positiva y poderosa que no solo no ensucia, sino que comienza a limpiar el cuerpo energético.
o   Esa energía negativa además atrae hacia la persona más energía de lo mismo. Recodar: “Energías iguales se atraen”. Al cambiar la energía se cambia lo que se atrae.

-      Está bien cambiar un pensamiento negativo por otro positivo, pero si además ese pensamiento positivo es hacia Dios, se abre de inmediato la puerta de comunicación con Dios, y la Energía Divina comienza a descender sobre la persona a través de su chakra corona. La persona se inunda de Amor, se inunda de Dios. Es posible que no lo note, al principio somos un poco insensibles, pero está ahí, o es posible que note una emoción momentánea o un escalofrío, que son algunas de las manifestaciones de la Energía Divina.


-      Al ponerse en manos de Dios la persona se pone de inmediato en contacto con su Plan de Vida, solo por el mero hecho de dejar de ofrecer resistencia a la Energía Divina. Eso no significa que deje de sufrir o que comience una nueva vida en concordancia con los deseos de la persona. Normalmente los deseos de la persona no tienen nada en común con el Plan de Vida, pero a pesar de que no se cumplen los deseos de la persona, esta, en su sufrimiento o en su decepción se siente tranquila, se siente en paz. 

      Recuerda, solo tienes que decir "Hágase Tu Voluntad", mantener en tu mente la idea de que todo lo que pase a partir de ese momento procede de Dios, y lo que tenga que llegar llegará por añadidura. No le puedes poner puertas al monte, no le puedes poner puertas a la vida.

domingo, 31 de enero de 2016

Emoción y pensamiento

       Puedes visualizar a una madre esperando a su hijo con el que ha quedado a una determinada hora para realizar unas compras. Como el hijo es muy puntual, la madre llega unos minutos antes de la hora de la cita al lugar del encuentro.

-      Llega la hora de la cita y el hijo no llega, y piensa: “¡Qué raro, con lo puntual que es!
-      Pasan cuatro minutos y el hijo sigue sin llegar, y sigues pensando: ¡¿No le habrá pasado nada?, es raro, es muy puntual! El miedo y la ansiedad comienzan a hacer mella.
-      Un minuto más tarde decide llamarle a su teléfono. Lo hace pero su hijo no contesta. Su cabeza está a punto de estallar pensando lo peor, ya que ahora se han unido dos circunstancias que no ocurrirían en condiciones normales: Una: llega tarde, y dos: no contesta la llamada, cuando él es muy puntual y además siempre contesta las llamadas.


-      Si la cabeza está a punto de estallar, el corazón parece que va a salirse del pecho por la velocidad con la que late, y el estómago arde por el miedo y la ansiedad acumulada. ¡Le ha pasado algo!, ¡Le ha tenido que pasar algo malo, seguro!, ¡¿Qué hago?, ¿A quién aviso?, voy a llamar a su padre y a la policía!
-      Y en ese instante siete minutos después de la hora de la cita aparece su hijo. Suerte que la madre tiene el corazón en la garganta y no puede hablar para recriminarle todo lo que está sintiendo y escucha como le dice: Como veía que iba a llegar cinco minutos tarde te iba a llamar por el celular para avisarte, pero cuando lo he sacado del bolsillo se me ha caído y se ha roto, así que no pude llamarte, lo siento.

No nos interesa mucho lo que sigue a continuación. Solo nos interesa lo que ha ocurrido en esos siete minutos, en los que la madre podría haber sufrido un ataque cardíaco, y todo producto de un pensamiento.

Un porcentaje muy importante de nuestras emociones tienen su origen en la mente. Si queremos evitarlas, solo tenemos que evitar ese tipo de pensamiento.


En este caso la madre solo ha sufrido siete minutos, pero cuantos pensamientos de este estilo tenemos a lo largo del día, y cuantos se han instalado de manera definitiva y están de manera permanente dando vueltas y vueltas en nuestro cerebro. 



sábado, 30 de enero de 2016

Pensamiento consciente

         Cuando consigo mantener el pensamiento consciente de que soy un hijo de Dios, de que solo estoy ejecutando un plan establecido de antemano, de que me encuentro momentáneamente sobre un escenario representando un personaje que a su vez trata de recordar sus orígenes, y que todos los que me acompañan están también representando su papel y tratando de activar sus recuerdos, siento una serenidad especial. La serenidad del que sabe que “todo está bien”, y de que nada malo puede suceder porque Dios me está llevando de la mano, la serenidad del que no tiene que competir para demostrar nada a nadie, la serenidad del que sabe que no ha de esperar a una próxima parada para encontrarse con Dios, porque Él es quien conduce el autobús, porque Él es el cobrador, porque Él es mi vecino de asiento.



         Cuando consigo mantener el pensamiento consciente de que solo estoy tratando de recordar por donde volver al camino que me llevará a casa, recibo con generosidad los frutos que se encuentran a ambos lados de los caminos que me llevan al camino central, y sé que siempre voy a recibir aquello que necesite.

         Tengo que reconocer que me cuesta trabajo y que tengo que permanecer muy atento, porque para mí es difícil, supongo que para ti también lo debe ser, y que como yo tratas de boicotearte manipulando tu vida para que sea tal y como se va proyectando en la estepa de la mente, pero cuando consigo cambiar la estepa por el paraíso, y consigo mantenerlo durante un tiempo merece la pena, porque me inunda la Energía Divina.


¡Inténtalo!, si yo puedo a veces, seguro que tu también. 

miércoles, 27 de enero de 2016

Tú no lo sabes, pero estás buscando a Dios

Tú no eres consciente, pero llevas cientos de vidas buscando a Dios. Y esta no tiene por qué ser una excepción, también en esta vida sigues buscando a Dios
Cuando buscas la felicidad y pretendes encontrarla en la compra de tu nueva casa, en tu viaje de vacaciones, en esa pareja espectacular, en conseguir un trabajo estupendo, o en amasar más y más dinero, en realidad, estas buscando a Dios.
Cuando te rebelas ante el sufrimiento y emprendes una lucha solitaria para conquistar la paz interior, en realidad, estás buscando a Dios.
Cuando buscas eliminar el estrés a través del yoga, cuando realizas cualquier práctica para encontrar tu equilibrio, cuando buscas tu sanación emocional, o cuando meditas para alcanzar la serenidad, en realidad, estás buscando a Dios.


Cuando te escondes hasta de ti mismo porque crees que lo que has pensado, lo que has dicho o lo que has hecho no tiene perdón, en realidad, estás buscando a Dios.
Cuando en la desgracia preguntas dónde está Dios, cuando le increpas por las injusticias del mundo, cuando le maldices o hasta cuando le niegas, en realidad, estás buscando a Dios.
Toda tu vida es una búsqueda desesperada de Dios. Estás cansado de venir a la vida una y otra vez, con un único propósito, que es encontrar a Dios, y marchar de la vida sin haberlo conseguido….., una vez más.
Para desgracia nuestra no somos conscientes de esto hasta que dejamos el ropaje del cuerpo y volvemos a Casa. Es Allí donde somos, de manera inmediata, conscientes de lo que somos y de lo que intentamos conseguir con la vida en la materia.
Y no vamos a invertir esa dinámica hasta que un buen día, acompañados únicamente por nuestra soledad surja en nosotros la pregunta que desencadenará nuestro auténtico trabajo en la vida: ¿Qué hago aquí?



viernes, 22 de enero de 2016

Nada es importante

         El mejor termómetro para saber cuan separado estás de Dios es comprobar el apego que le tienes a la vida. Cuanto más apegado te sientes a la vida y a lo que en ella puedas conseguir, más separado te encuentras de Dios.

         Antes de seguir es bueno recordar que nada tiene que ver si asistes o no a los oficios semanales que publicitan todas las religiones, porque para acercarse a Dios no es imprescindible, ni tan siquiera necesario, entrar en las iglesias, templos, pagodas o lugares de reunión. Dios también está ahí, porque está en todas partes, incluido el lupanar, pero el lugar más cercano lo tienes en ti, está en tu corazón.



         Siguiendo con nuestro termómetro, puedes hacer una relación de tus apegos, tus preocupaciones, tus deseos y tus miedos. Intenta que sea lo más completa posible, al menos que aparezca todo aquello que de manera consciente ocupa tu mente y afecta a tus emociones. No olvides tu preocupación por el futuro de tus hijos, por quedar bien delante de la gente, por mantener tu trabajo, por llegar a final de mes, por mantener tu figura, porque no se vea esa arruga, por cambiar el coche, porque te mire la vecina del quinto, por conseguir el ascenso, por hacer una maestría, en fin, cualquier cosa que ocupe tu mente.

         Y ahora recuerda quien eres, recuerda que has venido a hacer a la vida, recuerda de dónde vienes y adónde vas. ¿Crees realmente que todo lo que aparece en tu lista es necesario para aprender a Amar?, ¿Crees que alguna de ellas te acerca a Dios?

         Si no es así, estás perdiendo tu tiempo, estás perdiendo otra vida, y ya van…… Es muy posible que tengas que cambiar tu escala de valores y empieces a valorar lo que realmente es importante, porque todo lo que hasta el momento parece importante no lo es tanto, en realidad no lo es nada.

         ¿Qué es importante para acercarse a Dios? Lo importante para acercarse  Dios es tratar a todo el mundo como si fueran el mismo Dios. Empieza por los tuyos, dales tu amor, tu alegría, dales estabilidad emocional, trátales con respeto, en suma trátales como si ellos fueran Dios, sin engaños, sin gritos, sin reproches, sin críticas, sin silencios, y cuando ya tengas un poco de práctica sigue con todo aquel que se cruce en tu camino.


         Aparte de esto “nada es importante”, y las cosas materiales que necesites, (ojo, las que necesites), te llegarán, no lo dudes. Así que deja de preocuparte por lo que no es importante y “ocúpate” de lo que si lo es. 


jueves, 21 de enero de 2016

Las cicatrices de la vida

La vida de la que somos conscientes solamente es la última hoja de un guión que consta de cientos o miles de hojas, y para entender la historia en su totalidad es imprescindible leer todas las hojas del guión siguiendo su orden numérico antes de llegar a la ultima hoja, que es precisamente de la que tenemos constancia y un conocimiento solamente parcial.




Esto quiere decir que para entender el porqué de muchas de las situaciones por las que atravesamos en nuestra aventura de vivir, y que podrían parecer inexplicables, tenemos que admitir y aceptar, (ya que de momento no tenemos conocimiento), que antes de nuestra vida actual han ocurrido muchísimas cosas y hemos vivido muchísimas situaciones que han marcado nuestra vida actual con las cicatrices de tantas y tantas heridas que hemos recibido o nos hemos generado en nuestro deambular por la materia, ya que la vida es un continuo desde nuestra primera encarnación hasta la actual.

Las relaciones, los trabajos, las situaciones, las circunstancias y muchas de nuestras emociones no son más que las herramientas que hemos seleccionado para nuestro trabajo actual.


No achaques nada a la buena o a la mala suerte, no culpes al destino. Tanto el rey como el bufón se han colocado en el lugar del tablero que ellos mismos han elegido, y lo han hecho porque han determinado que es el lugar idóneo para la realización del trabajo establecido en su Plan de Vida.  


La atención: La aventura de vivir (y 3)

            En un principio es posible que te sea muy difícil llegar a ser consciente de los pensamientos, sobre todo de esos pensamientos que te pueden hacer daño, Pero si llegas a ser consciente de pensamientos de miedo, de carencia, de orgullo, de envidia, en fin, de cualquier aspecto negativo, no te enfades contigo ni con el pensamiento, solo tienes que quitarle la energía. Los pensamientos ya sabemos que son energía,  por lo tanto si le quitamos la energía el pensamiento desaparece, y la mejor manera de quitarle la energía a un pensamiento es llevar la atención a otro sitio, por supuesto de manera consciente.



            Ante los pensamientos que te abruman, ante las preocupaciones que te angustian, puedes hacer dos cosas:

1.      Llevar la atención a tu respiración.
o   Esto es meditación. Para meditar no es necesario sentarse apartado del mundo. La auténtica meditación se hace mientras vives.
o   Siente el aire que entra por tu nariz. Observa el lugar donde roza en tus fosas nasales, advierte la temperatura del aire.
o   Siente el aire que sale, mejor también por tu nariz. Observa también donde roza en tus fosas nasales, advierte la diferencia de temperatura con el aire que entra.
o   Si aun así vuelven de manera rápida los pensamientos cuenta las respiraciones, y cada vez que te pierdas o vuelvas a pensar, vuelve a comenzar por uno.

2. Cambiar el pensamiento negativo inconsciente por pensamientos conscientes de alta frecuencia del tipo “YO SOY EL ALMA”.
o   Ante cualquier pensamiento negativo contrarréstalo repitiendo en tu interior de manera consciente una afirmación contraria: Si el pensamiento es de orgullo repite “YO SOY HUMILDAD”, si es de miedo repite “YO SOY AMOR”, si es sobre la enfermedad repite “YO SOY SALUD”, si es de carencia repite “YO SOY ABUNDANCIA”, “YO SOY PROSPERIDAD”. Pero repite cuantas más veces mejor, ya que si tienes el pensamiento negativo es muy posible que sea un hábito arraigado.

Supongo que eres consciente de que con una sola vez que hagas esto no va a ser suficiente. Es un trabajo que necesita mucha perseverancia. En un solo día pasan por nuestra mente miles de pensamientos. Este trabajo se ha de realizar muchas veces a lo largo de un día. La atención ha de ser permanente, no se puede bajar la guardia.


Llevamos en la búsqueda de Dios cientos o miles de vidas, y en todas esas vidas hemos dejado que nuestra mente campe a sus anchas. En la hora de ponerle coto a la mente, una vez que somos conscientes de nuestro trabajo en la Tierra, no podemos creer, aunque nos gustaría, que lleguemos a dominarla por cambiar un solo pensamiento Son muchos los pensamientos que hemos de cambiar. Pero cuando seamos conscientes de lo que queremos y logremos dominar el primer pensamiento, habremos dado un gran paso, paso que nos ha costado toda la cantidad de vidas que llevamos viviendo en la materia.


La atención: La aventura de vivir (2)

¿Cómo trabajar la atención?

            Para evitar que deambulemos por la vida como una pluma movida por el viento, sufriendo en cada esquina, criticando en cuanto tenemos quien nos escuche, sintiéndonos mal cuando el centro de la crítica somos nosotros mismos, y sufriendo, odiando, temerosos o angustiados, hemos de prestar total atención a la vida, es decir, a nuestros pensamientos, a nuestras emociones, a nuestras palabras y a nuestras acciones y reacciones.

            Es muy posible que pienses que esto es imposible. No, no es imposible, pero al inicio del trabajo, para qué vamos a engañarnos, es muy difícil, y lo es mucho. Nunca nadie ha dicho que sea una tarea fácil, si lo fuera, no estaríamos deambulando por la materia cientos o miles de vidas sin encontrarnos con Dios. Sin embargo, miles de millones de seres lo han conseguido, y ninguno era superior a ti, a mi o a ninguno de los que nos acompañan en esta aventura, eran y son, exactamente iguales a nosotros, porque todos somos lo mismo.

            Pensamientos: Empecemos por el principio, empecemos con los pensamientos: ¿Alguna vez te has detenido a pensar quien piensa en ti? Si no lo has hecho, puedes intentarlo, y descubrirás que no eres tú realmente el que piensa. Tú solamente eres el observador de tus pensamientos.

            Los pensamientos llegan a ti sin que tú lo decidas, sin que intervengas, sin que los programes, en cualquier momento, ante cualquier situación. De esos pensamientos que llegan a ti, no eres responsable, o al menos no lo eres al cien por cien. Tu responsabilidad radica en que si eres tú quien atrae a tus pensamientos, pero tampoco los atraes de manera consciente, ya que son traídos por la energía que hay en ti. Recuerda: Energías iguales se atraen.

            Bueno, en realidad en el cuerpo mental coexisten prácticamente los mimos pensamientos en todas las personas, sin embargo, los que viajan desde el cuerpo mental hasta el cerebro para expresarse son esos pensamientos que habitualmente sueles tener.



            Toda tu vida se desarrolla en “piloto automático”. Sería bueno que en algún momento tomaras los mandos para pilotar tu vida. Ya que sino, te vas a enfadas sin saber muy bien por qué, vas a gritar sin saber muy bien por qué, vas a sufrir sin saber muy bien por qué, vas a enfermar sin saber muy bien por qué y vas a morir sin haber sido consciente de que has vivido.

            Y no es una exageración. Tu vida interior es un “tira y afloja” entre tus creencias y las creencias de los demás, entre lo que deseas conseguir y lo que consigues realmente, entre lo que esperas de los demás y lo que los demás te dan, entre lo que tú crees que debería ser y lo que realmente es.

            La primera parte de este “tira y afloja” son tus creencias, lo que deseas conseguir, lo que esperas de los demás, lo que tú crees que debería ser, y todo aquello que has aceptado. Ese conglomerado hace un todo inconsciente que genera una reacción también inconsciente en la segunda parte del “tira y afloja”, que son las creencias de los otros, lo que consigues en tu día a día, lo que los demás te dan, y lo que realmente es. Y en medio de todo: “el pensamiento” completamente incontrolable en tu vida, siempre “en automático”.

            A partir de aquí, aunque parezca una ironía, es la cruda realidad y dos personas pueden discutir hasta matarse por ser hinchas de equipos de fútbol distintos, por tener opciones políticas distintas o por tener religiones distintas, cuando ellos ni tan siquiera son los dueños de los clubes de fútbol, (que normalmente comen juntos en restaurantes de cinco tenedores), ni son ellos los políticos que se están lucrando a costa de los votos de los incautos que se pelean, ni son los dirigentes religiosos que viven en la opulencia acumulando limosnas.

            Los pensamientos que llegan sin control generan emociones descontroladas y nos hacen actuar de manera inconsciente, haciendo y diciendo cosas de las que posiblemente harán que nos sintamos mal, que nos sintamos culpables o abochornados, teniendo que pedir disculpas en algún momento.

            Y así pasa la vida de millones de personas, en “piloto automático” desde la cuna hasta la tumba. Sin avanzar ni un milímetro en su particular carrera hacia Dios.

            ¿Qué hacer?, es fácil de decir aunque difícil de realizar. Ya se sabe que es mucho más fácil predicar que dar trigo. “Hay que cambiar el piloto de automático a manual”.

Continuará........


martes, 19 de enero de 2016

La atención: La aventura de vivir

           En nuestra aventura de vivir, de vivir para llegar a Dios es la atención la que nos va a permitir ser conscientes de donde estamos, de hacia dónde queremos ir y de cuáles son los obstáculos con los que nos podemos encontrar en el camino.

           Por si alguno ha perdido el norte lo recuerdo: Venimos de Dios, estamos en la materia porque hemos elegido vivir para recordar el camino de vuelta nuevamente a Dios, y los obstáculos con los que nos encontramos son los que nosotros mismos nos generamos.

La atención es ese aspecto en el que tomamos conciencia de nuestra experiencia en el momento presente. Se trata de aprender a ser conscientes de cómo nos sentimos, no sólo física, sino también emocionalmente, y observar nuestra reacción en cada momento de la vida: Observar nuestros pensamientos, observar nuestras emociones, observar las distintas reacciones de nuestro cuerpo, y todo eso sin juzgar nada, sin calificarlo, sin ponerle nombre. Solo atención, solo presencia, solo estar.

La vida, normalmente, desfila por delante de nosotros sin que seamos totalmente conscientes de ella, ya que nuestra mente y nuestros pensamientos se encuentran en un proceso distinto al de la vida, (el proceso de la vida es un continuo, siempre adelante, mientras que la mente trata de ponerle freno a la vida), reaccionando ante las distintas situaciones de manera automática, sin ser plenamente conscientes de nuestras reacciones.

No somos conscientes de nuestros pensamientos, de nuestros hábitos, de nuestros vicios, de nuestras virtudes. No tenemos ningún control sobre nuestras emociones y en muchas ocasiones ni sobre nuestras reacciones. No conocemos casi nada de nosotros mismos, y para madurar y para construir nuestro carácter es imprescindible que nos conozcamos y que sepamos de nuestras debilidades para eliminarlas y permitir que se vaya fortaleciendo nuestro carácter.

Toda nuestra vida se desarrolla en “piloto automático”, no somos conscientes de casi nada, las situaciones de la vida nos atraviesan, eso hace que nuestras reacciones sean hacia el exterior más o menos explosivas, posiblemente hiriendo a alguien que puede incluso no ser el responsable de nuestra reacción, o hacia el interior, más o menos dolorosas, hiriéndonos a nosotros mismos.


Esto hay que conocerlo, pero no para aprender a convivir con la reacción, sino para no tener reacción, para que las situaciones que se van sucediendo a lo largo de nuestro día sean algo tan consustancial de la vida como ver salir el sol o la luna.

Alguien podría pensar que se trata de volvernos amorfos, sin reacción. No, se trata de volvernos más conscientes de la vida, pero si, sin reacción, porque nada nos va a afectar. ¿Le afecta a Dios?

Mejor maticemos eso de que “nada nos va a afectar”. Es posible que lo entendamos mejor con un ejemplo, y mejor uno que haga que se remuevan nuestras entrañas por su dureza: La muerte de un hijo. La muerte de un hijo es posiblemente la situación más dramática por la que puede pasar un ser humano. En cierto que ningún padre debería de enterrar a un hijo.  Por lo tanto, si va a afectar. Pero la afectación no puede ser eterna, ni tan siquiera tiene que alargarse en el tiempo, ¿Por qué?

Sabemos que somos Hijos de Dios, sabemos que nuestra alma es eterna, sabemos que solo estamos en la vida para cumplir un Plan establecido de antemano, sabemos que la auténtica vida es la vida del alma, sabemos que al otro lado de la vida no hay dolor, no hay sufrimiento, que todo es paz, Amor y alegría. Sabemos que en nuestro Plan de Vida en la materia tenemos una fecha de caducidad, una vez concluido el aprendizaje establecido. Entonces, ¿Por qué sufrir si nuestro hijo va a estar mejor después de haber finalizado su trabajo? El sufrimiento es lógico desde nuestra posición de separación de Dios, y tiene su origen en el pensamiento.

¿Por qué es lógico el sufrimiento desde nuestra posición de separación de Dios? La separación de Dios comporta que el conocimiento que tenemos de cuál es la auténtica vida, y de cómo se vive en la vida real al otro lado de la vida en la materia, sea un conocimiento teórico, un conocimiento intelectual, para nada integrado en nosotros, por lo tanto los pensamientos, las actuaciones, las sensaciones y las emociones, están dirigidas por la materia, están dirigidas por la mente, por sus creencias, por el falso amor, por los apegos, por los deseos y la muerte. Para la mente separada de Dios la muerte es el fin y por lo tanto cree que nunca más se va a tener contacto con la persona desaparecida, no llegando a entender cómo se puede vivir cuando ha muerto el cuerpo. En estas condiciones lo normal es el sufrimiento.

Además, el sufrimiento no solo es debido a nuestro propio pensamiento, es debido también al pensamiento social, a la forma de pensamiento globalizada que existe y que ya tiene establecido que la muerte es un drama y la muerte de un hijo un drama para sufrir prácticamente de por vida.

No debe ser así. Para esto los dos primeros apartados de nuestro trabajo para recorrer el camino hacia nuestro corazón: Ser conscientes de que somos Hijos de Dios y vivir plenamente con total atención la emoción y el dolor generados por la muerte del hijo, nos tienen que ayudar, no solo para sobrellevar el dolor, sino para eliminar el dolor en el más breve plazo posible. 

Sabemos que en el punto del trayecto en el que nos encontramos como seres espirituales es casi impensable tal actitud, pero es hacia donde, antes o después, vamos a llegar. Hasta entonces no nos va a quedar más remedio que sufrir ante la muerte, en esta vida y en las próximas.


¿Cómo trabajar la atención? Continuará.......

domingo, 17 de enero de 2016

¿Qué es la vida?


Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?


Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

Pedro Calderón de la Barca
(1600-1681)

miércoles, 13 de enero de 2016

Somos libres


Perlas para el alma



¡Somos libres!, tenemos capacidad de elección, pero son muy pocos los que eligen lo bueno. Casi todos eligen sufrir, eligen el miedo, eligen enfadarse con su hermano, eligen la ansiedad, eligen la tristeza, eligen la enfermedad, eligen el dolor, eligen la soledad, eligen los celos, eligen la codicia, eligen la envidia, eligen el rencor. Con lo fácil que es cambiar el punto de mira, recorrer el camino que nos separa de nuestro corazón y elegir la felicidad, elegir la alegría, elegir el Amor, elegir a Dios.


martes, 12 de enero de 2016

Imagina


No existe realidad que no esté teñida de utopía

Imagina un mundo en el que todos pensaran, hablaran y actuaran como si la persona que estuviera delante fuera ella misma.
¿Qué ocurriría? Pues que no existiría el mal en el mundo. No existiría el conflicto. No existirían las guerras. No existiría el hambre. No existirían los asesinatos. No existirían las agresiones. No existirían los maltratos. No existirían las discriminaciones. No existiría la desigualdad. No existiría la mentira. No existirían los separatismos. No existirían naciones. No existirían religiones. No existiría la envidia. No existiría el odio. No existiría el rencor. No existiría la ofensa. No existiría la confrontación. No existiría la crítica.


Solo existiría el amor. Es cierto que no sería un amor desmedido porque tampoco es que nos amemos en exceso a nosotros mismos, pero no nos haríamos sufrir, el mundo sería distinto, ya que permaneceríamos de manera permanente con la mano tendida para ayudar al otro.
Alguien puede pensar que esto es una utopía. No lo es. Dentro de miles o de millones de años será así. Para que eso llegue posiblemente tengamos que vivir cientos o miles de vidas más cada uno de nosotros, sufriremos lo indecible odiándonos, matándonos, pisoteándonos, y además lo repetiremos muchas veces con los mismos protagonistas.
No merece la pena repetir tanto dolor y tanto sufrimiento. Cuanto antes abramos los ojos, antes dejaremos de sufrir. Piensa, habla y actúa como si el enemigo irreconocible que esta frente a ti fueras tu mismo. Si ambos hacéis  lo mismos en poco tiempo vuestra postura será la misma, en poco tiempo habréis quemado vuestras banderas, en poco tiempo habréis enterrado las religiones, en poco tiempo habréis borrado las fronteras, en poco tiempo estaréis hablando la misma lengua, en poco tiempo habréis convertido el odio en comprensión, y en poco tiempo más convertiréis esa comprensión en Amor.