Lunes 17 de octubre 2022
Para entender
un pensamiento tan loco es bueno saber cuáles eran mis más íntimas
aspiraciones. Esas con las que soñaba, sobre todo, despierto en mis sueños
solitarios. Aunque, como todos los seres humanos, deseaba tener más dinero,
vivir en una mansión, poder viajar por el mundo cuando me apeteciera y, algún
capricho más que mi insaciable deseo se encargaba de ir presentando, no pasaban
de ser pensamientos, tan fugaces, como esas estrellas que, algunas veces, adornan
el firmamento, porque mi auténtico sueño, mi más íntimo deseo, “a pesar de ser
un hombre”, siempre, ha sido alcanzar la “iluminación”, si es que eso existe,
llegar a la Luz, poder hablar con los seres del “otro lado” de la vida,
desarrollar la bondad y el amor en su total plenitud y, teniendo en cuenta que
soy sanador, también soñaba con tocar a las personas y saber si iban a sanar o
no y saber qué es lo que tenían que hacer para que tal cosa sucediera. En
realidad, podría resumir tal cúmulo de necedades en dos palabras “crecer
espiritualmente”, ya que eso es lo que yo más deseaba.
Ahora que releo
el párrafo anterior me doy cuenta de que soy un “babau”, en toda la extensión
de la palabra. Pero voy a dejar el párrafo tal cual está, porque realmente esos
son mis sueños. Si, ya sé, además de babau soy un iluso.
Decía que “a
pesar de ser hombre”, porque, por norma general, los hombres estamos tan
ocupados en demostrar nuestra hombría que no tenemos tiempo que perder en
estupideces, como la evolución, el crecimiento personal o la espiritualidad.
Yo he sido uno
de esos hombres durante una buena temporada de mi vida. Afortunadamente, en el
último tercio de mi vida, algo ha cambiado. Supongo que, para bien, porque me
siento en paz, sin estrés, sin tener que estar demostrando mi hombría o mi
valía a cada instante. Hago lo que me apetece, siempre dentro de un orden,
porque trato de satisfacer, a mi esposa y a mi hijo, aunque no siempre lo
consiga.
Esto de no
conseguirlo a veces, es, para mí, una prueba inequívoca de que todavía me
falta un buen trecho en mi camino hacia esa Luz a la que aspiro.
Pero siguiendo
el hilo de lo que son mis sueños, que hoy once años después permanecen
intactos, me hice un planteamiento siguiendo el pensamiento aparecido con la
lectura del libro: Si realmente me están esperando en algún sitio y si lo que
yo quiero es progresar espiritualmente, ¿qué pasaría si me fuera a vivir a
algún lugar influenciado por la kundalini de la Tierra?, es posible que fuera
más fácil ese crecimiento.
El pensamiento
estaba ahí, pero sin mucha fuerza, debido, sin duda, a que era la primera vez
que aparecía. Seguí meditando con el inca, porque seguía apareciendo en cada
meditación.