El
timbre de la puerta hizo que diera por finalizada mi meditación.
Diana,
con cara de preocupación, estaba al otro lado de la puerta.
- Solo
entreabrir la puerta pude escuchar a Diana- estaba muy preocupada, porque antes
vine y me extrañó mucho que no estuvieras en casa, cuando sabía que no tenías
otra cosa que hacer.
- Hola
Diana, gracias por tu interés. Estaba en casa, pero sin mucho ánimo y me estaba
recuperando con una meditación.
- ¿Qué pasó?, ¿fue mal tu reunión de esta
mañana?, -se interesó Diana.
- No, al
contrario. Me ofrecieron ser el director de un nuevo departamento de
informática y me asusté. Pero ya estoy recuperado.
Le
conté a Diana como fue mi entrevista con el señor Moretti. Cuando finalicé se
quedó en silencio, durante un momento, como no entendiendo la razón de mi
miedo.
- Y ¿cuál
es el problema?, ¿aspirabas a más? Pasar de no tener trabajo a encontrarte, de
la noche a la mañana, con la dirección de un departamento, en una empresa
importante, no parece que sea un castigo, ¿dónde está el problema, que no
acierto a verlo?, -Diana se quedó callada, con los ojos como platos esperando
mi respuesta.
- Era
miedo Diana.
- Pero
vamos a ver. ¿No eras el encargado en tu antiguo trabajo? Y, además, por lo que
me has contado, prácticamente sin jefe. ¿Cómo vas a fracasar en algo que
dominas a la perfección?
>>Antay,
tú, que me has estado sermoneando, desde que te conozco, diciéndome que me
centre en el presente, que deje de darle vueltas a una relación que ya no
existe y que tampoco me recree en deseos de futuro, ahora, vas tú y ante una
oportunidad única, que no es algo que se presente cada día, te asustas hasta el
punto de pensar en declinar la oferta. No es normal Antay. Tienes que superar
ese miedo y, tienes que hacerlo ya porque pasado mañana tienes que dar una
respuesta y esa respuesta tiene que ser sí. Además, me interesa que aceptes. Yo
quiero formar parte de ese nuevo equipo.
- ¿Sí?,
¿vendrías a trabajar conmigo?
- Con los
ojos cerrados. Confío en ti mucho más que tú mismo. Y para el resto del equipo
podrías contactar con tus antiguos compañeros. Seguro que más de uno está como
tú, sin trabajo.
- Tienes
razón. Hoy es el primer día de mi nueva vida y, también, de la tuya. ¿Vamos a
celebrarlo?
- Vamos.
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