Para vivir desde el corazón, sólo hay que vivir en silencio. Y para conseguir el silencio sólo hay que meditar.
Pero
ya es bastante difícil la meditación, como para mantenerla horas, todas las
horas del día en que nos mantenemos despiertos, y poder así vivir el ahora, y
poder gozar de la sabiduría y las sensaciones del corazón. Por lo tanto,
tendremos que hacer algo más.
Las
herramientas necesarias para vivir desde el corazón son cuatro. La mente, la
atención, la voluntad, y la paciencia.
Es
una paradoja, pero necesitamos la mente para dominar a la mente. Necesitamos
atención para observar a la mente, necesitamos, como para todo en la vida, ya
sea física o espiritual, voluntad para volver al trabajo una y otra vez, cada
vez que esta se distraiga, y necesitamos paciencia para llegar al final del
camino: el corazón.
Sobre
todo recuerda que cualquier camino que quieras recorrer comienza con un primer
paso, y que con ese primer paso vas a recorrer un tramo pequeñito, en la vida
física menos de un metro. No quieras con ese primer paso llegar al final del
camino. No, el camino ha de recorrerse con tranquilidad y con perseverancia,
teniendo claro que buscas, y volviendo al camino cada vez que los
acontecimientos te separen de él.
Con todo esto claro, ya solo queda comenzar a caminar:
Lo
primero que has de hacer es meditar. Medita cada día. Comienza por once minutos
si no tienes práctica, y vete ampliando el tiempo para llegar, al menos, a los
treinta minutos diarios. Si ya meditas, sigue con tu meditación. Si no lo haces
búscate alguna con la que te sientas cómodo. Y si no sabes cual, puedes hacer
la meditación para una mente neutral que viene a continuación.
Durante
todo tu día, lleva la atención a tu
respiración, siente el aire entrando por tus fosas nasales, siente como se
expande tu abdomen, siente después como sale el aire y como se relaja tu
abdomen, e imagina que estás respirando desde el corazón. Si aun no has
adquirido una práctica meditativa, a la tercera respiración, tu mente ya se
habrá distraído, para esto necesitas, una vez que seas consciente de tu
distracción, voluntad para volver tu
atención a la respiración. Haz esto durante todo el tiempo que puedas
permanecer consciente.
Como
mantener una mente meditativa durante todo el día es una tarea harto difícil,
mantén también la atención en todos los procesos de tu mente. Observa cómo se
comporta tu mente, para dar prioridad a algunas de las energías del corazón:
Intuición, desapego, compasión, ecuanimidad, amor.
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