El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




lunes, 8 de mayo de 2023

El primer pensamiento

 


Argimiro se sentía confuso. Estaba escuchando un pitido penetrante, que le parecía ensordecedor, cuando hacía solo un instante que corría, desesperado, gritando como un poseso, detrás de un autobús, que había emprendido la marcha, dejándolo en tierra, perdido, en una carretera en mitad de la nada.

El conductor había informado a los viajeros que realizaban una parada, de diez minutos, para que los ocupantes pudieran estirar las piernas, que ya permanecían medio adormecidas después de 10 horas sin moverse del asiento. Argimiro caminó junto con sus compañeros de viaje, a un lado y a otro del vehículo y, antes de volver a subir, se adentró en el bosque, que se encontraba al lado de la carretera, hasta unos árboles cercanos, para descargar su vejiga que estaba a punto de reventar.

Ese autobús tenía que haberle llevado hasta el aeropuerto para abordar un avión que le iba a devolver a su país, después de seis meses alejado de él por cuestiones laborales y, por ende, alejado, también, de su familia.

Tuvo que cesar en su desenfrenada carrera porque el vehículo desapareció de su campo de visión y comprendió que era ridículo seguir corriendo, ya que nunca le daría alcance y, estaba claro que, el conductor no se había percatado de que había dejado a un pasajero en tierra y, tampoco se dio cuenta del loco que corría con tanto desespero.

Esto era dramático, porque no sabía donde estaba, no sabía cuando pasaría otro autobús y, aunque pasara, no iba a llegar a su vuelo.

El estridente sonido no le dejaba concentrarse para encontrar la solución a su problema. Pensó que el sonido se parecía mucho a la alarma de un despertador y, de manera inconsciente, estiró su brazo, hasta tropezar con algo. No entendía nada, pero se trataba de su reloj despertador. De un golpe detuvo la alarma y, de repente, se hizo el silencio.

Aun tardó unos segundos en ser consciente de que estaba teniendo un sueño, tan desagradable, que lo podía calificar de pesadilla. Cuando abrió los ojos y reconoció su habitación, respiró aliviado.

-    Todo ha sido un sueño, -pensó-, que descanso, estoy en casa.

El mismo reloj que le había despertado proyectaba una luz roja hasta el techo de la sala. Eran las 5:30, la hora en la que se levantaba cada mañana para iniciar un nuevo día. Todavía desconcertado tardó unos momentos en ser consciente de que era martes y no le quedaba más remedio que levantarse.

Su mente, siempre alerta, para llevarle por los vericuetos más oscuros de la existencia, comenzó a presentarle un pensamiento tras otro, con una velocidad que solo puede conseguir una mente humana, y exhibiendo, en cada nuevo pensamiento, aún más miseria, más miedo, más impotencia y más rechazo a la vida, que el pensamiento anterior.

  Argimiro, todavía impresionado por la conmoción de la pesadilla que había vivido en su sueño, dejó que esos lúgubres pensamientos fueran tomando el poder de su nuevo día:

-    Otro día más. Igual que el de ayer o anteayer. Igual que el que será mañana. ¡Qué asco de vida!, ¡qué aburrimiento!

<< ¿Dónde estará el aprendizaje?

<< Con una vida tan monótona y aburrida, ¿Para qué vivir?

La mente lo estaba consiguiendo. Las emociones que comenzaba a sentir Argimiro estaban en consonancia con sus pensamientos: Ansiedad, miedo, ira, tristeza.

Pero, en algún momento, antes de salir de la cama, apareció, en la misma mente que le estaba destruyendo, un punto de lucidez:

-    Si sigo regodeándome en los mismos pensamientos, creo que voy a tener que correr al baño para vomitar. ¡Tengo que cambiar el discurso!

<< Mi vida, hoy martes, no va a cambiar y va a ser la misma con cualquier pensamiento, pero estos pensamientos nefastos me están destrozando emocionalmente. Lo mejor que puedo hacer es cambiarlos.

<< Creo, además, que con la energía de miseria que estoy generando lo único que voy a conseguir es atraer más miseria. Y no quiero más miseria, ya tengo suficiente, quiero ser bendecido por la paz, por la serenidad, por la alegría, por la abundancia, por el amor.

Y así, Argimiro comenzó a repetir, al principio casi con desespero y al cabo de pocos minutos de manera más serena: Gracias por las infinitas bendiciones que estoy recibiendo a cada instante. Él sabía que no era cierto o, al menos, no era consciente de esas bendiciones, ¿o sí?, porque el tener una casa, una cama donde dormir, agua corriente, un frigorífico con comida, salud para él y su familia, etc., etc., bien podían considerarse como bendiciones.

La realidad es que, poco a poco, el pensamiento consciente, de agradecimiento, comenzó a ocupar su cerebro, dejando en el olvido los nefastos pensamientos con los que se había despertado y, sus emociones, en consonancia con el pensamiento, se fueron transmutando de tristeza a paz, de ira a humildad y de ansiedad y miedo a tranquilidad.

Ya estaba preparado para un nuevo día.

Dejó por un momento de agradecer y casi, de inmediato, surgió un nuevo pensamiento:

-    Argimiro, ¿no has pensado que, bien pudiera ser que tu aprendizaje se encuentre, precisamente, en la repetición de tus días?

<< Hagas lo que hagas, que sea con alegría, sin juzgar la razón de porqué lo haces, sin criticar a ninguna otra persona, sirviendo a tu familia con amor, con paciencia. Y, todo eso, que no sean solo tus acciones, sino, también, que lo sea tu palabra, que lo sea tu pensamiento. Sé coherente, piensa, habla y actúa de la misma manera, y colócate en los zapatos no solo de tu familia, sino en los de todo aquel que se cruce en tu camino.

 << No tiene ningún mérito realizar la acción más extraordinaria en el mundo, si en tu interior estás renegando de algo o de alguien. No tiene ningún valor. Tu evolución será nula y tus días se repetirán una y un millón de veces, en esta y en las siguientes vidas, hasta que seas coherente con el amor.

jueves, 20 de abril de 2023

Creer es crear

 


Creer es crear, pero hemos de tener en cuenta que nuestra creencia está sólidamente arraigada en la parte subconsciente de la mente.

Por eso, cuando siguiendo las directrices dadas por los expertos de “la ley de la atracción”, y repetimos, pensamos, visualizamos o reflexionamos, hasta conseguir generar la emoción de que el deseo está cumplido, parece que nada ocurre y, la cumplimentación del deseo se retrasa tanto que, no termina de llegar.

Y es normal, porque mientras durante una parte, muy pequeña de nuestro día, generamos le energía para atraer el deseo desde la mente consciente, en la mente subconsciente, durante el resto del día, ya existe una energía contraria permanente que está atrayendo justo lo contrario que deseamos de manera consciente.

Mejor lo vemos con un ejemplo sobre el dinero:

-       De manera consciente queremos que el dinero llegue a nosotros,

-       Pero, es posible, que tengamos creencias contrarias al dinero en nuestro subconsciente, creencias como:

o   Las personas que tienen mucho dinero no lo han ganado limpiamente.

o   No tengo suficiente dinero para poder ahorrar.

o   El dinero solo genera conflictos y enfrentamientos entre personas, incluso entre familiares,

o   Nunca ganaré suficiente dinero como para comprar casa, coche, yate o avión privado.

o   Solo puedo ganar dinero trabajando.

o   El dinero no da la felicidad.

o   Nunca voy a salir de pobre.

 

Podemos agregar un millón de razones más que se encuentran, profundamente arraigadas en nuestra parte inconsciente de la mente. Y pasa lo mismo, con la salud, el aspecto físico, el amor o el éxito en cualquier emprendimiento.

Para cambiar esa creencia se ha de trabajar desde la mente consciente. Por lo tanto, repetir nuestro deseo o visualizarlo un corto espacio de tiempo, cada día, es insuficiente. Se ha de visualizar y repetir, repetir, repetir, hasta el agotamiento.

Cuando se limpie la creencia inconsciente el deseo se va a hacer realidad, y no hemos de preocuparnos en qué manera se va a llevar a efecto. Hemos de tener fe: Va a pasar y punto. No es de nuestra incumbencia como será, nuestro trabajo solo es limpiar el subconsciente. Dejemos que la energía haga su trabajo.

Te dejo algunos pensamientos para repetir en diferentes temas.

Gracias porque cada segundo que pasa mi cuerpo está más joven, más sano, más fuerte.

Cada día recibo grandes cantidades de dinero de manera correcta y adecuada. Gracias.

Gracias por las infinitas bendiciones que recibo a cada instante.

Salud, riqueza, éxito, armonía, abundancia y gratitud.

Yo Soy paz, Yo Soy amor, Yo Soy alegría, Yo Soy al alma, Yo Soy uno con Dios.

El amor, el perdón, la aceptación, la compasión y la bendición son los pilares que sostienen mi vida.

 

viernes, 7 de abril de 2023

Viernes Santo

 



 

Viernes 7 de abril 2023

 

Y hoy es Viernes Santo. Se recuerda la crucifixión y la muerte de Jesús de Nazaret. Es una de las conmemoraciones más profundas para los cristianos, (católicos, ortodoxos, anglicanos, luteranos, etc.).  

Pero esta Semana Santa, en lugar de estar imbuido por el espíritu de aquello que representa, (compasión, piedad, misericordia, penitencia), estoy empapado de reflexión, reflexión que me está llevando a realizar un análisis de mi vida, con lo que eso supone de rebuscar en los cajones de la memoria para desempolvar los recuerdos más importantes de una larga vida que, vista desde el origen, es decir, desde mi óptica, está pasando como un suspiro. ¡Que larga parece y que corta es!

Me quedé ayer comentando lo terrorífica que fue, emocionalmente, la primera parte de mi vida consciente, (entre los 13 y 17 años), por esa espada de Damocles, que era la amenaza permanente y persistente del infierno como final de una vida de pecado. Porque me pasaba el día pecando, sobre todo en tres de los mandamientos: No santificaba las fiestas ya que, si podía no cumplir con el precepto dominical de la misa, no iba, porque me aburría un montón. Cometía actos impuros, en la intimidad de mi soledad, a diario, porque para mí era una necesidad fisiológica, algo, tan necesario, como sonarse la nariz. Y de los pensamientos y deseos impuros, ya no quiero ni hablar. Solo diré que soñaba dormido y despierto con mi profesora de francés. Era una auténtica belleza.

Estaba claro: Los enseñantes, la religión y los curas eran mis enemigos y, a los enemigos se les puede vencer, te puedes unir a ellos o te puedes alejar.

Opté por la última opción, alejarme, con lo cual, alguna vez, me vi obligado a pecar, también, en el octavo mandamiento, porque tuve que decir alguna mentira para salvar mi piel.

Pero todo eso terminó cuando terminé el bachiller y salí del colegio. Ahí me hice un nuevo replanteamiento de vida: Podía hacer o pensar, todo aquello que no rechinaba en mi conciencia, como cualquier palabra, acción u omisión, que no interfiriera en la libertad de los demás, evitando la crítica o acto similar que pudiera hacer que otra persona se sintiera incomoda o hiciera que se sintiera atacada o que faltara a su respeto y, además, sin miedo a pecar, porque decidí que el pecado es algo que no existe y que solo era una herramienta que “mis enemigos” utilizaban para tratar de dominarme.

A partir de ese momento hubo dos “Yoes”: uno público y otro privado. Es decir, se instauraron dos creencias con respecto a la vida: Una vida muy material, la pública, en la que mi creencia era que quería vivir bien, para lo cual necesitaba dinero y otra, la privada, íntima y personal, en la que se fueron pergeñando diferentes verdades para conseguir la estabilidad emocional.

Y así siguió siendo hasta bien avanzada la mitad de mi vida, por lo que puedo decir que mi crecimiento fue “cero”. No quiero decir que fueron 40 años desperdiciados, porque algo avanzaba en lo que ahora sé que es la misión de mi vida, pero era un avance tan lento que no lo notaba.

Al inicio de la segunda parte de mi vida, mis creencias sobre lo que había venido a hacer en la vida fueron sufriendo cambios muy rápidos, vertiginosos, casi mareantes.  

Esos cambios comenzaron a darse cuando Dios reapareció en mi vida. Un Dios diferente. No era ese dios miserable, vengativo y terrorífico, inventado por unos hombres sin entrañas, que nos vigilaba, de manera permanente, para ver cuando teníamos un pensamiento pecaminoso, no. Era otro Dios. Es ese Dios que cuando Moisés le preguntó quien era Él, y cual era Su nombre, respondió: “Yo soy el que soy”. Diles a los egipcios, siguió diciéndole a Moisés: “El que Es me ha enviado”.

Por lo tanto “Dios Es”. Es decir, no es ni bueno ni malo, ni hombre ni mujer, ni blanco ni negro, ni luz ni oscuridad, ni hermoso ni deforme, “SOLO ES”. Eso quiere decir que es todo, lo blanco y lo negro, la luz y la oscuridad, lo hermoso y lo deforme, porque si fuera blanco estaría negando lo negro, si fuera hombre estaría negando a la mujer, si fuera luz estaría negando la oscuridad y todo ha sido creado por Él. Es el sol que me alumbra, es la tierra que piso, es el aire que respiro, es mi piel, es mi corazón, es yo.

Me quedo aquí. Voy a almorzar, porque a las 4 me voy al cine a ver una película de Mario Bros. Espero no dormirme para que mi hijo pueda ir haciéndome los comentarios sobre la película, (no calla ni debajo de agua). 

Jueves Santo

 


Jueves 6 de abril 2023

 

Hoy es Jueves Santo, festividad católico-cristiana, que conmemora la última cena que realizó Jesús con sus discípulos, según cuentan diferentes escritos y, cada Jueves Santo, la iglesia católica quiere que recordemos la experiencia del amor fraterno que Jesús quiso expresar en el gesto del lavatorio de los pies, que es expresión del amor hecho servicio.

Parece un buen día para reflexionar, y mi cerebro, desde primera hora de la mañana, lo ha sentido y ha comenzado con preguntas, un poco etéreas, ya que la respuesta a la pregunta que ha comenzado a hacer, con más insistencia, parece difícil de contestar.

La pregunta es: ¿Cuánto habré crecido a lo largo y ancho de mi vida?  Y este crecimiento no se refiere al cuerpo físico, ya que por lo que respecta al cuerpo estoy bastante crecidito. Se refiere a mi sabiduría. Ella es la que tiene que crecer.

La respuesta de cuanto he crecido no es tan clara como decir que dos más dos son cuatro. Es algo más complicado y, para tratar de acercarme a la respuesta, he partido de la idea del amor hecho servicio. Es decir, ¿hasta donde llega mi capacidad de servir?

Aunque antes de analizar la evolución de mi vida como servicio creo que sería bueno saber cual es mi punto de partida o, lo que es lo mismo, saber desde que nivel de sabiduría he comenzado la andadura de mi vida.

Tengo muy claro que todo es cuestión de creencias. Lo que yo creo es verdad para mí, así como lo que tú crees es verdad para ti. Y cada uno, tú y yo, nos vamos a mover por la vida en función de esas verdades que, por supuesto, no van a ser iguales, incluso, pueden ser opuestas, (aunque por eso no tenemos que pelearnos. Tenemos que respetarnos).

La misma sabiduría es, no solo, la aceptación de determinadas verdades, sino la actuación y el comportamiento, de manera coherente, en consonancia con dichas verdades. Es decir, pensar, hablar y actuar de manera congruente. O, lo que es lo mismo, se trata de actuar según lo que se habla y de hablar según lo que se piensa.

 Por lo tanto, pienso que, si analizo cada una de mis creencias, sobre la vida, sobre Dios, sobre la muerte, sobre el amor, sobre la Creación, entre otras, podré saber cuánto ha sido mi crecimiento.

Siempre me ha parecido que la vida y Dios son dos conceptos que parecen estar muy unidos. Lo pensaba en mi adolescencia y, lo sigo pensando ahora: “Si somos hijos de Dios y estamos en la vida, seguro que algo tiene que ver Dios con nuestra vida”. Hoy creo que son indisolubles.  

La pregunta que siempre me he hecho es si he nacido para hacer algo concreto, si tengo o, mejor, si cada uno de los seres humanos, tenemos una misión determinada que realizar en la vida. La respuesta a esta pregunta ha sido muy cambiante. Demasiado cambiante. Tanto que no me ha ido danto tiempo para ir asimilando las distintas creencias que han ido apareciendo en relación a la vida.

La primera creencia sobre la vida fue, totalmente, material, porque espiritualidad me enseñaron poca. Todo lo que hicieron mis enseñantes, sobre todo en el colegio, que era muy católico, con una gran influencia religiosa, fue aterrorizarme. Y huyendo de ese terror me volqué en la vida física. Entonces creía que, si no pensaba en una cosa, para mí no existía. Y aunque no sabía muy bien de donde procedía ese pensamiento, resulta que es coincidente con mi creencia actual sobre la vida: Yo puedo crear mi propia realidad.

Pero mejor sigo la secuencia, sin adelantar acontecimientos. Nací en una cuna católica, y eso marca mucho. Me enseñaron que Dios, es nuestro Padre que está en los cielos, que nos ama mucho, gracias a lo cual perdona nuestros pecados, si nos arrepentimos de ellos, pero que si morimos en pecado íbamos de cabeza al infierno. Teniendo en cuenta lo que contaban, entonces, del infierno, pensaba que “mucho amor no parecía tenernos nuestro Creador, cuando nos enviaba al fuego eterno, porque ¿qué padre, por mucho malo que hayas hecho, te castiga de manera tan terrible?

Para alejarme de tanto terror me olvidé del Dios que me estaban enseñando y me creé un Dios a mi conveniencia, pero eso hizo que se acabara mi religiosidad, antes de empezar, y comenzara a practicar una espiritualidad creada a la conveniencia de mis creencias.

Tengo que dejarlo aquí. Es muy tarde. Mañana sigo. 

lunes, 20 de marzo de 2023

Desamor y ruptura

 



Y así, un día, sin ser muy conscientes, dejan de revolotear las mariposas. Es el proceso normal, porque la fase del enamoramiento no dura eternamente. Puede durar un mes, 6 meses, un año o dos. Pero no suele ir más allá.

A partir de entonces y, de manera progresiva, las mariposas en el estómago tienen que dar paso a un amor sereno o, mejor, a un apego duradero, en el que debería de primar el respeto, la confianza, el diálogo, la tolerancia, la ayuda mutua, el trabajo conjunto para alcanzar las prioridades propuestas, la lucha por la igualdad entre los dos miembros de la pareja y, otros muchos aspectos necesarios, para que la pequeña sociedad, que han formado, funcione basándose en el lema de lo que se supone que les une: “el amor”. Si realmente aman ya saben, porque es un dictado de su corazón, que “su único objetivo es conseguir la felicidad del ser amado”.

Aunque parezca un objetivo muy ambicioso y, por lo tanto, difícil de alcanzar, hay muchas parejas que lo consiguen, pero, hay otras que no.

Las razones por las que existen parejas que no consiguen llevar a buen termino su relación, son tantas como personas involucradas en las desuniones. Las más visibles son: infidelidad, tener prioridades distintas, comprobar que no se cumplen sus expectativas, falta de comunicación, dificultades económicas, en fin, podría llegar al infinito.

Todas ellas solo tienen una causa común: La falta de amor.

Pero no nos quedemos en las causas del resquebrajamiento de la pareja. Vayamos un poco más allá, vayamos a la separación.

Existen separaciones modélicas que se realizan, bien sea por ellos mismos o por los hijos que tienen en común, con respeto, con cariño, ¿por qué no?, si han convivido una serie de años juntos e, incluso, con generosidad. Es más fácil, en estos casos, para ellos, aliviar el trauma que supone una separación.

Aunque no todas las separaciones son así. Hay separaciones muy complicadas, porque uno de los miembros de la pareja no la acepta. Y, ante los hechos consumados, sufre un día tras otro, un mes tras otro, un año tras otro. Sufre demasiado tiempo porque en su mente revive una y otra vez la angustiosa situación y eso es como estar separándose cada día.

Si nos salimos del cuerpo y, miramos en perspectiva desde los ojos del alma, puede ayudar el saber que venimos a la vida con un plan establecido en el que se contempla, (que nadie dude de esto), la ruptura que se acaba de vivir.

Si en la hoja de ruta, de la vida en la Tierra, aparece contemplada la separación, ¿para qué, entonces, la unión? Todos los encuentros, todas las uniones, todas las interacciones tienen como objetivo aprender, enseñar, pagar alguna deuda, recibir un pago o acompañar en un tramo del camino.

Si todo en la vida de la materia está en continuo cambio, ¿por qué va a permanecer inalterable, en el tiempo, una relación?

Dejando el alma y volviendo a mirar desde los ojos del cuerpo, se puede pensar: Si la otra parte se ha ido es porque no quería estar, ¿por qué obligarla?, mejor que se vaya. Si se ha enamorado de otra persona, es que no amaba con quien estaba, mejor que se vaya. Si sus intereses son distintos, mejor que se vaya. Si no hablaba, si no respetaba, si era intolerante o irritable, mejor que se vaya.

La persona abandonada, (porque así es como se siente), puede estar segura al 100% de que existe un ser en el mundo que la amará de manera incondicional, No, no es su hijo, ni sus padres, ni otra persona. Es ella misma. Cuando esa persona se ame a sí misma, se habrá terminado el conflicto y le dará igual permanecer sola o tener otra pareja, porque no va a tener ninguna expectativa en relación con la nueva persona, solo la amará, sin esperar recibir amor.

viernes, 17 de marzo de 2023

Sólo léelo

 


Vivimos en un mundo de fantasía, queremos dos o tres casas, nos gustaría amasar mucho dinero y tener un coche de lujo, o dos, o tres. La belleza física es un merito importante, ya que hemos limitado y reducido nuestra existencia al plano físico. Tiene más mérito darle patadas a una pelota que escribir un libro. Nos falta carácter, voluntad y compromiso. A menudo decimos cosas que no son ciertas, y las decimos sinceramente. Estamos destrozando el planeta. El hombre explota a la mujer, el empresario al obrero, la religión explota a sus seguidores, el político a los suyos y los bancos a todos. Matamos por poder, matamos por dinero, matamos en nombre de Dios.

¿Hasta cuándo?, ¿Cuándo seremos conscientes  de nuestra ceguera, que nos impide ver la presencia de Dios en nosotros, y en todas las cosas?, ¿Cuándo dejaremos de ser una parodia de nosotros mismos?, ¿Cuándo podremos experimentar el ser queridos, respetados y comprendidos, sólo por el hecho de ser seres humanos, con independencia de si se es joven o viejo, hombre o mujer, blanco o negro, cristiano o musulmán?, ¿Cuándo empezaremos a amarnos y a valorarnos a nosotros mismos?, ¿Cuándo dejaremos de pensar en nuestro futuro, para ser conscientes de que nuestro futuro es ahora?

Y ¿Si lo hiciéramos ahora? Ahora es un buen momento para empezar a tener control sobre nosotros mismos, sin dejarnos manipular por nuestra mente, o por los políticos, o por las religiones, o por la cultura del dinero. Ahora es buen momento para no idealizar a nadie más que a uno mismo. Ahora es buen momento para fortalecer nuestra voluntad y nuestro carácter. Ahora es buen momento para empezar a ver a todos como hermanos, y sentir su sufrimiento como propio.  

Si hacemos eso, terminaremos con las desgracias colectivas de la humanidad, como el hambre, la falta de vivienda, la violación, la guerra, el racismo, la discriminación y la contaminación ambiental. Porque nada será mío o tuyo, todo será de los dos, todo será de todos.

Y así será cuando alcances a entender que no eres un cuerpo independiente separado de todo, porque eres energía interconectada con todo y con todos, así será cuando entiendas que no tienes que preocuparte por el futuro, porque el futuro no existe, es ahora; así será cuando sepas que no tienes que buscar a Dios, porque somos Dios, porque cada átomo de nuestro cuerpo físico y energético es Dios. No vale que lo leas, no vale que no discutas, no vale que realices cursos, solo valdrá cuando lo integres completamente en ti, cuando sea una creencia mucho más clara que la creencia de que eres hombre o mujer.

¿Cuándo sabrás que está integrado? Cuando no te importe la crítica de los que todavía viven en la prehistoria. Cuando tu vida sea una vida de ayuda, de servicio, de compromiso. Cuando vivas en el corazón, para tocar con tu energía al corazón de los otros. Cuando sientas que tu vida es plena, es satisfacción, es alegría, es felicidad. Cuando no desees nada, porque sabes que lo tienes todo. Cuando sientas Amor por cada persona, por cada planta, por cada animal, cuando sientas Amor por todo. 

Puedes permanecer anclado/a en tu actualidad de miedos, de envidias, de rencores, de críticas; o dar un paso de gigante y vivir en la gracia, en el conocimiento y el Amor. Esta en tu mano.

En Casa

         


         Estaba soñando. Me vi caminando por un camino entre árboles. Era un lugar en el que la naturaleza parecía haber expresado toda su belleza. Flores de todos los colores daban al ambiente una fragancia, que si me preguntaban cual era el olor predominante, sólo podría decir: que era un aroma celestial. Aves de plumajes exóticos llenaban el ambiente con un canto, que más parecía un coro de ángeles. Árboles gigantescos filtraban el sol para que la temperatura fuera siempre primaveral. De haber existido el paraíso, hubiera sido esto, sin lugar a dudas. En cualquier momento podían haber aparecido Adán, Eva y la serpiente.

Pero no, ellos no estaban, sólo estaba yo, disfrutando del momento, disfrutando del lugar. No sabía de dónde venía, no sabía adónde iba, ni que hacia en ese lugar, pero no me importaba en absoluto. Me veía vestido de blanco en un cuerpo que no sentía, en un cuerpo sin ningún tipo de molestia, ni calor, ni frío, ni hambre, ni sed. No tenía pensamientos, sólo disfrutaba de la belleza con cada poro de mi piel, y un solo pensamiento hubiera hecho que me perdiera en sus vericuetos, perdiéndome durante ese momento de la hermosura del lugar. ¡Nunca me había sentido tan bien!

Corría detrás de los pájaros, saltaba con las ranas, me sentaba en el suelo a disfrutar de la fragancia de las flores, o me tumbaba mirando como las ramas filtraban los rayos del sol.

Creo que me dormí en mi sueño, hasta que el ruido del roce de algo con las ramas hizo que abriera los ojos y prestara atención. Yo creía que estaba solo, pero no, allí, delante de mí apareció el caballo blanco más hermoso, más majestuoso y más impresionante que había visto nunca, con una crin y una cola largas, que se movían con la brisa, y además, tenía unas alas blancas, muy blancas, a los costados de su lomo, ¡era un caballo con alas!

Parecía disfrutar de mi cara de incredulidad, mientras doblaba sus patas delanteras e inclinaba la cabeza, invitándome a subir a su lomo. Por supuesto que el caballo no hablaba, ni yo relinchaba, pero  podía comunicarme con él. Su pelo era suave, me abracé a su cuello, sintiéndome aun mejor de lo que me encontraba en el paraíso que había encontrado. Sentía que me inundaba una paz, una alegría y un amor desconocidos hasta ahora.

Con suavidad, con dulzura, como si llevara sobre si una valiosa pieza de porcelana, empezó a elevarse, batiendo sus alas y moviendo sus patas como si estuviera trotando en una pradera. Se elevó y elevó, nuestra Tierra empezó a hacerse pequeñita, me hizo saber que daríamos un rodeo para ir al lugar a donde me llevaba, para que pudiera disfrutar del paseo. Dio varias vueltas a la Tierra para que pudiera admirar su belleza, pero ralentizaba su marcha, allá donde había guerras y los hermanos se mataban unos a otros, allá donde se estaba maltratando a la Tierra por su sobreexplotación, por la tala indiscriminada de bosques, por la polución generada por el bienestar del primer mundo, allá donde se hacinaba a la gente en campos de refugiados. El paseo era hermoso mientras no aparecía la mano del ser humano. Allá donde esta mano aparecía, comenzaba la destrucción, la guerra, la discriminación, el hambre, el maltrato, el dolor, la destrucción y la muerte.

No pude reprimir mis lágrimas por el dolor que la visión de la miseria humana producía en mí. La crin del caballo me envolvía acariciando mi cara para consolarme. Y por fin, cuando todavía no se habían secado mis lágrimas, el caballo alado empezó a descender sobre una especie de nube blanca y luminosa.

Una vez en tierra, o en nube, no sé muy bien, volvió a doblar sus patas delanteras y a inclinar la cabeza para que pudiera descender. Así lo hice y nada más apearme del caballo aparecieron ante mi unos seres, o no, porque sólo podía apreciar luminosidad, pero era tan intensa que me sentí envuelta en ella. En un instante, sentí mi unión con esos seres, era como si los conociera desde siempre.

-   Efectivamente, nos conocemos desde siempre, - dijeron -, pero en el tiempo que llevas en la Tierra, has perdido la memoria de quien eres, has perdido la memoria de tu grandeza, de tu poder, de tu divinidad, al igual que todos tus hermanos allá abajo.

-   Pero tú, -prosiguieron-, con tus dudas, con tus preguntas, con tus experimentos, con tus luchas, con tu cabezonería, con tu voluntad, con tu paciencia, con tu valentía, con tus desafíos, y sobre todo con ese amor con el que has aprendido a conectar, has tenido destellos de quien eres, y en esos destellos has entendido que tienes un cuerpo, para a través de él, conectar con tu alma, justo con eso que ahora está aquí con nosotros. Todos somos alma, nosotros, tú, y tus hermanos en la Tierra.

-   En los últimos tiempos te has preguntado, nos has preguntado, casi suplicado, que era eso que tenias que hacer tan lejos de casa. Pero ¿Cuál es tu casa?, hijo mío, esta es tu casa, y la Tierra, toda la Tierra, sólo es el lugar donde tienes que llegar a recordar de dónde vienes y adónde vas, sólo es el lugar en el que tienes que aprender a amar, y después ayudar a recordar a tus hermanos, para que también despierten al amor.

-   Lo estás haciendo bien, pero aun tienes que amar más para confiar totalmente. Has dejado atrás casi todos los apegos, pero aun tienes apego a la duda de que has de hacer y al miedo de no hacerlo bien. Recuerda que todo siempre está bien. Recuerda que no estás sólo, ninguno en la Tierra estáis solos. Permanece atento a las señales y ama. Es todo lo que tienes que saber. Y ahora vuelve a tu cuerpo. Vuelve con el amor de todos nosotros.

-   No, – dije yo –, no quiero volver, quiero quedarme aquí por siempre.

-   Has de volver, cada vez estás más cerca de quedarte aquí para siempre, pero ahora, vuelve, mucha gente te está esperando. Te amamos.

En un instante me quedé solo y empecé a sentir que caía a una velocidad increíble, veía como iba acercándome a mi cuerpo, que un instante después despertaba con una fuerte sacudida.

 

jueves, 16 de marzo de 2023

Ideas que se van

 


 

Jueves 16 de marzo 2023

 

Hace unos días estábamos mi hijo y yo solos en casa. Mientras yo cocinaba, unas alubias blancas con almejas que, por cierto, salieron exquisitas, él estaba leyendo en su cuarto. Siempre va con un reproductor de música en el que va escuchando música que antes ha grabado en un USB. Es fácil saber por donde para porque solo hay que seguir la estela de la música.

La música, que siempre suele estar algún decibelio más alto de lo normal, ese día sonaba un poco más suave, y por encima de la música comencé a escuchar una conversación.

Detuve el extractor de la campana para escuchar con más atención, por si se estaba dirigiendo a mí, desde su cuarto. Me extrañaba porque sabe que no me gusta que nos comuniquemos a gritos de una parte a otra de la casa.

No, no me hablaba a mí. Me dirigí a su cuarto a ver con quien mantenía la conversación y, claro, no había nadie más en la habitación.

-    ¿Con quién hablas? –le pregunté. Hace algunos años, ya lo hacía y me contaba que hablaba con los angelitos que habían venido a visitarle.

-    Hablo conmigo mismo, -¡vaya!, parece que los ángeles dejaron de visitarle.

-    Y, ¿Qué te dices?

-    Cosas mías

-    ¿No puedes solo pensarlas?, ¿por qué lo dices en voz alta, si es a ti mismo?

-    Es que si solo las pienso, se meten en medio otros pensamientos y no me dejan terminar la conversación y, así, hablando conmigo los otros pensamientos están callados.

Era una buena explicación. Y, entonces fui consciente de que a mí me ocurre algo parecido. A veces, aparece el hilo de una idea, en forma de pregunta, o como respuesta a algo que llevaba días dando vueltas por mi cabeza. Si quiero desarrollar la idea, esperar la respuesta a la pregunta o procesar la respuesta, tengo que sentarme y comenzar a escribir o comenzar a grabar, porque si no, aparecen otros pensamientos y, al cabo de 10 minutos, me encuentro pensando en el sexo de los ángeles y preguntándome, ¿qué fue de la idea?, ¿qué respuesta apareció en mi mente?, ¿a qué pregunta? Se me había ido, como se van los sueños en el momento en que abres los ojos.

Voy a justificar lo que creo que me pasa. No es que me cueste trabajo dominar el pensamiento. Lo hago bastante bien, tengo mucha práctica, lo que pasa es que “ese pensamiento” que llega, yo creo que lo hace desde una vibración diferente y, al chocar con la realidad de la energía normal de mi cuerpo se distorsiona un poquito.

Por eso siempre llevo conmigo una libreta y un bolígrafo. Y no es raro ver que en mitad de un paseo me siente diez minutos en un banco a escribir “eso” que comienza a dar vueltas por mi cabeza, o me ponga a hablarle al celular, como un poseso, para grabar la idea.

Algunas de esas ideas las voy desarrollando y se convierten en una entrada que cuelgo en el blog o, si son cortitas, las escribo en el face. Pero hay otras muchas que duermen el sueño de los justos. Voy a tratar de recuperar algunas. 

miércoles, 8 de marzo de 2023

¿Quién soy?



Miércoles 8 de marzo 2023

 

No sé muy bien quien soy, y eso, a pesar de llevar conmigo un increíble número de años, según consta en el documento que habla de mi identidad. Se que soy un ser humano, por mi capacidad de razonamiento, por tener conciencia de la muerte, por ser social, (aunque, a veces, la sociedad me canse), por comunicarme mediante el lenguaje, (poco, pero menos es nada), y por alguna otra característica que me diferencia de los animales irracionales.

Soy del género masculino. A pesar de que, ahora, parece que ser de un género determinado, de los antiguos, masculino o femenino, está mal visto, pero si, solo soy del género masculino.

Estoy algo pasado de peso. Lo sé porque cuando me observo desde mi atalaya, desde arriba, mi barriga aparece voluminosa como una pelota de esas que usan, en los centros de yoga y deportivos, para hacer pilates, por ejemplo.

Recuerdo que, hace un tiempo, me molestaba tener esa especie de flotador rodeando mi cintura. Ahora no. Me da igual, porque me siento estupendo. Además, cuando no trato de buscarme los pies, no soy consciente de esa masa que me acompaña a donde quiera que vaya. Incluso cuando estoy parado o sentado, también está conmigo.

Tengo ciertas dudas, también, de quien soy, porque cuando me asomo a un espejo, supongo que la imagen reflejada que aparece ante mis ojos, debe ser la mía. Digo supongo, porque me sorprende la imagen. No concuerda con la imagen que, de mí, se pasea por mi conciencia. Yo, pobre iluso, en mi conciencia, en mi pensamiento o en mi interior, manejo la figura de un ser sin edad. Creo que soy atemporal.

Pero aún tengo otras ideas sobre mí. A veces, cada vez con más frecuencia, siento que soy una especie de apátrida, como un alienígena paseando por un mundo al que no pertenece. El mundo me cansa, me aburre, me irrita, me entristece, me asombra de cómo nos dejamos manipular.

Antes era, más o menos, hincha de un equipo de futbol, siempre votaba, en las elecciones, a un mismo partido político, no me cuestionaba la religión a la que me asociaron por nacimiento y me identificaba con un país y sus símbolos.

Ahora, me parece humillante que se muevan millones de dólares, entre pillos que contratan a niños, para dar patadas a una pelota, cuando millones de personas malviven, muy por debajo del umbral de la pobreza. Entiendo que es necesario este circo para atontar a las masas.

He dejado de votar. Me da igual quien gane, ya sea a la derecha o a la izquierda, porque la política que es una actividad para “servir”, se ha convertido en una guarida de hienas carroñeras peleando a ver quién se lleva el trozo más voluminoso de carnaza.

 Y no quiero hablar de religión. ¿Por qué tiene que ser una la única, la auténtica, la verdadera, cuando existen en la actualidad 4.500 religiones? Mas vividores, más pillos.

Bueno, creo que mejor me vuelvo al espejo a ver si con el reflejo de mi imagen salgo de la conciencia y me paseo por el mundo, al menos, hasta que me hagan vomitar los telediarios. 

sábado, 4 de marzo de 2023

Reflexiones



 Sábado 4 de marzo 2023

 

Es tan hábil y rápido el pensamiento que, cuando le damos un poco de espacio se desboca y nos presenta ideas de lo más variopintas, casi siempre referidas a lo que podrían ser nuestros más íntimos intereses.

Esto es lo que ha pasado por mi mente, esta mañana, bajo el agua de la ducha.

Cuando el ser humano encarna, lo hace sin memoria. Sin memoria de donde viene, si es que viene de algún lugar; sin memoria de lo que viene a hacer en la Tierra, si es que ha venido a hacer alguna cosa; sin memoria de cuál es su trabajo, si es que tiene que desempeñar algún trabajo determinado.

Entonces, cabría preguntarse: ¿será que el ser humano viene sin memoria, por algún tipo de acuerdo tácito, o que, realmente, viene sin memoria porque no tiene nada que recordar?

No se sabe, o ¿si se sabe? Es igual, porque como el ser humano no quiere dejar de existir, se han ido inventando fórmulas, desde el principio de los tiempos, en las que siempre existe un lugar, (distinto en función de cada una de las fórmulas), al que la persona, parece ser que se desplaza, de alguna manera, después de la muerte.

Pero esos lugares siempre son de destino, nunca aparece ninguno que sea origen o punto de partida. Por lo tanto, cabría pensar que permanece, de alguna manera, en el lugar al que va después de la muerte, esperando el momento de volver a nacer. Así que, se podría aventurar que el lugar de origen y el lugar de destino es el mismo.

Pero, ¿es importante saber, una vez en la vida, donde hemos estado antes de nacer? No estoy muy seguro de su importancia, teniendo en cuenta que hemos de librar la batalla de la vida ahora y no antes de nacer ni después de morir.

jueves, 2 de marzo de 2023

Quiero que seas feliz

      


         ¿Te imaginas un mundo en el que lo más importante para cada persona fuera hacer felices a los que le rodean, en todo momento, en cualquier lugar, sea cual sea la situación?

En ese mundo no habría hambre, no habría guerras, no habría sufrimiento, no habría soledad ni tristeza ni pobreza, no habría odio ni rencores, no habría discriminación; sería un mundo lleno de respeto hacia el otro, hacia sus ideas y sus creencias, sería un mundo sin mentiras, sin juicios y sin críticas, lleno de paz, de alegría, de felicidad y de amor.

          Imagina que todos los que te rodean y todos los que se acerquen a ti, sólo tengan un deseo: Tu felicidad. Respetándote completamente, respetando tus ideas, respetando tu manera de ser, procurándote bienestar por encima de todo, satisfaciendo tus deseos.

          Seguramente crees que no puede ser, que es imposible, que es de ilusos pensar que pueda ser llevado a la práctica, porque siempre habrá alguien que se salga o no quiera entrar en esa historia y abuse de los demás. Bueno, qué más da, siempre le podemos ignorar, sin hacerle daño, con amor. No se puede hacer feliz a quien disfruta con el sufrimiento.

          Para hacer feliz a una persona no es, normalmente necesario, invitarla a comer o regalarle una caja de bombones. Son muchas las personas que sólo necesitan que alguien las escuche, o les dé la mano, o un abrazo.

          Por cada gramo de felicidad que demos, recibiremos kilos de ella.

         No esperemos a mañana para hacer felices a los demás, para convertir cada desierto de tristeza con los que nos encontramos en “pequeños” oasis de alegría permanente.