La felicidad es como una mariposa.
Cuanto más la persigues, más huye.
Pero si vuelves la atención hacia
otras cosas,
ella viene y suavemente se posa en tu
hombro.
Viktor Frankl
La felicidad no consiste en adquirir y gozar,
sino en no desear nada,
pues consiste en ser libre.
Epicteto de Frigia
Volvía caminando a casa cuando
escuche en una de las múltiples emisoras o altavoces que se escuchan en la
calle una especie de discurso o sermón, que hizo que me detuviera un momento
para escuchar de qué iba, porque lo primero que escuché captó mi atención.
Decía alguien que parecía ser un guía religioso: “El sentido de la vida solo es
hacer felices a los demás. Los que tienen esto claro y lo practican son tan o
más felices que aquellos a los que ellos intentan hacer vivir la felicidad”.
Seguí caminando con varias preguntas,
relativas a la vida, en mi mente: ¿Cuál es el sentido de la vida?, ¿Cuál es el
sentido de mi vida?, ¿Cuántos habrán conseguido crecer a mi lado, y cuantos se
habrán sentido desdichados?, ¿Estaré viviendo según lo previsto?, ¿Realmente
habrá algo previsto? Si hecho la vista atrás tengo la sensación de haber vivido
cuatro o cinco vidas en esta misma vida. Puede servir como ejemplo los veintitrés
cambios que he hecho de vivienda, aunque esto, visto así, bien podría únicamente
representar que me gusta el cambio. Y si, realmente me encantan los cambios, aunque
creo que también han existido mudanzas internas.
Son muchas las veces que me he
preguntado que hago aquí. La vida siempre me ha parecido tonta y aburrida, a
pesar de vivir intensamente, y no solo ahora, sino a lo largo de muchas etapas
de mi vida. Pero la vida, por muy intensa, emocionante y llena de contenido,
que sea, el saber de ella que no es más que una ilusión y que puede acabar en
cualquier instante, hace de ella, según mi parecer, algo dual: Disfruto de
ella, pero me gustaría quemar las etapas rápidamente para encontrarme al otro
lado. Si, ya sé que la vida es una elección y que es a través de ella como
vamos a aprender a amar y a alcanzar la unión con Dios, pero eso no quita que
en mi mente aparezca de vez en cuando el pensamiento de ¿Qué hago aquí?
La frase de que el sentido de la vida
es intentar hacer felices a los demás, se puede quedar, y de hecho se queda, en
eso, en una frase bonita, porque la inmensa mayoría de las personas no piensan
en hacer felices a los demás, (con la excepción, lógica, de alguno de sus seres
queridos), únicamente buscan ser felices ellos, pero no saben como, y eligen un
camino equivocado, que no solo no les acerca a la felicidad, sino que cada vez
les separa más de ella.
El mejor sentido que le podemos dar a
la vida es precisamente hacer felices a los demás. Es la mejor manera de
conseguir la propia felicidad, pero ¿Cómo se hace para que los demás sean
felices? Indiscutiblemente se consigue prestando atención a la vida, y
aplicando la mejor de las medicinas: No desees para nadie aquello que no deseas
para ti. Respeta como a ti te gustaría ser respetado, escucha como a ti te
gustaría ser escuchado, agradece como a ti te gustaría que te agradecieran,
ayuda como a ti te gustaría ser ayudado, sonríe, se honesto, cumple tu palabra,
y sobre todo ama, ama por encima de todo.
Es difícil, lo sé, pero es más fácil
alcanzar así la propia felicidad, que esperando que se infle la cuenta
corriente. Y una buena manera de comenzar es intentarlo en el propio entorno,
en la familia, en el trabajo, con los amigos.
Suerte. ¡Que seas muy feliz, haciendo
felices a todos los que te encuentres!