La célebre frase de Lao Tse: “El
viaje de mil millas comienza con un solo paso”, nos recuerda la importancia de
la acción inicial frente a cualquier meta o propósito. Muchas veces nos
paraliza la magnitud de nuestros sueños: aprender una nueva habilidad, cambiar
de trabajo, mejorar nuestra salud o emprender un proyecto personal. La
distancia parece infinita y el miedo al fracaso nos detiene. Sin embargo, Lao
Tse nos invita a comprender que lo esencial no es recorrer todo el camino de
inmediato, sino atreverse a dar ese primer paso, por pequeño que sea.
Ese gesto inicial rompe la
inercia y abre la posibilidad de avanzar. Cada paso sucesivo, aunque parezca
insignificante, acumula fuerza y nos acerca a la meta. La constancia se
convierte en la verdadera aliada: no importa la velocidad, sino la dirección y
la perseverancia. Además, este pensamiento nos enseña a valorar el presente. El
viaje no se reduce al destino final, sino que se construye en cada instante, en
cada decisión cotidiana que nos impulsa hacia adelante.
Así, la frase de Lao Tse es una
invitación a la valentía y a la humildad: a reconocer que todo logro comienza
con un acto sencillo, pero decisivo. El primer paso es, en realidad, el más
importante.
