Cree
el hombre que es un ser independiente de Dios, cuando realmente es una parte de
Él.
Cree
el hombre que cada uno de los seres que le acompañan en la vida también son
independientes y ajenos a él, con lo cual tiene que proteger lo que él
considera suyo y a los que considera suyos, cuando la realidad es que todos son
lo mismo, hermanos, hijos del mismo Padre.
Cree
el hombre que lo que considera pecado le aparta de Dios, cuando lo único que le
aparta de Dios es su propia mente.
Cree
el hombre que tiene que buscar a Dios en los templos, en las catedrales, en las
mezquitas, en las iglesias, en las sinagogas, en los conventos, en los salones
de culto, en las basílicas, en los santuarios, o en las capillas, cuando lo
tiene bien cerca: Habita en su propio corazón.
Cree
el hombre que Dios premia a los buenos y castiga a los malos, cuando la
realidad es que Dios ni premia, ni castiga, porque no hay ni buenos ni malos.
Dios Ama a todos por igual y su Amor es total e incondicional.
Todo
lo que hay son hombres que están realizando un camino de evolución y
crecimiento para acercarse a Dios, y se tienen que acercar a Dios porque les ha
separado de Él la ignorancia, la mala fe y las creencias erróneas.
Todo
lo que hay son hombres aprendiendo a Amar, aprendiendo a compartir, aprendiendo
a respetar.