El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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martes, 10 de enero de 2012

Plan de vida

            ¿Cuál es tu plan de vida?, ¿Cuáles tus planes, tus deseos, tus anhelos, tus expectativas?, ¿Has pensado en ello?, ¿Puede ser que tu plan de vida sea mantener el trabajo, o conseguir uno porque estás en el paro; aumentar tu cuenta corriente, o sencillamente llegar a fin de mes; o conseguir una pareja, o que tus hijos estudien para que puedan encontrar un trabajo el día de mañana, o ver crecer sanos a tus nietos, o ver como avanzan las obras de tu ciudad, o…..?, ¿Es algo parecido a eso, o hay algo más?

            Piensa en tu plan de vida por un momento, te dejo con una música suave para que lo pienses.

            ¿Ya lo tienes claro?, ¿Es algo de lo que te presentaba anteriormente, o tienes, además de todo lo anterior, algún otro plan?
            Todos los planes anteriores, son muy loables, y algunos muy necesarios, mejor dicho, imprescindibles, para el mantenimiento del cuerpo y para satisfacer los deseos que va presentando la mente. Pero es muy posible que sea necesario “algo más”.
            Es necesario “algo más” porque los planes para el mantenimiento del cuerpo y la satisfacción de la mente, tienen fecha de caducidad, y son válidos mientras dure el cuerpo, pero, y ¿luego?
            Supongo que crees que eres más que un cuerpo, pero si no lo creyeras, imagínate por un momento que es así, que eres un alma confinada en un cuerpo durante un tiempo determinado, el tiempo de caducidad del cuerpo.
            Sigue imaginando que cuando dejas el cuerpo vas a pasar una revisión de tu vida en la materia, para comprobar cuales han sido los logros que has incorporado a lo que realmente eres, el alma. ¿Cuáles serian las respuestas?, ¿Cuáles serian los méritos?: Haber dejado atrás un trabajo, una cuenta corriente, un buen trabajo para tus hijos. Eso que ha valido en el cuerpo, y que puede haber satisfecho a tu mente, tiene poco valor para el alma. A todo ese trabajo le falta “algo”, y para conseguir ese “algo”, no es necesario sentarse horas y horas a meditar como un Buda, (aunque ayuda mucho), ni renunciar a todos los caprichos del cuerpo. Hay que seguir haciendo “casi” lo mismo, pero con la atención puesta en el corazón, para hacer todo aquello que el corazón vaya dictando, y los dictados del corazón son amor.
            No vale querer a los nietos y criticar al vecino, no vale manifestarse por la igualdad y permitir que alguien paso hambre a tu lado, no vale querer ser un “maestro” y maltratar emocionalmente a los que te rodean, no vale mantener el empleo pisando a los compañeros de mesa, no vale querer que los niños sean ingenieros y gritarles por sus notas, no vale ayudar a los que te agradan e ignorar al resto, porque tú opinas que no se lo merecen.
            Si crees que después del tiempo en el cuerpo hay otro tiempo, aunque ahora no sepamos nada de cómo funciona ese otro tiempo, tu plan de vida ha de ser incrementado con “algo más”, ha de estar bañado en amor. Además, si crees que con la muerte del cuerpo se acaba todo, ¿para que luchar por la consecución de tus deseos?, podrías morir mañana.
            Yo antes decía: “A mí me gusta creer que hay otra vida, la vida verdadera, después de la ilusión de la vida en el cuerpo”. Y ahora digo: “Creo que hay otra vida, la vida verdadera, después de la ilusión de la vida en el cuerpo”.
            Por eso a mis planes, he añadido, hace ya algún tiempo, un plan de vida; que no es suplementario de los que parecen normales, sino que es el verdadero plan, el importante, el auténtico, al que le cuelgan como si fueran orlas, el empleo, el dinero, la vida en el cuerpo.
            Se que no estoy equivocado, pero aunque lo estuviera, está mereciendo la pena trabajar por un Plan de Vida que sigue los dictados del corazón, un Plan de Vida en el que trato de vivir el amor un segundo tras otro, no siempre lo consigo, pero el intento es bueno, porque con el puedo decir a voz en grito: “Soy feliz”

domingo, 1 de enero de 2012

Enero

            Enero tendría que ser declarado el mes de las promesas personales incumplidas, de la falta de voluntad o de la falta de respeto y de amor por uno mismo. Al final de cada año nos prometemos a nosotros mismos un sinfín de cosas, pero todas ellas se van diluyendo como el humo al paso de los días y todos los buenos deseos se convierten en papel mojado.

            Recuerdo de mi estancia en Tikum, (Centro de Yoga), que Enero era el mes de mayor número de altas de alumnos, todas ellas producto de promesas y buenos deseos de final de año, y Febrero, el mes de mayor índice de bajas, el cien por cien de ellas, de las altas de Enero.
            La mayoría de los seres humanos tiene muy poca voluntad, pero esa escasa voluntad se convierte en nula cuando llega el momento de cumplir las propias promesas o los propios compromisos. La mente, tan poderosa ella, se encarga de desbaratar todo aquello, que en un arrebato de algo desconocido, posiblemente una  ligera aproximación al alma, lleva a las personas a programar para el año nuevo algo que consideran bueno para ellas.
            Pero no solamente dejan de cumplirse los deseos propios, los buenos deseos de paz y de amor que se desean a los demás, y que embargan a todos en las fiestas navideñas, manifestados con frases hechas que se envían por SMS, por correo postal y que inundan las redes sociales, también desaparecen el dos de Enero, volviendo a aparecer las envidias y las críticas. ¿Serían realmente deseos sinceros de paz, amor y felicidad, o sólo eran la falsa ilusión que embargan a todos en estas fechas? Para que se cumplan los deseos de paz, amor y felicidad, hay que trabajar, ya que no llegan por si solos al resto de la humanidad. Ha de ser cada persona la que tiene que entregar a los demás esa paz, ese amor y esa felicidad, que además, está deseando a todos. Cada persona ha de cambiar y entregar aquello  que desea para los demás. Cada persona que cambie está ayudando a cambiar al mundo. Esa es la única manera de que los buenos deseos de Navidad se cumplan para el resto de los mortales.
Pero este año, todavía estás a tiempo de cumplir tus propios compromisos, hoy es primero de Enero. Siéntate un momento a meditar sobre tus deseos: Primero todos los que has deseado a los demás, y empieza a entregar eso que has deseado, paz, amor, felicidad; primero a los que tienes más cercanos, a tu familia, a tus compañeros de trabajo, a tus amigos; y después al resto del mundo. Replantéate también tus deseos propios y pon todos los medios a tu alcance para llevarlos a la práctica, a una práctica continuada en el tiempo. Si ves que va a ser imposible cumplirlos, date permiso para rebajarlos, y cúmplelos, contigo y con el resto de la humanidad. Así irás fortaleciendo poco a poco tu voluntad y además habrás cumplido las promesas.
Si no lo haces, ¿Qué se puede esperar de ti? Los fariseos, que Jesús denominaba sepulcros blanqueados, hacían eso, decían una cosa y hacían otra. Eso es una falta de respeto, primero a uno mismo y después a los demás. La falta de respeto a uno mismo, es una prueba irrefutable de falta de amor hacia sí mismo. Y si una persona no es capaz de amarse a sí misma, ¿Cómo va a amar a los demás?
Aun estás a tiempo. Este año si. Este año vas a cumplir tus compromisos y vas a llenar de paz, amor y felicidad a todos los que se lo has deseado. Este año es un buen año para acelerar tu crecimiento, es un buen año para vislumbrar lo que es el amor universal.
¡Feliz año!

jueves, 29 de diciembre de 2011

Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad

            “Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”… No sé si todas las personas que viven en paz e inmersos en su serenidad, tienen buena voluntad; pero sí sé que los que tienen “auténtica buena voluntad” viven en paz, con una paz interior duradera.

¿Qué es la buena voluntad? La buena voluntad es la energía que sustenta las “correctas relaciones humanas”, la buena voluntad es la expresión más simple del verdadero amor, la buena voluntad es “el primer intento” del ser humano para expresar su amor.
Podemos despegarnos de la espiritualidad y escuchar lo que dicen grandes pensadores: Según Kant, la voluntad buena es la condición indispensable que nos hace dignos de ser felices; pero no la felicidad entendida como el logro de todo lo deseado, como una satisfacción de las pasiones y los deseos, porque eso es imposible de obtener para los seres humanos en las condiciones tan contradictorias de sus afectos, que no de su amor. Contradictorias, porque lo que denominamos amor, es una mezcla muy grande de pensamiento y muy pequeña de energía del corazón.
Para Kant la felicidad no es otra cosa que la búsqueda de hacerse digno de ser feliz, y es un hecho que lo único objetivamente bueno es una buena voluntad. La inteligencia, el valor, la riqueza y todo lo que solemos considerar valioso dejan de tener valor y se vuelven incluso cosas perniciosas, si van acompañados de una voluntad torcida.
¿Puedes imaginarte como sería el mundo si la mayoría de seres humanos se dedicaran a hacer el bien a otros y dejaran de ocuparse de sus propias metas egoístas? Sería un mundo lleno de paz, sin hambre, equitativo.
Pero no estamos preparados para eso, pasar de nuestras creencias actuales, en las que prima la satisfacción de nuestros deseos, el acaparamiento, la crítica feroz y destructiva, la rabia, y la envidia, e iniciar una nueva vida, una vida basada en la buena voluntad, la buena voluntad entrenada, ingeniosa, creadora y práctica, es difícil, porque no estamos ni preparados, ni entrenados, y posiblemente ni llegamos a entender que se pueda vivir de otra manera que no sea satisfacer cada deseo que aparece en nosotros.
La buena voluntad es una cosa muy simple, sólo hay que desear para los seres humanos, para todos, no sólo para los más allegados, lo mismo que deseas para ti; y tratarlos de la misma manera que te gustaría ser tratado; y darles lo que a ti te gustaría recibir. Es tan sencillo, que las mentes no están todavía capacitadas para poder valorar su poder. E incluso los que intelectualmente llegan a entenderlo, son incapaces de ponerlo en práctica.
La buena voluntad es hoy un sueño, y no deja de ser una teoría. Pero cuando esa teoría se lleve a la práctica se derribarán todas las barreras de la separación y de la incomprensión humana.
Quien practica sinceramente la buena voluntad en el hogar, puede cambiar totalmente las actitudes familiares. Cuando la buena voluntad sea practicada verdaderamente entre los grupos de cualquier na­ción, entre los partidos políticos, entre sectores religiosos y entre las naciones, podrá revolucionar al mundo.
Es cierto que existen en el mundo personas de buena voluntad, sin embargo, los embarga el temor, o un sentimiento de futilidad porque comprenden que el trabajo a realizar es de tal magnitud, que sus insignificantes esfuerzos aislados son totalmente inútiles, para derribar las barreras del odio y de la separación existentes en todas partes. Se sienten impotentes por su aislamiento, por su soledad, por la incomprensión, por la fuerza que tiene la forma de pensamiento de inutilidad que les inunda.
Y, sin embargo, la acción de esas personas de buena voluntad, unidos, tendrían más fácil la sensibilización del mundo y conseguirían estabilizar la situación económica del planeta y conseguir para todos sus habitantes una condición en que haya lo justo y suficiente para todos; conseguirían conducir a los seres humanos, a espaldas de los grupos religiosos, o puede que trabajando con ellos, a manifestar su divinidad. ¡Se conseguirían tantas cosas!
Tú que lees esto, y que posiblemente seas un inconformista, y que pienses que el mundo está mal repartido, y que incluso ya colabores apadrinando un niño, y que te rebeles ante algunas injusticias, y puede ser que hasta te manifiestes; estas un poco más cerca de la “buena voluntad”, pero no es suficiente. No es suficiente mientras haya una sola persona pasando hambre en el mundo, mientras haya un solo niño abandonado, mientras haya personas enfermas sin acceso a la sanidad. Ante esto, de nada valen las palabras, ni las manifestaciones, ni la indignación. Ante esto sólo cabe la acción, la acción de ayuda.
Posiblemente pienses que ya estás haciendo todo lo que humanamente puedes. No lo creas, ¡Puedes más!, si no puedes colaborar económicamente, (que seguro que si), puedes hacer proselitismo para que nadie a tu alrededor se quede insensible ante las desigualdades.
Ya no valen solo las palabras, ya no vale solo la indignación, ya no valen solo las manifestaciones. Hay que pasar a la acción, hay que ayudar, no dando sólo lo que nos sobra, eso lo puede hacer cualquier, no tiene merito, hay que dar más. Hay que dar, incluso, parte de eso que guardamos para el día de mañana. “Mañana” puede ser que ya no vivamos, y “hoy” hay hermanos nuestros que pasan hambre.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Servicio

          En el libro de Alice A. Bailey, (canalizadora del Maestro Tibetano Djwhal Khul), “Sirviendo a la Humanidad”, se define el servicio como el efecto espontáneo del contacto con el alma, el cual es tan definido y estable que la vida del alma puede afluir al mecanismo que el alma debe obligatoriamente emplear en el plano físico.

El servicio no es una cualidad ni una acción, tampoco es una actividad que la gente debe realizar de manera obligada, ni tan siquiera es un método para salvar al mundo. Servir es una manifestación de la vida. Es un anhelo y un impulso evolutivo del alma.
Es un instinto del alma y, por lo tanto, innato y peculiar al desarrollo del alma. Así como el “deseo” es la característica sobresaliente de la naturaleza inferior, el “servicio” es la característica sobresaliente del alma.
Pero ¿Cuántos seres humanos en la actualidad tienen contacto con su alma?, ¿Cuántos siguen los dictados de su naturaleza superior, desoyendo los deseos y los anhelos de su naturaleza inferior?, ¿Cuántos ocupan su tiempo en despertar, en crecer, en evolucionar, en servir, en amar?, ¿Cuántos son capaces de dar para un mendrugo de pan a quien no tiene, en lugar de una tableta menos de turrón, o de un juguete?, ¿Cuántos son capaces de ayudar una semana, en detrimento de una semana de sus vacaciones?
La mayor parte del tiempo y del dinero se pierden y gastan en cosas “no esenciales”. La inmensa mayoría de las personas dan poco o nada de su tiempo y de su dinero. Sin embargo, aun hay algunas personas que ofrecen, con sacrificio, lo único que poseen, y el poder y la energía que tal actitud libera es muy grande, mucho más grande que el poder y la energía conseguidos a base de meditar y meditar y meditar. Otros, los más, dan lo que les sobra y sólo cuando no implica sacrificio. Está bien, menos es nada, pero no es suficiente para satisfacer el anhelo del alma, de hecho, sólo se satisface el deseo del ego.
No es suficiente dar lo que sobra, se debe dar al máximo con comprensión y justicia para que la era del amor y de la luz, nuestra Era de Acuario, se introduzca con mayor celeridad. No importa dónde o a quien dar, basta dar, poco si se tiene poco tiempo o dinero; mucho, si se posee más.
El auténtico servicio es como una fuente que brota de manera espontanea en las personas de buena voluntad, de su corazón amoroso y de su mente inteligente. Es el resultado de entender que somos seres espirituales y no un cuerpo que quiere satisfacer sus deseos; es el efecto del ser humano cuando expresa lo que en realidad es, un divino Hijo de Dios; el servicio surge en la persona que sigue su camino hacia la realización, sin pensar en sí misma.
Es el sentirse separado de todo, lo que ha llevado a la humanidad a la situación de materialismo actual. Es imprescindible aceptar el desafío de vivir desde el alma, para dar nuestro tiempo, para dar nuestro dinero, para difundir estas ideas de unión con todo, de servicio a todos, de amor universal, en nuestra sociedad dormida, para ayudar a despertar a los que nos rodean, ignorando las críticas y las palabras de odio o de incomprensión. Hemos de tratar de olvidar nuestros asuntos, nuestras penas y preocupaciones, ante la urgencia de la tarea de ayuda material y espiritual que tenemos por delante, y llevar bien alta la bandera de la unidad, el amor, el servicio y la comprensión.
Nuestra vida ha de ser más profunda, y más en contacto con la propia alma. Hemos de ofrendar todo lo que poseemos para poder avanzar en el trabajo de salvación mundial, eliminar de la vida todos los obstáculos, dar todo lo que uno tiene, aunque sea una hora de tu tiempo a la semana, o un euro, un dólar, un sol o un bolívar; dar hasta el dolor de dar, hasta el valor de renunciar a nuestros pequeños o grandes deseos para que nuestra ayuda sea más eficaz.
Es cierto que para eso es imprescindible la inteligencia, la valentía y la buena voluntad. Pero tú puedes, tienes las tres cualidades.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Dejemos de ser bebés

            La sociedad actual, nuestra sociedad, está inmersa en una crisis, y no solamente en la crisis económica que afecta a todo el primer mundo. Está inmersa en una crisis de valores, no, más que una crisis de valores, mejor llamarle ausencia de valores. Porque ¿Dónde queda la verdad, el bien, lo sagrado, la solidaridad, la honestidad, la generosidad, la colaboración, la lealtad, la palabra, el respeto?

El ser humano está prisionero del trabajo, de la moda, de la comodidad, de la superficialidad, del dinero, del poder, del halago, de la admiración de los demás, del que dirán; y para conseguir liberarse de esa prisión de acaparamiento de cualquier tipo, no repara en medios, aunque sea pisoteando y engañando a otro ser humano.
Lo único que ofrece nuestra sociedad es un ambiente tóxico y nocivo en el que es imposible poder cultivar los valores humanos, que son, justamente, con los que se puede conseguir un cambio de rumbo en el mundo actual. Es imprescindible apartarse de los estamentos de poder, ya sean políticos, religiosos o de otro tipo, porque estos, que deberían ser servidores del pueblo y procurar por su bienestar y su felicidad, lo están utilizando para satisfacer cualquiera de esos fines tóxicos que la sociedad y sus más afamados representantes tienen como bandera.
Por lo tanto, ha de ser la persona, en solitario, y en su soledad, la que ha de cambiar los planteamientos que le presenta la sociedad y actuar por cuenta propia. Ha de ser cada persona, la que consiga cambiar la sociedad a través de su propio cambio, para que surja una nueva, basada en el respeto, en el amor y en los valores del corazón.
Antes de seguir dejarme presentaros un relato muy gráfico que encontré en Internet: Había una vez un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para disminuirlos y pasaba días y días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas.
Cierto día, su hijo pequeño invadió su lugar de trabajo, diciendo que quería ayudarle a trabajar, y el científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar, pero viendo que era imposible sacarle de allí, el padre pensó en algo que pudiese darle, con el objetivo de distraer su atención por un largo rato.
Se encontró entonces con una revista en donde venía el mapa del mundo, ¡justo lo que necesitaba! Con unas tijeras recortó el mapa en varios trozos y junto con un rollo de cinta autoadhesiva transparente, se lo entregó a su hijo diciendo: "Como sé que te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo en pedazos para que tú lo repares sin ayuda de nadie".
El científico calculó que al niño le llevaría mucho tiempo componer el mapa, que no conocía de nada, por lo que se dispuso a volver a su tarea.
Pero no fue así. Pasado un breve tiempo, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente: "Papá, papá, ya hice todo, he conseguido terminarlo".
El padre no dio crédito a las palabras del niño. Pensó que se habría aburrido y que querría irse a jugar. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño, pero para su sorpresa, el mapa estaba completo y perfectamente ensamblado.
"¿Cómo había sido capaz si no conocía nada del mundo?", se preguntó el padre. El niño, respondió feliz: "Papá, yo no sé cómo es el mundo, pero al otro lado del mapa del mundo estaba la figura de un hombre. Así que di vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí conozco bien. Y entonces, cuando conseguí arreglar al hombre, también había logrado arreglar el mundo."
Grafico, ¿no? Es el hombre el que tiene que cambiar para que el mundo cambie. Es el hombre el que ha de hacer una transición de lo viejo a lo nuevo, y así, todos juntos, lograremos un mundo mejor.
Ese cambio, esa transición, sólo es un cambio de conciencia, o crecer, o evolucionar, o madurar, o construir el carácter. En la actualidad, el ser humano es como un bebé, o como un borreguito. Va allá a donde le dictan los patrones de esta sociedad caduca, y va como las ovejas, sin salirse del patrón, porque……. ¿Qué pensará la gente? Si se sale del patrón, y empieza a respetar a los demás, y a ayudarlos, y a sentir compasión, y empieza a meditar, y no buscar las alabanzas, y no criticar, y tratar a los demás, sean quienes sean, como sus hermanos, y a ser honesto y generoso; la gente, la sociedad, puede pensar que es un loco, o que está abducido por una secta.
En muchas ocasiones, o en todas, el disparo de salida para empezar a dejar de ser bebé, y empezar a crecer, se siente en el interior: Es como un vacio, como un aburrimiento, las cosas que antes llamaban la atención, ahora cansan. A partir de ese instante es cuando hay que dejar atrás eso que impide el crecimiento: El miedo, miedo al rechazo, miedo a la crítica, miedo a la soledad.
La vida de los seres humanos, está construida sobre ese miedo, que los padres y educadores se encargan de incentivar. La persona está encogida por ese miedo, lo que la hace estar permanentemente a la defensiva, siempre la falta algo, siempre tiene necesidad de más. Más amor, más dinero, más poder, más aceptación, más atenciones. La persona está vacía, y ese vacío, no lo puede llenar con nada de lo que le pueda presentar la sociedad.
Para aliviar ese vacío, la persona ha de recogerse desde el exterior, hacia su interior, para empezar a sanar sus heridas, las producidas por la lucha permanente contra el vacío generado por la sociedad. ¿Cómo?, aceptando, permitiendo, perdonando y amando. Sin querer que las cosas sean como a uno le gustaría. No, las cosas son como son, y no hay que tener ningún interés en como deberían ser.
A fin de cuentas, lo único que hay que sanar es el miedo que hay detrás de todo: miedo a enfrentarse con la propia oscuridad, miedo a vivir, miedo a dejar que se exprese lo que el corazón siente. Y todo eso equivale a falta de Amor.
Es bueno, al llegar a ese punto, preguntarse: ¿qué quiero realmente?, porque si se ha llegado aquí, ya no valen los modelos y las normas que dan los ideales políticos, personales o espirituales, los estándares de salud, de belleza o sanidad, de cómo deberían ser las cosas, o de cómo hay que comportarse. Todos tratan de definir lo que es bueno e interesa a la persona.
¡Que pocos aciertan: lo único que es bueno para la persona es el Amor!, y el Amor no está en el exterior, está dentro, rodeando a la persona con su presencia, ¡sólo hay que permitirlo! Porque nosotros, ya somos Amor, y Paz, y Luz, y Sabiduría; pero no permitimos que se exprese ninguna de esas cualidades, las tapa el miedo.
Deja que el mundo sea como es, no quieras cambiarlo a través de la mente, no lo vas a conseguir; pero si puedes cambiar “tu mundo”, únicamente cambiando tú, únicamente creciendo y dejando de ser ese borreguito que va detrás de los cánones que la sociedad marca. Y si somos muchos los que cambiamos, el mundo dará un giro de 180 grados.

domingo, 30 de octubre de 2011

Los engarces de la vida

            Todo lo que llega a nosotros desde el exterior: tristezas, disgustos, perdidas, enfermedades, no podemos permitir que afecten a la serenidad de nuestra mente. Porque todo, no es más que el resultado de nuestras vidas pasadas, y cuando llegan, sólo hemos de pensar que todo mal es transitorio y, por lo tanto, hemos de mantener la serenidad. Preocuparse por ello, es inútil, ya que son producto de nuestro Karma, y lo cierto, es que quedan totalmente fuera de nuestro control.

            No preocuparse por ellas, y no perder la serenidad, no quiere decir que no debamos ocuparnos de ellas. No sólo si debemos ocuparnos, sino que podemos hacer mucho. Podemos dirigirlas y modificar sus efectos sobre nosotros. ¿Cómo?, depende de la circunstancia. Imagina que alguien te empuja con la suficiente fuerza para desequilibrarte, pero si cambias la postura y afianzas los pies en el suelo, el empujón existirá, pero es muy posible que te mantengas en pie. Es lo mismo en las circunstancias de la vida, mantener el equilibrio es no darles más energía a través del pensamiento, que sería como amplificar el empujón y esperarlo apoyado sobre un solo pie.
            Todo depende de la actitud. Si afrontamos cualquier circunstancia de las que nos llegan del exterior con el ánimo y la actitud de que estamos cancelando una deuda, y que una vez cancelada, la deuda finalizará para siempre, es mucho más fácil de soportar el sufrimiento.
            No hay mal que cien años dure. Cualquier mal es transitorio, a no ser que lo mantengamos en nuestra mente de manera indefinida. Sólo tenemos que observar los ciclos de nuestra vida, pérdidas, enfermedades, situaciones desagradables: Todas han pasado, todas pasan al cabo de muy poco tiempo. Sólo aquellos que dan vueltas y más vueltas a cualquiera de sus circunstancias, sufren el dolor indefinidamente.
            No hay que adelantarse a los problemas, no hay que buscarlos, cuando lleguen, lo único que hay que hacer es ponerles remedio, y una vez solucionados, hay que olvidarlos. Un antiguo proverbio chino dice: “Si las cosas tienen solución, ¿por qué preocuparse?, y si no la tienen, ¿por qué preocuparse?”.
            El pago de nuestras deudas kármicas es muy pequeño, comparado con lo que se puede llegar a sufrir por las actitudes mentales erróneas, que pueden duplicar, triplicar o incluso multiplicar por diez el sufrimiento. La cantidad de deuda kármica que se ha de pagar no se puede modificar, pero si está a nuestro alcance incrementarlo o reducirlo.
            Cualquier dolor, cualquier sufrimiento, pasa. Lo único que permanece es nuestra serenidad, nuestra paz, nuestro crecimiento, nuestro carácter y nuestra evolución. Cuanto mayor sea el trabajo realizado en la construcción de nuestro carácter, cuanto mayor sea nuestra evolución, cuanto mayor sea nuestra conexión con nuestra alma, mucho menor sea el sufrimiento generado por las circunstancias de la vida. Circunstancias, que no aparecen de la nada, no aparecen por generación espontánea, sólo es nuestra propia programación, nuestra ruta de vida, para pagar nuestras deudas y seguir creciendo.
            Si permanecemos atentos/as a la vida, si la recibimos recogidos en nuestro silencio interior, observándola como un/a observador/a neutral, nos daremos cuenta de que los obstáculos que llegan enganchados a la vida, se resuelven sólo con estar presentes, verdaderamente presentes, viviendo el instante. Así comprobaremos que el problema llega, se resuelve y desaparece. Pero si nos quedamos agazapados reviviendo, en nuestra mente, el obstáculo pasado, aunque se haya ido con el discurrir de la vida, este seguirá con nosotros indefinidamente.
            El sufrimiento solo es una manifestación más de inmadurez, y será más o menos intenso, y más o menos duradero, en función de nuestro grado de inmadurez. La inmadurez nos abarca a todos, para eso estamos aquí, para conquistarla, para ganarle la batalla, poco a poco, avanzando en cada vida en la construcción de nuestro carácter, que es lo que nos va a llevar a conquistar la paz y la serenidad permanente.

jueves, 27 de octubre de 2011

La pareja ideal

            En muy raras ocasiones podemos contemplar una pareja ideal o perfecta. La mayoría de las parejas no tienen, afortunadamente, más que una especie de tolerancia mutua y son muchísimas las parejas que continúan juntas debido simplemente a la presión de la opinión pública y a la conveniencia por la falta de dinero, o por los niños. Pero, a pesar de eso, e incluso en más de una ocasión, las personas se casan o decidir unir sus vidas, y todos, sin excepción, lo hacen con la esperanza de que van a encontrar la mayor de las felicidades que puede conseguirse.

Las personas, en su interior, saben que sólo junto a otra pueden conseguir y acelerar su evolución, pueden aprender a amar y por eso se embarcan en la aventura de unión con otra persona.
Es como arriesgar todo a una sola carta y en contadas ocasiones logran materializar los deseos de felicidad plena. El problema reside en que cada miembro de la pareja busca en el otro algo que satisfaga sus propios anhelos, sus propias necesidades, cada parte busca que es lo que la otra parte puede dar, cada parte busca recibir.
 Si esto no se da, que es lo normal y natural, entonces el deseo de unión continuará como una sensación de necesidad no satisfecha ya que no se han cumplido las expectativas, y pueden ocurrir varias cosas: que se busque la satisfacción en otra unión, que tampoco se va a encontrar; que se separen; o que sencillamente se toleren.
El ser humano no es solamente un cuerpo físico, que es aquello que vemos, es mucho más, es un conjunto formado por hasta siete cuerpos. Para no complicarnos únicamente vamos a enunciarlos:
El séptimo cuerpo es el plano del espíritu puro. La energía le llega directamente de la Divinidad. En este plano, “Todo es Uno, y Uno es Todo”.
El sexto cuerpo, es el plano de la espiritualidad inferior.
El quinto cuerpo o mental superior, es el plano de la mente abstracta.
El cuarto cuerpo o mental inferior, que es el plano de la mente concreta. Es el plano del pensamiento concreto y se caracteriza por la memoria.
El tercer cuerpo, es el astral superior. Es donde se materializan las emociones y el deseo de unión.
El segundo cuerpo, es el astral inferior. Es el plano de los instintos, y se caracteriza por el deseo de atraer o poseer.
El primer cuerpo es el físico, de sobra conocido por todos nosotros.
La realidad es que la unión entre seres humanos no es más que una mera conjunción de cuerpos físicos, regida por el deseo de atracción. Es decir, la unión de los dos primeros cuerpos del ser humano. Faltará la unión de, al menos, otros cinco cuerpos. Y hasta que la unión no se realice en todos y cada uno de ellos, esta será incompleta, y la pareja permanecerá constantemente en un estado de hambre, ya sea sexual, emocional, intelectual o espiritual, que les hará buscar de manera permanente a su verdadera pareja.
Cada persona tiene distinto grado de evolución.
Un ser más primitivo, o mejor, menos evolucionado, apenas exigirá a su pareja más que la gratificación de sus sentidos, quedando completamente indiferente una vez que sus pasiones han quedado saciadas.
En el ser humano corriente de nuestra época, sólo están preparados normalmente para la unión los tres primeros cuerpos: el físico, el instintivo y el emocional; esto es: es capaz de unión física, de deseo instintivo y de tierno afecto por su pareja, pero faltará el acoplamiento intelectual, y por supuesto el espiritual.
Un ser ya más evolucionado, con su cuerpo mental en actividad, buscará una pareja que tenga intereses semejantes a los suyos propios. Será una unión física, instintiva, emocional, serán compañeros intelectuales y buscarán juntos la Divinidad.
Por lo tanto, es fácil entender, que si una persona tiene ya tres cuerpos en pleno funcionamiento y es capaz de un amor tierno y profundo y se une con una persona que no tiene más que dos cuerpos en actividad, que carece de todo concepto de una vida en común que vaya más allá de la gratificación pasional y física, no puede menos que producirse un desastre. O bien, si una persona tiene cuatro cuerpos en actividad y se une con otra que no es capaz de ser una compañera/o y amiga/o, también esa unión será un desastre.
Es una verdadera fortuna para una pareja si su crecimiento es igual y simultáneo. Entonces encontrarán en su unión una expansión y enriquecimiento de su amor, y según se vaya poniendo en funcionamiento un cuerpo tras otro y se una con el de su pareja, se conseguirá una unión que estará alcanzando verdaderamente el cielo. Si, por el contrario, uno ha alcanzado su plena evolución mientras que el otro todavía sigue creciendo más y más, la unión que comenzó felizmente terminará en un fracaso, ya que el más elevado de los dos será consciente de necesidades que el otro no puede ni comprender ni satisfacer.
En la pareja perfecta, la misma pareja se une con todos sus cuerpos, estando hasta sus cuerpos superiores en total funcionamiento. Esto les lleva a experimentar  mayor expansión y profundidad en su amor. La unión física, cuando existe deseo mutuo, dará armonía y equilibrio a su sistema nervioso; el amor unirá los deseos y aspiraciones en uno y enlazará a ambas personalidades; la adquisición de un  conocimiento común hará su amistad más y más estrecha; las creencias en similares conceptos y principios, dirigirán sus vidas por los mismos cauces, y los fines y objetivos espirituales completarán su unión hasta que habiendo alcanzado sus conciencias el nivel del espíritu puro, este gran amor de dos almas sobrepasará todas las limitaciones y absorberá el Universo entero en su unión.
Cuando se logra esto, se ha conseguido en el mundo físico el más grande impulso de evolución que es posible lograr. Estos dos seres, unidos así en todos los planos, “entran en la luz y no salen de ella nunca más” como entes separados, sino que se convierten en un solo ser con una doble naturaleza, completa en sí misma.

domingo, 23 de octubre de 2011

Hablar por hablar

            Desde el principio de los tiempos, los seres humanos hablan unos de otros, prácticamente sin parar. Parece que ese es un buen entretenimiento, que ahora sigue siendo así, y así lo seguirá siendo hasta que todos hayan alcanzado un cierto grado de madurez y evolución.

             Pero todo ese hablar, que en muchas, muchísimas ocasiones, está falto de amor, sólo es una vibración pasajera en el aire, y no será más que eso, a no ser, que nosotros decidamos y permitamos que sea otra cosa. Lo que digan los demás, por muy desagradable que sea, no debe de importarnos en absoluto. De hecho, si no escuchamos lo que dicen de nosotros, está claro que no nos va a importar, pero si lo escuchamos, tampoco debería importarnos, porque si nos importa, si nos enoja, si nos llena de rabia, sólo es un problema nuestro, sólo es un signo de nuestra propia inmadurez, somos nosotros mismos los que nos estamos haciendo daño, no las palabras de los demás.
            Por qué… ¿Qué sabe nadie de los demás?, ¿Qué saben de sus circunstancias?, ¿Qué saben de sus sentimientos o sus emociones? Lo que digan los demás no tiene ninguna importancia, nunca saben lo que dicen. Y de la misma manera que ellos no saben nada de nuestras circunstancias, ¿Qué conocemos nosotros de las suyas?, nada, nadie sabe nada de nada de lo que pasa en un instante por el interior de la persona, por lo que el que escucha tampoco sabe las razones por las que otro puede hablar de él. En todos los casos, lo único que hay que ser: es amable, es amoroso, es bendecir al que habla.
            Cualquier sentimiento de sentirse ofendido o herido, solo es debido a la sensación de separación, de falta de unidad con todo lo creado, de sentir la necesidad de tener que estar defendiendo el propio espacio de manera permanente, solo es debido a la mente, ¡tan egoísta ella!. En el momento que aceptamos que todos somos la misma energía, y dejamos de pensar en nosotros mismos, ya no se siente ninguna ofensa, todo está bien, por muy grave que sea lo que se escuche.
            Jesús dijo: “Ama a tu enemigos y ruega por aquellos que te injurian”.
            Todos sufrimos juicios, críticas e injurias. No hay que preocuparse por ello. La Ley del Karma, colocará a todos y cada uno en su sitio. El trabajo de los que sufren los juicios, las críticas y las injurias es amar más, es perdonar, ser más bondadosos. Así las críticas y las injurias van a servir para un mayor crecimiento y más evolución del injuriado.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Atajo a la Iluminación

            Todos nacemos imperfectos. Si fuéramos perfectos ya no tendría ningún objeto una nueva vida en la Tierra, porque todo el trabajo estaría realizado y asimilado en vidas anteriores. Nacemos porque todavía tenemos carencias y aprendizajes pendientes. Cada persona tiene sus propias imperfecciones: orgullo, impaciencia, pereza, envidia, miedo, rabia, odio, etc. Pero al final de la eliminación de todas nuestras imperfecciones, y la adquisición de lo que son nuestras carencias, todavía tenemos por delante el aprendizaje más importante: aprender a Amar.

            Podemos trabajar de dos maneras: Por un lado, trabajando cada imperfección, para eliminar esta y adquirir la virtud contraria, que es la carencia. La lentitud o rapidez de este trabajo depende totalmente de la consciencia de la persona. Si esta es consciente de su defecto y de su carencia, el trabajo será rápido, ya que la sola consciencia de la imperfección elimina esta en un ochenta por ciento. Pero el problema estriba en que la persona no es consciente de que ha de eliminar, que ha de aprender, que ha de practicar y que ha de adquirir. No olvidemos que al poco tiempo de entrar en el cuerpo perdemos la memoria de toda la planificación de nuestra vida, por lo que no sabemos qué hemos de hacer, ni para que estamos aquí, y además, cargamos con nosotros, como una pesada losa, todas nuestras acciones, nuestros deseos y pensamientos de vidas anteriores. Esto deja a la persona a merced de su libre albedrio, de su propio pensamiento o de los dictados de su corazón. Dependerá de lo grande que sea la conexión con su corazón, y la desconexión de su mente, que sea más o menos consciente de sus necesidades.
            Pero hay otro camino, podemos tomar un atajo: Podemos ir directamente al aprendizaje más importante: Aprender a Amar. Con la energía del Amor desaparece, de inmediato, la energía del miedo. Pero eso solo es el principio, cuando realmente se Ama, desaparecen todas las carencias y se adquieren de inmediato todas las virtudes.
            Pensar, por un momento, en los personajes que todos admiramos, y de los que leemos su vida y su obra: Su bandera es el Amor, su tarjeta de presentación es la bondad, y su dedicación a los demás es absoluta. No existe en ellos nada parecido a la pereza, a la envidia, al odio o al rencor. Su preocupación no es donde pasarán las vacaciones, ni tener un coche más grande que el de su vecino. Su ocupación permanente es Amar y ayudar al prójimo, sea conocido o no, sea próximo o lejano, sea blanco o negro.  
            Seguramente crees que esto no es para ti porque ya amas suficiente. Puedes hacer tu mismo/a la prueba de cuán grande es tu amor. Si aun existe en tu vida un punto de intolerancia, de orgullo, de incomprensión, de falta de voluntad, de crítica, de envidia, etc., es que no amas lo suficiente. Si encuentras defectos en los demás, si la no consecución de tus deseos te entristece, aún no amas lo suficiente. Si discriminas por la raza, por el idioma, por la religión o por cualquier otra causa, es que no amas lo suficiente.
            Reflexiona en la soledad de tu meditación si amas lo suficiente y cual es el camino que quieres seguir. Pero te aseguro que el atajo del Amor no sólo es más rápido, sino que también es más cómodo. ¡Tú eliges!

martes, 6 de septiembre de 2011

¿Qué es bueno, qué es malo, quién sabe?

           Estamos acostumbrados a calificarlo todo: Esto es bueno, esto es malo, esto es bonito, esto es feo, esto no se hace en tal sitio, esto es mejor que aquello o peor que lo otro.

Pero nada es con un calificativo al lado. Todas las cosas, todos los acontecimientos, son y punto. No existe nada bueno, ni nada malo, ya que cada calificativo sólo proviene de la mente de la persona que lo juzga, en función de sus experiencias y de sus creencias, en función de su vida, en función de su aprendizaje, y que por supuesto, puede ser muy diferente para otra persona.
Mientras calificamos cualquier cosa o cualquier acontecimiento, nos lo estamos perdiendo, y además de perdérnoslo, lo que percibimos ya no es tal cual, con su pureza, sino que lo percibimos a través del cristal del filtro de nuestra mente. Cada acontecimiento que pasa por nuestra vida, es único en ese momento, y además necesario para nuestra evolución y crecimiento, pero al percibirlo deformado por nuestra percepción, no lo aprovechamos, con lo cual, ha de volver otra vez a nuestra vida, porque si ese aprendizaje estaba programado, volverá y volverá hasta que el aprendizaje sea efectivo y total.
¿No tienes la sensación de que tu vida es una repetición de los mismos acontecimientos? Cuando aprendas la enseñanza que ese acontecimiento lleva aparejada, dejará de repetirse en tu vida.
Para eso, deja que la vida fluya y pase a través de ti, sin un solo comentario mental, sin una sola crítica mental, sin una sola comparación. Solo observa, vive y disfruta, dejando que la enseñanza llegue a ti, sin oponerte a aquello que la vida te presenta, sin rebelarte ante los acontecimientos.
Seguro que sabes esta historia, pero aquí quedaba que ni pintada: Había un viejo sabio en la China que tenía un caballo y un hijo. Todos sus vecinos le tenían lástima y siempre le decían: "Qué triste que todo lo que tienes es un hijo y un caballo". El viejo sabio siempre respondía con las siguientes palabras: "¿Qué es bueno, qué es malo, quién sabe?"
Un día, el caballo se escapó. Todos los vecinos se le acercaron con mucha compasión, diciendo: "¡Es terrible, tu único caballo se escapó y ahora solamente tienes a tu hijo. Es terrible!". Como siempre, el viejo encogió sus hombros y dijo: "¿Qué es bueno, qué es malo, quién sabe?".
Pasó una semana y el caballo regresó, y con él venían doce hermosos caballos salvajes. Los vecinos estaban muy emocionados y corrieron hacia el viejo proclamando su buena fortuna: "Es tan maravilloso, ahora tienes muchas posesiones". El viejo sabio respondió una vez más encogiendo sus hombros con las acostumbradas palabras: "¿Qué es bueno, qué es malo, quién sabe?".
El viejo sabio le dijo a su hijo que comenzara a entrenar a los caballos salvajes para que pudieran serles útiles. Un día, el hijo estaba montando un caballo particularmente salvaje, se cayó y se rompió ambas piernas. Cuando los vecinos supieron, llenos de lástima le decían: "Qué cosa tan horrible lo que le pasó a tu único hijo". El viejo sabio nuevamente se encogió de hombros y dijo: "¿Qué es bueno, qué es malo, quién sabe?".
Poco tiempo después, llegaron unos jinetes desde una villa cercana buscando a todos los hombres físicamente capaces para ir a la guerra y para ayudarles a proteger su villa de las bandas de ladrones que merodeaban por allí. Así fue como todos los jóvenes de las villas cercanas fueron a ayudar a la guerra excepto el hijo del viejo sabio, quien tuvo que quedarse en casa porque sus dos piernas rotas aun no habían sanado. Todos los jóvenes que fueron a la guerra murieron pero el hijo del viejo sabio vivió muchos años.
Entonces, cuando parezca que tu mundo se está derrumbando a tu alrededor y no puedes encontrarle ningún sentido a lo que te está pasando, siempre recuerda que no conoces la película completa y recuerda también las palabras del viejo sabio: "¿Qué es bueno, qué es malo, quién sabe?".
 

lunes, 5 de septiembre de 2011

Al mundo le pido.........

            ¿Sabes qué espera el mundo de ti?, ¿Qué esperas tú del mundo?

Aunque es posible que una pregunta, así planteada, sobre el mundo, te parezca demasiado amplia. No lo creas, no lo es. Porque ¿Cuál es tu mundo? En principio puede ser todo el mundo,  pero es muy posible, que alguien que vive en las antípodas, de entrada, no esté esperando en concreto nada de ti, pero  si puede ser que esté esperando algo inconcreto.
Centremos, entonces, más la pregunta, ¿Sabes que espera TÚ mundo de ti? y ¿Qué esperas tú de TU mundo?
Tu mundo, ya es algo más concreto, es tu entorno, es tu familia, son tus amigos, tus compañeros de trabajo, tus vecinos; tu mundo es también donde te desenvuelves, es toda la gente que se mueve a tú alrededor, conocidos o desconocidos. Ese es tu mundo. ¿Cierto?
Contéstate ahora a la segunda pregunta: ¿Qué esperas tú de tu mundo? Se honesto/a, a fin de cuentas, sólo tú vas a saber la respuesta. Seguramente esperas lo contrario de eso que es motivo de tus quejas: que no te hacen, que no te dicen, que no cuentan contigo, que te engañan, que te dejan solo/a, que ganas poco, que no reconocen tus méritos, que no te aman lo suficiente, que no te respetan, etc., etc.
Si no son estas tus respuestas, es posible que sean muy parecidas. Pero sea lo que sea que tú esperes del mundo, es lo mismo que tu mundo también espera de ti. Y no solamente tu mundo, sino también el mundo entero espera eso de ti.  
¿Ya sabes cómo funcionamos?, ¿Ya sabes cómo funciona la energía? Energías del mismo tipo se atraen, así que todo eso de lo que te estás lamentando, todo eso que consideras carencias en tu vida, solamente son el reflejo de lo que tú entregas al mundo. El Universo siempre te devuelve, lo que tú le estás enviando. ¿Quieres amor?, ama; ¿Quieres respeto?, respeta; ¿Quieres dinero?, se generoso/a; ¿Quieres no ser juzgado/a?, no juzgues.
Alguien tiene que empezar a invertir el giro de la rueda, desde el desamor al amor, desde la crítica al respeto, desde la guerra a la paz, desde la desigualdad a la tolerancia. ¿Por qué no empiezas tú? Empieza a amar, a respetar, a repartir tu diezmo, a no juzgar, empieza a comportarte con el mundo como quieres que el mundo se comporte contigo, y verás como tu vida cambia.
No te importen los comentarios y las críticas. ¡Las tendrás! Porque hay personas tan inmaduras, tan pequeñitas, con una energía tan putrefacta como sus pensamientos, que no van a alcanzar a ver, ni a sentir, la grandeza de tu cambio ni de tu crecimiento.
No des marcha atrás, sólo aléjate de esas personas, su energía contamina y no es bueno para ti. Recuerda que no estás aquí, en la Tierra, para satisfacer a nadie, ni a los que te alaban, ni a los que te critican, estás aquí, para realizar, precisamente, ese cambio, para tu madurez, para vivir desde el alma, para amar, para respetar, para ayudar. Estás aquí para satisfacer a Dios, porque eres un/a hijo/a de Dios, no un/a hijo/a de los hombres.
Y ten en cuenta, que Dios no tiene portavoces. Los únicos portavoces de Dios son tu corazón y tu alma. Los que se autoproclaman portavoces de Dios, dirigentes religiosos y políticos, que creen estar en posesión de la verdad absoluta, sólo  pretenden manipular y programar tu mente, para que acates su verdad, que es la que tiene al mundo es este estado de guerras, de hambre, de miedo, de corrupción y de desigualdad.
Así que a partir de este momento, escucha a tu alma, escucha a tu corazón, y no pidas nunca nada, sólo da, y te será devuelto con generosidad.

sábado, 3 de septiembre de 2011

El chakra del alma y los Maestros

            Antes de hablar del chakra del alma, vamos a refrescar, de una manera muy superficial, lo que sabemos de los chakras.

En nuestro cuerpo energético hay cientos de chakras. Si, ya sé que es posible que hayas leído, o te hayan enseñado que hay siete chakras, y desde esa creencia pienses que estoy loco. Aparca por un momento esa creencia, y lee, sin juzgar, sólo lee.
            Esos siete chakras que conoces, junto con alguno más que no te han enseñado, son los chakras mayores, o más importantes; pero los otros, los chakras menores, no dejan de ser importantes, aunque no lo sean tanto. Me explico: Los chakras mayores controlan, no solamente aspectos del cuerpo físico, sino también aspectos emocionales, aspectos de carácter, aspectos espirituales, etc., etc. Mientras que los chakras menores, menos importantes, afectan en la mayoría de los casos, solamente a un aspecto, o a varios, pero mucho más sutilmente que los chakras mayores.
Un ejemplo de chakra mayor puede ser el chakra base, que controla físicamente: los músculos, los huesos y la producción de sangre; emocionalmente está relacionado con la supervivencia y sus reacciones: como la lucha o la huida, los instintos, la necesidad de paz y de equilibrio a escala planetaria. Ignorar este chakra o sus elementos sería una amenaza a la propia supervivencia, bien a nivel individual o colectivamente como especie. Y un ejemplo de chakra menor, podría ser el chakra de la axila, que afecta físicamente al movimiento del brazo y poco más.

Llegados a este punto, ya podemos hablar un poco del chakra del alma: En el séptimo mes de embarazo, el alma encarnada entra en el feto, y su localización está en el duodécimo chakra. Este chakra se encuentra a unos treinta centímetros por encima de la cabeza.
            Este chakra parece una estrella dorada. Se le llama, en algunas tradiciones, “Estrella del alma”, y cuando una persona madura espiritualmente, la estrella dorada evoluciona a una perla dorada, a una bola dorada, a un brote dorado o a una llama dorada. En la terminología cristiana, esto es lo que se llama el “Fuego de Pentecostés”.
            Pero hasta que la persona no madura espiritualmente, este chakra está completamente cerrado, y empieza a abrirse cuando la persona empieza a construir su carácter, es decir, cuando empieza su madurez espiritual.
            El camino para madurar espiritualmente, es de sobra conocido: Meditación,  oración, silencio interior, cambiar los vicios por virtudes, abrirse al Amor Divino, llevar una vida de virtud, haciendo servicio, teniendo apropiadas relaciones con otras personas y con la Naturaleza, son algunas de las herramientas que permiten que la persona construya su carácter, y que el chakra del alma inicie su apertura.
Como una vez iniciado seriamente el camino, es muy difícil volver atrás, la persona va a seguir evolucionando, entonces, el brote dorado literalmente florece y se abre hacia arriba como una pequeña flor de loto dorada.
            Desde el duodécimo chakra, el alma encarnada, irradia hacia fuera una luz que distingue a esa persona del resto de los mortales. Esa luz llama la atención de los Maestros, y uno de ellos elige a la persona para trabajar con ella. De aquí la frase:”Cuando el alumno está preparado, aparece el Maestro”. No somos nosotros los que elegimos un Maestro como guía para trabajar, es el Maestro quien elige, en función del tipo de luz que irradia la persona. Pero para irradiar esa luz, ha de haberse recorrido un buen trecho del camino espiritual.
            Cuando un Maestro elige a una persona, la hace saber, de manera clara y contundente tal circunstancia, haciéndola saber quién es y que espera de ella.
            Es posible que muchos/as de los/as que estáis leyendo esto, tengáis una hermosa flor de loto dorada encima de vuestra cabeza, y que ya seáis guiados/as y bendecidos/as por un Maestro. ¡Enhorabuena!, ¡benditos/as seáis!, vosotros ya sabéis de que hablo.
            A los que todavía no habéis llegado, seguir perseverando, merece la pena. Vivir en el Amor permanentemente, es algo tan grandioso, que se escapa de la racionalidad.
            A los que estáis leyendo esto pensando que es una tontería, ¡os bendigo!, porque algo hay en vuestro camino, que os ha hecho tropezar con esta piedra. 
 

jueves, 25 de agosto de 2011

¡Se valiente!, ¡Atrévete!

            Sé valiente, atrévete. Atrévete a prescindir de tus libros, de las enseñanzas de los instructores y de tus maestros, de películas, de citas, y empieza a mirar y a vivir la vida, tal cual es, sin las contaminaciones de otros. Esos otros que te explican la vida desde su punto de vista, desde su lugar en el camino, desde la estatura de su evolución, desde sus propias lecturas o sus propias enseñanzas. A fin de cuentas, sólo son palabras, que de nada valen, ni tan siquiera pueden expresar fehacientemente un sentimiento.

            Atrévete a vivir tu propia vida, no la vida que ellos han vivido, vive tus propias experiencias, sin querer vivir las suyas, siente tus propios sentimientos, sin sentirte mal porque no sientes lo que ellos han sentido. Todo lo que te digan puede servirte de guía, de información, pero nada más, no debe condicionarte para vivir tu propia vida, ni para experimentar tus propias experiencias, ni para sentir tus propios sentimientos.
            Sólo vas a crecer, sólo vas a evolucionar, sólo vas a acercarte a Dios viviendo tu  vida. Ni la de los maestros, ni la de los escritores de libros, ni la de tus padres, ni la de tus hijos, ni la de nadie. Sólo vas a ser feliz viviendo tu propia vida.
            Nunca nadie ha aprendido viviendo otra vida que no sea la suya, porque cada vida es única. Cada ser ha de vivir una vida que en nada se parece a la que puedan vivir otros, porque es la vida que necesita vivir para aprender aquello que es necesario por el lugar que en su evolución ocupa.
            Además, contesta con honestidad, ¿De qué te han servido tantos libros, tantos cursos, tantas charlas, tantas clases de yoga, tantas meditaciones?, ¿Cuánto has avanzado?, ¿Cuánto eres más de feliz desde la primera lectura hasta hoy, o desde la primera charla, o desde el primer curso?, ¿Cuánta es la desidentificación con tu cuerpo?, ¿Cuánto tiempo permanece detenida tu mente?, ¿Cuánto has ayudado a los demás?, ¿Ya no criticas nada ni a nadie?, ¿Ya no juzgas?, ¿Has olvidado lo que son los celos, o la envidia?, ¿Cuánto han decrecido tus deseos?, ¿Cuánta información has dejado de esconder para no perder tu poder?, ¿Ya hablas siempre con la verdad absoluta, sin esconder nada?, ¿Cuánto ha disminuido tu orgullo?, ¿Ya sientes a todos como iguales?, ¿Has dejado de maltratar, aunque sólo sea de pensamiento?
            ¿Sabes que la iluminación se puede alcanzar en un instante, solo con el reconocimiento de lo que eres y la asunción de ese conocimiento? No necesitas a nadie para alcanzar el conocimiento. Lo vas a alcanzar solo/a, en tu silencio, en tu meditación, porque para alcanzarlo no hay ni tan siquiera  que extender la mano, él llega a ti cuando le permites la entrada, cuando dejas de creerte que eres un cuerpo, cuando asumes que eres energía, que eres un alma, y actúas como tal. Entonces te sientes invadido/a de una energía que sabes qué es eso que leías en los libros. Y en ese momento, ya no importan las vacaciones, ni el coche del vecino, ni el aumento de sueldo, en ese momento ya no importa nada que afecte a tu cuerpo, porque sabes de inmediato que todo lo que necesites te será dado, porque te has abierto a la Totalidad, porque te has abierto al Universo y todo lo que el Universo ya te enviaba, pero que tú en la cerrazón de tu mente no te permitías recibir, ahora va a entrar en tu vida a raudales.
            Y para llegar ahí, te sobran los maestros, para llegar ahí, tu eres tu propio/a maestro/a. Esa experiencia, ha de ser tuya, de poco vale que te contemos nuestra propia experiencia, incluso puede despistarte por querer encontrar algo parecido. El final siempre es el mismo, pero no la manera de llegar a él, no la manera de vivirlo, no la experiencia.
            Atrévete ya y vive tu propia vida.

sábado, 13 de agosto de 2011

Humildad & Soberbia (Santa Rosa de Lima)


            Deseo de aparentar, de ser admirados y conocidos, amor propio, orgullo, deseo de reconocimiento. ¿Dónde dirías que queda aquello que dijo Jesús: “Quien se humilla será ensalzado”? Todas, o casi todas las personas tienen una especie de necesidad de hacer algo grande, de alcanzar un ideal, algo superior, algo que haga hablar a los demás de ellos.
            Se puede alcanzar algo grande, o pequeño, y se puede conseguir con soberbia o con humildad.
            No merece la pena hablar de la soberbia. Los soberbios y orgullosos, lo son tanto, que ni tan siquiera son capaces de reconocerlo, no se conocen a sí mismos. Será cuando reconozcan que esa faceta, es una parte muy importante de su pobreza y su debilidad de carácter, cuando den comienzo a la maduración y construcción de este. Será cuando empiecen a rectificar y a vivir más humildemente, cuando reciban el reconocimiento, cuando ya no lo busquen.
           Sí prefiero hablar de la humildad. Porque ser humilde no es negar las propias cualidades, ni dejar de aspirar a realizar algo grande, ni hablar mal de uno mismo, o fingir defectos que no se tienen. Es sencillamente, tener un conocimiento cabal de uno mismo, conocer tanto los defectos como las virtudes, y no alardear de ninguno de ellos. El humilde ve las cosas como son, lo bueno como bueno, lo malo como malo. En la medida en que una persona es más humilde crece una visión más correcta de la realidad. Ser humilde es acercarse a la Verdad, porque es acercarse a Dios.
            Una buena manera para vivir en humildad, es dejar de compararse con los hombres, y compararse con los Santos, o con el mismo Dios. Ahí es donde se aprecia la infinita pequeñez de la que disfrutamos los humanos. Ahí es de donde nace el verdadero afán de superación, el afán de llegar más lejos en la vida espiritual, dejando, sin más importancia que la que realmente tiene, la vida terrenal, que desgraciadamente se rige, en la actualidad, por lo que podríamos denominar “intercambio interesado”: Yo te quiero para que me quieras, yo te doy para que me des, para que me lo agradezcas, para que dependas de mí, para tener poder sobre ti.
            He llegado aquí leyendo la biografía de Santa Rosa de Lima, nacida humilde y hermosa, llegando a ser muy culta, entregó su vida, para remediar las enfermedades y miserias de quienes iban a buscarla, creyendo ciegamente en su virtud y santidad. Murió con treinta y un años y en tan corta edad, ya era considerada una santa en vida. Hizo caso omiso a cualquier beneficio terrenal, porque sólo deseaba alcanzar la Unión con Dios. Vivió una vida de servicio, oración y penitencia. Lejos, muy lejos de las vidas que vivimos hoy.
            No es necesario flagelarse, ni vivir una vida de aflicción para acercarse a la santidad, o si no te gusta la palabra santidad, cámbiala por evolución, o crecimiento, o madurez, o felicidad, o paz interior, o iluminación. Pero si es necesario el trabajo en uno/ mismo/a, con humildad, con la misma humildad con la vivió Santa Rosa de Lima. Es necesaria la unión en esta vida terrenal con la naturaleza y con el resto de seres humanos, para alcanzar la Unión con Dios, que es nuestra única y verdadera finalidad.
            Sintiendo la energía de la casa donde vivió tan magnífica mujer, sentía que mi alma iba a escapar de la cárcel del cuerpo, ya que era incapaz de contener tanta paz y tanto amor como se respiraba en el lugar, y pensaba que ojala todos los mortales pudieran sentir por un instante la fuerza del alma y la desidentificación del cuerpo, ya que así antepondrían el trabajo espiritual y la humildad, al afán de conseguir bienes terrenales. Ojala supieran los mortales cual es la verdadera vara con la que son medidas nuestros avances y cualidades.
            Quiero terminar, con la mayor humildad, con un himno dedicado a Santa Rosa:
Cuando, Señor, en quieta lontananza
Se encienden los fulgores de este día,
No dejes avivar nuestra esperanza,
Atiende al corazón que en ti confía. 

Van a pasar por manos laboriosas
Los granos de un rosario de ilusiones,
Acógelas, Señor, que son hermosas,
Amor y don de nuestros corazones. 

Mujer llena de Dios, oh Santa Rosa,
Vivir para el Señor, para el Amado,
Fue el ansia de tu amor, gracia divina,
Llevada de Su fuerza y de Su mano.

No olvides los que vamos de camino
Siguiendo en el desierto tus pisadas,
Aboga ante el Señor favor divino,
Seguir como seguiste sus llamadas. 

Proclamen nuestros labios la grandeza
Del Padre que en el Hijo nos dio gozo,
Y, siendo nuestra herencia la pobreza,
Nos colma de su amor el Fuego Santo.