El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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domingo, 27 de mayo de 2012

Ayuda y servicio


Desde la Fundación Elial necesitamos tu ayuda.
Desde el pasado mes de Marzo está funcionando el proyecto “Shikoba, Centro gratuito de sanación y crecimiento interior”.
Desde entonces hemos realizado 214 terapias de sanación, 25 charlas y conferencias sobre crecimiento interior, dos intensivos de meditación en fin de semana, y meditaciones dos veces por semana. Todo de forma totalmente gratuita, para ayudar a las personas en su despertar y su camino de evolución interior, colaborando en la sanación de su cuerpo y de su alma.
El Centro ya cuenta con tres terapeutas que ofrecen sus terapias de manera altruista, como un servicio en su propio crecimiento. Y hay más a la espera de poder colaborar, pero ya no tenemos espacio, ya que todas las actividades se están realizando en  nuestro domicilio: Utilizamos el salón para realizar el yoga, las conferencias y las meditaciones; y dos dormitorios para realizar las terapias.
El Centro se está financiando con nuestros ahorros, con clases de yoga, (que es lo único que se cobra, aunque mucho más económico que los Centro de yoga al uso), con las pequeñas donaciones que recibe de algunas de las personas que reciben las terapias, y con otras pequeñas cantidades, que son recibidas como el maná del cielo, de algunas donaciones recibidas desde España y doce socios, también de España.
La demanda de terapias es muy grande, la lista de espera está sobre los diez días, y la asistencia a las charlas, conferencias y meditaciones, ha sobrepasado nuestra capacidad de espacio, ya que en las últimas meditaciones está asistiendo una media de 30 personas, y creciendo.
Por todo esto, hemos decidido dejar el salón de casa y buscar un lugar más acorde para realizar todas las actividades. Estamos visitando locales, y estamos en negociación con los propietarios de uno de ellos, pero son necesarias la realización de algunas obras de adecuación, y nosotros solos no llegamos. Necesitamos ayuda, para cubrir un presupuesto de 40.000 soles, que al cambio suponen unos 11.500 euros o 16.000 dólares.
¡Es mucha la necesidad de ayuda!, y nos involucramos en todo lo que podemos, ya que además de las actividades del Centro, estamos realizando voluntariado activo en un hogar de niños abandonados, y colaborando en necesidades puntuales que se presentan en familias que no pueden hacer frente a necesidades de sus hijos, necesidades que para ellos son extraordinarias, como puede ser la atención hospitalaria, compra de gafas para niños con problemas de visión y un sinfín de cosas más, que hay que vivir en primera persona en este país, para poder llegar a entenderlas. Aquí el problema no son los recortes sociales, no se puede recortar nada, porque nada tienen.
Solo quiero recordaros “que es dando que se recibe”. Y aunque parece una frase hecha, no lo es, es real. La tercera Ley del Alma, que rige toda la actividad del alma, es la Ley del Servicio.
La Ley del Servicio no puede ser evadida. Eludirla trae el consiguiente castigo, si se hace conscientemente. La capacidad de servir marca una definida etapa de progreso en la evolución y, hasta no llegar a esa etapa, no puede prestarse un servicio espontáneo brindado con amor y guiado por la sabiduría. Hasta ese momento lo único que habrá serán buenas intenciones, buenas palabras y apoyo moral.
Hoy el mundo está llegando firmemente a comprender que “ningún ser humano vive para sí mismo” y que sólo cuando el amor, sobre el cual se ha escrito y hablado tanto, se exterioriza como servicio, el ser humano puede estar a la altura de su capacidad innata.
No es fácil servir. El servicio generalmente se interpreta como algo muy deseable, pero raras veces se comprende cuán difícil es servir. Implica sacrificar tiempo, todo aquello que nos interesa y las propias ideas; requiere un trabajo excesivamen­te arduo, porque necesita un esfuerzo deliberado, sabiduría consciente y habilidad para trabajar sin apego. Estas cualidades no las logra fácilmente el ser humano común, las logra aquel que ha conseguido despertar y sube con paso firme los peldaños de su evolución.
Si sientes la necesidad de servir, te estamos esperando. Puedes hacerlo colaborando de manera puntual o haciéndote socio aportando una cantidad mensual.
Para hacerte socio clica en el siguiente enlace:


Para realizar una aportación, estos son los números de cuenta:

Cuenta en España:

"LA CAIXA"
Nº de cuenta: 2100-2868-93-0110132202

IBAN: ES4921002868930110132202

Código SWIFT: CAIXESBBXXX

Titular: J. Alfonso Vallejo (Presidente de la Asociación)


Cuenta en Perú:

"INTERBANK"
Nº de cuenta: 420-3043851663

Código SWIFT: BINPPEPLXXX

Titular: Asociación Elial



Gracias. Bendiciones para todos.

viernes, 18 de mayo de 2012

De terapeutas, sanadores, maestros y gurús (2).


            La humanidad actual necesita de mucha ayuda para despertar y cambiar su vibración, y poder así despegarse del cuerpo y acercarse al alma, para aprender a Amar, para servir a sus hermanos, para acercarse a Dios.
Para ofrecer esa ayuda son necesarias cuantas más personas mejor, y colaborar así, siguiendo el Plan Divino, en la sanación de los cuerpos y el despertar de los egos, que es la llave que abrirá la coraza de los corazones, corazones que son los instrumentos y mensajeros del alma, y vehículo de transporte hacia la divinidad; divinidad que es la misma en todos los habitantes del planeta.
            Terapeutas o no, todos somos importantes en esta tarea, todos somos a la vez alumnos y enseñantes, terapeutas y pacientes, ya que cada persona necesita algo diferente a las demás, algo consustancial con su momento y su nivel de crecimiento y evolución.
             Pero todos, sobre todo los que están un poco en contacto con su corazón, han de realizar esta sagrada tarea con amor, con compasión, con misericordia, con dulzura. No puede alguien que se hace llamar terapeuta, sanar y arreglar con una mano, y enfermar y desarreglar con la otra. No es lícito que un terapeuta que se dedica a colaborar en la sanación de otros, provoque con su comportamiento desarreglos emocionales en otras personas, que curiosamente suelen ser los que se encuentran más próximos.
            Eso sólo es un signo de inmadurez, y no son conscientes de que el Karma liberado por la sanación, queda disminuido o minimizado ante el Karma generado por su comportamiento.
            Es necesario que un terapeuta de la Era de Acuario sea ejemplo de vida para sus pacientes, para sus amigos, para su familia, para todos los que le rodean, en su caminar por la vida. La meditación y el trabajo interior, han de ser las primeras actividades que cada terapeuta debe realizar en su día. Antes de intentar colaborar en cualquier sanación, ha de trabajar en la suya propia.
            Tampoco es lícito para un terapeuta “pasar por lo que no se es”, y hacer creer a los demás en títulos que no se ostentan o en cualidades que no se tienen. Vivo en un país hermoso, con gentes maravillosas, pero con problema de “titulitis”, aquí es más importante el titulo que la persona, hasta el extremo de llamar a las personas por su titulo antes que por su nombre. Esto puede llamar a engaño, sobre todo si el terapeuta no deshace el malentendido y explica que sólo es un terapeuta. No puede, ni debe un terapeuta arrogarse un título indebido, como por ejemplo hacerse llamar “doctor” cuando su especialidad son los masajes.
            También nos encontramos, en todo el mundo, con la costumbre de llamar “maestro” a alguien que sólo dirige una meditación, o da una charla sobre cualquier tema “espiritual”. Un Maestro es alguien que ha alcanzado la realización. No hay muchos encarnados, y casi nadie de los que transitamos por la vida podemos calificarnos con el título de maestro, y no sólo eso, sino que ni tan siquiera debemos permitir que nos nombren como tal, ya que “quien calla otorga”.
            Ser terapeuta o sanador comporta mucha más responsabilidad de la que muchos puedan creer. La actitud de un terapeuta ha de ser recta, clara y honesta en todas las facetas de la vida. Ha de ser ejemplo de vida, ha de ser amoroso y respetuoso con todos.

jueves, 3 de mayo de 2012

Cambiar para ser feliz


Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo

Albert Einstein.

Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo.

Mahatma Gandhi


            ¿Cuántas veces nos hemos encontrado con personas, si no tú mismo/a, tristes, llorosas, compungidas, que cargan sobre sus espaldas, como una losa pesada, una relación que les hace la vida infeliz?, y a pesar de todo, esas personas siguen paseando su pesada losa, día tras día, sin ser conscientes de que con un ligero cambio, pueden aligerar su peso y cambiar el ritmo de su vida de manera radical, dejando a un lado su perenne infelicidad, su sensación de vacío, de tristeza y de impotencia, y acercarse a una vida digna, mucho más serena, alegre y feliz.
            No importa el tipo de relación que sea, pareja, padres, hijos, hermanos, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, no importa. Como decía Gandhi, cambia tú para cambiar tu entorno. Como decía Einstein, para conseguir resultados distintos hay que cambiar algo.
            Pero no se trata de cambiar sin más, ya que ese cambio sin rumbo podría conducir a situaciones aun más desagradable, el cambio ha de tener un objetivo, y ese objetivo no puede ser otro que el Amor. Ya que si existen situaciones desagradables, es seguro que el Amor brilla por su ausencia, ya que ante el Amor no puede existir ninguna situación desagradable. El fin del Amor es la felicidad del otro, por lo que ante el Amor no puede existir ninguna losa que aplaste a uno en detrimento del otro.
            Alguien, alguno de esos/as maltratadores/as emocionales anónimos/as, que, además, casi siempre actúan en privado, pueden alegar que por supuesto que aman a su pareja, a su padre, a su hija, etc., y que todo lo hacen por su bien, para que aprenda, para que no haga el ridículo, para que conozca el valor del dinero, para que sea alguien el día de mañana, para que…… etc., etc., etc. Eso no es Amor, y ni tan siquiera un sucedáneo, eso sólo es una prueba de inmadurez total, de inferioridad, de orgullo, de envidia, eso es cualquier cosa menos Amor.
            El cambio del maltratado ha de ser hacia el Amor, y actuar bajo esa perspectiva, procurando la felicidad del otro, no juzgando sus palabras ni sus acciones, de la misma manera que no se juzga ni se critica a un bebé, sólo se le atiende lo mejor posible, es decir, se actúa para su felicidad haga lo que haga. Responder al ataque, guardar rencor o ira, desear lo peor, es ponerse a su altura, es ser otro bebé.
            Todo esto, sin jugarse la vida, hay bebés enfermos y muy peligrosos. Ante estos también es imprescindible un cambio, pero además de Amar, es posible que sea necesario un alejamiento.
            Pero esos casos son los menos, son escasísimos. Son más los casos en los que la moneda de cambio es el reproche, el silencio, el desprecio. Pero no hay ningún reproche, ningún silencio, ningún desprecio, que no pueda ser curado con un poco de Amor. Es muy posible que lo que estén pidiendo a gritos con su maltrato sea un poco de Amor.
            Si cargas con una pesada losa, ¡cambia!, y observa que sucede.

miércoles, 18 de abril de 2012

Un mundo absurdo

                ¿Hasta qué punto se podría vivir sin comprometerse, con ninguna organización, que persiga algún tipo de ideal, ya sea esta organización religiosa, política, deportiva, económica o social, ya sea como asociado, como simpatizante o como militante?

            Ha surgido en mí la pregunta, razonando sobre el ser humano. Si tenemos claro que no somos el cuerpo, que somos fruto de nuestros pensamientos y creencias, que nuestro objetivo es alcanzar el Amor, la Verdad, la Paz y la Felicidad; y que, como decía Buda, para evitar el sufrimiento se ha de evitar el deseo. Es posible, que pertenecer a cualquier tipo de organización de tiene como bandera la consecución de un deseo puede ser contraproducente para el crecimiento del ser.
            A no ser que ese deseo sea, permitirme la expresión, “superior”, y sirva como espoleta para ponerse en camino hacia algo “divino”, hacia algo “espiritual”, olvidando de inmediato que el camino se inició por un deseo, ya que la satisfacción llega con el caminar y no con la consecución de ese deseo inicial.
            Si dejamos a un lado las ONG’s y fundaciones de ayuda humanitaria, que son las únicas que parecen acercarse a ese ideal “superior”, (no todas), el resto de organizaciones más bien parecen una especie de lavanderías donde lavar los cerebros y conseguir, unos pocos, vivir a cuerpo de rey, a costa de todos los demás.
            Los fines de cualquier otra organización, (es posible que haya alguna excepción), sólo persiguen el embrutecimiento del ser humano, llenando su mente de deseos, criticando y enfrentándole a organizaciones contrarias, apegando a este al cuerpo, separándole del alma, incluidas las organizaciones religiosas. Separando al ser humano cada vez más de ese que decíamos nuestro objetivo: la consecución del Amor, de la Paz, de la Verdad y la Felicidad.
            Como un ejemplo vale más que mil palabras, permitirme algunos en los que he meditado en esta reflexión, que pueden expresar de manera muy gráfica lo negativo de la pertenencia del ser humano a cualquier tipo de organización:
¿Qué pasa con los simpatizantes de una agrupación deportiva?, por ejemplo de un club de futbol. Como hay dos clubs de España que levantan pasiones en el mundo, nos valen como ejemplo, Real Madrid y Barcelona. Los socios o simpatizantes de estos clubs quieren que su equipo gane siempre, pero no se conforman con eso, necesitan que pierda el contrario, es decir necesitan de lo malo para alcanzar una felicidad tan efímera que durará solo una semana. ¿Dónde encontrar el ideal superior?, ¿Dónde la Verdad?, ¿Dónde el Amor?, ¿Dónde la Paz?, ¿Cuántas personas que viven en la más absoluta de las miserias podrían comer con el dinero que se despilfarra en el futbol? Yo ya pasé por esta reflexión, la dejo ahora en tus manos.
Y la pertenencia física o moral a un partido político, ¿Adónde nos lleva? Se supone que el fin de cualquier partido político es llegar al poder para conseguir el bienestar de los ciudadanos. Y mi reflexión me lleva a preguntar: ¿A qué ciudadanos? En cualquier régimen, sea este de derechas, de centro o de izquierdas, los únicos ciudadanos que parecen salir siempre favorecidos son los que tienen más potencial económico, por lo tanto parece que ya no están cumpliendo con su premisa principal que es “el ciudadano”. Y si realmente quieren nuestro bienestar, ¿Para qué tantos partidos diferentes?, ¿Por qué hay corrupción?, ¿Por qué se enfrentan unos partidos con otros?, ¿Por qué se enfrentan unos países con otros?, ¿Por qué nos llevan a las guerras?, ¿Por qué permiten que haya conciudadanos que pasen hambre, mientras ellos viven en la opulencia? Si un gobierno quisiera terminar con la pobreza de su país, lo conseguiría de inmediato, sólo hay que repartir equitativamente la riqueza, ¿o no?
Aun es más dramático con las organizaciones religiosas. Predican el Amor, y matan en nombre de Dios, o discriminan en Su nombre, o viven en palacios de oro, permitiendo la miseria a su alrededor. Los que parece que podrían estar más cerca de la Verdad, viven engañando y atemorizando a sus seguidores con castigos divinos y eternos.
Ante esta perspectiva, he llegado a algunas conclusiones: La pertenencia a cualquier organización es apego, y además parece que sus afiliados y dirigentes no parecen gente sería, sino más bien superficiales, ya que discriminan, critican, juzgan y desean lo peor para los contrarios. La pertenencia a estas asociaciones no potencian el crecimiento de las personas, no buscan la Verdad, no conocen el Amor, ni la Compasión, ni la Tolerancia, ni la Hermandad. Viven del engaño, de la prepotencia, de la amenaza y del miedo.
Por lo tanto, si realmente queremos alcanzar la Verdad y conocer el Amor, hemos de apearnos del mundo, pero ya que no podemos, si que podemos separarnos de cualquier organización con fines “inferiores”, es decir, cualquier organización que no persiga el ideal de la Felicidad, de la Paz, de la Igualdad, de la Hermandad, de la Verdad y el Amor.

jueves, 8 de marzo de 2012

Futuribles.

            En nuestro viaje por la vida nos vamos encontrando con infinidad de puertas. Unas se abren, otras se cierran. Nunca sabemos lo que nos vamos a encontrar detrás de cada puerta hasta que traspasamos el umbral. Justo en ese momento comienza una experiencia, un conocimiento, un aprendizaje para el alma.

            Podemos decir que cada puerta representa un futurible, una de las posibles opciones que planificamos en la organización de nuestra vida antes de tomar contacto con la materia. Ahí está también, aunque limitado, nuestro libre albedrio. Podemos elegir entre todas las puertas que tenemos delante, pero no otras.

            ¡Cuantas elecciones a lo largo de nuestra vida!, ¿Cuántas veces nos habremos planteado qué hubiera pasado si en vez de tomar la puerta “a” hubiéramos tomado la puerta “b”? ……. Pues no hubiera ocurrido nada. Posiblemente hubiéramos vivido otra vida completamente distinta, en el que las experiencias asimiladas por el alma hubieran sido otras. Pero el aprendizaje que hubiéramos adquirido de haber traspasado la puerta “a”, lo tendríamos que realizar en otro momento de la misma vida o en otra vida posterior. No podemos pasarlo por alto, ya que el alma necesita acumular todas las experiencias, no se va a saltar ninguna, aunque el orden de aprendizaje, normalmente le importa poco.

            Sin embargo, a veces, nos encontramos viviendo una etapa de felicidad después de haber traspasado una puerta, cuando, sin previo aviso, de la noche a la mañana, esa puerta se cierra de un portazo dejándonos afuera, truncando nuestra felicidad, y en nuestra impotencia, llenos de rabia, desafiamos a Dios, preguntándole como pudo haber permitido eso.

Dios, ni permite ni deja de permitir. Es nuestro trabajo, es nuestro aprendizaje, es nuestra programación de vida, es nuestra elección. El mismo portazo es nuestra experiencia.

El problema no es Dios. El problema somos nosotros, que nos identificamos con el cuerpo en el que residimos, y creemos, erróneamente, que necesitamos de un entorno agradable y de  personas afines para ser felices.

En nuestra identificación errónea con el cuerpo pensamos que a nosotros no nos puede ocurrir ningún acontecimiento de los que calificamos como malos, y que las cosas malas solo les suceden a los demás. No, a nosotros también, y el primer aprendizaje es ser conscientes de que todo sucede en un instante, pero al momento siguiente, ya ha desaparecido, y no tenemos porque quedar enganchados de manera permanente a nuestro dolor, al sueño roto, al fracaso, a la desilusión o al desengaño.

Quedarse en el dolor del pasado es como quedarnos parados delante de la puerta que se ha cerrado.  Eso no nos permite comprobar que a nuestro lado, mientras se cerraba la primera puerta, se abrían de par en par nuevas puertas. Pero no podemos verlas si nos quedamos inmóviles, con la mirada fija en la puerta cerrada. Las oportunidades están siempre delante, no detrás. No importa cuántas puertas se cierren, Dios siempre nos abre nuevas puertas de par en par.

Lo que sucede nunca es porque sí. Los futuribles a los que tenemos opción sólo son fruto de nuestro karma y de nuestra programación de vida. Si cuando la puerta se cierra no hemos asimilado la enseñanza, hemos de tener por seguro que volveremos a encontrarnos con la misma experiencia en la próxima puerta, y así va a ser siempre hasta que a fuerza de dolor, desengaño y sufrimiento aprendamos la lección.

Es mucho más fácil y más agradable, aprender con alegría, y hacer conciencia, de una vez por todas, de que somos alumnos, en distintos grados, que estamos estudiando una carrera: la carrera de la Iluminación. Unos en la guardería, otros en primaria, otros en secundaria, otros accediendo a la universidad y otros en el último año de carrera. Todos vamos a graduarnos, pero no está escrito que todos lo hagamos a la vez, porque muchos repiten y repiten, una y otra vez, ¿Hasta cuándo?, ¡Hasta que aprenden!

domingo, 1 de enero de 2012

Enero

            Enero tendría que ser declarado el mes de las promesas personales incumplidas, de la falta de voluntad o de la falta de respeto y de amor por uno mismo. Al final de cada año nos prometemos a nosotros mismos un sinfín de cosas, pero todas ellas se van diluyendo como el humo al paso de los días y todos los buenos deseos se convierten en papel mojado.

            Recuerdo de mi estancia en Tikum, (Centro de Yoga), que Enero era el mes de mayor número de altas de alumnos, todas ellas producto de promesas y buenos deseos de final de año, y Febrero, el mes de mayor índice de bajas, el cien por cien de ellas, de las altas de Enero.
            La mayoría de los seres humanos tiene muy poca voluntad, pero esa escasa voluntad se convierte en nula cuando llega el momento de cumplir las propias promesas o los propios compromisos. La mente, tan poderosa ella, se encarga de desbaratar todo aquello, que en un arrebato de algo desconocido, posiblemente una  ligera aproximación al alma, lleva a las personas a programar para el año nuevo algo que consideran bueno para ellas.
            Pero no solamente dejan de cumplirse los deseos propios, los buenos deseos de paz y de amor que se desean a los demás, y que embargan a todos en las fiestas navideñas, manifestados con frases hechas que se envían por SMS, por correo postal y que inundan las redes sociales, también desaparecen el dos de Enero, volviendo a aparecer las envidias y las críticas. ¿Serían realmente deseos sinceros de paz, amor y felicidad, o sólo eran la falsa ilusión que embargan a todos en estas fechas? Para que se cumplan los deseos de paz, amor y felicidad, hay que trabajar, ya que no llegan por si solos al resto de la humanidad. Ha de ser cada persona la que tiene que entregar a los demás esa paz, ese amor y esa felicidad, que además, está deseando a todos. Cada persona ha de cambiar y entregar aquello  que desea para los demás. Cada persona que cambie está ayudando a cambiar al mundo. Esa es la única manera de que los buenos deseos de Navidad se cumplan para el resto de los mortales.
Pero este año, todavía estás a tiempo de cumplir tus propios compromisos, hoy es primero de Enero. Siéntate un momento a meditar sobre tus deseos: Primero todos los que has deseado a los demás, y empieza a entregar eso que has deseado, paz, amor, felicidad; primero a los que tienes más cercanos, a tu familia, a tus compañeros de trabajo, a tus amigos; y después al resto del mundo. Replantéate también tus deseos propios y pon todos los medios a tu alcance para llevarlos a la práctica, a una práctica continuada en el tiempo. Si ves que va a ser imposible cumplirlos, date permiso para rebajarlos, y cúmplelos, contigo y con el resto de la humanidad. Así irás fortaleciendo poco a poco tu voluntad y además habrás cumplido las promesas.
Si no lo haces, ¿Qué se puede esperar de ti? Los fariseos, que Jesús denominaba sepulcros blanqueados, hacían eso, decían una cosa y hacían otra. Eso es una falta de respeto, primero a uno mismo y después a los demás. La falta de respeto a uno mismo, es una prueba irrefutable de falta de amor hacia sí mismo. Y si una persona no es capaz de amarse a sí misma, ¿Cómo va a amar a los demás?
Aun estás a tiempo. Este año si. Este año vas a cumplir tus compromisos y vas a llenar de paz, amor y felicidad a todos los que se lo has deseado. Este año es un buen año para acelerar tu crecimiento, es un buen año para vislumbrar lo que es el amor universal.
¡Feliz año!

lunes, 12 de diciembre de 2011

Dinero

             El dinero no es más que una manifestación de la energía, y como cualquier manifestación de la energía puede utilizarse de manera egoísta o de manera altruista.

La actitud de la humanidad hacia el dinero está regida por la codicia, la ambición del yo inferior, la envidia, los deseos materiales y la desesperada necesidad del mismo, que es el resultado, a su vez, de actitudes equivocadas, las cuales han traído las desastrosas condiciones económicas que prevalecen a nuestro alrededor, siendo efectos de causas iniciadas por la misma humanidad. En la regeneración del dinero y en el cambio de actitud de las gentes hacia él, llegará, con el tiempo, la liberación del mundo.
Actualmente las gentes se aferran al dinero por temor al futuro y por desconfianza mutua. Pero el dinero, que sirve para atender las necesidades personales y familiares, también puede ser utilizado para atender las necesidades del mundo, las necesidades de todos aquellos que viven en dramáticas condiciones de desigualdad. Si la ingente cantidad de dinero gastada actualmente en artículos costosos e innecesarios, en licores, tabaco, joyas, ropas, viajes, y lo que se malgasta en la búsqueda de nuevas emociones e incesantes placeres y, los miles de millones invertidos en conflictos armados por todas las naciones, se invirtieran para ayudar a la parte de la humanidad que ni tan siquiera tiene un mendrugo de pan para llevarse a la boca, se conseguiría una nueva civilización.
El amor al dinero es la causa de todos los males. Las palabras que predominan en la actualidad en nuestros medios de comunicación, relacionadas con el dinero son: interés bancario, salarios, deuda nacional, crisis, finanzas, impuestos, créditos, hipotecas; y todas ellas controlan absolutamente nuestra vida, nuestros planes, despiertan nuestra envidia, alimentan nuestra antipatía hacia otras nacio­nes, colocando a unos contra otros.
Existe, sin embargo, un gran número de personas cuyas vidas no están dominadas por el amor al dinero y que pueden normalmente pensar en valores más elevados. Son la esperanza del futuro, pero están individualmente prisioneros en el sistema que espiritualmente debe desapa­recer. Aunque no aman el dinero, lo necesitan y deben poseerlo; los tentáculos del mundo comercial los envuelve; deben trabajar y ganar lo necesario para vivir; la obra que quieren realizar en bien de la humanidad no se puede llevar a cabo sin fondos.
Quizás ésta sea la dificultad mayor, y a muchos les parece, nos parece, a veces insuperable. Involucra el problema de la verdadera administración financiera y la orientación de sumas adecuadas de dinero hacia determinados canales de ayuda. Está estrechamente relacionado con el problema de las correctas relaciones humanas.
Por lo tanto, el problema es particularmente difícil, porque los trabajado­res espirituales no sólo tienen que preparar a la gente para dar de acuerdo a sus posibilidades, si no que en muchos casos deben proporcionar ante todo, un móvil tan atrayente que se vea obligada a dar. También tendrá que proporcionar la institución, fundación y organización para administrar esos fondos. Esto representa una tarea muy difícil. La encrucijada actual no radica solamente en reunir fondos, sino en el egoísmo enraizado en la mayoría de las personas, tanto de los que tienen poco, como de los que detentan la riqueza mundial, que cuando dan, si es que dan, lo hacen para aumentar su prestigio e indicar su éxito financiero. Naturalmente hay excepciones, pero son relativamente pocas.
Subsiste el hecho de que si las personas o grupos que manejan el dinero tuvieran una visión verdadera de la realidad y si su objetivo hubiera sido estimular las correctas relaciones humanas, en vez de amasar dinero de manera egoísta; las multitudes de todas partes responderían a una posibilidad muy distinta de la actual. El reparto del dinero y la ayuda a los que no tienen sería tan normal como el respirar. Igualmente puede decirse que si el valor otorgado al dinero hubiera sido debidamente enseñado y valorado en los hogares y en las escuelas, no tendríamos las asombrosas cantidades de dinero malgastado en cuestiones innecesarias. El dinero, así como otras cosas de la vida humana, ha sido mancillado por el egoísmo y acaparado para fines individuales y nacionales egoístas.
Sin embargo, la Humanidad, no importa el país, color o credo, está reclamando paz, justicia y seguridad. Esto podría conseguirse con el correcto empleo del dinero y la comprensión por parte de todos. Excepto algunos filántropos de visión amplia y de un puñado de estadistas eclesiásticos y educadores iluminados, este sentido de responsabi­lidad económica no se encuentra en parte alguna.
Ha llegado el momento de revalorizar el dinero y canalizar su utilidad en otros sentidos. La voz del pueblo debe prevalecer, pero debe ser un pueblo educado en los verdaderos valores, en las significaciones de la verdadera cultura y en la necesidad de establecer correctas relaciones humanas. Por lo tanto es esencialmente una cuestión de sana educación y de correcta prepa­ración para la ciudadanía mundial, algo que aún no parece que haya comenzado.
Así se hace la historia. Cada nación luchando para sí, y todas calificándose en términos de recursos y finanzas. Mientras tanto la humanidad sufre hambre, no posee la cultura necesaria, su educación está basada en los falsos valores y el erróneo empleo del dinero.
Es imprescindible el trabajo desinteresado de miles de personas aparentemente sin importancia. Aunque lo que más se necesita es valor, porque se debe tener valentía para vencer la desconfianza, la timidez y el desagrado, al presentar un punto de vista relacionado con el dinero. Resulta sumamente difícil hacer lo mismo para la propagación de la buena voluntad y el empleo correcto del dinero en la difusión de ideas avanzadas tales como el reparto equitativo de la riqueza.
La dificultad no está en la organización del trabajo y del dinero, sino en la incapacidad de la gente para dar. Por una razón y otra dan poco o nada, aún cuando estén interesados en la igualdad, en la derrota del hambre en el mundo, aunque estén indignados y se manifiesten, y hablen, y renieguen, es igual, no dan. El temor por el futuro, el derroche, el deseo de hacer obsequios y el no darse cuenta que las grandes sumas están formadas por muchas sumas pequeñas, gravitan todas en contra de la generosidad econó­mica, y siempre dan excusas que parecen adecuadas.
Si los millones de personas, por ejemplo, que hablan de desigualdad, dieran una pequeña cantidad de dinero por año, habría fondos suficientes para todas las organizaciones de ayuda. Empieza tú, da lo que puedas.
(Idea extraída de “Sirviendo a la humanidad” de Alice A. Bailey)

Hermanos del alma

La hermandad es la única gran realidad, todos los seres somos hermanos, con independencia del color, de la religión, de la cultura o la civilización; sólo existe una humanidad. Todos los seres humanos somos iguales y divinos, y la única diferencia estriba en el progreso que cada ser humano ha realizado, manifestándose ese progreso en una mayor inteligencia y experiencia.
¿Qué pasaría si todos los seres humanos tuviéramos conciencia de nuestra hermandad?, ¿Qué pasaría si actuáramos bajo ese concepto de hermandad en todos los aspectos de la vida?, ¿Qué pasaría si el político, el empresario, el obrero, el pueblo, el religioso, se sintieran los unos a los otros como hermanos?, ¡Es tan fácil!, en la Tierra solo habría paz, alegría, equidad y amor. ¡Es tan sencillo y, sin embargo, tan lejos de que la mayoría alcance esa comprensión!
Hace poco más de dos mil años, Jesús difundió un postulado fundamental: “Ama al prójimo como a ti mismo”, sin embargo, a pesar de nuestros golpes de pecho, de nuestras visitas a las iglesias, o de emocionarnos en las procesiones, o con el sufrimiento de un niño, parece que hemos hecho poco caso.  Es posible que nos amemos a nosotros mismos y que tratamos de amar a las personas que nos agradan y a nuestra familia. Pero amar como verdaderos hermanos del alma, de manera incondicional, y amar al prójimo, sólo porque es un alma como nosotros, de naturaleza perfecta y con un destino infinito, ha sido siempre considerado como un sueño, un hermoso sueño del que hablamos y escribimos, pero para el que no trabajamos ni un ápice.
Desde que recibimos el mensaje de que nos amemos los unos a los otros como Dios nos ama, no hemos hacho absolutamente nada realmente práctico. Seguimos con nuestras peleas, nuestros odios, nuestro egoísmo, tratando de satisfacer nuestros cuerpos y nuestros apetitos materiales, dedicando todos nuestros esfuerzos para la consecución de nuestros egoísmos personales. 
            El amor, para la mayoría de la gente, no es realmente amor, sino una mezcla de deseo de amar y deseo de ser amado, más un deseo de realizar cualquier cosa para demostrar y evocar este sentimiento y, en consecuencia, sentirse más cómodo en la propia vida interna.
Este seudo amor, basado principalmente en la “teoría” del amor y del servicio, es la característica de casi todas las relaciones humanas, entre marido y mujer o padres e hijos. Ilusionados por un sentimiento hacia ellos y conociendo muy poco el amor del alma, amor que es libre en sí mismo y deja libres también a los otros.  
Más que amor, ese sentimiento es afecto; y el afecto sólo es el deseo, proveniente del cuerpo astral o emocional; no es el amor del alma, espontáneo, altruista, que no pide nada separado, que no pide nada para sí, ya que todo es hermandad. Y este sentimiento de afecto o seudo amor ata y confunde a toda la gente de buena voluntad, imponiéndole obligaciones que no existen y produciendo una especie de sueño del que se debe despertar mediante la difusión del amor verdadero y desinteresado.
Ese sentimiento que llamamos amor, en el ser humano más inferior se manifiesta como pasión animal, y es a medida que el ser va evolucionando cuando la facultad de amar va evolucionando también con la persona, pasando por distintas etapas: amor a la pareja, amor familiar, a los conocidos, al medio ambiente, y por último a la humanidad. Aumentando también gradualmente la sensación de hermandad, ya que ese último eslabón del amor, es el amor del alma, y para el alma no hay separación, sólo existe la identificación del corazón con total amor; cuanto más amor se demuestre, más amor llega. Sin obligaciones, sin ataduras.
Sentir y amar a todos como hermanos lleva al servicio, y el servicio incrementa la energía del amor. Entonces el ser humano da y recibe, porque el Universo le responde y las riquezas materiales y espirituales, llegan a él hasta la saciedad, cuando ya nada pide para sí.
Amor es la expresión de la vida de Dios, Amor es la fuerza coherente que renueva todas las cosas, Amor es todo lo que es, Amor es hermandad porque todos somos hijos de Dios y por lo tanto hermanos en la divinidad. Cuando se alcanza el Amor por todos los seres, sin tener en cuenta quienes son, el único propósito de la vida es servir y ayudar al mundo, siendo las necesidades del prójimo de mayor importancia que las propias.
Sólo quienes aman verdaderamente a sus semejantes pueden ver las cosas con claridad, sin sentirse atados hacia nada ni hacia nadie, y ayudando a todos sin distinción.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Servicio

          En el libro de Alice A. Bailey, (canalizadora del Maestro Tibetano Djwhal Khul), “Sirviendo a la Humanidad”, se define el servicio como el efecto espontáneo del contacto con el alma, el cual es tan definido y estable que la vida del alma puede afluir al mecanismo que el alma debe obligatoriamente emplear en el plano físico.

El servicio no es una cualidad ni una acción, tampoco es una actividad que la gente debe realizar de manera obligada, ni tan siquiera es un método para salvar al mundo. Servir es una manifestación de la vida. Es un anhelo y un impulso evolutivo del alma.
Es un instinto del alma y, por lo tanto, innato y peculiar al desarrollo del alma. Así como el “deseo” es la característica sobresaliente de la naturaleza inferior, el “servicio” es la característica sobresaliente del alma.
Pero ¿Cuántos seres humanos en la actualidad tienen contacto con su alma?, ¿Cuántos siguen los dictados de su naturaleza superior, desoyendo los deseos y los anhelos de su naturaleza inferior?, ¿Cuántos ocupan su tiempo en despertar, en crecer, en evolucionar, en servir, en amar?, ¿Cuántos son capaces de dar para un mendrugo de pan a quien no tiene, en lugar de una tableta menos de turrón, o de un juguete?, ¿Cuántos son capaces de ayudar una semana, en detrimento de una semana de sus vacaciones?
La mayor parte del tiempo y del dinero se pierden y gastan en cosas “no esenciales”. La inmensa mayoría de las personas dan poco o nada de su tiempo y de su dinero. Sin embargo, aun hay algunas personas que ofrecen, con sacrificio, lo único que poseen, y el poder y la energía que tal actitud libera es muy grande, mucho más grande que el poder y la energía conseguidos a base de meditar y meditar y meditar. Otros, los más, dan lo que les sobra y sólo cuando no implica sacrificio. Está bien, menos es nada, pero no es suficiente para satisfacer el anhelo del alma, de hecho, sólo se satisface el deseo del ego.
No es suficiente dar lo que sobra, se debe dar al máximo con comprensión y justicia para que la era del amor y de la luz, nuestra Era de Acuario, se introduzca con mayor celeridad. No importa dónde o a quien dar, basta dar, poco si se tiene poco tiempo o dinero; mucho, si se posee más.
El auténtico servicio es como una fuente que brota de manera espontanea en las personas de buena voluntad, de su corazón amoroso y de su mente inteligente. Es el resultado de entender que somos seres espirituales y no un cuerpo que quiere satisfacer sus deseos; es el efecto del ser humano cuando expresa lo que en realidad es, un divino Hijo de Dios; el servicio surge en la persona que sigue su camino hacia la realización, sin pensar en sí misma.
Es el sentirse separado de todo, lo que ha llevado a la humanidad a la situación de materialismo actual. Es imprescindible aceptar el desafío de vivir desde el alma, para dar nuestro tiempo, para dar nuestro dinero, para difundir estas ideas de unión con todo, de servicio a todos, de amor universal, en nuestra sociedad dormida, para ayudar a despertar a los que nos rodean, ignorando las críticas y las palabras de odio o de incomprensión. Hemos de tratar de olvidar nuestros asuntos, nuestras penas y preocupaciones, ante la urgencia de la tarea de ayuda material y espiritual que tenemos por delante, y llevar bien alta la bandera de la unidad, el amor, el servicio y la comprensión.
Nuestra vida ha de ser más profunda, y más en contacto con la propia alma. Hemos de ofrendar todo lo que poseemos para poder avanzar en el trabajo de salvación mundial, eliminar de la vida todos los obstáculos, dar todo lo que uno tiene, aunque sea una hora de tu tiempo a la semana, o un euro, un dólar, un sol o un bolívar; dar hasta el dolor de dar, hasta el valor de renunciar a nuestros pequeños o grandes deseos para que nuestra ayuda sea más eficaz.
Es cierto que para eso es imprescindible la inteligencia, la valentía y la buena voluntad. Pero tú puedes, tienes las tres cualidades.

domingo, 30 de octubre de 2011

Los engarces de la vida

            Todo lo que llega a nosotros desde el exterior: tristezas, disgustos, perdidas, enfermedades, no podemos permitir que afecten a la serenidad de nuestra mente. Porque todo, no es más que el resultado de nuestras vidas pasadas, y cuando llegan, sólo hemos de pensar que todo mal es transitorio y, por lo tanto, hemos de mantener la serenidad. Preocuparse por ello, es inútil, ya que son producto de nuestro Karma, y lo cierto, es que quedan totalmente fuera de nuestro control.

            No preocuparse por ellas, y no perder la serenidad, no quiere decir que no debamos ocuparnos de ellas. No sólo si debemos ocuparnos, sino que podemos hacer mucho. Podemos dirigirlas y modificar sus efectos sobre nosotros. ¿Cómo?, depende de la circunstancia. Imagina que alguien te empuja con la suficiente fuerza para desequilibrarte, pero si cambias la postura y afianzas los pies en el suelo, el empujón existirá, pero es muy posible que te mantengas en pie. Es lo mismo en las circunstancias de la vida, mantener el equilibrio es no darles más energía a través del pensamiento, que sería como amplificar el empujón y esperarlo apoyado sobre un solo pie.
            Todo depende de la actitud. Si afrontamos cualquier circunstancia de las que nos llegan del exterior con el ánimo y la actitud de que estamos cancelando una deuda, y que una vez cancelada, la deuda finalizará para siempre, es mucho más fácil de soportar el sufrimiento.
            No hay mal que cien años dure. Cualquier mal es transitorio, a no ser que lo mantengamos en nuestra mente de manera indefinida. Sólo tenemos que observar los ciclos de nuestra vida, pérdidas, enfermedades, situaciones desagradables: Todas han pasado, todas pasan al cabo de muy poco tiempo. Sólo aquellos que dan vueltas y más vueltas a cualquiera de sus circunstancias, sufren el dolor indefinidamente.
            No hay que adelantarse a los problemas, no hay que buscarlos, cuando lleguen, lo único que hay que hacer es ponerles remedio, y una vez solucionados, hay que olvidarlos. Un antiguo proverbio chino dice: “Si las cosas tienen solución, ¿por qué preocuparse?, y si no la tienen, ¿por qué preocuparse?”.
            El pago de nuestras deudas kármicas es muy pequeño, comparado con lo que se puede llegar a sufrir por las actitudes mentales erróneas, que pueden duplicar, triplicar o incluso multiplicar por diez el sufrimiento. La cantidad de deuda kármica que se ha de pagar no se puede modificar, pero si está a nuestro alcance incrementarlo o reducirlo.
            Cualquier dolor, cualquier sufrimiento, pasa. Lo único que permanece es nuestra serenidad, nuestra paz, nuestro crecimiento, nuestro carácter y nuestra evolución. Cuanto mayor sea el trabajo realizado en la construcción de nuestro carácter, cuanto mayor sea nuestra evolución, cuanto mayor sea nuestra conexión con nuestra alma, mucho menor sea el sufrimiento generado por las circunstancias de la vida. Circunstancias, que no aparecen de la nada, no aparecen por generación espontánea, sólo es nuestra propia programación, nuestra ruta de vida, para pagar nuestras deudas y seguir creciendo.
            Si permanecemos atentos/as a la vida, si la recibimos recogidos en nuestro silencio interior, observándola como un/a observador/a neutral, nos daremos cuenta de que los obstáculos que llegan enganchados a la vida, se resuelven sólo con estar presentes, verdaderamente presentes, viviendo el instante. Así comprobaremos que el problema llega, se resuelve y desaparece. Pero si nos quedamos agazapados reviviendo, en nuestra mente, el obstáculo pasado, aunque se haya ido con el discurrir de la vida, este seguirá con nosotros indefinidamente.
            El sufrimiento solo es una manifestación más de inmadurez, y será más o menos intenso, y más o menos duradero, en función de nuestro grado de inmadurez. La inmadurez nos abarca a todos, para eso estamos aquí, para conquistarla, para ganarle la batalla, poco a poco, avanzando en cada vida en la construcción de nuestro carácter, que es lo que nos va a llevar a conquistar la paz y la serenidad permanente.

jueves, 27 de octubre de 2011

La pareja ideal

            En muy raras ocasiones podemos contemplar una pareja ideal o perfecta. La mayoría de las parejas no tienen, afortunadamente, más que una especie de tolerancia mutua y son muchísimas las parejas que continúan juntas debido simplemente a la presión de la opinión pública y a la conveniencia por la falta de dinero, o por los niños. Pero, a pesar de eso, e incluso en más de una ocasión, las personas se casan o decidir unir sus vidas, y todos, sin excepción, lo hacen con la esperanza de que van a encontrar la mayor de las felicidades que puede conseguirse.

Las personas, en su interior, saben que sólo junto a otra pueden conseguir y acelerar su evolución, pueden aprender a amar y por eso se embarcan en la aventura de unión con otra persona.
Es como arriesgar todo a una sola carta y en contadas ocasiones logran materializar los deseos de felicidad plena. El problema reside en que cada miembro de la pareja busca en el otro algo que satisfaga sus propios anhelos, sus propias necesidades, cada parte busca que es lo que la otra parte puede dar, cada parte busca recibir.
 Si esto no se da, que es lo normal y natural, entonces el deseo de unión continuará como una sensación de necesidad no satisfecha ya que no se han cumplido las expectativas, y pueden ocurrir varias cosas: que se busque la satisfacción en otra unión, que tampoco se va a encontrar; que se separen; o que sencillamente se toleren.
El ser humano no es solamente un cuerpo físico, que es aquello que vemos, es mucho más, es un conjunto formado por hasta siete cuerpos. Para no complicarnos únicamente vamos a enunciarlos:
El séptimo cuerpo es el plano del espíritu puro. La energía le llega directamente de la Divinidad. En este plano, “Todo es Uno, y Uno es Todo”.
El sexto cuerpo, es el plano de la espiritualidad inferior.
El quinto cuerpo o mental superior, es el plano de la mente abstracta.
El cuarto cuerpo o mental inferior, que es el plano de la mente concreta. Es el plano del pensamiento concreto y se caracteriza por la memoria.
El tercer cuerpo, es el astral superior. Es donde se materializan las emociones y el deseo de unión.
El segundo cuerpo, es el astral inferior. Es el plano de los instintos, y se caracteriza por el deseo de atraer o poseer.
El primer cuerpo es el físico, de sobra conocido por todos nosotros.
La realidad es que la unión entre seres humanos no es más que una mera conjunción de cuerpos físicos, regida por el deseo de atracción. Es decir, la unión de los dos primeros cuerpos del ser humano. Faltará la unión de, al menos, otros cinco cuerpos. Y hasta que la unión no se realice en todos y cada uno de ellos, esta será incompleta, y la pareja permanecerá constantemente en un estado de hambre, ya sea sexual, emocional, intelectual o espiritual, que les hará buscar de manera permanente a su verdadera pareja.
Cada persona tiene distinto grado de evolución.
Un ser más primitivo, o mejor, menos evolucionado, apenas exigirá a su pareja más que la gratificación de sus sentidos, quedando completamente indiferente una vez que sus pasiones han quedado saciadas.
En el ser humano corriente de nuestra época, sólo están preparados normalmente para la unión los tres primeros cuerpos: el físico, el instintivo y el emocional; esto es: es capaz de unión física, de deseo instintivo y de tierno afecto por su pareja, pero faltará el acoplamiento intelectual, y por supuesto el espiritual.
Un ser ya más evolucionado, con su cuerpo mental en actividad, buscará una pareja que tenga intereses semejantes a los suyos propios. Será una unión física, instintiva, emocional, serán compañeros intelectuales y buscarán juntos la Divinidad.
Por lo tanto, es fácil entender, que si una persona tiene ya tres cuerpos en pleno funcionamiento y es capaz de un amor tierno y profundo y se une con una persona que no tiene más que dos cuerpos en actividad, que carece de todo concepto de una vida en común que vaya más allá de la gratificación pasional y física, no puede menos que producirse un desastre. O bien, si una persona tiene cuatro cuerpos en actividad y se une con otra que no es capaz de ser una compañera/o y amiga/o, también esa unión será un desastre.
Es una verdadera fortuna para una pareja si su crecimiento es igual y simultáneo. Entonces encontrarán en su unión una expansión y enriquecimiento de su amor, y según se vaya poniendo en funcionamiento un cuerpo tras otro y se una con el de su pareja, se conseguirá una unión que estará alcanzando verdaderamente el cielo. Si, por el contrario, uno ha alcanzado su plena evolución mientras que el otro todavía sigue creciendo más y más, la unión que comenzó felizmente terminará en un fracaso, ya que el más elevado de los dos será consciente de necesidades que el otro no puede ni comprender ni satisfacer.
En la pareja perfecta, la misma pareja se une con todos sus cuerpos, estando hasta sus cuerpos superiores en total funcionamiento. Esto les lleva a experimentar  mayor expansión y profundidad en su amor. La unión física, cuando existe deseo mutuo, dará armonía y equilibrio a su sistema nervioso; el amor unirá los deseos y aspiraciones en uno y enlazará a ambas personalidades; la adquisición de un  conocimiento común hará su amistad más y más estrecha; las creencias en similares conceptos y principios, dirigirán sus vidas por los mismos cauces, y los fines y objetivos espirituales completarán su unión hasta que habiendo alcanzado sus conciencias el nivel del espíritu puro, este gran amor de dos almas sobrepasará todas las limitaciones y absorberá el Universo entero en su unión.
Cuando se logra esto, se ha conseguido en el mundo físico el más grande impulso de evolución que es posible lograr. Estos dos seres, unidos así en todos los planos, “entran en la luz y no salen de ella nunca más” como entes separados, sino que se convierten en un solo ser con una doble naturaleza, completa en sí misma.

jueves, 25 de agosto de 2011

¡Se valiente!, ¡Atrévete!

            Sé valiente, atrévete. Atrévete a prescindir de tus libros, de las enseñanzas de los instructores y de tus maestros, de películas, de citas, y empieza a mirar y a vivir la vida, tal cual es, sin las contaminaciones de otros. Esos otros que te explican la vida desde su punto de vista, desde su lugar en el camino, desde la estatura de su evolución, desde sus propias lecturas o sus propias enseñanzas. A fin de cuentas, sólo son palabras, que de nada valen, ni tan siquiera pueden expresar fehacientemente un sentimiento.

            Atrévete a vivir tu propia vida, no la vida que ellos han vivido, vive tus propias experiencias, sin querer vivir las suyas, siente tus propios sentimientos, sin sentirte mal porque no sientes lo que ellos han sentido. Todo lo que te digan puede servirte de guía, de información, pero nada más, no debe condicionarte para vivir tu propia vida, ni para experimentar tus propias experiencias, ni para sentir tus propios sentimientos.
            Sólo vas a crecer, sólo vas a evolucionar, sólo vas a acercarte a Dios viviendo tu  vida. Ni la de los maestros, ni la de los escritores de libros, ni la de tus padres, ni la de tus hijos, ni la de nadie. Sólo vas a ser feliz viviendo tu propia vida.
            Nunca nadie ha aprendido viviendo otra vida que no sea la suya, porque cada vida es única. Cada ser ha de vivir una vida que en nada se parece a la que puedan vivir otros, porque es la vida que necesita vivir para aprender aquello que es necesario por el lugar que en su evolución ocupa.
            Además, contesta con honestidad, ¿De qué te han servido tantos libros, tantos cursos, tantas charlas, tantas clases de yoga, tantas meditaciones?, ¿Cuánto has avanzado?, ¿Cuánto eres más de feliz desde la primera lectura hasta hoy, o desde la primera charla, o desde el primer curso?, ¿Cuánta es la desidentificación con tu cuerpo?, ¿Cuánto tiempo permanece detenida tu mente?, ¿Cuánto has ayudado a los demás?, ¿Ya no criticas nada ni a nadie?, ¿Ya no juzgas?, ¿Has olvidado lo que son los celos, o la envidia?, ¿Cuánto han decrecido tus deseos?, ¿Cuánta información has dejado de esconder para no perder tu poder?, ¿Ya hablas siempre con la verdad absoluta, sin esconder nada?, ¿Cuánto ha disminuido tu orgullo?, ¿Ya sientes a todos como iguales?, ¿Has dejado de maltratar, aunque sólo sea de pensamiento?
            ¿Sabes que la iluminación se puede alcanzar en un instante, solo con el reconocimiento de lo que eres y la asunción de ese conocimiento? No necesitas a nadie para alcanzar el conocimiento. Lo vas a alcanzar solo/a, en tu silencio, en tu meditación, porque para alcanzarlo no hay ni tan siquiera  que extender la mano, él llega a ti cuando le permites la entrada, cuando dejas de creerte que eres un cuerpo, cuando asumes que eres energía, que eres un alma, y actúas como tal. Entonces te sientes invadido/a de una energía que sabes qué es eso que leías en los libros. Y en ese momento, ya no importan las vacaciones, ni el coche del vecino, ni el aumento de sueldo, en ese momento ya no importa nada que afecte a tu cuerpo, porque sabes de inmediato que todo lo que necesites te será dado, porque te has abierto a la Totalidad, porque te has abierto al Universo y todo lo que el Universo ya te enviaba, pero que tú en la cerrazón de tu mente no te permitías recibir, ahora va a entrar en tu vida a raudales.
            Y para llegar ahí, te sobran los maestros, para llegar ahí, tu eres tu propio/a maestro/a. Esa experiencia, ha de ser tuya, de poco vale que te contemos nuestra propia experiencia, incluso puede despistarte por querer encontrar algo parecido. El final siempre es el mismo, pero no la manera de llegar a él, no la manera de vivirlo, no la experiencia.
            Atrévete ya y vive tu propia vida.