El viaje del alma
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS
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viernes, 16 de febrero de 2024
miércoles, 14 de febrero de 2024
Popurrí (Alma, ego, vida, muerte, felicidad, etc.)
Tenía una idea, pero
no puede expresarla en un solo día. Fueron 3 los días que tardé en expresar la
idea y al final, la idea se desvirtuó y salió este popurrí.
Una creencia es una
actitud mental que consiste en aceptar una idea o una teoría, considerándola
verdadera, sin tener el conocimiento o las evidencias de que sea o pueda ser
cierto.
Los seres humanos
tenemos en nuestro baúl de almacenaje mental una gran cantidad de actitudes
mentales de este tipo. Con ellas intentamos complacer nuestras necesidades, a
través de algún tipo de explicación más o menos verosímil.
Las creencias pueden
cambiar y evolucionar, pueden desaparecer y generarse nuevas creencias. Hay que
tener en cuenta que solo son un pensamiento y, ya conocemos la volatilidad del
pensamiento.
He hecho un repaso de
mis creencias, (son un montón), para reflexionar sobre ellas, para actualizar
las que están desactualizadas, para modificar las que han ido evolucionando con
el tiempo y para borrar de un plumazo aquellas que son inservibles y,
completamente inútiles.
Y voy a comenzar con
la que tenía que ser la última: La muerte. El pensamiento de que las creencias
sobre la muerte tendrían que aparecer en último lugar solo es porque llega a
nosotros como desenlace de la vida. Es como la bajada del telón en una obra de
teatro.
A fin de cuentas, la
vida es como una obra de teatro.
Se abre o se levanta
el telón en el nacimiento. Alguien podría pensar, creencia), que el neonato
llega a la vida sin participación alguna por su parte. Tremendo error, (otra
creencia), el bebé llega a la vida en el momento preciso, (día y hora), en el
que él establece, en el lugar que él ha decidido, con la forma física necesaria
para llevar a cabo el trabajo organizado por él y con los padres consensuados,
que suelen ser almas que están encarnando con ese bebé en el 99% de sus vidas,
en diferentes papeles.
Cuando llegamos a la
vida lo hacemos con el libreto, marcado a fuego, en el alma, en el que aparece
reflejado el trabajo, escrupulosamente, planeado, para llevar a buen puerto, cada
una de las actividades con las que se va encontrando el actor en cada una de
las diferentes escenas que completan los diferentes actos de la obra de su
vida.
El alma conoce el
guion de la vida, pero quien tiene que controlar y gobernar la vida, que es el
ego, no solo tiene un total desconocimiento del guion, sino que ni tan siquiera
conoce que tal guion exista.
El ego es una especie de identidad personal
que construimos a partir de nuestras enseñanzas, creencias, experiencias,
deseos y necesidades. El ego es esa parte de nosotros que dice “yo soy”, “yo
quiero”, “yo pienso”.
El ego es como un caballo salvaje que
campa a sus anchas por nuestra propia vida eligiendo los acontecimientos para
involucrar a su dueño sin tener en cuenta el plan de vida del alma, porque lo
desconoce. Ni que decir tiene que el plan establecido por el alma, no se va a
cumplir en su totalidad y, suerte tendrá si que cumple, al menos, en una parte.
Y al finalizar la obra,
tan contradictoria, de su vida, se cierra el telón, es decir, aparece la
muerte. En ese momento finaliza el plan que había establecido el alma para la
vida que acaba de finalizar. Habrá que esperar a otra oportunidad, (una nueva
vida), para retomar el trabajo.
El ser humano, durante
todo el tiempo de vida, de esa vida, de la que desconoce que tiene un plan
establecido, en el que aparece un trabajo a realizar y un conocimiento que
adquirir, lucha con todas sus fuerzas para conseguir algo que casi nunca
consigue: la felicidad.
Es triste. El ser
humano no solo no consigue completar el plan establecido por el alma, sino que,
ni tan siquiera consigue llevar a buen puerto el plan terrenal que el ego se ha
marcado como objetivo.
Lo que el ego no sabe
es que tiene al alcance de la mano la consecución de cualquier objetivo
emocional que se proponga, siempre y cuando sea capaz de reconocer y aceptar
sus propias limitaciones, necesidades y deseos, siempre y cuando sea capaz de
trascender su propia ilusión y de conectarse con su verdadera esencia, que es
conciencia sin forma, paz y amor.
Y para que eso ocurra,
el ego solo tiene que activar una nueva función en su mente: Aceptar.
La aceptación es una
actitud que consiste en reconocer y asumir una situación, un pensamiento, una
emoción o un aspecto de uno mismo o del mundo, sin intentar cambiarlo o evitarlo.
La aceptación puede ayudarnos a afrontar mejor los problemas, a aprender de
nuestras experiencias y a encontrar una mayor paz interior. La
aceptación no significa resignarse o conformarse con lo que nos ocurre, sino
asumir la realidad y buscar soluciones o alternativas.
Esa actitud de aceptar
que nos ayuda a encontrar paz interior es la antesala de la felicidad. Así el
objetivo principal del ego estará cumplido.
martes, 13 de febrero de 2024
Por casualidad
Todo está
perfectamente calculado y planificado. Nada sucede por casualidad en nuestra
vida. No existe la suerte, no existen las casualidades, no existen los
accidentes. Todos en nuestra actual existencia, estamos recogiendo lo que
sembramos con anterioridad, en esta y en anteriores vidas y, a la vez, estamos
sembrando lo que recogeremos en las próximas.
sábado, 3 de febrero de 2024
martes, 30 de enero de 2024
Memento mori
La muerte es algo que no debemos
temer porque,
mientras somos, la muerte no es,
y cuando la muerte es, nosotros no
somos.
(Antonio Machado)
Los
seres humanos nos encontramos inmersos en una desenfrenada carrera hacia una
meta desconocida. ¿La nada?, ¿la muerte?, ¿Dios?
Pero
no solo es desconocida la meta, tampoco sabemos quién nos ha puesto en carrera,
ni sabemos para que corremos. No sabemos nada, solo que tenemos que seguir
corriendo, porque estamos subidos en una cinta sin fin que es la vida, que no
se detiene ni un instante
Aunque,
en realidad, la meta de la vida no es tan desconocida. Porque no sabremos
porque corremos, pero si sabemos que la carrera se acaba cuando, por alguna
causa, existe una incapacidad total para que se realicen los procesos
biológicos, que son los que animan la vida del cuerpo. Y ese es el final de la
carrera.
Parece
fácil deducir, por lo tanto, que la meta del ser humano es la muerte, pero, ¿después?,
¿después hay nada o existe una vida diferente?
Somos
muchos, ya, los que creemos que la muerte no es el final, sino una transición
hacia otro estado o dimensión. Como decía Mahatma Gandhi: “Si la muerte no fuera el preludio a otra vida, la vida presente sería
una burla cruel”.
Pero,
si al final de la vida física del cuerpo existe otra vida, (que podríamos
llamar la vida del alma), entonces si que sería bueno saber para que corremos,
para que vivimos, porque estar en la vida sin una razón, no solo parece una
burla, parece ridículo.
Si
nos asomamos a la ventana de la vida, solo para observar el mundo, podremos
comprobar que la vida es mucho más que ridícula. Es inhumana, despiadada, sanguinaria,
salvaje, violenta, atroz, sin una pizca de piedad, de compasión, de
misericordia, de humanidad.
No
puede ser esta sociedad sin entrañas la razón de la vida, ni sus líderes
políticos, religiosos o de opinión, un referente o modelo a seguir. La razón de
la vida no puede ser morir o matar, no puede ser robar, no puede ser mentir. La
razón de la vida tiene que ir en consonancia con la vida del alma, esa que nos
espera al otro lado de la muerte.
Y según lo que narran
los que han estado, algún ratito, es ese otro lado, por experiencias cercanas a
la muerte, todo lo que se vive en ese otro estado o dimensión es amor.
Por lo tanto, vamos a
pensar y a creer que la razón de la vida es aprender a amar y pongamos manos a
la obra, porque cuantos más seamos amando, podremos influir en el mundo más que
los ambiciosos líderes que nos manipulan a su antojo, escondidos tras la máscara
de los votos.
martes, 23 de enero de 2024
Vivir la vida
“Vivir es nacer a cada instante”
Erich Fromm
Dedica la vida a vivirla, no a vivir la vida de los demás.
La vida es plenitud, y cada segundo que intentas vivir la vida de los demás dejas de vivir la tuya, dejas de vivir un segundo de tu tiempo que no volverá a repetirse, conviertes tu vida en una vida incompleta.
La vida es demasiado hermosa para desperdiciarla, aunque sólo sea un segundo.
Desperdiciar la vida juzgando, opinando o criticando a otros es,
además, un trabajo insulso, ya que ese otro al que estás juzgando, es posible
que siga viviendo su vida tan feliz, sin enterarse de tus críticas o pasando de
ellas, porque sencillamente no las necesita; estás desperdiciando tu vida para
nada.
lunes, 22 de enero de 2024
¿Es necesario conocer sobre el Karma?
Me quedan algunas
dudas con relación al Karma. Bueno, en realidad, me quedan todas, porque de los
8 mil millones de personas que pueblan la Tierra, ¿cuántos saben lo que es el
Karma?, aún más, ¿cuántos han oído hablar de él?
Por lo tanto,
hablar del Karma no sé si puede ofrecer una perspectiva diferente, a quienes no
conocen el concepto, para ayudarles a expandir la comprensión espiritual
porque, es posible, que tampoco sean conscientes de su dimensión espiritual.
Soy consciente de
que no todos los seres humanos estamos transitando por el mismo punto
kilométrico. Es seguro que algunos ya estarán en su última vida y que otros
estarán iniciando su andadura como seres humanos y que, entre unos y otros, nos
encontramos una gran mayoría, cada uno, también, en diferente punto del camino.
Para ejemplo, el
mío puede ser un buen referente. Yo no escuché hablar del Karma hasta que
comencé a practicar yoga con algo más de 40 años y, sin embargo, mi vida hasta
entonces, como la de todos, estaba influenciada por mis pensamientos, mis
palabras y mis acciones, sin ser, en absoluto, consciente de ello. ¿Habría
variado, en algo, mi vida de tener conocimiento de la existencia del Karma?
Puedo asegurar que no.
Aunque, ahora que
estoy escribiendo y reflexionando sobre las ventajas o desventajas de conocer, o
no, lo que es el Karma, creo que tampoco es tan importante saber que existe. Me
baso en que, antes de saber del Karma, yo tenía buenos y malos pensamientos. En
relación a las palabras, unas veces, eran amables y agradables y, otras veces
no. Y con respecto a las acciones, unas eran buenas y otras no tanto. Puedo
afirmar que después de conocer sobre el Karma, mis pensamientos, mis palabras y
mis acciones han seguido por los mismos derroteros, sin detenerme, en ningún
momento, a reflexionar sobre las consecuencias que podían acarrear, en mi
futuro, como consecuencia de la reacción que mis acciones podían generar.
Es bien cierto que
el Karma implica una visión ética y espiritual de la vida y que nos invita a reflexionar sobre nuestras acciones y sus
consecuencias, y a buscar el equilibrio y la armonía con nosotros mismos y con
el mundo. El karma, también, nos ofrece la posibilidad de aprender de nuestros
errores y de superar nuestros obstáculos, para alcanzar la liberación y la
felicidad.
Lo que recuerdo, antes de saber sobre el Karma, es que después de realizar una acción
incorrecta, de tener pensamientos negativos o palabras que pudieran ofender a
otros, había una voz interior que me conminaba a reflexionar sobre mi erróneo
comportamiento, para pedir disculpas, para tratar de analizar el motivo de mí
proceder y, sobre todo, para que no se volviera a repetir tal desaguisado.
Ahora que sé sobre
el Karma, sigo actuando igual. La misma voz es la que sigue gobernando mi vida
y no soy consciente de haber reflexionado, ni una sola vez, sobre un pensamiento, una palabra o
una acción, motivado por el conocimiento de que existe el Karma.
domingo, 21 de enero de 2024
Fisicalidad versus espiritualidad (Carácter)
Los
seres humanos estamos muy ocupados en lo de siempre que es vivir nuestra
fisicalidad, ya que gran parte de nuestra vida se basa en las sensaciones, las
emociones, las acciones y las reacciones que tenemos como seres corpóreos. Es
decir, estamos muy ocupados en vivir.
Estamos tan ocupados
en vivir que parece difícil que podamos dedicarnos a otra cosa que no tenga una
relación directa con la vida, como podría ser vivir la espiritualidad.
Sin embargo, si algo
tiene una relación directa con la vida física, es el espíritu. El espíritu es
una parte fundamental de la naturaleza humana y tiene una relación estrecha con
el cuerpo físico, aunque no se limite a él.
Es el espíritu el que
anima y da vida al cuerpo físico. En Juan 6:63, Jesús dice: «El espíritu es el
que da vida, la carne para nada aprovecha. Las palabras que yo os he hablado
son espíritu y son vida».
La espiritualidad son
las cosas del espíritu y la razón de la vida es la búsqueda de sentido,
propósito y conexión con algo superior a nosotros mismos.
Vivir la
espiritualidad implica cultivar una actitud de apertura, curiosidad, gratitud y
compasión hacia la vida y hacia los demás. También implica reconocer nuestra propia
esencia divina y nuestra conexión con todo lo que existe.
La espiritualidad es
un camino personal, pero también colectivo, porque todos somos parte de un
mismo todo.
Por muy ocupados que
estemos en vivir nuestra fisicalidad no podemos, aunque queramos, olvidarnos de
nuestra espiritualidad. Solo es cuestión de actitud y carácter.
El carácter es el
conjunto de cualidades que nos definen como personas, como la honestidad, la
generosidad, la valentía, la humildad, etc. El carácter se forma a través de
las decisiones que tomamos, las acciones que realizamos y los hábitos que
desarrollamos. El carácter nos hace ser una persona íntegra, respetable y
admirable.
Y no debemos olvidar
mientras estamos viviendo la vida, ayudar a los demás, porque es una forma de
expresar el amor, la bondad y la solidaridad. Ayudar a los demás nos hace
sentir útiles, felices y agradecidos. Podemos ayudar a los demás de muchas
formas, como donando, haciendo voluntariado, enseñando, escuchando,
compartiendo.
Así, usando el cuerpo,
estaremos viviendo la espiritualidad, que es la única razón por la que tenemos
cuerpo.
El hilo conductor de la vida
“A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto,
y de pronto toda nuestra vida
se concentra en un solo instante.”
Oscar Wilde
La vida es, sin ninguna duda, como un hilo conductor en el que se
encuentran engarzados, como las cuentas de un collar, todos los acontecimientos
de la vida y, todos movibles. Solo hay dos cuentas fijas, el nacimiento, que es
el primer acontecimiento, y la muerte del cuerpo que es la última de las
cuentas engarzadas en nuestro hilo de vida.
Por eso, nada es casualidad. Un acontecimiento da paso al siguiente, no
importa el tiempo, solo importa que el aprendizaje del acontecimiento se haya
dado para dar paso al siguiente. Cuando se cierra una puerta, de manera
automática, se abre la siguiente puerta.
sábado, 20 de enero de 2024
El objetivo de la vida
La vida física solo tiene un objetivo fundamental; solo se trata de amar y no amamos mucho, porque no se ama cuando se juzga, cuando se critica, cuando se pierde la paciencia, cuando se teme, cuando se siente culpa, cuando la alegría ajena no causa alegría, cuando se siente rabia, cuando se siente decepción o frustración por no conseguir un deseo, cuando se siente indiferencia que es opuesta a la compasión, a la empatía o la solidaridad.
Ser espiritual
Dalai Lama
Aunque muchas
religiones se arrogan la exclusividad de la espiritualidad, esta no es
exclusiva de ninguna religión ni doctrina, sino que es una dimensión humana
universal que puede manifestarse de diferentes formas.
Ser espiritual no
significa renunciar al mundo ni a sus placeres, sino vivirlos con conciencia y
responsabilidad. Ser espiritual tampoco significa ser perfecto ni superior a
los demás, sino ser auténtico y humilde. Ser espiritual es un camino de
crecimiento personal y colectivo, que nos invita a descubrir y compartir lo
mejor de nosotros mismos.
jueves, 18 de enero de 2024
Alegría
La
alegría no está en las cosas, está en nosotros.
Richard
Wagner
Se identifica a la Alegría como un valor, por ser una gran herramienta para afrontar las dificultades de la vida o, aquello que los seres humanos consideramos como dificultad, con optimismo y esperanza
He elegido tratar, en
primer lugar, la alegría por ser uno de los valores de los que estoy más
necesitado. En realidad, más parezco el paradigma de la tristeza. Así que voy a
seguir mis propios consejos para erradicar la tristeza y vivir con alegría. Recuerdo
mi primera canalización, hace ya 25 años, en la que el ser que daba la
información me dijo, como introducción: “La
tristeza distorsiona la forma de tu realidad”. Algo he ganado, desde
entonces, aunque aún me falta algunos peldaños que subir en relación con la
alegría.
El término alegría
proviene del latín “alacer”, “alacris” y se puede traducir como suspicaz o
entusiasta, que nada le perturba y está animado.
Se ha demostrado que
los pensamientos optimistas tienen efectos positivos para la salud. Cuando un
individuo se siente feliz, el cerebro libera endorfinas. Las endorfinas son
pequeñas proteínas con una estructura química muy parecida a la morfina, por
eso se denominan como “morfina endógena”, es decir, producida por nuestro
organismo.
Se liberan en áreas
del cerebro que están en el centro de la supresión del dolor y son producidas
por la glándula pituitaria y el hipotálamo durante la actividad física
aeróbica, además de otros estímulos, como: el dolor, el consumo de alimentos
picantes o el consumo de chocolate, entre otros.
Tener un alto nivel de
endorfinas es muy positivo para la felicidad de las personas, ya que son
capaces de inhibir las fibras nerviosas que transmiten el dolor, además de
actuar a nivel cerebral produciendo experiencias subjetivas, como: mejorar el
estado de ánimo, disminuir la ansiedad y mantener una sensación de bienestar.
El papel de las
endorfinas es muy importante en la recuperación y tienen funciones esenciales
para la salud, como son: Promover la
calma, crear un estado de bienestar, mejorar el humor, reducir el dolor,
retrasar el proceso de envejecimiento, potenciar las funciones del sistema
inmunitario, reducir la presión sanguínea y contrarrestar los niveles elevados
de adrenalina asociados a la ansiedad.
Ayudan a aumentar los niveles de endorfinas, la
meditación, el masaje, la risa y la actividad física intensa, como correr.
La alegría tiene
efectos positivos para la salud y se puede entrenar, cultivar y compartir.
Algunas formas de hacerlo son:
- Buscar el lado
positivo de las cosas, incluso en las situaciones difíciles o adversas.
- Practicar la
gratitud, reconociendo y agradeciendo lo bueno que tenemos y lo que recibimos
de los demás.
- Disfrutar del
presente, viviendo el momento con atención plena y sin preocuparnos
excesivamente por el pasado o el futuro.
- Expresar la alegría,
sonriendo, riendo, celebrando, abrazando, elogiando y agradeciendo a los demás.
- Realizar actividades
que nos gusten y nos diviertan, como hobbies, deportes, juegos, arte, música,
lectura, etc.
- Cuidar nuestra salud
física y mental, durmiendo bien, alimentándonos sanamente, haciendo ejercicio,
meditando, relajándonos, etc.
- Rodearnos de
personas positivas, que nos apoyen, nos inspiren y nos contagien su alegría.
- Ayudar a los demás,
colaborando, cooperando, compartiendo, donando, haciendo voluntariado, etc.
La alegría es un valor
que se manifiesta en la actitud positiva de una persona, incluso ante
situaciones negativas de la vida. Tener la alegría como valor implica tener una
actitud positiva y contagiarla a los demás. La alegría también tiene un impacto
positivo en la salud y mejora la productividad de las personas. La alegría es
considerada uno de los valores de mayor subjetividad, pues hace referencia a la
preferencia de bienes que generan goce y placer, agrado o desagrado.
El amor puede ser la
causa más profunda y común para la alegría, ya que puede conllevar una óptima
forma de relacionarnos con las otras personas, circunstancia que causa más
alegría.
La alegría no debe
confundirse con la felicidad, ésta última supone un estado de satisfacción más
duradero y más vinculado con la evaluación racional de la propia vida y el
propio desempeño.
Te dejo algunas citas sobre la alegría
"La alegría no nos llega sin más. Tenemos que elegir la alegría y seguir eligiéndola cada día". - Henri Nouwen
"El
mundo está lleno de mucho miedo, mucha negatividad y mucho juicio. Creo que la
gente tiene que empezar a cambiar hacia la alegría y la felicidad. Aunque suene
cursi, necesitamos hacer un cambio". - Ellen DeGeneres
"Encuentra
el éxtasis en la vida; la mera sensación de vivir es alegría suficiente".
- Emily Dickinson
"La
alegría es oración; la alegría es fuerza: la alegría es amor; la alegría es una
red de amor con la que puedes atrapar almas." - Madre Teresa
“A
veces tu alegría es la fuente de tu sonrisa, pero a veces tu sonrisa puede ser
la fuente de tu alegría”. Thich Nhat Hanh
"Céntrate
en el viaje, no en el destino. La alegría no se encuentra al terminar una
actividad, sino al hacerla." - Greg Anderson
"Cultivar
la felicidad interior te permitirá tener una alegría sin límites sea cual sea
la situación". - Tom Miles
"Dormí y soñé que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida era servicio. Actué y he aquí que el servicio era alegría". - Rabindranath Tagore
lunes, 15 de enero de 2024
Íntimo y personal
De
alguna forma,
hemos
llegado a la creencia errónea
de
que no somos más que carne, sangre y huesos.
Por
lo que dirigimos nuestros valores a cosas materiales.
Maya
Angelou.
Tengo un conflicto
interno, intimo y muy personal. Es sobre lo que va apareciendo en este
escaparate.
Este blog nació, hace
ya más de 13 años, para que, de alguna manera, sirviera como guía para las
personas que se asomaran a él.
En aquella época,
septiembre del año 2010, daba por concluida una etapa, que había tenido una
duración de 10 años, al frente del centro de yoga y salud Tikum.
En ese tiempo, cada
viernes realizábamos una meditación gratuita abierta a cualquier persona que
quisiera meditar con nosotros. Y, antes de la meditación, dedicábamos un
espacio para comentar sobre algún tema de espiritualidad. La idea del blog era
recoger los temas espirituales que podrían tener cabida en ese espacio anterior
a la meditación y que, con mi marcha del centro, dejaban de realizarse.
Mi pensamiento era y,
sigue siendo: “si esto le es útil, aunque solo sea a una persona, es perfecto. Habrá
cumplido su objetivo”.
Y si, ha estado y,
sigue cumpliendo su objetivo. Sé que ha sido de utilidad para muchas personas.
Pero cuando me asomo a
la ventana de la vida, tengo la sensación de que nuestra evolución como seres
humanos de ha detenido o se ha ralentizado. Por eso, no parece suficiente
hablar de espiritualidad. Hace falta algo más sencillo. De ahí el conflicto
interno.
En ese algo más,
pensaba ir introduciendo algo como los “valores” que, aunque, también, sean
intangibles, pueden ser más entendibles que el amor incondicional, la energía o
el propio pensamiento.
La idea es abrir el abanico de posibles lectores.
He pensado en los
valores por ser los principios por los que se rige una persona, un grupo o una
sociedad. Los valores son conceptos abstractos, pero se manifiestan en
cualidades y actitudes que desarrollan las personas.
Los valores que
adoptamos motivan muchos de nuestros comportamientos. De hecho, ellos son los
que motivan muchas de nuestras decisiones.
La importancia de los
valores reside en reconocer los principios que rigen los comportamientos y
sentimientos de los seres humanos, y que les motivan a ser cada día mejores
personas.
De eso se trata, de
ser cada día mejores personas, más compasivas, compartiendo, colaborando,
ayudando, agradeciendo, disfrutando del momento presente con alegría.
domingo, 14 de enero de 2024
sábado, 13 de enero de 2024
Ética
Como parece difícil educar en valores
a una
sociedad adulta,
seamos el espejo
que reflejen esos valores al mundo.
Alfonso
Vallejo
Alguna vez he
comentado que es en el momento de la ducha matinal cuando aparecen
informaciones en mi cerebro que, incluso, he llegado a calificar como “resbalaciones”,
(revelaciones con riesgo de resbalar), porque son la base de algún tema que,
más pronto que tarde, tengo que trabajar porque si no me va a seguir
importunando a lo largo de varios días con sus duchas incluidas.
La
última de estas resbalaciones ha sido: Llevo años hablando de Dios, de energía,
de reencarnación, de amor incondicional, de la fuerza del pensamiento, de
crecimiento, del alma o del Plan Divino. Sin embargo, cuando observo la
sociedad, la misma sociedad en la que convivo, me parece anclada a siglos luz
de esa espiritualidad que todos deberíamos de perseguir.
Por
eso, ¿qué pasaría si me centro, un poco menos en el espíritu y un poco más en lo
que parece que, realmente, interesa a la persona?
¿Es posible vivir de manera
diferente?, ¿es posible que los seres humanos conversemos como seres racionales
para llegar a acuerdos y conclusiones válidas para todas las partes?, ¿es
posible vivir en paz y armonía?, ¿es posible un mundo de igualdad de
oportunidades?, ¿es posible que ningún ser humano pase hambre?, ¿sabemos hacia
donde vamos como humanidad?, ¿existe algo más, aparte de la propia
supervivencia?, ¿somos los seres humanos, realmente, dueños de nuestros actos?
A
riesgo de ser calificado de iluso, yo contesto “si” a todas las preguntas. Sin
embargo, por mucho que yo responda sí, es evidente que cada persona daría una
respuesta diferente y, además, con total conocimiento de causa, porque seguro
que su vida es, más o menos, coherente con sus respuestas.
Está
claro que cada cosa que se hace tiene un fin y que, todas las acciones se encaminan
a algún bien, que no tiene por qué ser, necesariamente, el mismo bien que otra
persona crea necesitar. Aunque, personalmente, creo que todos necesitamos lo
mismo.
¿Por
qué existen discrepancias entre diferentes personas?, ¿por qué, incluso,
existen discrepancias en una misma persona, entre lo que hace y lo que dice?
Entre
lo que se hace y lo que se dice que se debe de hacer existe todo un abismo, un
abismo del que, precisamente, se ocupa la Ética.
La Ética, también
llamada filosofía moral, se define como la disciplina que estudia la conducta
humana.
La Ética se relaciona
muy estrechamente con la moral, pero es diferente a esta. Mientras la moral se
refiere a normas adoptadas por tradición, la ética es una disciplina que
reflexiona sobre cuáles acciones serían correctas. Por eso, en el lenguaje
común, la Ética también puede ser entendida como el sistema de valores que guía
y orienta el comportamiento humano hacia el bien.
Los “valores éticos”
son principios que regulan la conducta de un individuo y se basan en lo que se
considera moralmente correcto. Algunos de los valores éticos fundamentales son
la justicia, la libertad, el respeto, la responsabilidad, la integridad, la
lealtad, la honestidad y la equidad. Estos valores se adquieren durante el
desarrollo de cada ser humano en el entorno familiar, social, escolar e incluso
a través de los medios de comunicación. Los valores éticos muestran la
personalidad del individuo, una imagen positiva o negativa, como consecuencia
de su conducta.
Son los valores éticos
los que permiten regular la conducta del ser humano para lograr el bienestar
colectivo y una convivencia armoniosa y pacífica en la sociedad.
Para Aristóteles, la
ética es el móvil y el medio para alcanzar la felicidad.
Hablemos, entonces, de
como conseguir los valores, que cada persona necesita para conseguir la
felicidad, que es, sin ninguna duda el bien que cada persona desea conseguir
con cualquiera de sus pensamientos, palabras y acciones.
Hablemos de Ética.
Hablemos de valores.
viernes, 12 de enero de 2024
jueves, 11 de enero de 2024
Juzgar y criticar
Para evitar el juicio
y la crítica son necesarias dos actitudes: la aceptación y el respeto.
Decía Carl G. Jung:
”Lo que niegas te somete, lo que aceptas
te transforma”
La aceptación es esa
actitud que va a permitirte reconocer y tolerar las situaciones, pensamientos,
emociones o aspectos de nosotros mismos o del mundo que nos rodea, sin intentar
cambiarlos o evitarlos. La aceptación nos ayuda a afrontar los problemas de
forma más efectiva, a aprender de nuestras experiencias. La aceptación no significa resignarse o conformarse,
sino asumir la realidad y buscar soluciones. La aceptación se puede practicar y
mejorar a lo largo de la vida, y es una herramienta poderosa para vivir de forma
más plena y equilibrada.
Cualquier juicio,
cualquier opinión, cualquier crítica, no es más que un reflejo de la propia
persona, no es más que un reflejo de sus pensamientos, no es más que un reflejo
de sus creencias.
Pero, los
pensamientos y las creencias de cada uno, ¿por qué han de ser aplicables al
resto del mundo? Los pensamientos y las creencias de las personas no son más
que una manifestación de su nivel de evolución, no son más que una
manifestación de su carácter, y en ningún caso sirven para ninguna otra
persona, porque cada persona está en un nivel de evolución determinado, cada
persona vive una circunstancia específica en su vida, distinta a cualquier
otra.
Para que se
termine el juicio, la opinión y la crítica, sólo hay que aplicar una regla, el
respeto. Cuando se respeta se acepta, y ante la aceptación todo está bien.
Cualquier cosa que haga cualquier persona, ha de ser aceptado y respetado,
porque es algo que pertenece a su vida, a su aprendizaje y su evolución.
Te propongo un
ejercicio sencillo, dedica un día a vivir sin juzgar, sin criticar y sin opinar
lo que hagan los demás, a mirar con otros ojos, a respetar y aceptar cualquier
cosa que hagan las personas de tu entorno, a colocarte en su lugar si por
cualquier causa la mente pudiera contigo y surgiera la crítica. Ni tan siquiera
tienes que comprender, solo respeta y acepta.
El respeto y la
aceptación es entrenamiento y práctica, por lo que la crítica va a surgir. No
te enfades contigo, si la crítica ha sido mental, pide perdón mentalmente y
comienza nuevamente, observando lo mejor de la persona, focalizando tu atención
en sus cualidades. Con la práctica, te acostumbrarás a observar las acciones de
los demás como observas un día de sol, o las flores, o el vuelo de los pájaros,
sin que te afecte lo más mínimo.
Cuando consigas
incorporar a tu vida el respeto y la aceptación, vas a sentirte libre, ya que
el ejercer de juez, de manera permanente, es agotador.
miércoles, 10 de enero de 2024
El poder de elección
Puede ocurrir, que
habiendo olvidado que tenéis el poder de la elección, os sintáis atrapados en
una relación, en un trabajo, en la vida o por ciertas circunstancias y, las
cosas se han de poner muy mal, hasta que se encuentra el deseo, el coraje, y el
respeto personal para tomar nuevas decisiones. A no ser que seáis conscientes
de que tenéis el poder de decir no, nunca podréis, verdaderamente, decir si, a
las relaciones, al trabajo, a la vida, a cualquier cosa.
No tenéis que esperar
para hacer cambios positivos y poderosos. No tenéis que ir al trabajo, no tenéis
que ir a la guerra, no tenéis que estar casados o tener hijos, o actuar como
otra gente espera o desea. No tenéis que hacer nada. Simplemente reconocer que
cada acción o inacción, y vuestra voluntad para aceptar esas consecuencias, os
da el poder y la libertad para escoger quien ser, dónde estar y que hacer. Es
entonces cuando la vida pasa de ser una obligación a una oportunidad
maravillosa. Es entonces cuando los milagros ocurren.
El milagro de elegir,
es el milagro de crear la vida. No tenéis que preguntaros si estáis en el
camino adecuado, con la persona correcta, o haciendo el trabajo idóneo. No. Solo
tenéis que elegir vivir cada día por elección, y vivir al máximo.
Del libro "Cartas a Dios" de Alfonso Vallejo
Sobre el pecado
Y dijo Dios:
No existe el
pecado. Yo nunca me ofendo por nada de lo que los seres humanos podáis hacer,
decir o pensar, y no me ofendo porque os amo sobre todas las cosas, y sé que cualquier
cosa que hagáis, digáis o penséis, es cosa del ego, no del alma.