El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 11 de enero de 2024

Juzgar y criticar

 

Para evitar el juicio y la crítica son necesarias dos actitudes: la aceptación y el respeto.

Decía Carl G. Jung: ”Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”

La aceptación es esa actitud que va a permitirte reconocer y tolerar las situaciones, pensamientos, emociones o aspectos de nosotros mismos o del mundo que nos rodea, sin intentar cambiarlos o evitarlos. La aceptación nos ayuda a afrontar los problemas de forma más efectiva, a aprender de nuestras experiencias. La aceptación no significa resignarse o conformarse, sino asumir la realidad y buscar soluciones. La aceptación se puede practicar y mejorar a lo largo de la vida, y es una herramienta poderosa para vivir de forma más plena y equilibrada.

Cualquier juicio, cualquier opinión, cualquier crítica, no es más que un reflejo de la propia persona, no es más que un reflejo de sus pensamientos, no es más que un reflejo de sus creencias.

Pero, los pensamientos y las creencias de cada uno, ¿por qué han de ser aplicables al resto del mundo? Los pensamientos y las creencias de las personas no son más que una manifestación de su nivel de evolución, no son más que una manifestación de su carácter, y en ningún caso sirven para ninguna otra persona, porque cada persona está en un nivel de evolución determinado, cada persona vive una circunstancia específica en su vida, distinta a cualquier otra.

Para que se termine el juicio, la opinión y la crítica, sólo hay que aplicar una regla, el respeto. Cuando se respeta se acepta, y ante la aceptación todo está bien. Cualquier cosa que haga cualquier persona, ha de ser aceptado y respetado, porque es algo que pertenece a su vida, a su aprendizaje y su evolución.

Te propongo un ejercicio sencillo, dedica un día a vivir sin juzgar, sin criticar y sin opinar lo que hagan los demás, a mirar con otros ojos, a respetar y aceptar cualquier cosa que hagan las personas de tu entorno, a colocarte en su lugar si por cualquier causa la mente pudiera contigo y surgiera la crítica. Ni tan siquiera tienes que comprender, solo respeta y acepta.

El respeto y la aceptación es entrenamiento y práctica, por lo que la crítica va a surgir. No te enfades contigo, si la crítica ha sido mental, pide perdón mentalmente y comienza nuevamente, observando lo mejor de la persona, focalizando tu atención en sus cualidades. Con la práctica, te acostumbrarás a observar las acciones de los demás como observas un día de sol, o las flores, o el vuelo de los pájaros, sin que te afecte lo más mínimo.

Cuando consigas incorporar a tu vida el respeto y la aceptación, vas a sentirte libre, ya que el ejercer de juez, de manera permanente, es agotador.


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