La
Sanación Espiritual es la práctica de canalizar la Energía Divina para que
interactúe sobre todas las dimensiones existenciales del ser humano.
La
Sanación Espiritual actúa en la dimensión espiritual. Durante la terapia el
terapeuta y el paciente entran en un espacio sagrado que es un nivel
elevado de conciencia en el que se produce la sanación canalizando hacia el
paciente una determinada gama de frecuencias de la Energía Universal para
limpiar y transmutar las energías negativas, que en su forma de bloqueos
energéticos, impiden el paso de las energías positivas que mantienen
la buena salud en todas las dimensiones del ser. Y lo hacen limpiando en
profundidad para que no quede ningún residuo energético desfavorable que pueda
volver a emerger y actuar como núcleo inicial al que se puedan ir anclando otras
energías negativas similares.
Las
personas que son tratadas con la Sanación Espiritual reciben una transmisión de
energía que reestructura y reordena las energías alteradas y reactiva sus recursos naturales, su sistema
inmunitario y sus fuerzas internas para ayudarles a enfrentarse a la
enfermedad, y sobre todo a la causa, que no es más que sus malos hábitos, sus perniciosas rutinas, sus
emociones destructivas y sus pensamientos negativos y carentes de amor hacia sí
mismos y por extensión hacia los demás.
Aumenta
en el paciente, si este así lo decide, su capacidad de recuperación y consigue
mejorar su sintomatología, así como aumentar la confianza en sí mismo para
afrontar su enfermedad, para dejar de verse a sí mismo como enfermo y dejar de
identificarse, de una vez y para siempre, con su enfermedad y pasar de sentirse
como un "ser enfermo" a verse como un “ser humano” completo, con
un desarreglo en su cuerpo físico: "Yo no soy mi enfermedad".
La
Sanación Espiritual ayuda a sanar, o si la sanación no es posible, ayuda a la
persona a aceptar la enfermedad como vehículo de crecimiento.
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