Y
dijo el Maestro:
Si
creces espiritualmente para tu propio lucimiento, es un crecimiento incompleto.
Si
no te sientes reconocido por tu sabiduría espiritual, por tus magnificas clases
o terapias, o por tu altruismo, es un crecimiento incompleto.
Si
ante los avatares de la vida crees que Dios no es justo contigo, porque opinas
que estás dando mucho más que lo que recibes, es un crecimiento incompleto.
Si
realizas tu trabajo espiritual en termino de ganancias económicas, en lugar de
entrega, es un crecimiento incompleto.
Si
le temes al fracaso, es un crecimiento incompleto.
Si
engañas, si criticas, si juzgas, si envidias o te comparas con otros, es un
crecimiento incompleto.
Si
no piensas en los demás, tanto como en ti mismo, es un crecimiento incompleto.
Si das lo que te sobra, en lugar de
dar lo que te falta, es un crecimiento incompleto.
Un
crecimiento espiritual completo es el de aquel a quien todos encuentran cuando
le pueden necesitar porque saben que van a obtener su ayuda, bien sea material
o emocional, porque saben que les va a dedicar su tiempo, acompañando,
escuchando, respetando, comprendiendo, aconsejando, sin recibir de él una
crítica, un enfado, una queja, un reproche. Él sabe que le necesitan y punto.
Y es posible que no
sepa lo que es la meditación, ni haya oído hablar nunca de yoga y que no sea
flexible por su abultada barriga, porque come carne a diario ya que no le gusta
lo verde, que nunca ha escuchado hablar de Maestros Ascendidos, de Reiki o de
energía, que no entra en los lugares de culto porque no cree en las religiones.
El solo cree en Dios, en los seres humanos, en el amor, en la compasión, es la
ternura, en la dulzura, en la misericordia.
Si creces para la
galería es incompleto, porque está recubierto de orgullo, de soberbia. Y la
soberbia espiritual es un poco difícil de erradicar, porque cuesta trabajo de
percibir en uno mismo.
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