El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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domingo, 9 de septiembre de 2012

Rediseñar la vida

            ¿Alguna vez te has sentado a la orilla de un río para contemplar como corre el agua por su cauce? El agua que iba pasando, lenta o rápida, por delante de ti, nunca era la misma, siempre era distinta. Lo podrías comprobar si algo flotara en el agua, pasaría por tu espacio visual, sin detenerse ni un instante. Así es la vida, siempre continua, sin detenerse, como el fluir del agua por el cauce del río.
            Y si la vida no se detiene, ¿Por qué intentamos detenerla nosotros, quedándonos anclados en sucesos del pasado, en palabras que alguien nos ha dirigido, o sencillamente en nuestros propios pensamientos?, ¿Qué pasaría si construyéramos en el río una especie de brazo, por el que el agua fluyera para ir a dar a algún lugar donde quedara estancada?, pues que al cabo del tiempo, el agua estancada comenzaría a descomponerse. Se volvería putrefacta y maloliente.
            Ocurre exactamente lo mismo cuando detenemos, en nosotros, el libre fluir de la vida.  Por un lado, nos perdemos vivir la vida, no estamos en su cauce, y la vivimos de manera tangencial, viéndola pasar desde el punto en que nos encontramos detenidos, no la vivimos plenamente. Y por otro lado, en ese permanecer estancados, estamos alimentando nuestro cuerpo físico con la energía estancada, que como el agua, también se pudre. Ahí surge la enfermedad, ya sea física, mental o emocional.
            Nuestra percepción de la vida, no es entonces clara. La vemos y la vivimos a través de nuestra aura, que es tan putrefacta y maloliente como el agua estancada; la observamos a través de nuestros pensamientos, que también permanecen detenidos en algún punto del pasado, y entonces, podemos calificar a la vida, posiblemente, como mala, triste, dura, etc., según sean los propios pensamientos; la sentimos a través de nuestras emociones, que atados a nuestros pensamientos, son incapaces de vivir una vida plena.
            Ante eso, sólo nos queda, para vivir la realidad de la vida, salir del punto donde nos quedamos estancados, y volver al cauce de la vida para seguir su fluir, como un corcho que flotara en la corriente del río.
            Es bueno para no quedarnos anclados en algún punto del pasado, rediseñar la propia vida. Siéntate en soledad y en silencio, con un papel y un lápiz, y honestamente, comienza a rediseñar tu vida, comienza a escribir como es la vida que te gustaría vivir: Lugar de residencia, tipo de vivienda, trabajo, relaciones, etc., etc., etc.
Una vez hecho, compáralo con la vida que vives. Es posible que llegues a la conclusión de que tu vida actual, de seguir en las mismas condiciones, no tiene ningún aliciente. Cuando la realidad, es que cada instante de vida siempre es nuevo, siempre es pleno, siempre está lleno de alicientes, de sincronicidades, de alegrías. Cada instante de vida, vivido plenamente, es un instante menos que nos queda para llegar a gozar de nuestra plena divinidad, sin estar atados al cuerpo, sin estar atados a la materia, que tan difícil hace nuestro recorrido.
            A partir de ahí, está en tus manos hacer realidad la vida escrita en el papel. Recuerda que, en la actualidad, estás viviendo la vida que en algún momento decidiste vivir. Cada acción genera una reacción. Tu vida de hoy, es fruto de tus acciones del pasado. Si tu vida actual no coincide con el nuevo diseño, comienza a trabajar, “con valentía”, para conseguir esa nueva vida. Olvídate de lo que digan o piensen los demás. Tu felicidad sólo depende de ti, no de lo que otros digan o piensen.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Ruegos


              En una tabla de piedra en la iglesia de Saint Paul de Irlanda del Sur se encuentra un texto encabezado por la palabra DESIDERATE, que podríamos traducir por ruegos.
            Ve tranquilo y sereno ante el ruido y las prisas, sé la representación de la paz que cobija el silencio.
Siempre que puedas sé amable con los demás sin que ello te resulte una carga.
Expresa tu verdad tranquila y clara, y escucha a los otros, incluso al necio e ignorante, ellos también tiene su historia.
Evita a las personas ruidosas y agresivas, son una tormenta para el espíritu.
No te compares, si te comparas con los demás, te amargarías y te sentirías nulo, porque siempre habrá alguien que sea más grande o pequeño que tú.
Alégrate de tus propios resultados y de tus proyectos.
Permanece interesado en tu propia carrera por modesta que sea.
En tus ocupaciones profesionales, deja que rija la cautela, porque el mundo está lleno de engaño. Pero esto no debe hacerte ciego a la honradez que también existe. Muchas personas luchan por altos ideales y en todas partes la vida está llena de heroicidades.
¡Sé tú mismo! Sobre todo no finjas simpatías. No seas cínico respecto al amor, porque siempre está permanente, igual que en la faz de toda sequía y deserción está la hierba.
Soporta amable y sereno los consejos de la edad y encomienda con benevolencia las tareas a la juventud.
Fortalece la energía de tu espíritu para que te proteja del mal repentino.
No te intranquilices con vanas esperanzas.
Sé bueno contigo mismo, con una saludable medida de autodisciplina.
Eres un hijo del Universo, no menos que los árboles y las estrellas. Tienes derecho a estar aquí y, sin duda, el universo seguirá su curso como está previsto, seas consciente de ello o no.
Por lo tanto, vive en paz con Dios, sea cual sea el concepto que tengas de Él y sean cuales sean tus anhelos y esfuerzos.
Conserva la paz en tu alma en el ruidoso laberinto de la vida, ya que a pesar de la apariencia, de las fatigas y de los sueños rotos, LA VIDA ES BELLA. SÉ PRUDENTE. ASPIRA A LA FELICIDAD.
 

viernes, 24 de agosto de 2012

A Dios rogando....

            ¿No te gusta la vida que llevas?, ¿Tienes la sensación de que está a a punto de suceder algo, que no sabes qué, pero que no termina de pasar nunca?, ¿Tu vida es una repetición de situaciones insufribles?, pero, ¿Haces algo nuevo para que cambie todo eso que no te agrada?, ¿Eres consciente de que si siempre haces las mismas cosas, el resultado siempre será el mismo?

            Bueno, es posible que si hagas algo, lamentarte. Pero solo con lamentos no vas a conseguir nada. Si no cambias alguna cosa en tu vida, no puedes esperar resultados distintos, todo será siempre igual, pesadamente igual, aburridamente igual, tristemente igual. Es como la persona que siempre va al mismo cine donde proyectan la misma película. Es claro que siempre va a ver esa misma película. Para cambiar de cinta, en necesario que cambie de sala.
            La vida es cambio. La vida es un fluir permanente. Es imprescindible el cambio. Pero para cambiar es necesario, en primer lugar, saber cuáles son los resultados que te gustaría obtener. ¿Sabes lo que quieres? Rediseña tu vida. Escribe con todo lujo de detalles cual es el tipo de vida que deseas, y cuando realmente tengas claro que es lo que deseas obtener, piensa en las acciones que deberías poner en marcha para conseguir los nuevos resultados. ¡Con valentía!, ¡sin miedo!, ¡con decisión!.
            De nada vale lamentarse, ni enfadarse, ni quejarse. Recuerda que energías de la misma calidad se atraen, y que lamentos, quejas y enfados, sólo hacen que llegue a ti más de lo mismo. Si quieres alegría, paz, felicidad y amor, has de sembrar esas semillas en tu campo emocional, y después, regarlas y cuidarlas con mimo, para que cuando llegue la época de la recogida, sea ese el fruto que haya en tus campos. Pero si no cambias las plantas que crecen en la actualidad en tu campo, miedo, tristeza, dolor, sufrimiento, seguirás recogiendo el mismo fruto una cosecha tras otra.
            Para cambiar tu vida:
-          Medita sobre el tipo de vida que deseas.
-          Ten claro que has de hacer para conseguirlo.
-          Se valiente para afrontar los cambios.
-          Trabaja para consolidar esos cambios.
-          Ten paciencia mientras esperas los resultados.
-          Olvídate del “qué dirán”. La gente que te rodea no está acostumbrada a ver personas valientes y felices en su camino, y harán lo posible para zancadillear cualquier proyecto que se salga del estándar de la sociedad. A ellos les gusta que el resto del mundo sea tan infeliz como ellos mismos.
Y mientras tanto, para no volver sobre tus pasos, observa los boicots y las trampas que tu propia mente va tejiendo para sacarte del nuevo camino que te has trazado, y enviarte de nuevo, al camino conocido.
            Ánimo, al final de ese nuevo camino, te espera un nuevo mundo lleno de felicidad, lleno de alegría, lleno de amor, y lleno de dinero, si eso es lo que has decidido. La vida es de los audaces.

martes, 21 de agosto de 2012

Yo confieso (VI)

            Recuerdo epítetos que con más frecuencia me han ido dedicando, y me siguen dedicando: “descastado”, “pasota”, “despegado”, “indiferente”, “raro”, “babau”, y un sinfín de ellos más. Todo porque no expreso, como se supone que debería hacerlo, según la conciencia social, sentimientos o expresiones de dolor, de euforia, de tristeza, de ira, etc.

            A veces, yo mismo me pregunto porque no me alegran o me entristecen las situaciones que alegran o entristecen a los demás, y mi propia respuesta, es que no es exactamente así, ya que sí siento la alegría, y el dolor, y la rabia, y el miedo, pero, afortunadamente, no me dura mucho. Dura tan poco, que no tengo tiempo de exteriorizarlo, y cuando dura un poco más en el tiempo, me siento absorbido hacia dentro de mí, como si me recogiera en mi interior, analizando la causa de dicha emoción y de las circunstancias por las que se ha producido.
            Lo que sí siento, siempre, es el estado de las personas que se supone son responsables de alterar mis emociones, o las de otro, llegando a un estado de comprensión del porqué de tal actitud. Llegado a este punto, siempre encuentro una justificación a tantas y tantas conductas irracionales, sintiendo, en la mayoría de los casos, una tristeza infinita, al comprobar, que todo el dolor y todo el sufrimiento con el que cargan a otros, se podría evitar si dejaran de conducirse por los instintos, alimentados por la irracionalidad de sus mentes; se podría evitar si las personas vivieran desde el corazón, dejando descansar sus mentes malévolas, y actuaran sintiendo que el otro es uno mismo.
            Me alegro infinito desde ese lugar de mi interior, de ser descastado, pasota, o el sinfín de calificativos que me dedican, y sobre todo, me alegro, porque no siempre ha sido así. Creo que ha sido más una evolución desde antiguos ataques de rabia, o de ira, o de tristeza o incluso de euforia, hasta los actuales momentos de serenidad, de paz interior, o de pasotismo, y por ende, de felicidad.
            Soy feliz con mi esposa, pero no por mi esposa; soy feliz con mi trabajo, pero no por mi trabajo; soy feliz con mi vida, pero no por mi vida. ¡Soy feliz conmigo! No hay nada fuera de mí que me haga feliz o desdichado, todo me da igual, es cierto. Creo que todo está donde debe de estar, y además se ha colocado, o yo he ayudado a colocarlo, para ser feliz de la mañana a la noche, un día tras otro.
            En el recorrido que he hecho por mi vida para escribir esta entrada, soy consciente de que tampoco ha sido tan duro, y ni tan siquiera trabajoso. Supongo que todo empezó un día en el que debí de sentirme el más desdichado de los mortales, por alguna perdida, o por alguna decepción importante, y buscando la fórmula para que no se volviera a repetir, llegué a la conclusión de que no había nada, ni había nadie, que me llenara completamente, por lo que yo sólo debía encontrar la fórmula para sentirme lleno, a pesar de….., y la formula es:”Todo está bien”.
            Todos somos iguales, y allí donde llega una persona, puede llegar cualquiera otra. Tú también puedes conseguirlo. Está en tus manos. Eso sí, te van a llamar desapegado, babau, raro, pasota, etc., etc., pero a ti te va a dar igual.

martes, 31 de julio de 2012

Conocer el futuro


            El ser humano tiene una sed insaciable por conocer cómo será su futuro, y acude a clarividentes, tarotistas, quiromantes, leedores de hoja de coca o de los posos del café, sólo por citar unos cuantos.
            La información que ofrecen estas personas, puede ser correcta o no, pero si tiene un efecto sobre la persona, en muchos casos positivo: Condiciona, de alguna manera su vida, ya que se generan nuevas formas de pensamiento, es decir nuevas energías, capaces de atraer a su vida, las bondades pronosticadas por el psíquico.
            Es la “Ley de la Atracción”. Al recibir la noticia de posibles buenos acontecimientos en su vida, (menos mal que no se suele informar de los malos augurios), deja de lado las viejas formas de pensamientos, que  mantenían a la persona en la ciénaga de su pensamiento circular, basado en su desgracia, en su mala suerte, en su sufrimiento, en su dolor, en su incertidumbre; para adquirir nuevas formas de pensamiento que catapultan a la persona a una nueva esperanza.
            No olvidemos que energías de la misma calidad se atraen, con lo que sin ser conscientes de ello, empiezan a trabajar a favor de las predicciones del psíquico.
            Pero ocurriría exactamente lo mismo si se cambia el pensamiento sin haber pasado por la consulta del futurólogo.
            Sin embargo, nada de esto sería necesario, si fuéramos conscientes de que es el propio ser humano el que está planificando, de manera permanente, su futuro con sus acciones, sus emociones y sus pensamientos de hoy. Cada persona es total y absolutamente responsable única de su vida, y la cosecha que cada uno va a recoger en el huerto de su vida, es sólo aquello que sembró, regó, abono y cuidó con mimo con anterioridad a la cosecha.
            Solamente hay que ser conscientes. Conscientes de los pensamientos y de las emociones con las que convive la persona, para saber cuál será su fruto, ya que son esos pensamientos y emociones, la semilla que va germinando con el paso del tiempo.
Para cambiar el fruto, sólo hay que sustituir la semilla.
          Todos somos psíquicos. Todos tenemos los mismos poderes, poderes que estarán más o menos desarrollados, en función  de nuestra propia evolución y de nuestro propio crecimiento. Evolución y crecimiento que es un continuo desde nuestra primera visita a la materia, por lo que no es fruto de la casualidad “los poderes” de cualquier persona. Sólo es un efecto de su evolución en vidas anteriores.
            Mucho mejor que consultar el mañana, es planificarlo y trabajar, para que esa planificación llegue a buen puerto. Trabajar para crecer y evolucionar, es conocer de antemano el futuro. Futuro, que de hecho, no interesa en absoluto a esas personas que han alcanzado un cierto grado de madurez.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Nadie nace maestro, pero todos tenemos la maestría

            Los seres humanos estamos viviendo un momento apasionante. Hemos nacido justo en la época en la que tenemos la posibilidad de trascender de seres humanos a seres espirituales, y la única escuela expedidora de certificados es nuestro corazón. Es a través de él como vamos a realizar la conexión con nuestra alma, para recordar así de dónde venimos, y comportarnos, de una vez por todas, como los seres divinos que somos, dejando de lado los sueños ilusorios que nos va presentando nuestra mente.
Cualquier cambio de conciencia, cualquier sanación, cualquier crecimiento, cualquier evolución, ha de realizarse, en soledad, desde el interior de la persona. Y es momento ya de comenzar ese trabajo, si es que aun no estás inmerso de lleno en él, porque el ser humano debe poner fin a esa fuerza centrífuga que le mantiene alejado de sí mismo.
            El cambio de conciencia, con todo lo que arrastra tras de sí, debería de ser nuestra tarea principal, y no la especulación ridícula que realizan miles y miles de personas, que trabajan para el cambio cuando sobra tiempo, cuando no se puede ya doblegar la ansiedad o como fuerza de arrastre después de un curso.
            Nadie nace maestro, y sin embargo, todos tenemos la maestría, porque todos tenemos en nuestro interior todo el Conocimiento de Luz y de Amor. Sólo hay que aprender a vivir desde el corazón, y una vez en él, de manera automática sale a flote toda la Luz, todo el Amor y todo el Conocimiento.
            Sin embargo, podemos tener  un problema. Estar en la creencia de que ya vivimos desde el corazón, y no aparecer ni rastro de ese Conocimiento.  El problema estriba en que tenemos la creencia de que vivimos en el corazón, pero no vivir realmente en él. Eso solamente es otra ilusión de la mente, posiblemente una de las peores, ya que genera una especie de orgullo espiritual, que en vez de acercarnos al corazón, nos separa cada vez más.
            Hay señales claras que indican que se vive desde el corazón:
·       Sentir al resto de la humanidad como verdaderos hermanos: Cero críticas, cero juicios.
·       Respetar la libertad y el libre albedrío de todos: Familia, amigos, conocidos y desconocidos. No manipular.
·       No discriminar a nadie por razón de raza, de sexo, de estatus social, de religión o de tendencia sexual.
·       Ayudar y servir física, material, moral y espiritualmente a todos los que lo necesiten. No con lo que te sobra, sino con lo que te falta.
·       Ser totalmente honestos, claros y coherentes. El pensamiento, el sentimiento y la palabra han de ir siempre en la misma dirección.
·     Perdonar cualquier ofensa, y bendecir al ofensor. No existen ofensas, existen lecciones. Recuerda que sólo se perdona de manera natural, cuando el ofendido se coloca en lugar del ofensor.
·       Amar a todos y a todo por igual. Aceptar a todos y a todo de la misma manera.
·       Aceptar únicamente las verdades que resuenen en el corazón o en el alma, dejando que la intuición sea la guía de la vida.
·      Sentir que “todo está bien”.
Para todo esto, has de comprometerte contigo, has de tener voluntad de trabajo y paciencia para esperar los resultados, sin expectativas. La meditación y el silencio son dos grandes aliados en el viaje al corazón. Es fundamental el silencio, ya que cuando la mente está viviendo en la plenitud de su ruido, no deja espacio para escuchar los mensajes, más sutiles, del corazón.

lunes, 13 de febrero de 2012

Alma, cuerpo, deseo, emoción

            Hay algo que ronda en mi interior desde hace días, o meses, y soy incapaz de ponerle palabras. Es un estado de ánimo, es algo que sabes y que no sabes cómo, ni por qué lo sabes. Tengo la misma sensación de cuando tienes un nombre o una palabra en la punta de la lengua y no termina de salir, o de cuando despiertas de un sueño, que con los ojos aun cerrados sabes que has soñado, pero en cuanto abres los ojos el sueño desaparece.
            Es algo que conocía intelectualmente, pero que aun no había hecho carne, es decir, que no era algo consustancial de mi carácter. Es algo muy sutil, es la disminución, que aún no la eliminación, de emociones, tanto las que suponen alegría o exaltación del estado de ánimo, como las que arrastran a la persona a un estado de impotencia o tristeza.
            Aun no sé cómo ha llegado esa disminución de emociones. Aunque en realidad más que una disminución de emociones es la constatación de que “todo está bien”, es el no ponerle vías a la vida y dejar que discurra por sí sola,  es la eliminación o disminución del deseo, es no esperar cosa alguna de algo o de alguien, es dejar que todo llegue sin haber realizado un pronóstico previo. Es vivir sin más, y además vivir feliz.   
            ¿Cómo llegar a este punto? El factor más importante pasa por ser conscientes de la vida:
-          Es primordial saber quién eres. Tienes que tener claro que eres un alma que durante una temporada has decidido vivir en la materia. Pero este concepto ha de estar total y absolutamente claro. No vale tener claro el concepto sólo intelectualmente, tiene que estar asimilado y ser una característica del carácter. Para llegar a vivir desde el alma se ha de trabajar con constancia en dos direcciones:
a)      Entrar, cada vez con más frecuencia, en nuestro interior, donde se encuentra todo el conocimiento del alma. Eso se consigue meditando, y
b)      Ser conscientes cuando vivimos desde el cuerpo, para rectificar y vivir desde el alma de manera consciente, para que se vaya grabando en nuestros chakras dicha manera de actuar.  
-          Es también importante ser consciente de tus pensamientos. Ahí están los deseos, están las expectativas, están las críticas, están los juicios. Ante cualquier deseo, hazte estas preguntas: ¿Qué gana mi alma con la consecución o no consecución de ese deseo?, y si dejo mi cuerpo dentro de una hora ¿Para qué quiero conseguir nada? Son preguntas que yo me he estado haciendo durante tiempo.
-          También puedes meditar en el chakra del alma, situado a treinta centímetros por encima de tu cabeza; incluso puedes ir repitiendo: “Yo soy el alma”. El chakra se activa, aparecerá una llama dorada encima de tu cabeza, y te mantendrás más unido a tu Alma Superior.
A la hora de la verdad todo son técnicas. Casi nada se aprende y se consigue por generación espontanea. De nada vale leer, ni escuchar, si no practicas. Todo conlleva su trabajo, aprender a andar, a leer, aprender un oficio,  aprender a conducir, poder comer cada día y pagar un techo donde cobijarnos. Todo requiere trabajo, dejar de vivir desde el cuerpo con ¿sufrimiento?, y vivir ¿felices? desde el alma, también.


viernes, 11 de noviembre de 2011

Dejemos de ser bebés

            La sociedad actual, nuestra sociedad, está inmersa en una crisis, y no solamente en la crisis económica que afecta a todo el primer mundo. Está inmersa en una crisis de valores, no, más que una crisis de valores, mejor llamarle ausencia de valores. Porque ¿Dónde queda la verdad, el bien, lo sagrado, la solidaridad, la honestidad, la generosidad, la colaboración, la lealtad, la palabra, el respeto?

El ser humano está prisionero del trabajo, de la moda, de la comodidad, de la superficialidad, del dinero, del poder, del halago, de la admiración de los demás, del que dirán; y para conseguir liberarse de esa prisión de acaparamiento de cualquier tipo, no repara en medios, aunque sea pisoteando y engañando a otro ser humano.
Lo único que ofrece nuestra sociedad es un ambiente tóxico y nocivo en el que es imposible poder cultivar los valores humanos, que son, justamente, con los que se puede conseguir un cambio de rumbo en el mundo actual. Es imprescindible apartarse de los estamentos de poder, ya sean políticos, religiosos o de otro tipo, porque estos, que deberían ser servidores del pueblo y procurar por su bienestar y su felicidad, lo están utilizando para satisfacer cualquiera de esos fines tóxicos que la sociedad y sus más afamados representantes tienen como bandera.
Por lo tanto, ha de ser la persona, en solitario, y en su soledad, la que ha de cambiar los planteamientos que le presenta la sociedad y actuar por cuenta propia. Ha de ser cada persona, la que consiga cambiar la sociedad a través de su propio cambio, para que surja una nueva, basada en el respeto, en el amor y en los valores del corazón.
Antes de seguir dejarme presentaros un relato muy gráfico que encontré en Internet: Había una vez un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para disminuirlos y pasaba días y días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas.
Cierto día, su hijo pequeño invadió su lugar de trabajo, diciendo que quería ayudarle a trabajar, y el científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar, pero viendo que era imposible sacarle de allí, el padre pensó en algo que pudiese darle, con el objetivo de distraer su atención por un largo rato.
Se encontró entonces con una revista en donde venía el mapa del mundo, ¡justo lo que necesitaba! Con unas tijeras recortó el mapa en varios trozos y junto con un rollo de cinta autoadhesiva transparente, se lo entregó a su hijo diciendo: "Como sé que te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo en pedazos para que tú lo repares sin ayuda de nadie".
El científico calculó que al niño le llevaría mucho tiempo componer el mapa, que no conocía de nada, por lo que se dispuso a volver a su tarea.
Pero no fue así. Pasado un breve tiempo, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente: "Papá, papá, ya hice todo, he conseguido terminarlo".
El padre no dio crédito a las palabras del niño. Pensó que se habría aburrido y que querría irse a jugar. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño, pero para su sorpresa, el mapa estaba completo y perfectamente ensamblado.
"¿Cómo había sido capaz si no conocía nada del mundo?", se preguntó el padre. El niño, respondió feliz: "Papá, yo no sé cómo es el mundo, pero al otro lado del mapa del mundo estaba la figura de un hombre. Así que di vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí conozco bien. Y entonces, cuando conseguí arreglar al hombre, también había logrado arreglar el mundo."
Grafico, ¿no? Es el hombre el que tiene que cambiar para que el mundo cambie. Es el hombre el que ha de hacer una transición de lo viejo a lo nuevo, y así, todos juntos, lograremos un mundo mejor.
Ese cambio, esa transición, sólo es un cambio de conciencia, o crecer, o evolucionar, o madurar, o construir el carácter. En la actualidad, el ser humano es como un bebé, o como un borreguito. Va allá a donde le dictan los patrones de esta sociedad caduca, y va como las ovejas, sin salirse del patrón, porque……. ¿Qué pensará la gente? Si se sale del patrón, y empieza a respetar a los demás, y a ayudarlos, y a sentir compasión, y empieza a meditar, y no buscar las alabanzas, y no criticar, y tratar a los demás, sean quienes sean, como sus hermanos, y a ser honesto y generoso; la gente, la sociedad, puede pensar que es un loco, o que está abducido por una secta.
En muchas ocasiones, o en todas, el disparo de salida para empezar a dejar de ser bebé, y empezar a crecer, se siente en el interior: Es como un vacio, como un aburrimiento, las cosas que antes llamaban la atención, ahora cansan. A partir de ese instante es cuando hay que dejar atrás eso que impide el crecimiento: El miedo, miedo al rechazo, miedo a la crítica, miedo a la soledad.
La vida de los seres humanos, está construida sobre ese miedo, que los padres y educadores se encargan de incentivar. La persona está encogida por ese miedo, lo que la hace estar permanentemente a la defensiva, siempre la falta algo, siempre tiene necesidad de más. Más amor, más dinero, más poder, más aceptación, más atenciones. La persona está vacía, y ese vacío, no lo puede llenar con nada de lo que le pueda presentar la sociedad.
Para aliviar ese vacío, la persona ha de recogerse desde el exterior, hacia su interior, para empezar a sanar sus heridas, las producidas por la lucha permanente contra el vacío generado por la sociedad. ¿Cómo?, aceptando, permitiendo, perdonando y amando. Sin querer que las cosas sean como a uno le gustaría. No, las cosas son como son, y no hay que tener ningún interés en como deberían ser.
A fin de cuentas, lo único que hay que sanar es el miedo que hay detrás de todo: miedo a enfrentarse con la propia oscuridad, miedo a vivir, miedo a dejar que se exprese lo que el corazón siente. Y todo eso equivale a falta de Amor.
Es bueno, al llegar a ese punto, preguntarse: ¿qué quiero realmente?, porque si se ha llegado aquí, ya no valen los modelos y las normas que dan los ideales políticos, personales o espirituales, los estándares de salud, de belleza o sanidad, de cómo deberían ser las cosas, o de cómo hay que comportarse. Todos tratan de definir lo que es bueno e interesa a la persona.
¡Que pocos aciertan: lo único que es bueno para la persona es el Amor!, y el Amor no está en el exterior, está dentro, rodeando a la persona con su presencia, ¡sólo hay que permitirlo! Porque nosotros, ya somos Amor, y Paz, y Luz, y Sabiduría; pero no permitimos que se exprese ninguna de esas cualidades, las tapa el miedo.
Deja que el mundo sea como es, no quieras cambiarlo a través de la mente, no lo vas a conseguir; pero si puedes cambiar “tu mundo”, únicamente cambiando tú, únicamente creciendo y dejando de ser ese borreguito que va detrás de los cánones que la sociedad marca. Y si somos muchos los que cambiamos, el mundo dará un giro de 180 grados.

domingo, 30 de octubre de 2011

Los engarces de la vida

            Todo lo que llega a nosotros desde el exterior: tristezas, disgustos, perdidas, enfermedades, no podemos permitir que afecten a la serenidad de nuestra mente. Porque todo, no es más que el resultado de nuestras vidas pasadas, y cuando llegan, sólo hemos de pensar que todo mal es transitorio y, por lo tanto, hemos de mantener la serenidad. Preocuparse por ello, es inútil, ya que son producto de nuestro Karma, y lo cierto, es que quedan totalmente fuera de nuestro control.

            No preocuparse por ellas, y no perder la serenidad, no quiere decir que no debamos ocuparnos de ellas. No sólo si debemos ocuparnos, sino que podemos hacer mucho. Podemos dirigirlas y modificar sus efectos sobre nosotros. ¿Cómo?, depende de la circunstancia. Imagina que alguien te empuja con la suficiente fuerza para desequilibrarte, pero si cambias la postura y afianzas los pies en el suelo, el empujón existirá, pero es muy posible que te mantengas en pie. Es lo mismo en las circunstancias de la vida, mantener el equilibrio es no darles más energía a través del pensamiento, que sería como amplificar el empujón y esperarlo apoyado sobre un solo pie.
            Todo depende de la actitud. Si afrontamos cualquier circunstancia de las que nos llegan del exterior con el ánimo y la actitud de que estamos cancelando una deuda, y que una vez cancelada, la deuda finalizará para siempre, es mucho más fácil de soportar el sufrimiento.
            No hay mal que cien años dure. Cualquier mal es transitorio, a no ser que lo mantengamos en nuestra mente de manera indefinida. Sólo tenemos que observar los ciclos de nuestra vida, pérdidas, enfermedades, situaciones desagradables: Todas han pasado, todas pasan al cabo de muy poco tiempo. Sólo aquellos que dan vueltas y más vueltas a cualquiera de sus circunstancias, sufren el dolor indefinidamente.
            No hay que adelantarse a los problemas, no hay que buscarlos, cuando lleguen, lo único que hay que hacer es ponerles remedio, y una vez solucionados, hay que olvidarlos. Un antiguo proverbio chino dice: “Si las cosas tienen solución, ¿por qué preocuparse?, y si no la tienen, ¿por qué preocuparse?”.
            El pago de nuestras deudas kármicas es muy pequeño, comparado con lo que se puede llegar a sufrir por las actitudes mentales erróneas, que pueden duplicar, triplicar o incluso multiplicar por diez el sufrimiento. La cantidad de deuda kármica que se ha de pagar no se puede modificar, pero si está a nuestro alcance incrementarlo o reducirlo.
            Cualquier dolor, cualquier sufrimiento, pasa. Lo único que permanece es nuestra serenidad, nuestra paz, nuestro crecimiento, nuestro carácter y nuestra evolución. Cuanto mayor sea el trabajo realizado en la construcción de nuestro carácter, cuanto mayor sea nuestra evolución, cuanto mayor sea nuestra conexión con nuestra alma, mucho menor sea el sufrimiento generado por las circunstancias de la vida. Circunstancias, que no aparecen de la nada, no aparecen por generación espontánea, sólo es nuestra propia programación, nuestra ruta de vida, para pagar nuestras deudas y seguir creciendo.
            Si permanecemos atentos/as a la vida, si la recibimos recogidos en nuestro silencio interior, observándola como un/a observador/a neutral, nos daremos cuenta de que los obstáculos que llegan enganchados a la vida, se resuelven sólo con estar presentes, verdaderamente presentes, viviendo el instante. Así comprobaremos que el problema llega, se resuelve y desaparece. Pero si nos quedamos agazapados reviviendo, en nuestra mente, el obstáculo pasado, aunque se haya ido con el discurrir de la vida, este seguirá con nosotros indefinidamente.
            El sufrimiento solo es una manifestación más de inmadurez, y será más o menos intenso, y más o menos duradero, en función de nuestro grado de inmadurez. La inmadurez nos abarca a todos, para eso estamos aquí, para conquistarla, para ganarle la batalla, poco a poco, avanzando en cada vida en la construcción de nuestro carácter, que es lo que nos va a llevar a conquistar la paz y la serenidad permanente.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Cambiar ahora

            Vivimos en un mundo de fantasía, queremos dos o tres casas, nos gustaría amasar mucho dinero y tener un coche de lujo, o dos, o tres. La belleza física es un merito importante, ya que hemos limitado y reducido nuestra existencia al plano físico. Tiene más mérito darle patadas a una pelota que escribir un libro. Nos falta carácter, voluntad y compromiso. A menudo decimos cosas que no son ciertas, y las decimos sinceramente. Estamos destrozando el planeta. El hombre explota a la mujer, el empresario al obrero, la religión explota a sus seguidores, el político a los suyos y los bancos a todos. Matamos por poder, matamos por dinero, matamos en nombre de Dios.

¿Hasta cuándo?, ¿Cuándo seremos conscientes  de nuestra ceguera, que nos impide ver la presencia de Dios en nosotros, y en todas las cosas?, ¿Cuándo dejaremos de ser una parodia de nosotros mismos?, ¿Cuándo podremos experimentar el ser queridos, respetados y comprendidos, sólo por el hecho de ser seres humanos, con independencia de si se es joven o viejo, hombre o mujer, blanco o negro, cristiano o musulmán?, ¿Cuándo empezaremos a amarnos y a valorarnos a nosotros mismos?, ¿Cuándo dejaremos de pensar en nuestro futuro, para ser conscientes de que nuestro futuro es ahora?
Y ¿Si lo hiciéramos ahora? Ahora es un buen momento para empezar a tener control sobre nosotros mismos, sin dejarnos manipular por nuestra mente, o por los políticos, o por las religiones, o por la cultura del dinero. Ahora es buen momento para no idealizar a nadie más que a uno mismo. Ahora es buen momento para fortalecer nuestra voluntad y nuestro carácter. Ahora es buen momento para empezar a ver a todos como hermanos, y sentir su sufrimiento como propio.  
Si hacemos eso, terminaremos con las desgracias colectivas de la humanidad, como el hambre, la falta de vivienda, la violación, la guerra, el racismo, la discriminación y la contaminación ambiental. Porque nada será mío o tuyo, todo será de los dos, todo será de todos.
Y así será cuando alcances a entender que no eres un cuerpo independiente separado de todo, porque eres energía interconectada con todo y con todos, así será cuando entiendas que no tienes que preocuparte por el futuro, porque el futuro no existe, es ahora; así será cuando sepas que no tienes que buscar a Dios, porque somos Dios, porque cada átomo de nuestro cuerpo físico y energético es Dios. No vale que lo leas, no vale que no discutas, no vale que realices cursos, solo valdrá cuando lo integres completamente en ti, cuando sea una creencia mucho más clara que la creencia de que eres hombre o mujer.
¿Cuándo sabrás que está integrado? Cuando no te importe la crítica de los que todavía viven en la prehistoria. Cuando tu vida sea una vida de ayuda, de servicio, de compromiso. Cuando vivas en el corazón, para tocar con tu energía al corazón de los otros. Cuando sientas que tu vida es plena, es satisfacción, es alegría, es felicidad. Cuando no desees nada, porque sabes que lo tienes todo. Cuando sientas Amor por cada persona, por cada planta, por cada animal, cuando sientas Amor por todo. 
Puedes permanecer anclado/a en tu actualidad de miedos, de envidias, de rencores, de críticas; o dar un paso de gigante y vivir en la gracia, en el conocimiento y el Amor. Esta en tu mano.

sábado, 13 de agosto de 2011

Humildad & Soberbia (Santa Rosa de Lima)


            Deseo de aparentar, de ser admirados y conocidos, amor propio, orgullo, deseo de reconocimiento. ¿Dónde dirías que queda aquello que dijo Jesús: “Quien se humilla será ensalzado”? Todas, o casi todas las personas tienen una especie de necesidad de hacer algo grande, de alcanzar un ideal, algo superior, algo que haga hablar a los demás de ellos.
            Se puede alcanzar algo grande, o pequeño, y se puede conseguir con soberbia o con humildad.
            No merece la pena hablar de la soberbia. Los soberbios y orgullosos, lo son tanto, que ni tan siquiera son capaces de reconocerlo, no se conocen a sí mismos. Será cuando reconozcan que esa faceta, es una parte muy importante de su pobreza y su debilidad de carácter, cuando den comienzo a la maduración y construcción de este. Será cuando empiecen a rectificar y a vivir más humildemente, cuando reciban el reconocimiento, cuando ya no lo busquen.
           Sí prefiero hablar de la humildad. Porque ser humilde no es negar las propias cualidades, ni dejar de aspirar a realizar algo grande, ni hablar mal de uno mismo, o fingir defectos que no se tienen. Es sencillamente, tener un conocimiento cabal de uno mismo, conocer tanto los defectos como las virtudes, y no alardear de ninguno de ellos. El humilde ve las cosas como son, lo bueno como bueno, lo malo como malo. En la medida en que una persona es más humilde crece una visión más correcta de la realidad. Ser humilde es acercarse a la Verdad, porque es acercarse a Dios.
            Una buena manera para vivir en humildad, es dejar de compararse con los hombres, y compararse con los Santos, o con el mismo Dios. Ahí es donde se aprecia la infinita pequeñez de la que disfrutamos los humanos. Ahí es de donde nace el verdadero afán de superación, el afán de llegar más lejos en la vida espiritual, dejando, sin más importancia que la que realmente tiene, la vida terrenal, que desgraciadamente se rige, en la actualidad, por lo que podríamos denominar “intercambio interesado”: Yo te quiero para que me quieras, yo te doy para que me des, para que me lo agradezcas, para que dependas de mí, para tener poder sobre ti.
            He llegado aquí leyendo la biografía de Santa Rosa de Lima, nacida humilde y hermosa, llegando a ser muy culta, entregó su vida, para remediar las enfermedades y miserias de quienes iban a buscarla, creyendo ciegamente en su virtud y santidad. Murió con treinta y un años y en tan corta edad, ya era considerada una santa en vida. Hizo caso omiso a cualquier beneficio terrenal, porque sólo deseaba alcanzar la Unión con Dios. Vivió una vida de servicio, oración y penitencia. Lejos, muy lejos de las vidas que vivimos hoy.
            No es necesario flagelarse, ni vivir una vida de aflicción para acercarse a la santidad, o si no te gusta la palabra santidad, cámbiala por evolución, o crecimiento, o madurez, o felicidad, o paz interior, o iluminación. Pero si es necesario el trabajo en uno/ mismo/a, con humildad, con la misma humildad con la vivió Santa Rosa de Lima. Es necesaria la unión en esta vida terrenal con la naturaleza y con el resto de seres humanos, para alcanzar la Unión con Dios, que es nuestra única y verdadera finalidad.
            Sintiendo la energía de la casa donde vivió tan magnífica mujer, sentía que mi alma iba a escapar de la cárcel del cuerpo, ya que era incapaz de contener tanta paz y tanto amor como se respiraba en el lugar, y pensaba que ojala todos los mortales pudieran sentir por un instante la fuerza del alma y la desidentificación del cuerpo, ya que así antepondrían el trabajo espiritual y la humildad, al afán de conseguir bienes terrenales. Ojala supieran los mortales cual es la verdadera vara con la que son medidas nuestros avances y cualidades.
            Quiero terminar, con la mayor humildad, con un himno dedicado a Santa Rosa:
Cuando, Señor, en quieta lontananza
Se encienden los fulgores de este día,
No dejes avivar nuestra esperanza,
Atiende al corazón que en ti confía. 

Van a pasar por manos laboriosas
Los granos de un rosario de ilusiones,
Acógelas, Señor, que son hermosas,
Amor y don de nuestros corazones. 

Mujer llena de Dios, oh Santa Rosa,
Vivir para el Señor, para el Amado,
Fue el ansia de tu amor, gracia divina,
Llevada de Su fuerza y de Su mano.

No olvides los que vamos de camino
Siguiendo en el desierto tus pisadas,
Aboga ante el Señor favor divino,
Seguir como seguiste sus llamadas. 

Proclamen nuestros labios la grandeza
Del Padre que en el Hijo nos dio gozo,
Y, siendo nuestra herencia la pobreza,
Nos colma de su amor el Fuego Santo.

miércoles, 10 de agosto de 2011

¿Seguro que quieres ser feliz?

            Voy recibiendo correos con comentarios de las distintas entradas del blog, y leyendo alguno de ellos, tengo que utilizar casi todas las técnicas que conozco para no deprimirme. Ya que después de más de ciento cincuenta entradas hablando de lo mismo, porque siempre es lo mismo con distintas palabras, unas veces comenzando por la “a” y otras por la “z”, recibo algún comentario en el que me dicen que no saben cómo hacer para sentir paz, felicidad, alegría y amor, que no saben cómo hacer para dejar de sufrir, o para dejar de darle vueltas a los mismos pensamientos una y otra vez, o que se sienten invadidos por la rabia, por el rencor o por el odio y no saben cómo parar esa rueda.
            Leyendo estos correos, yo me pregunto: ¿Realmente quieren salir de la rueda en la que se encuentran inmersos?, porque para dejar atrás cualquier pensamiento circular, que es la única razón de cualquier tipo de sufrimiento, de ira, de tristeza, etc., sólo hay que desearlo. ¡Sí!, ¡Ya sé!, que nadie quiere sufrir, y que todos deseamos dejar atrás esos pensamientos que vuelven una y otra vez. Bueno, todos no………. Hay muchas personas, más de las que nos pensamos, que ni tan siquiera son conscientes de que la razón de su triste vida sólo son sus pensamientos, incluso hay algunos, que se jactan de ser unos buenos pensadores, y llaman analfabetos a los que intentan no pensar.
            No me dirijo a esos grandes pensadores, ni a los que no saben que la razón de su desdicha son sus pensamientos. Me dirijo a los que si sabéis toda la teoría, pero que no llegáis a la práctica. Pero os digo más, lamentándoos no llegareis nunca. Sólo se llega actuando y trabajando con valentía y decisión.
            Creo que lo decía no hace mucho, ¿cómo quieres vivir? Si quieres sufrir, o pasarlo mal, o no ser feliz de la mañana a la noche, ¡ya lo tienes!, no tienes que hacer nada extraordinario, pero si lo que quieres es lo contrario, si lo que quieres es ser feliz, tendrás, forzosamente, que cambiar algo de tu vida, ya que si sigues haciendo lo mismo, los resultados  serán los de siempre. Los lamentos no sirven de nada. Esto es como el fumador que cada mañana se levanta tosiendo, que quiere dejar de toser, pero que es incapaz de dejar el tabaco.
            Para cambiar algo es imprescindible tener claro que todo lo que ocurre en tu vida, es sólo lo que tú buscas, y programas en tú mente, y que nadie, absolutamente nadie, tiene ninguna culpa de tus desdichas. Este primer paso, que parece el más fácil, no lo es tanto, porque seguro que vas a encontrar, de inmediato, una disculpa fuera de ti: la enfermedad, la falta de dinero, la familia egoísta, etc., etc. Pero ten claro que sólo son disculpas y lamentos. Si consigues traspasar la puerta de este primer punto, y saber que ocurre has dado un paso importante.
Una vez que sabes que buscas, has de traspasar el segundo umbral: Saber que has de hacer para conseguir esa vida que sabes que quieres. Es otro paso importante, porque puede ser que lo que necesitas es renunciar a algo a lo que estás acostumbrado/a, familia, trabajo, ciudad, y eso es ir en contra de la sociedad. ¡Hay que ser muy valiente!, y tener en cuenta que nada en esta vida es permanente, ni importante, ni imprescindible. Todo es pasajero, lo es la misma vida. y la renuncia podría implicar un cambio radical en tu vida. También puede ser que lo que necesites sea trabajarte: meditar, hacer deporte, ir a misa, no sé, eso lo decides tú en tu silencio interior para encontrar la estabilidad que estás buscando y que sabes que necesitas. Sea lo que sea, ¡es otro paso difícil!
Y después ya sólo te queda llevar a la práctica, con decisión, aquello que te va a llevar a la solución de todos tus problemas, y trabajar, trabajar, trabajar, trabajar, cada día, sin desfallecer, sin hacer caso a tu mente ni a tu pereza.
A partir de aquí, ya llegarán los resultados, pero no los esperes, porque “quien espera desespera”. Sólo trabaja, cada día de tu vida.
Espero que a partir de hoy, sea más fácil para ti trabajar que lamentarte, ya que el lamento, sólo es otro pensamiento circular.

martes, 5 de julio de 2011

Nada es lo que parece

            Nada es lo que parece.

Nos parece, según nuestras actitudes, que vamos a vivir para siempre, y no es así. Estamos anclados a la vida, y permanecemos y actuamos en ella como si nos fuéramos a quedar a vivir aquí para siempre. Este es un gran error. Ignorar conscientemente, que sólo estamos aquí de paso, ya que de sobra sabemos que llegará un día, más pronto o más tarde, no sabemos cuándo, puede ser mañana o dentro de cincuenta años, en que tendremos que dejar nuestro cuerpo para irnos, no sabemos dónde, con el único bagaje de lo que hayamos acumulado en nuestra conciencia. Y ¿Qué vamos acumulando en nuestra conciencia?, básicamente miedo. Tenemos miedo de todo: De perder nuestro poder, de que no nos quieran, de ser infelices, del que dirán, de la oscuridad, de la enfermedad, del dolor, de la muerte, etc., etc. Y es ese miedo el que nos hace actuar con ira, con resentimiento, con hostilidad, es ese miedo el que nos hace ver a todos como enemigos que quieren usurpar nuestro poder, es ese miedo el que nos hace defender nuestro territorio. Pero, ¿Qué territorio?, ¿El que ocupamos accidentalmente en este espacio de eternidad, o la eternidad completa? Nuestro territorio, amigos, es la eternidad completa, y no hace falta defenderlo, tenemos tanto como queramos. Y el único bagaje que tendría que ocupar nuestra conciencia sería el Amor. El miedo, ya sabes, sólo es falta de Amor. Empieza a Amar y desaparecerá tu miedo, empieza a Amar y comprenderás que no tienes que defender nada, porque nada está en peligro, porque lo tienes Todo, porque todos tenemos Todo.

Nos parece que lo que sucedió ayer es pasado y lo que pasará mañana será futuro. Así es como definimos el paso del tiempo en nuestra actitud de avestruz, de esconder la cabeza para no ver la realidad, en nuestra actitud de ignorar que somos nada más y nada menos que una parte de Dios. Pero tampoco es así, no existen ni el pasado ni el futuro, y ni tan siquiera un presente al que poder asirnos con fuerza para no caernos, sólo existe, para nosotros, en esta constreñida tercera dimensión, el continuo fluir de la vida.  El salvoconducto para abandonar esta dimensión es ¿Cómo no? el Amor. Cuando realmente sepamos Amar, abandonaremos de inmediato esta dimensión, para adentrarnos en otros planos, en los que perderemos por completo la percepción del tiempo que tenemos ahora. Allá no habrá diferencia entre el pasado y el futuro, entre el ayer y el mañana, porque no habrá ayer ni mañana, porque todo, lo que ahora nos parece pasado o futuro aparecerá ante nosotros de manera permanente.  

Nos parece que existe por un lado el cielo y por otro la Tierra, y tampoco es así. No existe una línea de separación en ninguna parte del Universo. Y en Él, la Tierra es menos que un granito de arena. Y en ese granito de arena, nosotros guerreamos, nos miramos con desconfianza, nos tratamos con indiferencia cuando no con odio, sólo por el hecho de ser distintos, pero distintos ¿En qué?, ¿ En el color de la piel?, ¿En nuestras creencias?, ¿En lo que llamamos cultura? ¿Por qué tratar con desconfianza por el color de la piel, y no por el color de la camisa?, ¿Por qué tratar con indiferencia u odio por las creencias o por la cultura?, sólo son producto de la mente, de esa mente que permanece pegada al cuerpo un tiempo ínfimo de nuestra eternidad. Fuera de ese tiempo, no hay color, ni cultura, ni creencias. ¿Por qué no comenzar ahora a vivir como si ya estuviéramos en el tiempo de nuestra eternidad?

Puede ser que nuestra creencia nos haga pensar que las cosas son como las vemos cada uno de nosotros, pero no es así, las cosas son como son, no como nos puedan parecer, y lo que son, es mucho más fácil de lo que pudiéramos pensar. Deja que fluya la vida a través de ti, sin ninguna componenda, y podrás observar lo sencilla y lo magnífica que es la vida. ¿Vas a ganar la vida eterna cuando te enfadas con tu hermano?, ¿Vas a ver a Dios sólo en la piel que tu consideras correcta?, ¿Vas a vivir una vida, aunque sea corta, de felicidad, cuando desprecias lo que tú llamas ignorancia?, ¿Vas a conseguir la alegría riéndote de la desgracia de los demás?

“Todo está bien”, todo está bien como está, no como a ti te parece, “todo está bien”.