El
ser humano tiene una sed insaciable por conocer cómo será su futuro, y acude a
clarividentes, tarotistas, quiromantes, leedores de hoja de coca o de los posos
del café, sólo por citar unos cuantos.
La
información que ofrecen estas personas, puede ser correcta o no, pero si tiene
un efecto sobre la persona, en muchos casos positivo: Condiciona, de alguna
manera su vida, ya que se generan nuevas formas de pensamiento, es decir nuevas
energías, capaces de atraer a su vida, las bondades pronosticadas por el
psíquico.
Es
la “Ley de la Atracción”. Al recibir la noticia de posibles buenos
acontecimientos en su vida, (menos mal que no se suele informar de los malos
augurios), deja de lado las viejas formas de pensamientos, que mantenían a la persona en la ciénaga de su
pensamiento circular, basado en su desgracia, en su mala suerte, en su
sufrimiento, en su dolor, en su incertidumbre; para adquirir nuevas formas de
pensamiento que catapultan a la persona a una nueva esperanza.
No
olvidemos que energías de la misma calidad se atraen, con lo que sin ser
conscientes de ello, empiezan a trabajar a favor de las predicciones del
psíquico.
Pero
ocurriría exactamente lo mismo si se cambia el pensamiento sin haber pasado por
la consulta del futurólogo.
Sin
embargo, nada de esto sería necesario, si fuéramos conscientes de que es el
propio ser humano el que está planificando, de manera permanente, su futuro con
sus acciones, sus emociones y sus pensamientos de hoy. Cada persona es total y
absolutamente responsable única de su vida, y la cosecha que cada uno va a
recoger en el huerto de su vida, es sólo aquello que sembró, regó, abono y
cuidó con mimo con anterioridad a la cosecha.
Solamente
hay que ser conscientes. Conscientes de los pensamientos y de las emociones con
las que convive la persona, para saber cuál será su fruto, ya que son esos
pensamientos y emociones, la semilla que va germinando con el paso del tiempo.
Para
cambiar el fruto, sólo hay que sustituir la semilla.
Todos somos psíquicos. Todos tenemos
los mismos poderes, poderes que estarán más o menos desarrollados, en
función de nuestra propia evolución y de
nuestro propio crecimiento. Evolución y crecimiento que es un continuo desde
nuestra primera visita a la materia, por lo que no es fruto de la casualidad “los
poderes” de cualquier persona. Sólo es un efecto de su evolución en vidas
anteriores.
Mucho
mejor que consultar el mañana, es planificarlo y trabajar, para que esa
planificación llegue a buen puerto. Trabajar para crecer y evolucionar, es
conocer de antemano el futuro. Futuro, que de hecho, no interesa en absoluto a
esas personas que han alcanzado un cierto grado de madurez.
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