El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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viernes, 4 de mayo de 2012

¡Quiero gritar!


            Quiero gritar y que mi voz traspase el mundo, rasgando el velo de la ignorancia, rasgando el velo de la incomprensión, rasgando el velo del miedo, y se aposente en el espacio sagrado de los corazones, que es el lugar donde están grabados los recuerdos de todas las vidas que nos hemos permitido vivir, el lugar donde se encuentra el verdadero propósito del viaje a la materia, el lugar donde se guarda el archivo de nuestra verdadera filiación, el lugar donde se encuentra todo aquello que en nuestro desatino buscamos desaforadamente en el exterior, allí donde no se encuentra; lugar que de manera inconsciente, y con la inestimable ayuda de nuestros padres y educadores, hemos cerrado a cal a canto, para hacer oídos sordos al sufrimiento ajeno, y satisfacer así, sin remordimiento, los caprichos del ego.
            Quiero gritar y que mi voz traspase el mundo, rasgando el velo de la ambición, rasgando el velo de los deseos, rasgando el velo de las preocupaciones, y se aposente en las mentes de los hombres, que es cuna del dolor, de la tristeza y del sufrimiento, para que se adormezcan los pensamientos que separan al ser humano de su propia esencia,  que es Amor, que es Paz, que es Alegría.
            Quiero gritar y que mi voz traspase el mundo, rasgando el velo del poder, rasgando el velo de la ambición, y se deposite en los despachos de aquellos que rigen los destinos de la humanidad, para que comprendan de una vez y para siempre, que su misión es el servicio y el reparto equitativo de la riqueza entre todos los habitantes del planeta, no solamente entre sus amigos o entre los que más tienen, y que su trabajo, por el cual rendirá cuentas al otro lado de la vida, no estará completado mientras una sola persona viva en la pobreza.
            Quiero gritar y que mi voz traspase el mundo, rasgando el velo de pobreza, rasgando el velo de la humillación, rasgando el velo de la discriminación, y se deposite en el alma de aquellos que malviven la miseria y sienten en ellos la injusticia, para que se empapen de la energía del Amor y reciban la fortaleza necesaria para sobrellevar con dignidad una vida injusta a todas luces.
            Quiero gritar y que mi voz traspase el mundo, llegando a ti que paseas tu mirada por estas líneas, y que mi grito se deposite en tu corazón, y ablande la dureza que pueda habitar en él, para que trates a todos como a tus hermanos del alma, para que sientas tu conexión con ellos, para que sientas tu conexión con todo, para que sientas que eres una parte fundamental, una parte única del Universo. Para que cambies hacia la justicia y el reparto equitativo, y empiece así a cambiar tu mundo con tu cambio.
            Y después del grito el silencio, y con el silencio el sueño. He soñado que un mundo mejor es posible. Un mundo más equitativo, un mundo en el que no importe ni el lugar de nacimiento, ni la raza, ni las creencias, ni el sexo. Un mundo en el que todos sus habitantes tengan las mismas oportunidades de acceso a las riquezas del planeta, a la educación, a la sanidad. Un mundo en el que todos sintamos alegría por ver la felicidad de otro ser humano, un mundo en el que sintamos a nuestro prójimo como nuestro hermano. He soñado con un mundo lleno de Amor.
He soñado contigo, que no sólo sientes la humedad en tus ojos ante el sufrimiento de un niño o la soledad de un anciano, sino que te rebelas ante la injusticia, ante la discriminación del tipo que sea, ante la pobreza. He soñado contigo, y he visto como trasmutabas tu rabia en compasión, y tu compasión en ayuda, porque sabes que la compasión por sí sola no resuelve problemas, que es tu entrega la que alivia el sufrimiento.
Ha sido un gran sueño. Gracias.

jueves, 3 de mayo de 2012

Cambiar para ser feliz


Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo

Albert Einstein.

Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo.

Mahatma Gandhi


            ¿Cuántas veces nos hemos encontrado con personas, si no tú mismo/a, tristes, llorosas, compungidas, que cargan sobre sus espaldas, como una losa pesada, una relación que les hace la vida infeliz?, y a pesar de todo, esas personas siguen paseando su pesada losa, día tras día, sin ser conscientes de que con un ligero cambio, pueden aligerar su peso y cambiar el ritmo de su vida de manera radical, dejando a un lado su perenne infelicidad, su sensación de vacío, de tristeza y de impotencia, y acercarse a una vida digna, mucho más serena, alegre y feliz.
            No importa el tipo de relación que sea, pareja, padres, hijos, hermanos, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, no importa. Como decía Gandhi, cambia tú para cambiar tu entorno. Como decía Einstein, para conseguir resultados distintos hay que cambiar algo.
            Pero no se trata de cambiar sin más, ya que ese cambio sin rumbo podría conducir a situaciones aun más desagradable, el cambio ha de tener un objetivo, y ese objetivo no puede ser otro que el Amor. Ya que si existen situaciones desagradables, es seguro que el Amor brilla por su ausencia, ya que ante el Amor no puede existir ninguna situación desagradable. El fin del Amor es la felicidad del otro, por lo que ante el Amor no puede existir ninguna losa que aplaste a uno en detrimento del otro.
            Alguien, alguno de esos/as maltratadores/as emocionales anónimos/as, que, además, casi siempre actúan en privado, pueden alegar que por supuesto que aman a su pareja, a su padre, a su hija, etc., y que todo lo hacen por su bien, para que aprenda, para que no haga el ridículo, para que conozca el valor del dinero, para que sea alguien el día de mañana, para que…… etc., etc., etc. Eso no es Amor, y ni tan siquiera un sucedáneo, eso sólo es una prueba de inmadurez total, de inferioridad, de orgullo, de envidia, eso es cualquier cosa menos Amor.
            El cambio del maltratado ha de ser hacia el Amor, y actuar bajo esa perspectiva, procurando la felicidad del otro, no juzgando sus palabras ni sus acciones, de la misma manera que no se juzga ni se critica a un bebé, sólo se le atiende lo mejor posible, es decir, se actúa para su felicidad haga lo que haga. Responder al ataque, guardar rencor o ira, desear lo peor, es ponerse a su altura, es ser otro bebé.
            Todo esto, sin jugarse la vida, hay bebés enfermos y muy peligrosos. Ante estos también es imprescindible un cambio, pero además de Amar, es posible que sea necesario un alejamiento.
            Pero esos casos son los menos, son escasísimos. Son más los casos en los que la moneda de cambio es el reproche, el silencio, el desprecio. Pero no hay ningún reproche, ningún silencio, ningún desprecio, que no pueda ser curado con un poco de Amor. Es muy posible que lo que estén pidiendo a gritos con su maltrato sea un poco de Amor.
            Si cargas con una pesada losa, ¡cambia!, y observa que sucede.

domingo, 22 de abril de 2012

Sueños rotos


            ¿Tienes un sueño?, ¿Cuál es tu sueño? , pero……….. ¿Quién sueña?, ¿No sueña sino quien está dormido? Bien podemos decir entonces, que soñar, al igual que desear, o esperar que sucedan ciertos acontecimientos, no es más que un sinónimo del dormir.

            Permanecer dormidos no es más que mantener un nivel bajo de conciencia, no es más que vivir en un permanente murmullo que nos aleja de las palabras del maestro que habita en nuestro interior, no es más que caminar a oscuras, cuando disponemos en nuestro corazón de la Luz más brillante que jamás hayamos conocido, la Luz del Amor; no es más que vivir separados del alma, no es más que sentirse un ser solitario e independiente, que pasa su vida de sueño defendiendo su parcela, su integridad, su honorabilidad frente a todo el mundo, ya que no reconoce a los demás como sus hermanos, ni sabe de su conexión con ellos.

            ¿Sientes insatisfacción, ansiedad, estrés, incomodidad? Es posible que estas emociones, y muchas más, sean la manifestación de tus sueños, la manifestación de tus sueños incumplidos, la manifestación de tus sueños rotos. Es posible que sean la prueba irrefutable de que vives dormido, y tu alma, que conoce tu programación de vida, intenta llamar tu atención, como si de un despertador se tratara, para que abras tus ojos, para que abras tus ojos a la Luz, y te preguntes, ¿Dónde estoy?, ¿Quién soy?, ¿Qué hago aquí?. ¿De dónde vengo?, ¿A dónde voy?

            Pero si consigues entreabrir tus ojos, no es suficiente con que te hagas las preguntes, es indispensable que trates de encontrar las respuestas. Y esas respuestas, no las busques en los libros, ni en ningún curso, ni tan siquiera preguntándoselas a alguien que consideres un maestro. Las auténticas respuestas, las que llevan junto a la respuesta la vivencia, el crecimiento y un nivel superior de conciencia, están en ti, las tiene ese maestro interior que comparte tu vida, en silencio mientras dormías, pero hablando con verdadera verborrea cuando despierto, llamas a su puerta haciéndole tus preguntas.

            Tu maestro interior te está esperando a las puertas de tu corazón. Desplázate desde la mente, viaja a tu corazón, medita desde él, vive desde él, siente desde él. Déjate llevar por él de la mano, y descubrirás que vivir despierto te lleva directamente por anchos caminos a la Felicidad, a la Paz y al Amor.  

miércoles, 18 de abril de 2012

Un mundo absurdo

                ¿Hasta qué punto se podría vivir sin comprometerse, con ninguna organización, que persiga algún tipo de ideal, ya sea esta organización religiosa, política, deportiva, económica o social, ya sea como asociado, como simpatizante o como militante?

            Ha surgido en mí la pregunta, razonando sobre el ser humano. Si tenemos claro que no somos el cuerpo, que somos fruto de nuestros pensamientos y creencias, que nuestro objetivo es alcanzar el Amor, la Verdad, la Paz y la Felicidad; y que, como decía Buda, para evitar el sufrimiento se ha de evitar el deseo. Es posible, que pertenecer a cualquier tipo de organización de tiene como bandera la consecución de un deseo puede ser contraproducente para el crecimiento del ser.
            A no ser que ese deseo sea, permitirme la expresión, “superior”, y sirva como espoleta para ponerse en camino hacia algo “divino”, hacia algo “espiritual”, olvidando de inmediato que el camino se inició por un deseo, ya que la satisfacción llega con el caminar y no con la consecución de ese deseo inicial.
            Si dejamos a un lado las ONG’s y fundaciones de ayuda humanitaria, que son las únicas que parecen acercarse a ese ideal “superior”, (no todas), el resto de organizaciones más bien parecen una especie de lavanderías donde lavar los cerebros y conseguir, unos pocos, vivir a cuerpo de rey, a costa de todos los demás.
            Los fines de cualquier otra organización, (es posible que haya alguna excepción), sólo persiguen el embrutecimiento del ser humano, llenando su mente de deseos, criticando y enfrentándole a organizaciones contrarias, apegando a este al cuerpo, separándole del alma, incluidas las organizaciones religiosas. Separando al ser humano cada vez más de ese que decíamos nuestro objetivo: la consecución del Amor, de la Paz, de la Verdad y la Felicidad.
            Como un ejemplo vale más que mil palabras, permitirme algunos en los que he meditado en esta reflexión, que pueden expresar de manera muy gráfica lo negativo de la pertenencia del ser humano a cualquier tipo de organización:
¿Qué pasa con los simpatizantes de una agrupación deportiva?, por ejemplo de un club de futbol. Como hay dos clubs de España que levantan pasiones en el mundo, nos valen como ejemplo, Real Madrid y Barcelona. Los socios o simpatizantes de estos clubs quieren que su equipo gane siempre, pero no se conforman con eso, necesitan que pierda el contrario, es decir necesitan de lo malo para alcanzar una felicidad tan efímera que durará solo una semana. ¿Dónde encontrar el ideal superior?, ¿Dónde la Verdad?, ¿Dónde el Amor?, ¿Dónde la Paz?, ¿Cuántas personas que viven en la más absoluta de las miserias podrían comer con el dinero que se despilfarra en el futbol? Yo ya pasé por esta reflexión, la dejo ahora en tus manos.
Y la pertenencia física o moral a un partido político, ¿Adónde nos lleva? Se supone que el fin de cualquier partido político es llegar al poder para conseguir el bienestar de los ciudadanos. Y mi reflexión me lleva a preguntar: ¿A qué ciudadanos? En cualquier régimen, sea este de derechas, de centro o de izquierdas, los únicos ciudadanos que parecen salir siempre favorecidos son los que tienen más potencial económico, por lo tanto parece que ya no están cumpliendo con su premisa principal que es “el ciudadano”. Y si realmente quieren nuestro bienestar, ¿Para qué tantos partidos diferentes?, ¿Por qué hay corrupción?, ¿Por qué se enfrentan unos partidos con otros?, ¿Por qué se enfrentan unos países con otros?, ¿Por qué nos llevan a las guerras?, ¿Por qué permiten que haya conciudadanos que pasen hambre, mientras ellos viven en la opulencia? Si un gobierno quisiera terminar con la pobreza de su país, lo conseguiría de inmediato, sólo hay que repartir equitativamente la riqueza, ¿o no?
Aun es más dramático con las organizaciones religiosas. Predican el Amor, y matan en nombre de Dios, o discriminan en Su nombre, o viven en palacios de oro, permitiendo la miseria a su alrededor. Los que parece que podrían estar más cerca de la Verdad, viven engañando y atemorizando a sus seguidores con castigos divinos y eternos.
Ante esta perspectiva, he llegado a algunas conclusiones: La pertenencia a cualquier organización es apego, y además parece que sus afiliados y dirigentes no parecen gente sería, sino más bien superficiales, ya que discriminan, critican, juzgan y desean lo peor para los contrarios. La pertenencia a estas asociaciones no potencian el crecimiento de las personas, no buscan la Verdad, no conocen el Amor, ni la Compasión, ni la Tolerancia, ni la Hermandad. Viven del engaño, de la prepotencia, de la amenaza y del miedo.
Por lo tanto, si realmente queremos alcanzar la Verdad y conocer el Amor, hemos de apearnos del mundo, pero ya que no podemos, si que podemos separarnos de cualquier organización con fines “inferiores”, es decir, cualquier organización que no persiga el ideal de la Felicidad, de la Paz, de la Igualdad, de la Hermandad, de la Verdad y el Amor.

martes, 14 de febrero de 2012

Confia en tí

             Es cierto, “somos lo que pensamos”, y entre nuestros pensamientos está ese que nos dice que siempre hay alguien que sabe más que yo, alguien más rico, alguien más importante, alguien con más poder; pero curiosamente también los hay menos sabios, más pobres, menos importantes y con poco poder; pero ¡qué curioso!, en esos pensamos menos.

Detrás de ese pensamiento de que hay alguien que tiene algo más, lo que sea, se forja el deseo, ¡Yo también quiero ……….. más! Y se comienza un peregrinaje mental y de emociones en pos de ese más que la mente ha decidido que necesita. Pero, es asombroso, al no pensar que tiene suficiente de lo que sea, no quiere nada con los menos ricos, menos sabios, menos importantes, con menos poder.
¡Qué poderoso es el pensamiento!, que nos hace ir en pos de “maestros”, en pos de “religiosos”,  en pos de “políticos”, en pos de “famosos”.
Ninguno te va a enseñar lo que realmente necesitas, ninguno te va a enseñar el camino para conseguir la paz interior, ninguno te va a enseñar a amar.
¿Sabes que con esa paz interior y ese amor puedes conseguir lo que quieras? Eres un hijo de Dios y vas como un pordiosero detrás de cualquiera, porque confías más en cualquiera que en ti mismo.
¡Ya está bien!, ¡Ya está bien de confiar en los demás y no confiar en nosotros mismos!, ¡Ya está bien de perseguir “maestros”!, ¿No crees que ya es momento de ser tu propio maestro?, ¿No crees que ya es momento de empezar a confiar en ti?, ¿No crees que ya es momento de que te conviertas en tu propio Dios?
Toda la debilidad, toda la ignorancia, toda la confusión que creas sentir, sólo es producto de la desconexión con tu alma.
Conéctate con tu alma, siéntate, respira y medita en tu respiración.

domingo, 1 de enero de 2012

Enero

            Enero tendría que ser declarado el mes de las promesas personales incumplidas, de la falta de voluntad o de la falta de respeto y de amor por uno mismo. Al final de cada año nos prometemos a nosotros mismos un sinfín de cosas, pero todas ellas se van diluyendo como el humo al paso de los días y todos los buenos deseos se convierten en papel mojado.

            Recuerdo de mi estancia en Tikum, (Centro de Yoga), que Enero era el mes de mayor número de altas de alumnos, todas ellas producto de promesas y buenos deseos de final de año, y Febrero, el mes de mayor índice de bajas, el cien por cien de ellas, de las altas de Enero.
            La mayoría de los seres humanos tiene muy poca voluntad, pero esa escasa voluntad se convierte en nula cuando llega el momento de cumplir las propias promesas o los propios compromisos. La mente, tan poderosa ella, se encarga de desbaratar todo aquello, que en un arrebato de algo desconocido, posiblemente una  ligera aproximación al alma, lleva a las personas a programar para el año nuevo algo que consideran bueno para ellas.
            Pero no solamente dejan de cumplirse los deseos propios, los buenos deseos de paz y de amor que se desean a los demás, y que embargan a todos en las fiestas navideñas, manifestados con frases hechas que se envían por SMS, por correo postal y que inundan las redes sociales, también desaparecen el dos de Enero, volviendo a aparecer las envidias y las críticas. ¿Serían realmente deseos sinceros de paz, amor y felicidad, o sólo eran la falsa ilusión que embargan a todos en estas fechas? Para que se cumplan los deseos de paz, amor y felicidad, hay que trabajar, ya que no llegan por si solos al resto de la humanidad. Ha de ser cada persona la que tiene que entregar a los demás esa paz, ese amor y esa felicidad, que además, está deseando a todos. Cada persona ha de cambiar y entregar aquello  que desea para los demás. Cada persona que cambie está ayudando a cambiar al mundo. Esa es la única manera de que los buenos deseos de Navidad se cumplan para el resto de los mortales.
Pero este año, todavía estás a tiempo de cumplir tus propios compromisos, hoy es primero de Enero. Siéntate un momento a meditar sobre tus deseos: Primero todos los que has deseado a los demás, y empieza a entregar eso que has deseado, paz, amor, felicidad; primero a los que tienes más cercanos, a tu familia, a tus compañeros de trabajo, a tus amigos; y después al resto del mundo. Replantéate también tus deseos propios y pon todos los medios a tu alcance para llevarlos a la práctica, a una práctica continuada en el tiempo. Si ves que va a ser imposible cumplirlos, date permiso para rebajarlos, y cúmplelos, contigo y con el resto de la humanidad. Así irás fortaleciendo poco a poco tu voluntad y además habrás cumplido las promesas.
Si no lo haces, ¿Qué se puede esperar de ti? Los fariseos, que Jesús denominaba sepulcros blanqueados, hacían eso, decían una cosa y hacían otra. Eso es una falta de respeto, primero a uno mismo y después a los demás. La falta de respeto a uno mismo, es una prueba irrefutable de falta de amor hacia sí mismo. Y si una persona no es capaz de amarse a sí misma, ¿Cómo va a amar a los demás?
Aun estás a tiempo. Este año si. Este año vas a cumplir tus compromisos y vas a llenar de paz, amor y felicidad a todos los que se lo has deseado. Este año es un buen año para acelerar tu crecimiento, es un buen año para vislumbrar lo que es el amor universal.
¡Feliz año!

jueves, 29 de diciembre de 2011

Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad

            “Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”… No sé si todas las personas que viven en paz e inmersos en su serenidad, tienen buena voluntad; pero sí sé que los que tienen “auténtica buena voluntad” viven en paz, con una paz interior duradera.

¿Qué es la buena voluntad? La buena voluntad es la energía que sustenta las “correctas relaciones humanas”, la buena voluntad es la expresión más simple del verdadero amor, la buena voluntad es “el primer intento” del ser humano para expresar su amor.
Podemos despegarnos de la espiritualidad y escuchar lo que dicen grandes pensadores: Según Kant, la voluntad buena es la condición indispensable que nos hace dignos de ser felices; pero no la felicidad entendida como el logro de todo lo deseado, como una satisfacción de las pasiones y los deseos, porque eso es imposible de obtener para los seres humanos en las condiciones tan contradictorias de sus afectos, que no de su amor. Contradictorias, porque lo que denominamos amor, es una mezcla muy grande de pensamiento y muy pequeña de energía del corazón.
Para Kant la felicidad no es otra cosa que la búsqueda de hacerse digno de ser feliz, y es un hecho que lo único objetivamente bueno es una buena voluntad. La inteligencia, el valor, la riqueza y todo lo que solemos considerar valioso dejan de tener valor y se vuelven incluso cosas perniciosas, si van acompañados de una voluntad torcida.
¿Puedes imaginarte como sería el mundo si la mayoría de seres humanos se dedicaran a hacer el bien a otros y dejaran de ocuparse de sus propias metas egoístas? Sería un mundo lleno de paz, sin hambre, equitativo.
Pero no estamos preparados para eso, pasar de nuestras creencias actuales, en las que prima la satisfacción de nuestros deseos, el acaparamiento, la crítica feroz y destructiva, la rabia, y la envidia, e iniciar una nueva vida, una vida basada en la buena voluntad, la buena voluntad entrenada, ingeniosa, creadora y práctica, es difícil, porque no estamos ni preparados, ni entrenados, y posiblemente ni llegamos a entender que se pueda vivir de otra manera que no sea satisfacer cada deseo que aparece en nosotros.
La buena voluntad es una cosa muy simple, sólo hay que desear para los seres humanos, para todos, no sólo para los más allegados, lo mismo que deseas para ti; y tratarlos de la misma manera que te gustaría ser tratado; y darles lo que a ti te gustaría recibir. Es tan sencillo, que las mentes no están todavía capacitadas para poder valorar su poder. E incluso los que intelectualmente llegan a entenderlo, son incapaces de ponerlo en práctica.
La buena voluntad es hoy un sueño, y no deja de ser una teoría. Pero cuando esa teoría se lleve a la práctica se derribarán todas las barreras de la separación y de la incomprensión humana.
Quien practica sinceramente la buena voluntad en el hogar, puede cambiar totalmente las actitudes familiares. Cuando la buena voluntad sea practicada verdaderamente entre los grupos de cualquier na­ción, entre los partidos políticos, entre sectores religiosos y entre las naciones, podrá revolucionar al mundo.
Es cierto que existen en el mundo personas de buena voluntad, sin embargo, los embarga el temor, o un sentimiento de futilidad porque comprenden que el trabajo a realizar es de tal magnitud, que sus insignificantes esfuerzos aislados son totalmente inútiles, para derribar las barreras del odio y de la separación existentes en todas partes. Se sienten impotentes por su aislamiento, por su soledad, por la incomprensión, por la fuerza que tiene la forma de pensamiento de inutilidad que les inunda.
Y, sin embargo, la acción de esas personas de buena voluntad, unidos, tendrían más fácil la sensibilización del mundo y conseguirían estabilizar la situación económica del planeta y conseguir para todos sus habitantes una condición en que haya lo justo y suficiente para todos; conseguirían conducir a los seres humanos, a espaldas de los grupos religiosos, o puede que trabajando con ellos, a manifestar su divinidad. ¡Se conseguirían tantas cosas!
Tú que lees esto, y que posiblemente seas un inconformista, y que pienses que el mundo está mal repartido, y que incluso ya colabores apadrinando un niño, y que te rebeles ante algunas injusticias, y puede ser que hasta te manifiestes; estas un poco más cerca de la “buena voluntad”, pero no es suficiente. No es suficiente mientras haya una sola persona pasando hambre en el mundo, mientras haya un solo niño abandonado, mientras haya personas enfermas sin acceso a la sanidad. Ante esto, de nada valen las palabras, ni las manifestaciones, ni la indignación. Ante esto sólo cabe la acción, la acción de ayuda.
Posiblemente pienses que ya estás haciendo todo lo que humanamente puedes. No lo creas, ¡Puedes más!, si no puedes colaborar económicamente, (que seguro que si), puedes hacer proselitismo para que nadie a tu alrededor se quede insensible ante las desigualdades.
Ya no valen solo las palabras, ya no vale solo la indignación, ya no valen solo las manifestaciones. Hay que pasar a la acción, hay que ayudar, no dando sólo lo que nos sobra, eso lo puede hacer cualquier, no tiene merito, hay que dar más. Hay que dar, incluso, parte de eso que guardamos para el día de mañana. “Mañana” puede ser que ya no vivamos, y “hoy” hay hermanos nuestros que pasan hambre.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Dejemos de ser bebés

            La sociedad actual, nuestra sociedad, está inmersa en una crisis, y no solamente en la crisis económica que afecta a todo el primer mundo. Está inmersa en una crisis de valores, no, más que una crisis de valores, mejor llamarle ausencia de valores. Porque ¿Dónde queda la verdad, el bien, lo sagrado, la solidaridad, la honestidad, la generosidad, la colaboración, la lealtad, la palabra, el respeto?

El ser humano está prisionero del trabajo, de la moda, de la comodidad, de la superficialidad, del dinero, del poder, del halago, de la admiración de los demás, del que dirán; y para conseguir liberarse de esa prisión de acaparamiento de cualquier tipo, no repara en medios, aunque sea pisoteando y engañando a otro ser humano.
Lo único que ofrece nuestra sociedad es un ambiente tóxico y nocivo en el que es imposible poder cultivar los valores humanos, que son, justamente, con los que se puede conseguir un cambio de rumbo en el mundo actual. Es imprescindible apartarse de los estamentos de poder, ya sean políticos, religiosos o de otro tipo, porque estos, que deberían ser servidores del pueblo y procurar por su bienestar y su felicidad, lo están utilizando para satisfacer cualquiera de esos fines tóxicos que la sociedad y sus más afamados representantes tienen como bandera.
Por lo tanto, ha de ser la persona, en solitario, y en su soledad, la que ha de cambiar los planteamientos que le presenta la sociedad y actuar por cuenta propia. Ha de ser cada persona, la que consiga cambiar la sociedad a través de su propio cambio, para que surja una nueva, basada en el respeto, en el amor y en los valores del corazón.
Antes de seguir dejarme presentaros un relato muy gráfico que encontré en Internet: Había una vez un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para disminuirlos y pasaba días y días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas.
Cierto día, su hijo pequeño invadió su lugar de trabajo, diciendo que quería ayudarle a trabajar, y el científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar, pero viendo que era imposible sacarle de allí, el padre pensó en algo que pudiese darle, con el objetivo de distraer su atención por un largo rato.
Se encontró entonces con una revista en donde venía el mapa del mundo, ¡justo lo que necesitaba! Con unas tijeras recortó el mapa en varios trozos y junto con un rollo de cinta autoadhesiva transparente, se lo entregó a su hijo diciendo: "Como sé que te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo en pedazos para que tú lo repares sin ayuda de nadie".
El científico calculó que al niño le llevaría mucho tiempo componer el mapa, que no conocía de nada, por lo que se dispuso a volver a su tarea.
Pero no fue así. Pasado un breve tiempo, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente: "Papá, papá, ya hice todo, he conseguido terminarlo".
El padre no dio crédito a las palabras del niño. Pensó que se habría aburrido y que querría irse a jugar. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño, pero para su sorpresa, el mapa estaba completo y perfectamente ensamblado.
"¿Cómo había sido capaz si no conocía nada del mundo?", se preguntó el padre. El niño, respondió feliz: "Papá, yo no sé cómo es el mundo, pero al otro lado del mapa del mundo estaba la figura de un hombre. Así que di vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí conozco bien. Y entonces, cuando conseguí arreglar al hombre, también había logrado arreglar el mundo."
Grafico, ¿no? Es el hombre el que tiene que cambiar para que el mundo cambie. Es el hombre el que ha de hacer una transición de lo viejo a lo nuevo, y así, todos juntos, lograremos un mundo mejor.
Ese cambio, esa transición, sólo es un cambio de conciencia, o crecer, o evolucionar, o madurar, o construir el carácter. En la actualidad, el ser humano es como un bebé, o como un borreguito. Va allá a donde le dictan los patrones de esta sociedad caduca, y va como las ovejas, sin salirse del patrón, porque……. ¿Qué pensará la gente? Si se sale del patrón, y empieza a respetar a los demás, y a ayudarlos, y a sentir compasión, y empieza a meditar, y no buscar las alabanzas, y no criticar, y tratar a los demás, sean quienes sean, como sus hermanos, y a ser honesto y generoso; la gente, la sociedad, puede pensar que es un loco, o que está abducido por una secta.
En muchas ocasiones, o en todas, el disparo de salida para empezar a dejar de ser bebé, y empezar a crecer, se siente en el interior: Es como un vacio, como un aburrimiento, las cosas que antes llamaban la atención, ahora cansan. A partir de ese instante es cuando hay que dejar atrás eso que impide el crecimiento: El miedo, miedo al rechazo, miedo a la crítica, miedo a la soledad.
La vida de los seres humanos, está construida sobre ese miedo, que los padres y educadores se encargan de incentivar. La persona está encogida por ese miedo, lo que la hace estar permanentemente a la defensiva, siempre la falta algo, siempre tiene necesidad de más. Más amor, más dinero, más poder, más aceptación, más atenciones. La persona está vacía, y ese vacío, no lo puede llenar con nada de lo que le pueda presentar la sociedad.
Para aliviar ese vacío, la persona ha de recogerse desde el exterior, hacia su interior, para empezar a sanar sus heridas, las producidas por la lucha permanente contra el vacío generado por la sociedad. ¿Cómo?, aceptando, permitiendo, perdonando y amando. Sin querer que las cosas sean como a uno le gustaría. No, las cosas son como son, y no hay que tener ningún interés en como deberían ser.
A fin de cuentas, lo único que hay que sanar es el miedo que hay detrás de todo: miedo a enfrentarse con la propia oscuridad, miedo a vivir, miedo a dejar que se exprese lo que el corazón siente. Y todo eso equivale a falta de Amor.
Es bueno, al llegar a ese punto, preguntarse: ¿qué quiero realmente?, porque si se ha llegado aquí, ya no valen los modelos y las normas que dan los ideales políticos, personales o espirituales, los estándares de salud, de belleza o sanidad, de cómo deberían ser las cosas, o de cómo hay que comportarse. Todos tratan de definir lo que es bueno e interesa a la persona.
¡Que pocos aciertan: lo único que es bueno para la persona es el Amor!, y el Amor no está en el exterior, está dentro, rodeando a la persona con su presencia, ¡sólo hay que permitirlo! Porque nosotros, ya somos Amor, y Paz, y Luz, y Sabiduría; pero no permitimos que se exprese ninguna de esas cualidades, las tapa el miedo.
Deja que el mundo sea como es, no quieras cambiarlo a través de la mente, no lo vas a conseguir; pero si puedes cambiar “tu mundo”, únicamente cambiando tú, únicamente creciendo y dejando de ser ese borreguito que va detrás de los cánones que la sociedad marca. Y si somos muchos los que cambiamos, el mundo dará un giro de 180 grados.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Yo confieso......... Amor

Estudiad, estudiad, estudiad: Llegareis a ser mediocres
Amad, amad, amad: Seréis grandes.

Tomaseo 

Cuando en un principio leía que el Amor es algo que anida dentro de nosotros, que se encuentra en nuestro interior, no entendía muy bien como podía ser. Cuando leía que el Amor es una energía, que es la energía que mantiene en orden el Universo, aun lo entendía menos. Cuando leía que no se ama realmente si se hace distinción entre las personas, mi confusión llegaba a su grado máximo. Estaba acostumbrado a querer a los míos, a mi familia, a mis amigos. Y bueno…….., es posible que el Amor anidara dentro de mí, aunque no lo tuviera nada claro, ya que sólo salía al exterior para manifestarse, de alguna manera, ahora sé que de una manera muy rudimentaria, cuando se trataba de ellos, y cuando veía al panadero, al vecino del quinto o al urbano que paseaba por la calle, no sentía absolutamente nada.
¿Cómo se podía querer a todo el mundo igual?, ¿Cómo se podía sentir Amor sin expresarlo a alguien?, ¿Cómo se podía amar sin que alguien fuera el objeto y la razón de ese Amor?, ¿No sería una más de tantas teorías de la New Age y, que llevarla a la práctica sólo estaría al alcance de unos pocos privilegiados?, ¿No sería charlatanería para llenar libros y vender más?
Cuando leía o escuchaba esto, estaba inmerso en algo que yo pensaba que era un proceso de transformación. Leía todos los libros de crecimiento interior que llegaban a mis manos con verdadera avidez, a veces, dos y tres a la vez, asistía a un sinfín de cursos, de charlas, de conferencias, practicaba yoga y meditaba de manera regular. Pero……… ¡tenía que faltar algo!, yo no sentía, o no creía sentir ese Amor que publicitaban en los libros.
En alguna de las charlas escuché que tendríamos que saber quiénes éramos, cuáles eran nuestras debilidades, y la faceta más característica de nuestro carácter. Todo ello con el objetivo de comprobar que tipo de energía nos envolvía, con tanta intensidad, que no permitía expresarse en toda su extensión cualquier otro tipo de energía. Y no podíamos olvidar que el Amor es una energía.
Tuve que pedir ayuda, yo no sabía, como casi nadie, cuáles eran mis mayores defectos. Ninguno de nosotros terminamos de conocernos, alguien dijo: “nadie se conoce, lo único que conoce es su sombra”, y es cierto, ni tan siquiera sabemos cómo somos físicamente, pues lo que conocemos de nosotros es, a fin de cuentas, nuestra imagen reflejada en un espejo, y ¿Será real el reflejo?,  ¿Será tan real como lo que los demás ven directamente?
Volviendo a la ayuda, resultó una lista que parecía interminable, en la que aparecían defectos y más defectos, de los que algunos yo pensaba, incluso, que eran virtudes. Y comencé el trabajo. Ahora puedo asegurar que ahí comenzó el verdadero trabajo de transformación, todo lo anterior sólo había sido un aperitivo: Se trataba de invocar, pensar y actuar, en y con, la virtud contraria al defecto. Encabezaba la lista el orgullo, y con él comencé el trabajo, cada vez que era consciente de que mi actuación, mis palabras, mis pensamientos o mis emociones se identificaban con el orgullo, trataba de pensar, hablar y actuar con humildad. Así poco a poco se fue reduciendo, aunque he de confesar que aún quedan resquicios. Después comencé con el segundo defecto de la lista, y después el tercero. 
Además de todo ese trabajo, en mis meditaciones, llevaba la atención al chakra del alma, treinta centímetros por encima de mi cabeza, y repetía el mantra: “Yo Soy al Alma, Yo Soy Paz, Yo Soy Amor”.  A partir de aquí, (había transcurrido tiempo, quizás tres años), comenzaron a ocurrir cosas: Sentía compasión donde antes había insensibilidad; sentía misericordia donde antes había dureza; el desasosiego se había transformado en paz; buscaba lo mejor de las personas cuando antes resaltaba la crítica; sentía serenidad donde antes residía el miedo; sentía alegría con la alegría de las personas y dolor ante su tristeza, “mi tiempo” cada vez era menos mío para dar un poco de él a los demás, “mi vida” empezó a ser menos mía, si alguien necesitaba de ella.
Ocurrieron más cosas, pero lo importante es que empecé a entender lo que era realmente el Amor. Virginia Satir, terapeuta familiar y escritora norteamericana, escribió acerca del amor incondicional un pequeño y profundo poema que refleja perfectamente lo que es el Amor: "Te quiero amar sin aferrarme, apreciarte sin juzgar, unirme a ti sin invadirte, invitarte sin exigir, abandonarte sin culpa, examinarte sin culpar y ayudarte sin insultar. Si puedo recibir lo mismo de ti, entonces podremos encontrarnos y enriquecernos de verdad".
No son necesarias más palabras: No siento, aun, que ame al vecino del quinto con  la misma intensidad que amo a mi esposa, a mi hija, a mi madre, a mis hermanos o a mis amigos; pero siento por él y por el resto de seres humanos la misma comprensión y la misma compasión, trato de no juzgar, ni criticar, ni culpar, ni exigir, ni mentir, ni herir, ni atar a mí, absolutamente a nadie, trato de ser leal y honrado, trato de no coartar la libertad de nadie y respetar completamente sus pensamientos, sus palabras, sus actos, su vida. Y muchísimas veces lo consigo.
Y lo más importante de todo “soy feliz” sin necesitar nada del exterior, absolutamente nada, por lo que puedo entregar este Amor y esta Felicidad a los míos y a los que no lo son, para que puedan ellos sentirlo y vivirlo igual que yo. Hay que “predicar con el ejemplo”.
Esto debe de ser ese Amor que anida en nuestro interior. Yo sigo trabajando en ello. Hasta llegar a sentir el Amor que sentía, por ejemplo Jesús, creo que aun me queda un largo, un larguísimo trecho. Y tú……….. ¿Cómo lo llevas? 

domingo, 30 de octubre de 2011

Los engarces de la vida

            Todo lo que llega a nosotros desde el exterior: tristezas, disgustos, perdidas, enfermedades, no podemos permitir que afecten a la serenidad de nuestra mente. Porque todo, no es más que el resultado de nuestras vidas pasadas, y cuando llegan, sólo hemos de pensar que todo mal es transitorio y, por lo tanto, hemos de mantener la serenidad. Preocuparse por ello, es inútil, ya que son producto de nuestro Karma, y lo cierto, es que quedan totalmente fuera de nuestro control.

            No preocuparse por ellas, y no perder la serenidad, no quiere decir que no debamos ocuparnos de ellas. No sólo si debemos ocuparnos, sino que podemos hacer mucho. Podemos dirigirlas y modificar sus efectos sobre nosotros. ¿Cómo?, depende de la circunstancia. Imagina que alguien te empuja con la suficiente fuerza para desequilibrarte, pero si cambias la postura y afianzas los pies en el suelo, el empujón existirá, pero es muy posible que te mantengas en pie. Es lo mismo en las circunstancias de la vida, mantener el equilibrio es no darles más energía a través del pensamiento, que sería como amplificar el empujón y esperarlo apoyado sobre un solo pie.
            Todo depende de la actitud. Si afrontamos cualquier circunstancia de las que nos llegan del exterior con el ánimo y la actitud de que estamos cancelando una deuda, y que una vez cancelada, la deuda finalizará para siempre, es mucho más fácil de soportar el sufrimiento.
            No hay mal que cien años dure. Cualquier mal es transitorio, a no ser que lo mantengamos en nuestra mente de manera indefinida. Sólo tenemos que observar los ciclos de nuestra vida, pérdidas, enfermedades, situaciones desagradables: Todas han pasado, todas pasan al cabo de muy poco tiempo. Sólo aquellos que dan vueltas y más vueltas a cualquiera de sus circunstancias, sufren el dolor indefinidamente.
            No hay que adelantarse a los problemas, no hay que buscarlos, cuando lleguen, lo único que hay que hacer es ponerles remedio, y una vez solucionados, hay que olvidarlos. Un antiguo proverbio chino dice: “Si las cosas tienen solución, ¿por qué preocuparse?, y si no la tienen, ¿por qué preocuparse?”.
            El pago de nuestras deudas kármicas es muy pequeño, comparado con lo que se puede llegar a sufrir por las actitudes mentales erróneas, que pueden duplicar, triplicar o incluso multiplicar por diez el sufrimiento. La cantidad de deuda kármica que se ha de pagar no se puede modificar, pero si está a nuestro alcance incrementarlo o reducirlo.
            Cualquier dolor, cualquier sufrimiento, pasa. Lo único que permanece es nuestra serenidad, nuestra paz, nuestro crecimiento, nuestro carácter y nuestra evolución. Cuanto mayor sea el trabajo realizado en la construcción de nuestro carácter, cuanto mayor sea nuestra evolución, cuanto mayor sea nuestra conexión con nuestra alma, mucho menor sea el sufrimiento generado por las circunstancias de la vida. Circunstancias, que no aparecen de la nada, no aparecen por generación espontánea, sólo es nuestra propia programación, nuestra ruta de vida, para pagar nuestras deudas y seguir creciendo.
            Si permanecemos atentos/as a la vida, si la recibimos recogidos en nuestro silencio interior, observándola como un/a observador/a neutral, nos daremos cuenta de que los obstáculos que llegan enganchados a la vida, se resuelven sólo con estar presentes, verdaderamente presentes, viviendo el instante. Así comprobaremos que el problema llega, se resuelve y desaparece. Pero si nos quedamos agazapados reviviendo, en nuestra mente, el obstáculo pasado, aunque se haya ido con el discurrir de la vida, este seguirá con nosotros indefinidamente.
            El sufrimiento solo es una manifestación más de inmadurez, y será más o menos intenso, y más o menos duradero, en función de nuestro grado de inmadurez. La inmadurez nos abarca a todos, para eso estamos aquí, para conquistarla, para ganarle la batalla, poco a poco, avanzando en cada vida en la construcción de nuestro carácter, que es lo que nos va a llevar a conquistar la paz y la serenidad permanente.

martes, 18 de octubre de 2011

La auténtica realidad

            Todos los seres humanos vivimos dos realidades diferentes, una interior, la otra exterior. De hecho, bien podríamos decir que, en un principio, somos dos personas en una, con dos personalidades distintas: la que vive los pensamientos y las sensaciones, que es aquello que condiciona la realidad interna de la persona; y la externa, la que interactúa con la vida en función, sobre todo, de sus creencias y programaciones.

            Pero esta segunda personalidad, la que vive la realidad exterior, aun podríamos subdividirla en otras muchas: La realidad como hijo/hija, como padre/madre, como nieto/nieta, como empleado/empleada, como abuelo/abuela, como jefe, como pareja, como amigo/amiga, etc.
            Es claro que la vida es como un gran escenario, en el que vamos representando muchos personajes, y para interpretar cada uno de ellos vamos cambiando nuestro vestuario, o mejor, nuestra máscara.
            Nuestra vida interior, está gobernada completamente por los pensamientos y las sensaciones. ¡Somos lo que pensamos!, decía Buda, y en nuestro interior esa es una realidad completamente cierta. No existe disimulo, ni doblez, ni fingimiento, ni ocultación. Sólo lo podríamos disimular para nosotros, y eso ni pasa, ni es posible. En nuestro interior somos auténticos y, además, afortunadamente, todo lo que sucede dentro de nosotros es inaccesible para el mundo. ¿Te imaginas que pasaría, si todo lo que va pasando por nuestra mente fuera de dominio público? Teniendo en cuenta nuestra inmadurez la vida sería un campo de batalla.
            En el set de rodaje de la vida agoniza la autenticidad de la persona, y aunque toda nuestra actuación exterior está condicionada por parte de esa vida interior y por nuestras creencias, casi nada sale a la luz, el disimulo y la ocultación son constantes. El cambio de máscara es permanente, en función de la realidad que estamos representando, en función de cada uno de nuestros papeles. Podemos, por ejemplo,  estar sonriendo y alabando a nuestro jefe, cuando sabemos que íntimamente le odiamos y desearíamos no tener que soportarlo ni dos minutos.
            Mientras se dé esta dualidad estamos condenados a seguir aprendiendo, una vida tras otra. Nuestro exterior ha de ser un fiel reflejo de lo que pasa dentro de nosotros, pero no se trata, como en el ejemplo del jefe, decirle claramente que es inaguantable, que es lo que realmente pensamos y sentimos. Perderíamos nuestro empleo. Se trata de cambiar el interior. Se trata de no tener un enjambre de abejas locas en nuestro interior. Se trata de buscar la paz y el amor.
            Cuando traspasamos el tiempo, al otro lado de la vida, hacemos un repaso exhaustivo, no sólo de todas nuestras acciones, sino también, de nuestros pensamientos, para pagar o recibir, en posteriores vidas, todo aquello que ha causado daño. En la dualidad, la deuda a pagar es doble, o triple: El pensamiento, el engaño y la acción.
            Sólo se trata de cambiar nuestra autenticidad, cambiando la realidad interior, para que no nos cause rubor el día que todo aquello que pase por nuestra mente sea de dominio público, porque todo lo que habrá entonces será Amor.

lunes, 17 de octubre de 2011

Es posible......

            Es muy posible que ya conozcas toda la teoría sobre cómo ser feliz. Es posible que aunque sepas que el verdadero Amor no está fuera de ti, sigas buscándolo en el exterior. Es posible que mentalmente aceptes que eres conciencia, y que eres total y absolutamente libre. Es posible que sepas que todo es pensamiento, y que cuando la mente se detiene, adviene, casi de manera inmediata, el verdadero conocimiento. Es posible que asumas que eres una especie de exiliado/a que busca, sin saberlo, desesperadamente el camino de vuelta. Es posible que sepas que sólo en el silencio está el conocimiento de ti mismo/a. Es posible que conozcas tu grandeza, porque eres un ser completo. Es posible que creas, acertadamente, que sólo tu mente es la responsable de tu vida: feliz, desdichada, insulsa, insatisfecha, etc., etc.

            Es posible que lo sepas todo y, sin embargo, ¿Qué haces, aparte de lamentarte?, incluso, es posible que sientas en tu interior una especie de insatisfacción, como una semilla que necesita mimos para dar su brote.
            Ayer hablaba del deseo, y decía, en algún momento:”El deseo es el motor de la vida que conocemos”. Es cierto, necesitamos deseo para el impulso inicial, pero una vez en carrera, el deseo ha de desaparecer para disfrutar de la carrera, sin sufrir por el resultado final. Necesitamos deseo para iniciar el camino de la felicidad, del autoconocimiento, del Amor. Necesitamos deseo para poner a trabajar la voluntad.
            Con todo lo que sabes, y con tu deseo de ser feliz, ya sólo te falta ponerte, seriamente, en camino. El viaje merece la pena, es como buscar un tesoro, un tesoro escondido. Nada menos que “tú”, porque tú eres el tesoro, la primera etapa del viaje es encontrarte a ti mismo/a, redescubrir tu esencia, conectar con tu parte divina. Y según vas avanzando, con humildad, en tu camino, este te va a colmar de bendiciones, de dicha, de serenidad y, sobre todo de Amor.
            Más adelante descubrirás que el viaje que has iniciado no tiene final. Que el final es “ahora”, porque siempre es “ahora”, porque el presente es la única verdad, el presente es lo único que existe.
            A veces, puedes viajar por una vía equivocada. Te darás cuenta porque el camino por el que transitas te sigue llevando por la senda del sufrimiento y la ansiedad, no importa, cuando seas consciente del error, sólo tienes que volver al camino correcto. El mismo error ya es enseñanza de ti mismo/a. Además, no hay prisa, el tiempo no existe, recuerda: tu tiempo es “ahora”. Cuando los vericuetos del camino te lleven  a la paz y la alegría, la senda es la correcta, sólo hay que seguirla, el alma, que surge a la luz cuando se ha dominado a la mente, se encarga de dirigir el viaje, y ya puedes caminar tranquilo/a, sin miedo de perderte.
            No esperes más, saber lo que tienes que hacer y no hacerlo, es añadir ansiedad y sufrimiento a tu vida.

martes, 11 de octubre de 2011

Come. reza, ama

            Hoy he vuelto a ver esta película por segunda vez y todo lo que ha fluido después  ha sido un estado de paz y felicidad.

Recuerdo cuando la vi por primera vez, en el cine, en Europa, mientras vivía una vida que ahora me queda  lejana. Entonces todavía creía que, lo que le ocurría a la protagonista eran cosas que apenas sucedían  en la realidad y si era el caso, sólo les pasaba a personas muy especiales y, sobretodo muy, muy valientes.
            Recuerdo muy bien aquel estado de plenitud que parecía inundarme por unos días tras leer un determinado libro o ver  una película o un reportaje de alguien especial. Una  sensación de plenitud y de fe que me hacía soñar y decirme a mi misma ¿Por qué no? ¿Por qué no puede ser posible? Pero apenas era una ilusión efímera que en pocas horas o días se desvanecía al observar  la corriente de mi vida y sintiéndome atrapada en mil y una obligaciones cotidianas. Sólo, de vez en cuando volvía a mi mente el recuerdo de aquel sueño y suspiraba.
Bien pues, hoy, poco más de un año después todas aquellas sensaciones, sueños e ideales que tenía son una realidad que va más allá de cualquier ficción imaginada o creada. Hoy soy la protagonista de la película de mi vida y ya no necesito un libro o una película para soñar, porque hoy,  actúo, siento,  amo y obro en mi vida. Y ese milagro del que estoy hablando es el mío, ahora y aquí, pero también es el tuyo ahora y aquí. En lo que sea que estés haciendo, que estés pensando, que estés viviendo,  tu eres el único y especial protagonista de tu vida.
Quizá tu también hayas visto esta u otra película parecida o leído cualquier libro que te ha hecho suspirar, soñar, creer en “algo” y hasta llorar, ya sabes de lo que estoy hablando. De hecho, todos  alguna vez, sino muchas, compartimos con nuestros  amigos, conocidos y/o nuestra familia lo que nos ha hecho sentir una película y a veces el sueño se hace colectivo. La pena es que a menudo, de una tarde compartida hablando de lo que sentimos, dedicamos un tiempo corto a soñar y demasiado a pisar nuestros propios sueños y el de quiénes tenemos enfrente. Y nos apoyamos en esa tarea como si el hecho de dejar de soñar nos hiciera más auténticos o más realistas.
Que sepas que yo, como tantos, estuve muchos años haciendo lo mismo que tú, hasta decir basta. Y no te creas que seamos muy diferentes. Para nada. Realmente   la única diferencia, hasta hoy, entre tú y yo no es la valentía ni ser más o menos especial. No. La única diferencia es que en una de tantas oportunidades que nos da la vida, un día me atreví a creer que todo era posible. Que era digna de amar y ser amada, digna de sentir por mi misma y no a través de la vida de nadie. Digna de decir sí al abismo de lo desconocido que, en mi interior, ya moraba desde hacía tanto tiempo y me hacía soñar que todo era posible. Sólo fue un entregarme a mi propia vida de manera absoluta, sin reservas, con la certeza que nunca estamos solos.  Y aún una cosa más, tal y como reza una frase de esta película: Muchas veces perder el equilibrio por amor es parte de vivir una vida con equilibrio." Medítalo en tu silencio.
Hoy pues el mensaje de la película ha tenido un eco diferente. Ya no he sentido la vida como un sueño imposible, ya no me he quedado suspirando sabiendo que luego todo “volverá a la normalidad”, ya no ha despertado en mí  una sed impaciente que nos lleva a buscar la felicidad en el lugar equivocado.  Hoy, el mensaje, ha sido la constatación interior que todos estamos en el mismo camino, que todos somos protagonistas de nuestra vida en este planeta, que todos somos únicos y especiales con una misión que cumplir. Y que da  igual cual sea esa misión (cuidar a nuestro padres, a nuestro hijos, buscar trabajo, estudiar, etc.) pues es la tuya. Dependerá sólo de cómo la realices que se convierta en única y especial para continuar abriéndote las puertas de tu felicidad permanentemente.   
Me quedo con uno de los fragmentos finales de ésta película:
“Una fuerza de la naturaleza que se rige por leyes tan reales como la ley de la gravedad. La regla de la física de la búsqueda viene a decir algo así: Si tienes el valor de dejar atrás todo lo que te protege y te consuela, lo cual puede ser cualquier cosa como tu casa o viejos rencores, y embarcarte en un viaje en búsqueda de la verdad, ya sea hacia lo interior o lo exterior, y si estás dispuesto a que todo lo que te pase en ese viaje te ilumine, y si aceptas como tu maestro a todo el que te encuentres en el camino, y si estás preparado sobre todo a afrontar y a perdonar algunas de las realidades muy duras de ti mismo, entonces la verdad no te será negada”.
Entrada publicada por Elisenda Julve.  


lunes, 29 de agosto de 2011

Almas gemelas

             ¿Por qué con tanta frecuencia no funcionan las relaciones de pareja?, ¿Por qué algo que comienza como un gran amor, o como el amor de tu vida, o como el reconocimiento de un alma gemela, se va disipando como el humo al cabo de cierto tiempo? La razón es muy simple, sencilla y llanamente son relaciones basadas en la dualidad, son relaciones basadas en la esperanza de recibir amor de la otra parte; no son relaciones basadas en el Amor Divino.

Las relaciones, normalmente, se idealizan en la mente, sin embargo, la realidad no se ajusta a lo que ha idealizado la mente. A la mente le gusta idealizar que esa pareja que ha encontrado y, con la que se encuentra tan bien, sea su alma gemela, y así, a partir de entonces, ya no tendrá que enfrentarse a las dificultades, o a los miedos que ha conocido en relaciones anteriores.
Pensar en la existencia de un alma gemela con la que formar una pareja, es algo muy romántico, pero no deja de ser una fantasía más de la mente para protegerse y, para seguir controlando, en lugar de abrir el corazón a lo que realmente es el Amor.
No queremos hundir las expectativas de nadie sobre su esperanza de encontrar a su alma gemela, pero hay un 99,99 por ciento de posibilidades de que no aparezca.
El alma es multidimensional, puede estar en varios planos a la vez, siempre en función de cuál es la enseñanza programada, en un determinado ciclo de vida. No es habitual que la misma alma se encuentra encarnada en dos cuerpos distintos en un mismo ciclo de vida, en la tercera dimensión, ya que lo normal es que se encuentren en dimensiones distintas. Pero el que no sea habitual, no quiere decir que no sea posible. En las últimas estadas del alma encarnada en la tercera dimensión, puede darse el caso de la misma alma, encarnada en dos cuerpos distintos, para adelantar, entre otras cosas, la liberación de Karma pendiente, o la profundización en el Amor Divino. Estas son las verdaderas almas gemelas.
Pero para que esto suceda, ese alma ya ha de haber alcanzado un grado de Amor muy importante. Todas las personas se pasan la vida buscando, suspirando y asomándose a cada esquina, para ver si aparece su alma gemela, pero lo que no saben, es que el alma gemela, no va a aparecer, y mucho menos con una bandeja en la que traiga el Amor que todos están esperando. El Amor que todos ansían, hay que conseguirlo antes, y después, cuando ya se sabe lo que es el Amor, ese Amor Divino, Incondicional, ese Amor que se siente porque sí, sin esperar nada a cambio, es cuando existe la posibilidad de que aparezca el alma gemela.
No puede aparecer el alma gemela, para vivir una vida de Amor, cuando no se sabe lo que es el Amor. De la misma manera que no se puede estudiar medicina si no se sabe leer.
Amigos míos, buscar en primer lugar el Amor dentro de vosotros, y lo demás, incluida la posible alma gemela, llegará como un regalo. Llegará cuando no se espere, cuando no se desee, cuando estéis preparados para amar a ese alma, porque ahora solo estáis esperando que os amen sin condiciones, o no, porque también es posible, que ni tan siquiera sepáis que es lo que estáis esperando. Pero es al revés, primero has de estar preparado/a para amar sin condiciones.
            Toda la enseñanza física y espiritual, se resume en cuatro letras A-M-O-R. Buscar ese amor en vuestro interior, en cada órgano, en cada célula, en cada átomo de vuestro cuerpo. Aprender a amaros a vosotros mismos por encima de todas las cosas, en cada aspecto de vuestra propia esencia, de vuestra divinidad, en cada aspecto de vuestra humanidad, hasta que sea ese Amor Divino el que dirija completamente vuestra vida. A partir de ahí, ya no buscareis el alma gemela, no la necesitáis, pero si llegara, entonces sí que estaríais preparados para reconocerla y para amarla.
            Así que en vez de buscar a tu alma gemela en los clubs de solteros, o en cada esquina, búscala dentro de ti, busca el Amor donde realmente está, que es en tu interior, y deja de perder el tiempo, ese tiempo que no va a volver, en buscar imposibles.
            Recuerda que haces camino al andar, y dependerá de tus pasos que el camino sea ancho y llano, o estrecho y lleno de vericuetos. Tu decides la vida que quieres vivir, una vida de ansiedad y búsqueda de imposibles, como tu alma gemela, en lugares inaccesibles, o una vida de dicha y amor, en la que no se ha de buscar nada porque ya lo tienes todo, y muy cerca, está en tu interior. Sólo resta conectar con ese interior.