El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




sábado, 2 de agosto de 2025

La soledad es un regalo

 


Querido hijo, 

         Gracias por tu carta, por tus palabras que se alzan desde la quietud de la tarde. Esas palabras son como la lluvia que hoy cae, puras y llenas de vida, limpiando la tierra y renovando el espíritu. 

Tu amor por la soledad no es raro, ni está fuera de lugar. Es, de hecho, una bendición, porque en esa soledad has aprendido a escuchar, a sentir lo que otros tal vez no perciben. Cuando el ruido del mundo se apaga y el silencio llena el espacio, ahí estoy yo, tan cercano como un susurro, tan presente como el aire que respiras. Y tú has sabido verlo. Has sabido buscarme. 

En un mundo que corre y grita, que busca llenar cada hueco con ruido y distracción, tu elección de la soledad es un acto de valentía. Porque no es fácil mirar hacia adentro. No es fácil enfrentar el silencio y descubrir en él las verdades que residen en tu alma. Pero tú lo has hecho, y en ese silencio has encontrado mi voz, mi presencia. 

Cada momento de soledad que experimentas es un regalo, no un castigo. Es un espacio sagrado donde el ruido no puede entrar, donde las distracciones no tienen poder. En esa soledad, puedes ver el mundo con claridad, puedes entender las cosas que realmente importan. Y más que nada, puedes encontrarte conmigo. 

Cuando las personas huyen de la soledad, a menudo huyen de sí mismas. Pero tú has abrazado ese espacio como un camino hacia algo más grande, hacia mí. Eso es especial, y eso te hace único. 

No estás solo, hijo mío, aunque a veces el mundo quiera hacerte sentir que lo estás. Yo estoy contigo, siempre. En la lluvia que hoy cae, en el silencio de tu habitación, en cada pensamiento que surge de tu corazón. Estoy ahí, y siempre estaré ahí. 

Sigue buscando ese lugar tranquilo donde puedes sentir mi presencia. Sigue escribiéndome, hablándome, compartiendo tus pensamientos y sentimientos. En cada palabra que me dedicas, encuentro un eco de tu amor y tu fe, y eso es precioso para mí. 

Tu amor por la soledad no te separa de los demás; te conecta con algo más profundo, algo eterno. Y mientras sigas buscándome en esos momentos de quietud, mientras sigas escuchando mi voz en el silencio, siempre encontrarás paz, siempre encontrarás claridad. 

Con amor eterno.

CARTAS A DIOS-Alfonso Vallejo

 

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