El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




viernes, 4 de septiembre de 2015

Prana Mudra - Mudra de la Vida


PRANA MUDRA – MUDRA DE LA VIDA

Cómo se hace:
El dedo anular y el dedo meñique se doblan y tocan la punta del pulgar, manteniendo los dedos índice y corazón juntos y extendidos.
Sirve para:
Como es el mudra de la vida mejora el poder de la vida.
Personas débiles se vuelven fuertes.
Reduce pinzamientos en los vasos sanguíneos.
Si practicamos con regularidad nos convertiremos en personas activas.
Duración:
No hay un tiempo particular de duración para este mudra. Puede practicarse el tiempo que se quiera.
Beneficios:
Mejora el sistema inmunitario.
Mejora el poder de los ojos y reduce las enfermedades oculares.
Elimina la deficiencia de vitaminas y la fatiga.

jueves, 3 de septiembre de 2015

¿Derechos humanos?


            El mero hecho de estar vivo no significa que se sepa vivir. De la misma manera que no se sabe nadar, si nadie te ha enseñado, solo por estar sumergido en el agua.
            El problema con la vida es que nadie nos enseña realmente lo que significa vivir y cuál es la razón de la vida. La enseñanza que recibimos de la vida es justo lo contrario de lo que es, no solo necesario, sino imprescindible para vivir una vida digna y feliz.
            La culminación de la enseñanza que recibimos  es la situación en la que hemos puesto a millones de personas en el mundo, despojados de su dignidad, expulsados de sus casas, empujados a la muerte, tal como nos muestran las imágenes de los niños que han muerto ahogados a las costas de la riqueza y del despilfarro, mientras los dirigentes con la panza llena discuten si tu te llevas cinco y yo me llevo seis, mientras sus policías les impiden, como si de animales apestosos se tratara, el paso hacia algún lugar, cualquier lugar, en el que al menos puedan dormir sin la amenaza de las bombas aunque sea teniendo como único techo las estrellas.
 
            Y digo que hemos puesto, porque todos tenemos nuestra cuota de responsabilidad por colocar con nuestro voto en la dirección de nuestros países a corruptos y medradores sin entrañas, que se pelean entre ellos por un centímetro de tierra o una estrella de más en un trapo, de la misma manera que somos responsables al entrar en las iglesias dirigidas por hampones del miedo, que en lugar de aterrorizar a sus fieles deberían colocar sus edificios y sus riquezas al servicio de toda esta pobre gente.
            Y mientras tanto, los únicos que demuestran un poco de humanidad que son los movimientos ciudadanos, que están tratando de ofrecer inútilmente sus domicilios para acoger a algunos de ellos. Pero también es imposible porque no pueden llegar a ellos, y seguro que antes tienen que inventarse un impuesto para seguir engordando las barrigas de los dirigentes.
            ¡Basta ya!, ¡Hasta cuándo vamos a permitir que los delincuentes con hábitos y con corbata nos maltraten con nuestra aquiescencia! 
La primera de todas nuestras asignaturas, antes incluso que aprender a leer y a escribir, tendría que ser aprender a amar. Con esta asignatura aprobada se acababan las guerras y los delincuentes que las provocan.
Aunque parezca que podemos hacer poco, es mucho lo que podemos hacer. Ni un solo voto más a todos los que hoy día en vez de estar trabajando para acabar con las guerras las están defendiendo o financiando, ni un solo voto más a los que colocan una alambrada o un policía delante de esta pobre gente, ni un solo voto más a los que están tratando de mantener su poltrona en lugar de sentar en ella a los miles de niños que duermen en la calle, ni un solo voto más a los que luchan por defender un trapo que llaman bandera en lugar de arropar con ella a los que caminan descalzos y desarrapados, ni un solo voto más a los que se pelean por un centímetro de tierra en lugar de construir en ella viviendas para tanto desplazado.
El niño muerto en la playa es tu hermano, imaginate que es tu hijo; el padre desesperado que no tiene con que alimentar a sus hijos es tu hermano, imaginate a tí; las personas enterradas debajo de los escombros son tus hermanos, imaginate a tu familia.
Ellos con su muerte están dejando en evidencia al mundo capitalista, al mundo democrático, al primer mundo, al mundo que se llena la boca hablando de derechos humanos, ¿Qué derechos?, ¿De qué humanos hablan?
 
 

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Meditación de Kundalini-Yoga (Para hacerte sentir cómodo y satisfecho)




Sólo yo soy dueño de mis pensamientos


Perlas para el alma

 
 
Todo nuestro mundo, toda nuestra vida, todo lo que experimentamos está hecho de pensamientos.
            Tenemos pensamientos buenos y pensamientos malos. Nuestra mente está en un dialogo permanente, unas veces cuestionándolo todo, juzgándolo todo, culpabilizándote a ti y a tu entorno, atemorizándote, y otras alabándote, viendo la bondad en los demás, expresando compasión y ternura. Por lo tanto nuestra mente, y de rebote nuestra vida está llena de claroscuros, nada es solo luminoso, ni nada es todo negrura.
            Si aceptamos que somos lo que pensamos, y que tenemos la vida que pensamos, está claro que tenemos una poderosísima herramienta para ser felices, para estar alegres, para demostrar ternura y para ser compasivos. Sólo hay que permitir los pensamientos buenos.
            Si aceptamos, también, que sólo uno mismo es responsable de sus pensamientos, y que ninguna otra persona te obliga a pensar de determinada manera, si uno mismo no elige los pensamientos buenos para ser feliz, que no se queje del vecino, porque su dolor o su desdicha solo es su responsabilidad.

Yo creo que......


            “Yo creo que…”, es el inicio de una frase que utilizamos con frecuencia, porque todos y cada uno de nosotros tenemos nuestras propias creencias. Creencias que normalmente defendemos, a veces hasta levantando la voz, otros se enfadan y dejan de dirigir la palabra a otros que proclaman creencias diferentes, los hay que hasta llegan a matar por defender sus creencias, y a algunos de estos hasta les homenajean por su heroicidad.
            Antes de seguir quiero dar una sucinta pincelada de lo que es Dios. Dios Es, Dios es Todo, Dios es Uno, Dios es Unidad. Nosotros los seres humanos nos proclamamos y nos proclaman como Hijos de Dios, por lo tanto tener el mismo Padre nos hacer hermanos, nos hace Uno, nos une en Dios.
            Si Dios es Uno, la Verdad solo puede ser una, única. No puede haber dos verdades, ni medias verdades, ni verdades parciales, ni medias mentiras, ni verdades rosas, ni verdades amarillas, hay una Verdad y punto.
 
            Los seres humanos somos muy importantes, mucho más incluso que los que se “creen” el ombligo del mundo. Pero hay una gran diferencia entre la importancia real y la importancia “creída”.
Los que se saben importantes, muy pocos, posiblemente se puedan contar con los dedos de una mano, no tienen creencias, saben. Saben que son hijos de Dios, saben que todos somos lo mismo, saben que solo hay una Verdad y no creen otras verdades, saben que todos somos hermanos y respetan sus verdades y sus creencias, saben de la mutabilidad de todo lo que coexiste en la materia y esperan pacientes, porque el tiempo no importa para ellos, que regrese su hermano de su propia creencia.
Los que se “creen” importantes no se sienten unidos a nada, defienden su espacio y su creencia hasta con la vida, reniegan del resto de creencias, reniegan de su hermano, que es lo mismo que renegar de Dios.
Las creencias separan, y son creencias las religiones y las opciones políticas, que son las dos grandes tendencias que arrastran tras de sí a todo el género humano.
Los seres humanos solo estamos en este lado de la vida para expandir la conciencia, para respetar, para amar, para actuar con generosidad, para actuar con dignidad, para volver a Dios, y seguir las creencias es juzgar, es discriminar, es separar, es dividir, es temer, es odiar, y todo eso no expande la conciencia, la constriñe.
Piensa en cuantas son tus creencias, pues ten por seguro de que te estás separando de tus hermanos que tienen creencias distintas.
Cree en Dios, cree en tu hermano, actúa como si tu hermano fueras tu mismo, y así acabaras con el hambre en el mundo, acabarás con las guerras, acabarás con la discriminación, acabarás con las injusticias, acabarás con el dolor y con el sufrimiento, acabarás con la muerte.  
  

lunes, 31 de agosto de 2015

Shunya Mudra - Mudra del Vacío


SHUNYA MUDRA – MUDRA DEL VACÍO

Cómo se hace:
Mantener el dedo medio doblado, tocando el Monte de Venus y presionarlo con el dedo pulgar. Mantener rectos los otros tres dedos. Realizarlo con las dos manos.
Sirve para:
Reduce el embotamiento en nuestro cuerpo. Especialmente indicado para paliar problemas de oído y de audición.
Puede curar con rapidez dolores de oído y, si se practica durante cierto tiempo, casi todas las afecciones de este órgano.
Es un mudra muy interesante que nos pone en contacto con esa parte de nosotros mismos a la que pocas veces prestamos verdadera atención: nuestra voz interior.
Está directamente relacionado con el quinto chakra y el sexto chakra.
Duración:
Puede practicarse de 40 a 60 minutos, todos los días, hasta que la enfermedad desaparezca.
Beneficios:
Alivia un dolor de oídos en 5 minutos.
Es útil para las personas sordas, pero no para los que lo son de nacimiento.
Beneficioso para personas con problemas mentales.

sábado, 29 de agosto de 2015

Por supuesto que toda la culpa es tuya


            Todos los seres humanos estamos plenamente convencidos de que todos nuestros males tienen como origen causas externas, las mismas circunstancias de la vida y por supuesto, la actuación, la mala fe y la manera de ser del resto de seres humanos. Con una excepción, la enfermedad física, de la que no solemos habitualmente culpar a otros, de hecho no culpabilizamos casi nunca a nadie de nuestra mala salud, aunque a veces nos dan tentaciones de culpabilizar a Dios, y si no le culpabilizamos abiertamente, si caemos de la tentación de increparle por dicha enfermedad con la frase: “¿Por qué a mi Señor?, si no hago mal a nadie”.
            Es más que posible que tú también te encuentres entre las personas que culpabilizan de todos sus problemas al resto del mundo. Lo que no se si has pensado alguna vez es que los demás te están culpabilizando también a ti de sus desgracias.
            En fin, que de todo lo que nos ocurre, ya sea física, mental o emocionalmente, la culpa la tienen otros: o la tiene Dios o la tiene el resto del mundo. ¡Qué lejos estamos de la realidad!, medio mundo culpabilizando al otro medio, cuando nadie, absolutamente nadie es responsable de lo que le ocurre a otra persona. Sólo uno mismo es responsable de sus sufrimientos y de sus alegrías, de su salud y de su enfermedad.
            El único problema de casi todos los seres humanos es dejar que la mente campe a su antojo, en unos casos por desconocimiento, y en otros, conocedores del maravilloso poder de la mente, por la falta de voluntad para dominarla y utilizarla en beneficio propio.
            La espoleta de todos nuestros problemas es la mente, hemos de tener en cuenta que la mente siempre está elucubrando, siempre maquinando, siempre imaginando, siempre recordando, siempre comparando, siempre juzgando; la mente no descansa, siempre hay pensamientos: Pensamos en lo que paso ayer, o anteayer, o hace una semana, o el verano pasado, pensamos en lo que dijimos, en cómo lo hicimos, en que lo podíamos haber hecho de otra manera, pero claro después de cómo se comportaron no quedó más remedio que decir eso y de esa manera. Pensamos en lo que nos hicieron, o en lo que nos dijeron, o en aquello que nos contaron que dijeron de nosotros, o que no hicieron aquello que esperábamos que hicieran, o que no fueron agradecidos después del sacrificio que habíamos hecho, etc., etc., etc. Pensamos en lo raro que está fulanito, “¿Será que le habré hecho algo?, yo no merezco un trato así.” Pensamos en mañana, en pasado mañana, en el próximo verano, en lo que haremos, en como lo haremos, en lo que esperamos conseguir, en cómo nos vamos a comportar, en cómo esperamos que se comporten con nosotros. Pensamos, en fin, en un millón de simplezas como estas un minuto tras otro, y así casi eternamente.
 
            Y mientras ocurre todo eso, la vida sigue pasando, pero estamos tan ocupados en nuestro ruido interior que no somos conscientes de casi nada de lo que pasa por delante de nuestras propias narices.
            Todos estos pensamientos producen un determinado tipo de energía en función del tipo de pensamiento. Cada pensamiento genera su característica energía según sea de rabia, de odio, de culpa, de miedo, de ira, de desconfianza, etc. Y es esta energía la que nos hace estar con un determinado sentimiento y con una determinada situación emocional. Justamente esa que achacamos a los demás solo es debido a nuestro pensamiento sobre cada asunto.
            Pero hay más, con esa energía que estamos generando estamos alimentando a nuestro cuerpo físico, y de tanto alimentarlo con energía sucia, se ensucia el cuerpo físico y aparece la enfermedad, de la que podemos culpabilizar al propio Dios, si nos apetece, pero solo nosotros somos responsables.
            Es bien cierto que se puede pensar: “Si no me hubieran hecho tal cosa, o dicho tal otra, yo no le daría vueltas en la cabeza, y así no habría generado ni ese sentimiento ni esa situación emocional, por lo tanto la culpa es del que me hizo tal cosa o me dijo tal otra. Y no es culpa mía por lo tanto el que no salga de mi cabeza”.
            Si alguien piensa esto, lamento decirle, con todo respeto, y siempre desde mi creencia y mi propia experiencia, que se equivoca. Cualquier cosa que nos hagan o nos digan, por muy mala que sea, ocurre en un momento. La persona que nos ha ofendido, se va a quedar tan feliz, o no, pero a nosotros nos da lo mismo. Por más vueltas que le demos en la cabeza a la misma situación, no vamos a solucionar nada, ya no se puede volver atrás en el tiempo, no se puede borra el hecho o las palabras dichas, ¿Para qué recordar siempre lo mismo, sabiendo que nada va a cambiar y sabiendo que además nos afecta negativamente tanto emocional como físicamente?
            Podemos realizar una serie de acciones, como denunciar a la persona, o dejar de hablarla, o separarnos de ella, o etc., pero una acción que no debemos llevar a cabo bajo ningún concepto es pensar en el hecho una y otra vez, señalando en nuestro pensamiento a la persona por ser la culpable de los males que nos aquejan o van a empezar a aquejarnos. Solo nosotros somos responsables de nuestros pensamientos y de todo lo que estos generan, por lo tanto lo único efectivo es tomar las acciones que la situación aconseje, y no volver al mismo pensamiento de manera reiterada.
            De las cuatrocientas y pico entradas que hay en este blog, más del cincuenta por ciento hablan de lo mismo, De los infinitos post que se cuelgan en las redes sociales, más de la mitad hablan de lo mismo. De los miles y miles de libros de ayuda y autoayuda más de la mitad hablan de lo mismo.
            ¿Será que tienen razón?, pues entonces, ¿A qué esperas para dejar de dar pábulo a las simplezas del resto del mundo y centrarte en conseguir la felicidad en tu vida? Si no lo consigues no culpabilices a los demás, es tu responsabilidad.

jueves, 27 de agosto de 2015

Gyan Mudra - Mudra del Conocimiento


GYAN MUDRA – MUDRA DEL CONOCIMIENTO
 
Cómo se hace:
Tocar la punta del dedo pulgar con la punta del dedo índice. Mantener juntos y rectos los otros tres dedos. Hacerlo con las dos manos.
Sirve para:
Como es el mudra del conocimiento mejora el conocimiento. La punta del dedo pulgar es el centro de la pituitaria y de las glándulas endocrinas. Cuando pulsamos esos centros con el dedo índice, las dos glándulas trabajan activamente.
Duración:
No hay un tiempo particular de duración para este mudra. Puedes practicarlo de pie, sentado o acostado en la cama. Hazlo cuando tengas tiempo.
Beneficios:
Aumenta la capacidad de la memoria y agudiza el cerebro.
Mejora la concentración y evita el insomnio.
Si se practica con regularidad puede curar los desordenes psicológicos como la histeria, la ira y la depresión.

 

miércoles, 26 de agosto de 2015

Cantos de sirena


            Las sirenas eran unas ninfas marinas que, en la mitología, atraían con sus cantos dulces e insinuantes a los marinos hacia los escollos de la costa, donde, tras hacerles naufragar, los devoraban, no dejando de ellos más que los huesos amontonados.     
Advertido por la diosa Circe de lo peligroso que era el canto de las sirenas, Ulises ordeno taponar con cera los oídos de sus remeros y se hizo atar al mástil del navío. Si por el hechizo musical pedía que lo liberasen, debían apretar aun más fuerte sus ataduras. Gracias a esta estratagema Ulises fue el único ser humano que oyó el canto y sobrevivió a las sirenas, que devoraban a los incautos que se dejaban seducir.
 
Empleamos esta expresión para advertir del peligro de dejarse seducir o llevar a la perdición por falsas promesas o incitaciones ilusorias. Pero tendríamos que utilizar muchísimo más esta expresión, porque todos y cada uno de nosotros convivimos con una sirena, que sabe entonar todo tipo de melodías, que nos incita con sus falsas promesas, que nos seduce con su dulce música y nos arrastra en pos de sueños que se convierten en humo al acercarnos a ellos.
Nuestra sirena particular no es una dulce e insinuante ninfa, es nuestra mente, que por todo lo que maquina y promete más parece una bruja terrorífica y tenebrosa. Todos tendríamos que tener, como Ulises, un mástil al que poder atarnos y unos remeros que nos ataran para no seguir los dictados de la mente perversa, que cuando nos atrapa en sus redes deja amontonados no nuestros huesos, ya les gustaría a muchos que así fuera, sino que amontona sobre nuestra vida nuestras más lúgubres emociones.
No es dura la vida, no nos lleva la vida ni al sufrimiento, ni al dolor, no es la vida la culpable de nuestros miedos, ni de nuestros fracasos, no lo es de nuestra rabia, ni de nuestra tristeza, no es la vida la responsable de los infinitos males con los que convive el ser humano. Es nuestra mente, y más concretamente los cantos de sirena de nuestra mente.
La mente no tiene ningún reparo en culpar a los demás de desgracias propias, y de hacernos culpables de las desgracias ajenas. La mente, cual sirena, nos arrastra con su canto una y otra vez a recordar lo más tenebroso de nuestro pasado, nos impulsa a dudar sin compasión sobre qué hacer en el futuro, pero es incapaz de mantenerse en silencio para vivir, escuchar y disfrutar el presente.
No existe manera de taponarse la conciencia para no escuchar a la mente, este es nuestro sino, escuchar permanentemente las simplezas de una mente que vaga a la deriva, como las hojas movidas por el viento, amontonando emociones en recovecos resguardados del aire. Y aquí nace nuestro trabajo, dejar salir del corazón nuestra grandeza para dominar con un acto de la voluntad al huracán de la mente, limpiar el amasijo de emociones acumuladas, para conseguir así la gloria del silencio.

martes, 25 de agosto de 2015

Una hora más de vida


            Si ahora te dieran la noticia de que solo te queda una hora más de vida, ¿Qué harías?, ¿Llorar?, ¿Lamentarte?, ¿Sufrir por lo que dejas aquí?, ¿Pensar que pasará con los tuyos?, ¿Tratar de negociar un poco más de tiempo?, ¿Rezar?, ¿Confesarte rápidamente?, ¿Despedirte de los más allegados?, ¿Pedir perdón por todo lo malo que has hecho?, ¿Perdonar las ofensas?, ¿Restituir cosas materiales o dignidades sustraídas?, ¿Buscar la póliza de tu seguro de vida?, ¿Qué harías?
            Piénsalo, porque es algo que puede pasar, y además sin el aviso previo. Para morirse la única condición necesaria es estar vivo. No importa si se tienen uno o cien años, no importa si se tiene una salud de hierro o una salud quebradiza, no importa si eres rey o lacayo, no importa si eres el papa o un monaguillo, no importa si eres un maestro o un alumno, no importa si eres un santo o un asesino, lo único que importa es estar vivo.

            En esta hora que te queda hasta la partida final, porqué no dedicas los cinco primeros minutos para hacer un examen de conciencia de cómo has estado viviendo hasta ahora, piensa en qué has invertido tu vida, piensa en cómo has vivido, piensa en tus amigos y en tus enemigos, piensa en si tus amigos y conocidos te van a extrañar o a respirar de alivio. Sé honesto en la hora que te queda de vida, ¿Puedes esperar con la conciencia tranquila o existen matices que te hacen sentir el ahogo de la culpabilidad?
            Bueno, parece ser que vas a vivir más de una hora, pero como nunca se sabe haz, por si acaso, ese examen de conciencia, para estar preparado para la apoteosis final. ¿Cuántas obras buenas has hecho?, ¿Cuántas malas? Recuerda la Ley del Karma, la ley de la causa y el efecto, ¿Por cuántas de tus acciones vas a tener que pagar?, ¿Por cuantas te tienen que pagar a ti?, ¿Cuántas acciones has realizado porque si, por amor?
            Aunque ahora parece que vas a tener un plazo mayor de una hora, como el desenlace final de la obra de tu vida puede suceder en cualquier momento, ¿Por qué no te preparas?, ¿Por qué no intentas reparar el mal que has hecho para que la bolsa de tu Karma sea exigua?, ¿Por qué no vives desde ahora como si efectivamente solamente te quedara una hora de vida?, ¿Por qué no arreglas los desaguisados que has ido descomponiendo durante tu vida?
            Perdona donde quiera que creas que existe la ofensa, perdona al ofensor, pide perdón por el daño que hayas podido hacer, restituye aquello que has sustraído, ya sea material, emocional o espiritual; desenreda los engaños, las medias verdades y las mentiras a medias; los abrazos y los besos, los “te quiero” y los silencios que darías durante tu ultima hora dalos cada día. No importa si tienes a punto tu póliza de vida, pero si importa si tienes a punto tu vida, tu corazón y tu alma.
           

Varuna Mudra - Mudra del Agua


VARUNA MUDRA – MUDRA DEL AGUA



Cómo se hace:
La punta del dedo meñique toca la punta del dedo pulgar. Mantener juntos y rectos los otros tres dedos. Se puede hacer con las dos manos, o se puede hacer con la mano derecha, manteniendo la izquierda debajo sujetando la derecha.
Sirve para:
Equilibra la cantidad de agua en el cuerpo y evita las enfermedades que tienen como origen la falta de agua.
Debería practicarse siempre que se acumula un exceso de mucosidad en el estómago o en los pulmones.
Duración:
No tiene un tiempo especificado, se puede practicar de acuerdo al tiempo del que dispone la persona.
Beneficios:
Conserva la claridad de la sangre mediante el equilibrio del contenido de agua en el cuerpo.
Previene los dolores de la gastroenteritis.

lunes, 24 de agosto de 2015

¿Cómo soy?


            El ser humano lleva en su maleta emocional una serie de máscaras que va utilizando en el transcurso del día, Cuando se levanta por la mañana se pone la máscara de la prisa, al llegar a la oficina se pone la de jefe, o la de subordinado, o la de señor de la limpieza, o la de vigilante, y así una tras otra en función de las distintas interacciones que va teniendo a lo largo de su día, y lo hace con la misma facilidad que lo pueden hacer los profesionales de la risa en el circo para conseguir las carcajadas de su público. Pero existe una notable diferencia, mientras para unos es una profesión para los demás la máscara no es más que una cortina de humo para ocultar sus miserias. 
            Es posible que ni el mismo ser humano sepa realmente quien es y cómo es. Bueno quien es, es seguro que no lo sabe. Él cree que es Don Fulano de Tal, y actúa desde ese pedestal, sea alto o bajo, no importa, cuando ese nombre es el que le han dado a su cuerpo, de la misma manera que su vehículo es Audi o Toyota, porque su cuerpo es su vehículo. Quien realmente es, es un hijo de Dios. Entonces, si la persona no sabe quién es, parece lógico que tampoco sepa como es.
            Este desconocimiento hace que actúe de mil maneras diferentes, en función de quien se encuentra delante. La persona no es la misma con su pareja que con sus hijos, no es la misma con su jefe que con sus compañeros, no es la misma con sus amigos que con sus vecinos, y así podríamos seguir enumerando encuentros, en los que encontraríamos que la persona es diferente en todos y en cada uno de ellos.
            Es posible que ni un observador imparcial lograra saber exactamente como es la persona objeto de su observación, a no ser que la observara en su soledad, situación difícil, porque en soledad no se actúa, en soledad se siente, y hay muchas posibilidades que incluso en su soledad no sea ella misma al cien por cien, ya que estará dándole vueltas a un millón de cosas y haciendo que sus sentimientos y emociones vayan variando, desde aquello que le sucedió ayer hasta como le gustaría realmente ser.
 
Es curioso, porque casi nadie está contento consigo mismo, por infinitas razones. Todos quieren ser lo que no son, pero casi nadie es capaz de ponerse a trabajar para llegar a ser esa persona que quisiera ser, o ponerse a trabajar para aceptar lo que es.
            El ser humano es un cúmulo de contradicciones: Busca la felicidad fuera de sí mismo, cuando la tiene en su interior; busca que le amen cuando es incapaz de amarse a sí mismo; elige una pareja y envidia a las parejas de los demás; es incapaz de trabajar para la realización de sus sueños, pero obliga a sus hijos a realizarlos, sin pensar que posiblemente sus hijos tengan sus propios sueños; es incapaz de reconocer sus defectos, pero es un maestro en el arte de juzgar y de criticar los defectos de los demás; como no reconoce sus defectos no trabaja para mejorarlos, pero reparte consejos a diestro y siniestro para que los demás mejoren los suyos; busca la paz viajando a los confines del mundo, cuando la podría encontrar si realizara el corto trayecto que existe entre su mente y su corazón.
            Lo que viene a continuación es un consejo, si no te apetece no lo leas:
Medita.
            Si sigues mi consejo y meditas
-          Empezarás a conocerte un poco y disminuirán tus contradicciones.
-          Casi sin proponértelo van a encontrarte de frente con la felicidad.
-          Descubrirás que el amor es una energía y no esa tonta sensación que tienes cuando ves a alguien del sexo contrario.
-          Llegarás a ser consciente de que lo más importante en el mundo eres tú, y que eso, además, no es ser egoísta.
-          Tendrás las fuerzas suficientes para correr detrás de tu sueño.
-          Serás consciente de que tus hijos son también seres humanos, que no son de tu propiedad y que tienen que realizar su propio camino.
-          En el viaje que vas a realizar dentro de ti comenzarás a descubrir tus defectos y trabajarás para ir eliminándolos.
-          Sabrás que no has venido a este mundo a juzgar a nadie.
-          Que los consejos los puedes dar, pero cuando te los pidan.
-          Aprenderás a respetar y tratarás a todos tan solo como quieres que te traten a ti.
Así, no solo sabrás quien eres: Un hijo de Dios, sino que sabrás como eres: Un ser de amor y podrás llevarlo por bandera sin necesitar máscaras porque no tendrás que ocultar ninguna miseria.

 

    

domingo, 23 de agosto de 2015

El perdón: Una gran medicina


            Tal como somos los seres humanos parece normal que si alguien nos ofende, nos desprecia o nos humilla, bien sea con palabras o con acciones, nos sintamos ofendidos, despreciados, humillados, posiblemente engañados, o robados, o sencillamente defraudados, aunque también nos podemos sentir ofendidos porque sencillamente alguien no haya cumplido con nuestras expectativas, ¡Los seres humanos somos así!  Y también parece normal que mantengamos en nuestro interior el recuerdo de tal ofensa, y que no sintamos en nosotros la necesidad, ni la intención de perdonar tal humillación. ¡Hasta ahí podíamos llegar!, después de lo que nos han hecho, ¡Cómo vamos a perdonar!, ¡A quien se le puede ocurrir semejante desfachatez!
            Pues a pesar de lo que nos hayan hecho, hay que perdonar, sin  tener en cuenta si ha sido más o menos grave hay que perdonar. Incluso me atrevería a decir que es más necesario perdonar cuanto mayor ha sido la ofensa.
            La ofensa que la persona mantiene en su recuerdo, es el caldo de cultivo de la ira, del rencor, del miedo, del resentimiento, del dolor, de las ataduras, del odio, del deseo de venganza, y de un montón más de sentimientos negativos. Todos estos sentimientos negativos son desequilibrios emocionales, que más pronto que tarde pueden afectar al cuerpo físico. Es decir, que hay que perdonar por una cuestión práctica, por una cuestión egoísta, hay que perdonar para encontrarse bien emocional, mental y físicamente.
            Aunque prácticamente todas las religiones mantienen en sus estatutos la necesidad del perdón para alcanzar la Gloria Eterna, en las distintas formas, según la ideología religiosa, pero como la Gloria Eterna no parece que tenga suficiente tirón, no solo entre los seguidores y feligreses de las distintas religiones, sino ni tan siquiera entre la cúpula directiva, (ya que todos incumplen sus propios estatutos), elijamos una razón más egoísta y más pragmática: nuestra salud.
            Mantener la ofensa viva en el recuerdo significa darle vueltas y vueltas a la ofensa un día sí y otro también, es decir, mantener la ofensa viva en el recuerdo es vivir en el pasado. Mantener la ofensa viva en el recuerdo significa elegir el sufrimiento. Pero el pasado ya pasó, el pasado no existe, recordar la ofensa significa mantener las ataduras de algo que ya no existe nada más que en el propio pensamiento, impidiendo vivir la vida plenamente.
 
Cuando algo pasa por la mente, para ella eso está sucediendo realmente en ese momento, ya que la mente no discrimina entre pasado, presente y futuro, para ella todo es ahora, por lo tanto, cada vez que pensamos en el hecho o en la persona que lo provocó, volvemos a experimentar las mismas sensaciones desagradables que vivimos originalmente, ya que generamos en ese momento la misma energía negativa que se generó en el momento de producirse la ofensa, o posiblemente más, ya que en la visualización de la ofensa podemos añadirle escenas que hagan aun más dramática la situación, con lo que la energía negativa generada puede desbordar cualquier previsión.
            Todo es energía. Cada pensamiento es energía. Imagina que la ofensa te ha generado rencor, que no es nada más que una pelotita de energía negativa, que se va repartiendo por los chakras, que son esas centrales de energía que determinan nuestro carácter, nuestras emociones y nuestro propio estado de salud física. Por un lado la propia forma de pensamiento de la ofensa, según se va descargando una y otra vez en el cerebro para expresarse, va creciendo y creciendo, hasta convertirse en una forma de pensamiento enorme, que hasta cambia de nombre, para llamarse entidad de pensamiento, con una característica fundamental, “tiene vida propia”, es decir, que quiere vivir, y su alimento es la energía generada con el propio pensamiento, con lo que el pensamiento de la ofensa vuelve una y otra vez al cerebro. Y por otro lado esa energía generada va alimentando la pelotita del rencor, hasta llegar al extremo, si no se pone remedio, de que esa energía de rencor va enquistándose en cada célula del cuerpo.
            Resumiendo, pensar permanentemente en la ofensa, manteniendo y alimentando el dolor y el rencor es cavar la propia tumba, o acelerar su traslado a ella, manteniendo además mientras dure la vida un estado emocional lamentable.
            Observa la paradoja: El ofensor, que es el que ofende, se queda tan feliz, sin que se altere su paz interior y sin sufrir el más mínimo desgaste emocional, mientras que el ofendido, que le da vueltas y más vueltas a la ofensa, alimenta su rencor y destroza su cuerpo energético, y por ende su cuerpo físico con ese veneno generado por sus pensamientos. Es como si el ofendido se tomara cada día una gota de veneno, quien sabe si esperando que se envenene el ofensor, cuando es él el único perjudicado.
            Perdonar no es más que la liberación de las emociones destructivas que nos atan al pasado de manera enfermiza: El perdón nos libera, por lo tanto de la ira, el miedo, el resentimiento, y un sinfín más de emociones negativas, permitiendo que el corazón se abra a la alegría, a la paz y al amor.
            El perdón es una de las claves para mantener o recuperar la salud, y sobre todo la llave maestra que nos va a dar acceso a la libertad. La libertad de vivir sin que las actitudes y los actos de otras personas dejen de tener poder sobre nosotros. Es realmente triste y lamentable vivir atados a las decisiones de otros, a las palabras de otros, o a las actitudes de otros, ya que eso es como si nos robaran la misma vida, porque dejamos de vivir una vida plena para vivir actitudes negativas de otros.
            El perdón no exime de su culpa al ofensor, ni le exime de las consecuencias, pero si permitirá que vivamos felices, con independencia de lo que piensen, digan o hagan los demás, tanto a nuestro favor como en nuestra contra.
            La serenidad que se consigue perdonando nos hace conscientes de que con nuestro perdón nada cambia del pasado, pero que si cambia, y de manera radical nuestro presente, presente que es la base para nuestro futuro, con lo cual cambiando ese presente aseguramos un futuro diferente al que nos esperaba con una vida llena de rencor y de sombras.
            El perdón es un proceso interior, es algo que afecta a nuestra manera de pensar, afecta a nuestra conducta y por supuesto a nuestras emociones.
            Sabemos que el proceso de perdonar está concluido cuando dejamos de sentirnos atrapados en una relación, sobre todo emocional y mental, con el ofensor, y cuando el recuerdo de la ofensa y del ofensor genera una reacción como ver el cielo azul, los pájaros volando, o el agua discurriendo por el río, vamos que no nos afecta en absoluto.
            Es necesario perdonar por nuestra salud física. Nada tienen que ver ni la espiritualidad, ni las religiones, solo es una cuestión de salud. Existen estudios que demuestran que la rabia, el rencor, la vergüenza, la agresividad y el sentimiento de culpabilidad crónica están muy relacionados con la enfermedad física.
            El resentimiento y la culpabilidad, sobre todo cuando han sido con frecuencia reprimidos, son factores que afectan, inhibiendo en gran manera al sistema inmunitario, con lo cual la enfermedad física está servida.
            Las personas que en su imaginación no conciben perdonar a otros, muestran cambios en la presión sanguínea, en la tensión muscular y en la respuesta inmunitaria; sin embargo, las que si pueden imaginarse perdonando a su ofensor manifiestan, de inmediato, una mejoría en su sistema cardiovascular, muscular y nervioso.
            Perdonar no es olvidar. El que espera llegar a olvidar para perdonar no lo logrará jamás, porque el cerebro lo registra todo. No se puede olvidar. Sin embargo cuando se dice: “Perdono, pero no olvido”, es como si avisáramos de que eso está dentro aguardando para cobrarse la deuda. Eso no es perdón.
            Perdonar no es justificar comportamientos negativos o inadecuados.
            Perdonar no quiere decir que apruebes o defiendas la conducta que te ha causado dolor, ni tampoco excluye que tomes medidas para cambiar la situación o proteger tus derechos.
            Perdonar no justifica en nada lo sucedido.
            Perdonar no es fingir que todo está bien cuando sientes que no es así.
            Perdonar no es tener que hablar directamente con la otra persona: El perdón no exige la comunicación. Sólo es un acto personal de liberación de energía que nos está haciendo daño.
            Perdonar no es ser ingenuos: Perdonar nunca significa permitir que un ofensor se salga con la suya, ni tampoco una manera de ignorar el problema. El perdón hace que la persona tenga una visión realista de quien es realmente el ofensor.
            Como perdonar es un trabajo interior, es algo que se puede hacer en soledad en la soledad de nuestra meditación. Después de tu meditación. Y si no haces meditación, (que deberías hacer), en cualquier momento del día.
  • Sube las manos a la altura de los hombros, con los brazos al lado del cuerpo, cómodamente relajados, las palmas al frente.    
  • Lleva la atención al corazón.
  • Visualiza a la persona que vas a perdonar delante de ti.
  • Lleva la atención a tu corazón sintiendo que sale un rayo de luz, igual que de las palmas de tus manos, y repite en tu interior: Yo te perdono, cualquier cosa mala que me has hecho, voluntaria o involuntariamente, con pensamientos, palabras, hechos y omisiones, incluso aunque ya no te acuerdes de lo que es.
  • Y después dile: Y tú, perdóname por todo el daño que te he hecho, voluntaria o involuntariamente, con pensamientos, palabras, hechos y omisiones, incluso aunque ya no me acuerde de lo que es.
Y no nos queda más remedio que hacerlo hasta que recordemos el hecho sin sentir ninguna de las emociones negativas que nos generaba en un principio.

sábado, 22 de agosto de 2015

Vivir y morir como alimañas


            No sabía que titulo ponerle a esta entrada, he dudado entre: “El umbral del paraíso”, “Ponte en sus zapatos” o “Vivir y morir como alimañas”. Al final me he decantado por el último, es el menos comercial pero el más real.    
En el post “Desheredados” colgado ayer en el blog, decía que mientras medio mundo malvive en condiciones infrahumanas, el otro medio les ve por la tele. Incluso algunos pueden comentar, y ya no solo en privado, sino también por las redes sociales, en el caso de los desplazados o refugiados: “Mejor estarían en su casa en vez de invadir otros territorios a los que solo van a llevar atracos, asesinatos y robos. No tenemos aquí trabajo para tanto desarrapado”.
 
            La foto que acompaña este post es con la que yo trataba de desayunar esta mañana, (se me quito el hambre de repente), aparecida en la portada de “El Comercio”, (Periódico peruano). Como veis aparece un padre con un niño en brazos, gritando, o llorando, o suplicando, al igual que el niño, al que supongo su hijo, de rodillas, rodeados de policías y de alambre de espino, en la frontera entre Macedonia y Grecia. Supongo que trataban de impedirles el paso, les supongo sirios que huyen de la barbarie desatada por los infinitos bandos que luchan en ese país, incluido su propio gobierno, y supongo que no les están ayudando, ya que sino no tendrían el dolor reflejado en el rostro.
            Al igual que este padre y su hijo, hay cientos, miles, millones de personas, millones de seres humanos, niños, jóvenes y adultos, que han tenido que dejarlo todo, para enfrentarse a más hambre, a más dolor y muchos encontrando la muerte, desplazándose en pateras por los mares que les separan de otros países, o a través de desiertos, a través de montañas, atravesando países, tratando de traspasar muros o alambradas colocadas para evitar su paso a lo que ellos consideran el paraíso. Muchos lo consiguen, pero otros muchos se quedan a las puertas de ese paraíso muriendo incluso como alimañas, porque los que viven en esos falsos paraísos, después de atraerles con sus cantos de sirena, les impiden pasar, les impiden vivir.
            Llevo tiempo sintiendo que algo hay que hacer, porque no es suficiente la donación que se puede dar a la organización que cada uno de nosotros haya elegido, hay que hacer más, pero no se qué, porque no es necesaria otra nueva organización, hay que financiar con más, con mucho más, a estas organizaciones, pero también tenemos otra cosa que hacer: “Concienciar a los que nos rodean”. ¿Cómo? No puede ser difícil. Sólo hay que colocarse en los zapatos de esta pobre gente. Imagínate a ti, con tu hijo en brazos, rodeado de policías que te impiden pasar para que puedas ofrecer una vida digna a tu hijo, o sencillamente poder darle un plato de comida diario.. ¿Qué harías?
            Durante casi 40 años existió un muro de 160 kilómetros que separaba dos mundos, dos ideologías, un muro de vergüenza, “El muro de Berlín”, en el que te mataban si intentabas salir. Hoy hay en pie 30 muros o vallas similares, en el que te matan si intentas entrar.
            ¡Basta ya! Tenemos que hacer presión, para que no se discrimine a estos millones de personas que su único delito ha sido nacer en un país equivocado, o vivir en una mega ciudad gobernada por corruptos ineptos que no les proveen de los servicios necesarios, (agua, luz), o llegar a las puertas de un país dirigido por personas sin entrañas. Los que están intentando pasar las vallas son seres humanos. Los que están intentando vivir son seres humanos. Los que están intentando buscar comida para sus hijos son seres humanos. No nos sirven regímenes comunistas que prohíban la salida, no nos sirven regímenes capitalistas que prohíban las entradas, necesitamos regímenes humanistas, (no populistas), que traten a las personas como son: “SERES HUMANOS”, hijos de Dios.