“Yo creo que…”,
es el inicio de una frase que utilizamos con frecuencia, porque todos y cada
uno de nosotros tenemos nuestras propias creencias. Creencias que normalmente
defendemos, a veces hasta levantando la voz, otros se enfadan y dejan de
dirigir la palabra a otros que proclaman creencias diferentes, los hay que
hasta llegan a matar por defender sus creencias, y a algunos de estos hasta les
homenajean por su heroicidad.
Antes de
seguir quiero dar una sucinta pincelada de lo que es Dios. Dios Es, Dios es
Todo, Dios es Uno, Dios es Unidad. Nosotros los seres humanos nos proclamamos y
nos proclaman como Hijos de Dios, por lo tanto tener el mismo Padre nos hacer
hermanos, nos hace Uno, nos une en Dios.
Si Dios es
Uno, la Verdad solo puede ser una, única. No puede haber dos verdades, ni
medias verdades, ni verdades parciales, ni medias mentiras, ni verdades rosas,
ni verdades amarillas, hay una Verdad y punto.
Los seres
humanos somos muy importantes, mucho más incluso que los que se “creen” el ombligo
del mundo. Pero hay una gran diferencia entre la importancia real y la
importancia “creída”.
Los que se saben importantes, muy
pocos, posiblemente se puedan contar con los dedos de una mano, no tienen
creencias, saben. Saben que son hijos de Dios, saben que todos somos lo mismo, saben
que solo hay una Verdad y no creen otras verdades, saben que todos somos
hermanos y respetan sus verdades y sus creencias, saben de la mutabilidad de
todo lo que coexiste en la materia y esperan pacientes, porque el tiempo no
importa para ellos, que regrese su hermano de su propia creencia.
Los que se “creen” importantes no se
sienten unidos a nada, defienden su espacio y su creencia hasta con la vida,
reniegan del resto de creencias, reniegan de su hermano, que es lo mismo que
renegar de Dios.
Las creencias separan, y son
creencias las religiones y las opciones políticas, que son las dos grandes
tendencias que arrastran tras de sí a todo el género humano.
Los seres humanos solo estamos en
este lado de la vida para expandir la conciencia, para respetar, para amar, para
actuar con generosidad, para actuar con dignidad, para volver a Dios, y seguir
las creencias es juzgar, es discriminar, es separar, es dividir, es temer, es
odiar, y todo eso no expande la conciencia, la constriñe.
Piensa en cuantas son tus creencias,
pues ten por seguro de que te estás separando de tus hermanos que tienen
creencias distintas.
Cree en Dios, cree en tu hermano,
actúa como si tu hermano fueras tu mismo, y así acabaras con el hambre en el
mundo, acabarás con las guerras, acabarás con la discriminación, acabarás con
las injusticias, acabarás con el dolor y con el sufrimiento, acabarás con la
muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario