El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




viernes, 16 de septiembre de 2022

No hay tiempo sin materia



Capítulo VIII, parte 4. NOVELA "Ocurrió en Lima" 

Seguimos caminando en silencio y así llegamos cerca de mi departamento.

-    ¿Te apetece comer algo en el restaurante que está al lado de tu casa?, te invito. Así te ahorras cocinar.

-    Pues sí. Acepto.

Observando como hablaba con el camarero, sobre el plato del día, se fueron las dudas sobre si le podían ver el resto de personas. 

-    Ángel, hice una regresión el sábado y apareciste tú.

-    ¡No me digas! –Ángel parecía sorprendido- y ¿qué pasó?

-    Me volviste a hablar del amor. Me dijiste que no tenía ni idea de lo mucho que Dios me ama y de todo lo que tenía preparado para mí. ¿Cómo puede ser que estuvieras en este lado y al otro lado simultáneamente?

-    ¿No estabas tú? Si estabas tú ¿por qué no podía estar yo? –era una formulación lógica.

-    Si claro, tienes razón. Pero ante un hecho de esas características se me ocurren algunas preguntas:

>> Dando por sentado de que fue real y que no fue una invención de mi mente, ¿cómo puede ser que estuviéramos en dos formas diferentes, encarnados y sin cuerpo?, ¿cómo se puede obviar o transcender el tiempo?

-    Supongo que recuerdas lo que hablamos de la energía.

-    Si, lo recuerdo –como no sabía muy bien cómo funciona eso de que somos energía, no podía entender por qué comenzaba la explicación volviendo a la energía.

-    Perfecto. Cuando conversábamos sobre la energía decíamos que todo lo es. Sabes que la energía son átomos vibrando. En función de la vibración de esos átomos así será la calidad de la energía.

>> ¿Sabes cuál es la energía más sutil o, si quieres que lo diga de una manera más entendible, la de mejor calidad?

-    ¿Dios? –fue más por deducción que otra cosa.

-    Es correcto. Entre nosotros y Dios existen muchas calidades de energía. Si consigues elevar tu vibración estás elevando tu nivel de percepción y tu poder personal, en cuanto a temas espirituales se refiere.

>> En cada nivel de energía hay un conocimiento y un poder de sanación. Dependiendo del grado de vibración que consigas tendrás acceso a ese conocimiento y a ese poder de sanación.

>> Se eleva la vibración de tu campo energético en relajación, meditando, orando, absorto, observando una puesta de sol, el crepitar del fuego o el batir de las olas. Es decir, sin pensamientos. Por eso en la regresión pudiste establecer contacto con otras entidades, porque tu nivel de vibración era mucho más sutil que es lo mismo que te ocurre cuando meditas.

>> Y después, está el tema del tiempo. El tiempo es un concepto ligado a la materia y, por lo tanto, a energías de baja vibración. Más allá de la materia no existe el tiempo, por eso se puede tener acceso, en una regresión, a otros momentos de otras vidas, porque sin materia todo es presente.

-    Pero yo seguía teniendo cuerpo. ¿Qué vibración es la que se hace más sutil?, -la verdad es que no entendía mucho.

-    La de la energía que te envuelve, es decir, tu aura. Tu aura está formada por nueve capas que corresponde cada una a un plano diferente. Eso es lo que se expande. Lo mismo pasa con los sueños o los viajes astrales. Por eso, una vez que la vibración vuelve a ser la que tienes normalmente, al despertar o terminar una meditación, todo se olvida en un instante. ¿Entiendes un poco más? –quiso asegurarse Ángel.

-    Creo que sí, pero me surge otra duda: Si no existe el tiempo al otro lado de la materia ¿Cómo se van presentando las distintas situaciones programadas?

-    Normalmente no se programan las situaciones con fecha y hora. Se programan por cumplimientos, por avances, por aprendizajes. Es decir, cuando haya ocurrido un determinado evento se va a presentar el siguiente. Y eso puede pasar en un intervalo de un minuto o de cincuenta años. ¿Lo entiendes?

-    Sí. Entiendo, entonces, que yo programé un mes de agosto muy completo, con eventos muy seguidos. O, mejor dicho, más que un mes de agosto, un tiempo después de equis tiempo sin trabajo. Me encuentro contigo, me pones en contacto con Indhira. Trabajo para su papá y, aquí estoy otra vez hablando contigo.

-    ¿Te apetece hacer otra regresión? –me sorprendió la pregunta de Ángel.

-    Sí, pero no entiendo.

-    Pronto lo entenderás. ¿Me invitas a un café en tu casa? –este hombre no dejaba de sorprenderme.

-    Sí. Vamos. 

miércoles, 14 de septiembre de 2022

La fuerza del perdón



 Capítulo VIII, parte 3. NOVELA "Ocurrió en Lima"

         Me gustaría tener una familia –lo decía en serio-. Me encantaría tener una familia.

-    ¿Cómo lo vas a conseguir si cada vez que alguna persona despierta algo en ti sales corriendo por si un día decide dejarte?

 -    No sé. Tienes razón. Tengo que sacarme este miedo que me paraliza. Pero no sé cómo hacerlo.

-    Tienes que superar la ruptura que tuviste tiempo atrás.

-    Sí, pero recuerda que la ruptura fue por un abandono –quise aclararle a Ángel, que lo que pasó fue que me cambiaron como a un cromo, de la noche a la mañana. Hoy salía conmigo y al día siguiente ya estaba con el otro.

-    Sea lo que sea, es como una espina, clavada en ti, que entra más profundo, abriendo la herida y haciendo que sangre, cada vez que estás o piensas en otra persona que te gusta. Tienes que sacar esa espina. Mientras no lo hagas te va a seguir pasando lo mismo y vas a sufrir, cada vez, porque te recuerda la ruptura y es como si estuvieras rompiendo en ese momento. Para la mente todo es presente. Pueden pasar cincuenta años y tú puedes seguir sintiendo la misma rabia, el mismo dolor y el mismo sufrimiento. Tienes que sacar esa espina –concluyó Ángel.

-    Yo no sé cómo hacerlo. Debe de estar bien clavada la espina porque es un amargo recuerdo que no me abandona.

-    Tienes que perdonar.

-    ¿Qué? –este hombre estaba loco, ¿cómo se puede perdonar una cosa así?

-    Recuerda que todo es energía. La rabia, la ira y el odio también lo son. Tu ex pareja está viviendo tan feliz y tú, sin embargo, llevas años recordándola dedicándole tu rabia. Esa rabia lo único que hace, como bien puedes comprobar en ti, es no dejarte vivir feliz. Solo sufres y lo pasas mal.

-    ¿Tengo que buscarla y decirle que la perdono?, ¿no es un poco loco?

-    No, para nada. Como la rabia que hay en ti es energía, solo tienes que sacar esa energía.

-    ¿Cómo se hace eso? –tenía la suficiente fe en Ángel para intentar seguir sus consejos.

-    Cuando te sientes a meditar piensa en ella. Imagínate que está delante de ti. Imagina un rayo de luz que llega a tu cabeza y baja hasta tu corazón. Deja que ese rayo salga de tu corazón y llegue al suyo mientras repites en silencio: Yo te perdono todo lo que me has hecho. Yo te bendigo con paz y con amor. Te deseo lo mejor. Vete en paz.

>> Haz eso dos o tres veces cada día durante varios días, o semanas, o meses, o años.

-    ¿Hasta cuándo?

-    Hasta que el recuerdo no te haga daño.

>> Sacando la rabia se irá el miedo que tienes a comenzar una relación. Estarás aprendiendo a amar. Pero no se aprende a amar de la noche a la mañana. Los seres humanos solo venimos a la vida a aprender a amar y para eso necesitamos muchas vidas. Hasta entonces, hasta que sepas amar, tienes que guiarte por las sensaciones.

-    ¡Qué fácil es decirlo! El sábado tuve dos sensaciones. Una que me gustaría volver a ver a Indhira y la otra que mejor no lo hiciera porque podría sufrir. ¿Cómo sé cuál es la buena?

-    La que no te hace sufrir Antay. Y cuando eres consciente de que has tomado la decisión equivocada, como parece este caso, solo tienes que rectificar.

-    Bien. Rectifico y la llamo y ¿si no quiere saber nada de mí? Volveré al punto de partida.

-    Sí, es cierto, pero lo harás desde otra perspectiva, ya no te sentirás mal por el papelón que hiciste en la despedida, como ahora. No será por tu miedo. En ese caso solo tienes que aceptar la situación y será más fácil porque ya no tendrás la duda de que habría pasado. Habrás vencido al miedo. Y vencer al miedo te acerca al amor.

martes, 13 de septiembre de 2022

Conversaciones en el día de las brujas

  

Martes y 13 de septiembre 2022


Martes y 13. Dia de brujas. Ni te cases ni te embarques. En Perú no es el martes el día de las brujas, es el viernes y 13.

Sayri, mi diario, debe de haber sentido el día porque cuando me he acercado a él y lo he abierto, sin haber dicho yo nada y sin escribir ni una sola letra, me suelta de sopetón:

-     ¿Para qué escribes?, ¿por qué te pasas horas sentado, con un cuaderno y un lápiz en la mano o en la computadora, escribiendo, perdona que te lo diga, sandeces?

-     ¡Vaya!, me ha dejado de una pieza, no esperaba que porque ahora tiene un nombre tenga el atrevimiento de cuestionar en que utilizo mi tiempo- Pues escribo porque me apetece, porque me lo pide el cuerpo y me siento muy cómodo haciéndolo, aunque tú digas que son sandeces. Bueno…, y es posible que no todo sean sandeces, que haya algo aprovechable.

-     Puede ser que haya algo aprovechable -contestó Sayri y siguió- pero estarás conmigo que no tiene ningún valor literario. Solo eres un escribidor.

-     ¡Glup!, ¡Vaya repaso que me está dando! -, Si, puede ser que tengas razón.

-     Y, además, si te lo guardaras para ti, estaría pasable, pero no, el señor lo publica en sus redes. Menos mal que no te lee casi nadie.

-     Perdona, alguien si debe de leerlo, porque entran 70 personas cada día, de media, en el blog.

-     Eso es porque le dan un clic por equivocación. Pero no te engañes. No te lee nadie. Y da gracias que sea así, ¿por qué te has preguntado qué pensarán de ti?

-     Mira Sayri. Escribo porque algo dentro de mí me lleva a hacerlo y lo publico en las redes por la misma razón.

>> No es mi problema lo que otros puedan pensar o decir de mí. Es problema de ellos. Por lo que otros piensen o digan de mí, yo ni gano ni pierdo. No voy a ser más rico, ni más pobre, ni más listo, ni más tonto. Yo voy a seguir igual.

>> Pero ellos no. ¿Alguna vez me has oído decir que todo es energía?

-     Alguna vez no, -contestó Sayri- muchas veces. Para ti parece un mantra: “Todo es energía”.

- Pues las palabras y los pensamientos, también, lo son. Cada palabra y cada pensamiento son energía y afecta a la persona que habla o piensa. Si piensan mal de mí, esa energía negativa se va a quedar en su aura y les va a afectar a ellos, no a mí. Porque a mí no me llega.

-     Bueno, -dijo Sayri resignado- ya veo que vas a seguir escribiendo.

-     Pues sí. Hasta que me canse.

Meditación para el equilibrio emocional (Sunia Antar)


 

Vivir el momento

 

Capítulo VIII parte 2. Novela "Ocurrió en Lima"

-    Estaba aceptándome yo, pero ya veo que tengo que abrir el abanico a todo.

-    A todo y a todos -parece que Ángel dio por concluido el tema porque pasó a preguntarme- ¿Qué piensas hacer con respecto a Indhira?

-    Esperar. Puede ser que, en el proceso de espera, con el paso del tiempo, se vaya diluyendo el pensamiento y ya estará.

-    ¡Ah!, y si no se te pasa, ¿qué?

-    ¡Se pasará! –ni yo mismo estaba seguro de lo que estaba diciendo.

-  Es cierto que no existe la casualidad, que todo es debido a tu planificación de la vida.

- ¿Quiere eso decir que todo esto que me está ocurriendo es programado por mí y, supongo, que por Indhira, para estar juntos?

- Puedes estar completamente seguro de que ha sido programado por vosotros –sentenció Ángel, y continuó- Ahora, eso de que sea para estar juntos o no, ya son palabras mayores. Lo único que se puede saber es que algo tenéis que aprender de la situación. -sentenció Ángel.

-    Pues entonces con mi otra relación ¿fue igual?

-    Fue igual, todo está programado. Una enseñanza más. -Ángel era como un lorito de repetición con la historia de la programación de la vida.

-    Somos como una hormiga. En cualquier momento puede venir un gigante, pisarnos y, adiós Antay. Si todo está programado no sé qué hacemos aquí –empezaba a cargarme tanta teoría indemostrable.

-   Sí que hacemos, y mucho –trataba de convencerme Ángel- tenemos libertad para reaccionar ante las situaciones programadas y no programadas de la vida.

-    ¡Ah!, ¿programé algo para sufrir? -a ver ahora que decía Ángel.

- Programaste para aprender, que es la razón por la que se realizan todas las programaciones en la planificación de la vida. Tu sufrimiento, como cualquier sufrimiento, es opcional. Tú decidiste sufrir, con una duración que, también, tú decidiste y con unas consecuencias, (tu miedo), que tú mismo, también, has decidido.

>> Míralo, ahora, desde otra perspectiva: Programaste una relación para aprender a amar, para aprender a dejar ir, para aprender a perdonar y, en lugar de eso, decidiste temer, decidiste mantener en el pensamiento a la otra persona, sin soltarla, porque aún no la has dejado que se vaya, y no has sabido perdonar, porque estás lleno de ira.

-    Claro, y no sabemos porque esta nueva programación. ¿Para volver a sufrir?

- Por supuesto que lo sabemos. Para seguir con tu aprendizaje del amor. Pero no podrás avanzar ni un milímetro si antes no te liberas del miedo.

>> Míralo de esta manera: Las cosas van y vienen. De lo que se trata es de disfrutar lo que tenemos, en cada momento. ¿Estás disfrutando?

-    Claro que no estoy disfrutando, estoy pasándolo mal –estoy seguro de que no hacía falta que dijera como me encontraba, mi cara reflejaba mi desastroso estado.

-    Y, ¿por qué estás pasándolo mal? –Ángel metía el dedo en la llaga como si quisiera hacer más daño.

-    Porque me gustaría estar con ella y no estoy –parecía claro, no había necesidad de preguntar.

-    ¿Por qué no estás con ella? –este hombre cuando se pone pesado no hay quien lo gane. Creo que estoy empezando a cansarme de esta conversación.

-    No estoy con ella porque me gusta demasiado, porque puedo enamorarme y no quiero sufrir si un día se acaba la relación. Tengo experiencia en eso.

-    ¡Ah!, ¡vaya! Y para no sufrir un día, que no sabes si llegará, ya empiezas a sufrir ahora. Lo que estás diciendo es de locos.

>> En primer lugar no sabes si te vas a enamorar. No sabes si se va a enamorar ella. En caso de que os enamoréis los dos no sabes si estaríais juntos. En caso de que estuvierais juntos no sabes si sería para siempre o se acabaría algún día. En caso de que se acabara, ¿quién te dice que no sea porque tú lo decidas?

>> Es una locura el sufrimiento que te estás infringiendo ahora.

>> Tienes que decidir qué quieres hacer con tu vida y ponerte a ello.

>> Imagina que estás en un punto desde el que parten varios caminos. De hecho, cada minuto de vida nos encontramos en una encrucijada y tenemos que decidir qué camino tomar. Siempre tenemos varias opciones que se pueden agrupar en dos: Las que nos hacen felices y las que nos causan sufrimiento.

>> Para tomar las opciones que nos hacen felices tenemos que escuchar la voz del corazón. Para las otras solo tenemos que seguir los dictados de la mente.

>> A pesar de lo que te he dicho de la programación de la vida, cada persona es absolutamente libre de elegir. Y nadie, ni el mismo Dios, sabe que camino vas a elegir. Lo que sí sabe es lo que te vas a encontrar al final de ese camino.

>> Cuando alguien tiene un momento de sufrimiento puede estar seguro que está tomando una decisión desde la mente. Y no digo equivocada, porque ninguna decisión lo es. En cada camino que se elija y en cada decisión que se tome hay un aprendizaje.

>> La prueba la tenemos en ti. Ahora estás, emocionalmente, muy mal, ¿por qué?, porque has tomado una decisión proyectándote a un hipotético futuro, ¿desde dónde?, desde tu mente que es la que recuerda una ruptura de hace unos cuantos años y te dice que cada relación va a terminar en lo mismo.

>> Por lo tanto, parece fácil deducir que lo que quieres hacer con tu vida es seguir solo. ¿Es así?

-    No. Me gustaría tener una familia –lo decía en serio-. Me encantaría tener una familia.

-    ¿Cómo lo vas a conseguir si cada vez que alguna persona despierta algo en ti sales corriendo por si un día decide dejarte?

lunes, 12 de septiembre de 2022

Diario íntimo de un babau (8) ¿Quien soy?

  

                                           Lunes 12 de septiembre 2022

 

Hay días en los que me levanto con un pensamiento que se repite una y otra vez en mi cabeza. Como si fuera el estribillo de una canción pegadiza de verano. Aunque, si fuera una canción estaría bien, ya que es el recurso que utilizo cuando algún pensamiento descontrolado toma posesión de mi mente. Pero hoy no era una canción.

Hoy me he despertado con una pregunta que, me daba la impresión de estar no solo en el interior sino, también, revoloteando por el exterior de mi cuerpo. Tocaba en una parte de mi cuerpo y se alejaba rebotando como una pelota hasta hacer contacto con otra parte. Ahora en el hombro izquierdo, en el siguiente rebote se iba a la rodilla derecha y, después, a la frente. Era como una pelota sin fricción, por lo tanto, nada podía frenar sus saltos.

Tenía que detenerlo porque iba a volverme loco escuchando la misma pregunta una y otra vez: “¿Quién soy?”.

Entre un rebote y el siguiente me preguntaba, conscientemente, porqué habría despertado con esa pregunta. Es curioso. Es cuando despierto en las mañanas cuando puedo hacerlo con distintas emociones, y no encuentro una razón lógica para que eso ocurra. Puedo despertar con miedo, con ansiedad, con tristeza, con algún pensamiento malévolo o, como hoy con una pregunta, que parece tonta. Menos mal que no es cada día, ya que puede ser una o dos veces al mes.

Sé que pueden ser varios los detonantes para que eso pase, como podría ser por estar pasando un momento complicado en la vida, por un problema sin resolver, por preocupaciones o, simplemente, por mucho estrés acumulado a lo largo de un periodo de tiempo.

Es cierto, mi vida no es fácil, pero estoy entrenado, y el día que despierto con alguna de esas emociones, en media hora consigo estabilizarme. La meditación hace milagros.

A veces pienso, (pensamientos de babau), que alguna de estas emociones o pensamientos que siento al despertar tienen su origen en algo que ocurre durante el sueño. Por alguna, desconocida, razón, en esa doble vida que tenemos al dormir, sucede algo, en alguna proyección astral, que hace que al despertar mantengamos la emoción o el pensamiento que teníamos en nuestro sueño. En el caso de hoy, es posible que alguien me preguntara, al otro lado de la vida, quien era yo, y ahí quedó la pregunta, volviéndome loco una vez despierto.

Hoy me pareció que sentarme a meditar no sería una buena idea, porque lo único que iba a conseguir era dejarle más espacio a la pregunta. Pensé que lo mejor sería responder.

¿Quién soy?

¡Uf!, Sayri. ¡Que problema! Y ¿quién soy yo?

¿Seré Alfonso?, pensándolo bien no soy Alfonso. Alfonso es mi nombre o, mejor, el nombre de este cuerpo.

Entonces, ¿seré sanador, escribidor, instructor de yoga o guía de meditación? No, porque eso, si acaso, sería lo que yo hago, no quien soy. Y no lo he hecho siempre y, tampoco, durará para siempre. Por lo tanto, esa respuesta, también, es errónea. Esa es la ocupación de mi cuerpo.

¿Será que soy hijo, padre, hermano, esposo, abuelo? No. Esto tampoco. Porque eso no es quién soy, eso solo es una condición. Todos somos hijos porque hemos nacido de una madre. Y podemos tener hermanos, casarnos y ser padres y abuelos. Pero eso no define, en absoluto, quién soy. Es algo inherente al cuerpo.

 Todas las respuestas que estoy dando se corresponden con el cuerpo y, ¿por qué lo hago, si tengo claro que no soy el cuerpo?

Por lo tanto, la respuesta a la pregunta ¿Quién soy? No se puede responder pensando en el cuerpo. Hay que ir más allá. Y más allá del cuerpo está el alma. Y el alma si que es eterna, porque no es algo que aparece un día y desaparece otro día con la muerte, como pasa con el cuerpo. El alma es inmortal.

Por lo tanto, la respuesta solo puede ser: “Yo Soy el alma”. Y aún podría añadir algo más: “Yo Soy uno con Dios”, porque como te contaba el pasado jueves somos un punto de luz desgajado de la Energía Divina.

¡Que descanso!, haber encontrado la respuesta. Sayri, tú ¿qué opinas?