El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 31 de agosto de 2023

Experiencias meditativas

 



Mis meditaciones siempre han sido un poco sosas. Las llamo sosas porque nunca me ha pasado lo que cuentan otros meditadores: que ven colores, imágenes, ojos y hasta escenas, que parecen, de otras vidas. Nunca he visto ni oído nada. Bueno, quizás exagero un poco, alguna vez sí que me ha pasado, pero, cuando me ha ocurrido, siempre he tratado de encontrar la razón lógica para que eso sucediera. Y siempre la encuentro. No hay nada que no encuentre la mente si, realmente, quiere encontrarlo. Podrá ser lógico o ilógico, pero a mí, en estos casos, siempre me satisface la explicación de la mente.

Sé que cualquier cosa que aparezca en la meditación tendrá el significado que yo quiera darle. Sé que lo que “veo” al meditar solo es el resultado del juego creativo de mi mente utilizando recuerdos que tiene almacenados en los cajones de la memoria o que pudiera estar recibiendo una respuesta a un estímulo recibido. ¡Qué más da! Lo importante es conseguir lo que se busca, serenidad en la mente, cesación del pensamiento.

Creo que bien podría haber sido, en otra vida, el apóstol de Jesús, Santo Tomás, quien tuvo que ver los agujeros que los clavos, que sujetaron a Jesús en la cruz, dejaron en las palmas de sus manos, para creer que era Jesús resucitado: "Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron”. Pues algo parecido me pasa a mí, con las experiencias de la meditación. Tengo que ver para creer. O ¿ya no tanto? Es posible que me esté volviendo más crédulo con la edad, aunque, ¡que más da lo que pase!, y ¡qué más da lo que crea! La vida no va a cambiar. Mi vida va a seguir por los mismos derroteros, ya vea una luz violeta en la meditación o lo vea todo negro.

La realidad es que todos creemos que hay “algo”, no visible, no tangible, al otro lado de la vida, y nos gusta, de alguna manera, contactar con ese “algo” y, rápidamente, le damos una explicación lógica a cualquier cosa “extraña” que nos ocurra y más, si es meditando.

Yo, también, creo que existe ese “algo”, pero, tengo muy claro que no va a estar cotilleando cada vez que una persona se sienta a meditar.

Y un día comencé a meditar

 


     Recuerdo que comencé a meditar 10 minutos diarios para tratar de dominar el pensamiento, según decían los especialistas, y liberarme de un estrés, que cada día iba en aumento, motivado por un trabajo de lo más demandante, que me mantenía ocupado o pendiente del teléfono las 24 horas del día.

Como los 10 minutos iniciales de meditación parece que surtían, en mí, algún efecto, serenándome durante un tiempo razonable, decidí ir ampliando ese tiempo, dedicado “a la nada”, porque eso es la meditación para mí, hacer nada, no pensar, solo ser.

Los objetivos que quería conseguir eran, por un lado, mantener la serenidad ante cualquier situación y, por otro, no sentir el miedo o la ansiedad que se apoderaban de mí cada vez que sonaba el teléfono, a altas horas de la madrugada, para informarme de algún problema grave, que era siempre la razón de la comunicación.

Trabajaba en una empresa de telecomunicaciones y yo era el responsable de la instalación, mantenimiento y funcionamiento de las líneas telefónicas de la mitad de una provincia. Era un trabajo apasionante y muy estresante, que se agravaba los días en que la naturaleza nos regalaba una tormenta con una buena cantidad de rayos. Cada rayo podía llevarse por delante un buen número de líneas telefónicas, por lo que durante todo mi tiempo de trabajo activo no pude disfrutar de la belleza de las tormentas o de un buen chaparrón, ya que, para mí, eran como un castigo enviado por Dios que, además de trastocar mi tiempo, iba a mandar a mi provincia a la cola del ranking nacional en la calidad del servicio.

Pasé de 10 a 20 minutos de meditación y, de una vez al día a dos veces. Y se fue incrementando hasta el día de hoy, 30 años después, que medito entre 3 y 6 horas diarias. Es cierto que mi nueva ocupación lo requiere, ya que soy sanador espiritual y la sanación se realiza a través de mi meditación.  

Para mí la meditación es tan necesaria como lo es la comida para el hambriento o el agua para el sediento. Es la ventilación que necesita mi mente para agitar y esparcir los pensamientos que se encuentran en una apelotonada espera para bajar a expresarse a mi cerebro y deja mi mente tan limpia como queda el ambiente después de una de esas tormentas que antes tanto me mortificaban.

Caminante

 


Todos los pasos que has ido dando en tu vida son los que te han llevado, sin que tengas la más remota idea, hasta donde te encuentras ahora. 

Las razones del alma

 


Solo el alma tiene un conocimiento completo de la razón de la vida, pero, claro, el alma no habla o, al menos, eso parece, y no nos puede comunicar que es lo que estamos haciendo en esta vida.

Sin embargo, el alma si habla, y sabedora de cuál ha de ser nuestro camino, nos sisea la ruta que hemos de tomar y, a veces, la tomamos, sin analizar las posibles consecuencias, dándonos de bruces con una alfombra de pétalos de flores o haciéndonos caminar sobre los puntiagudos guijarros de un acantilado. Pero los diferentes caminos, si se analizan con seriedad, con la perspectiva que da el tiempo, podremos comprobar que eran necesarios.

La vida y el río

 


La vida es como el agua que fluye por el lecho del rio, siempre igual, siempre en movimiento. Hasta parece la misma agua, monótona en su discurrir. Todo depende del observador. Unos se sienten hipnotizados por esa circulación constante, otros fascinados por los remolinos que se forman en el encuentro que el agua tiene con las rocas que despuntan en el lecho del río, otros permanecen embelesados con los peces que pasan su aburrida existencia buscando su sustento moviéndose a favor o en contra del discurrir de la corriente.

Pasa lo mismo con la vida. Cada observador va a prestar, más o menos atención, en función de sus creencias, de sus intereses o de su propia evolución personal.

jueves, 3 de agosto de 2023

El Dios de Spinoza en palabras de Anand Dilvar

 “Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho! Lo que quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida.

Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti. Deja ya de ir a esos templos lúgubres, obscuros y fríos que tú mismo construiste y que dices que son mi casa. Mi casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas. Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.

Deja ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti o que eras un pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo.

El sexo es un regalo que te he dado y con el que puedes expresar tu amor, tu éxtasis, tu alegría. Así que no me culpes a mí por todo lo que te han hecho creer. Deja ya de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que ver conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la mirada de tus amigos, en los ojos de tu hijito… ¡No me encontrarás en ningún libro! Confía en mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir a mí como hacer mi trabajo?

Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te crítico, ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor. Deja de pedirme perdón, no hay nada que perdonar. Si yo te hice… yo te llené de pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de incoherencias… de libre albedrío ¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te hice? ¿Crees que podría yo crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la eternidad? ¿Qué clase de dios puede hacer eso?

Olvídate de cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes; esas son artimañas para manipularte, para controlarte, que sólo crean culpa en ti. Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras para ti. Lo único que te pido es que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía.

Amado mío, esta vida no es una prueba, ni un escalón, ni un paso en el camino, ni un ensayo, ni un preludio hacia el paraíso. Esta vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas.

Te he hecho absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un registro.

Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno. No te podría decir si hay algo después de esta vida, pero te puedo dar un consejo. Vive como si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única oportunidad de disfrutar, de amar, de existir. Así, si no hay nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad que te di. Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal, te voy a preguntar ¿Te gustó?… ¿Te divertiste? ¿Qué fue lo que más disfrutaste? ¿Qué aprendiste?…

Deja de creer en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti. Quiero que me sientas en ti cuando besas a tu amada, cuando arropas a tu hijita, cuando acaricias a tu perro, cuando te bañas en el mar.

Deja de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees que soy?

Me aburre que me alaben, me harta que me agradezcan. ¿Te sientes agradecido? Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo. ¿Te sientes mirado, sobrecogido?… ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme. Deja de complicarte las cosas y de repetir como un loro lo que te han enseñado acerca de mí. Lo único seguro es que estás aquí, que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas. ¿Para qué necesitas más milagros? ¿Para qué tantas explicaciones?

No me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro… ahí estoy, latiendo en ti”.

Anand Dilvar.

viernes, 7 de julio de 2023

Sé coherente

 Sé coherente.

Cumple tu palabra. La palabra es sagrada.

Cumple tus compromisos y tus promesas.

Que tus acciones sean un reflejo de tu corazón.

No pienses una cosa, digas otra y hagas lo contrario.

El pensamiento, la palabra y la acción deben ir al unísono.

Habla siempre con la verdad.

viernes, 30 de junio de 2023

Eterna juventud

 



Miércoles 28 de junio 2023

 

“Por favor no toques mis arrugas.

Me costó mucho tiempo conseguirlas”

Anna Magnani

         

Hoy es mi cumpleaños. Un 28 de junio, a las 11 de la noche, hora peninsular española, asomé la cabeza a esta vida. No sé si es la primera vez que visito este hermoso planeta o ya lo había visitado en anteriores ocasiones, aunque creo que tampoco es muy importante saber si esta es la primera o la “equisesima” vida.

Hace algunos años, muy pocos, habría dado, con gusto, la mitad de la vida que me quedaba por vivir, por saber algo de mis vidas anteriores. Hoy ya me da igual. A fin de cuentas, si ha habido otras vidas, no tengo conciencia de ellas. Solo tengo conciencia del peregrinaje que estoy realizando en esta y, puedo asegurar que está siendo más duro de lo que nunca me hubiera imaginado. Y como todo el trabajo que tengo que hacer he de hacerlo en esta vida y con este cuerpo, ¿para qué ocuparme de otras vidas?, bastante tengo con ocuparme de esta.

Mi despertar de esta mañana ha estado acompañado de un pensamiento digno de este diario, de babau completo.

Yo tengo claro, porque es una de mis creencias más arraigadas, de que todo es un pensamiento, supongo que como muchos de los que os asomáis a esta ventana.

Este ha sido mi pensamiento: Desde que nacemos, celebramos, año tras año, nuestro nacimiento. Es decir, celebramos envejecer y, según las enseñanzas de la Ley de la Atracción, está claro que estamos llamando a nuestra vida a la vejez, a la enfermedad y a la muerte.

¿Qué pasaría si al llegar a un determinado número de años de vida, nuestra celebración no fuera por cumplir años, sino por descumplirlos?, ¿viviríamos más?, ¿viviríamos mejor?, ¿erradicaríamos la muerte?

Si el cuerpo responde a las órdenes que recibe, ¿Qué pasaría si las órdenes fueran para rejuvenecer y no para envejecer?

Por lo tanto, si no queremos que el cuerpo envejezca y muera, solo tenemos que cambiar la actitud. Digámosle al cuerpo que va a vivir para siempre y así será.

Si trabajamos la Ley de la Atracción para que nos llegue más dinero, una buena salud, una pareja perfecta o unos hijos maravillosos, ¿por qué no atraer la eterna juventud?

lunes, 19 de junio de 2023

Cuando me amé de verdad

 De Kim McMille


"Cuando me amé de verdad
comprendí que, en cualquier circunstancia,
yo estaba en el lugar correcto, en la hora correcta,
y en el momento exacto, y entonces, pude relajarme.
Hoy sé que eso tiene un nombre… Autoestima

Cuando me amé de verdad,
pude percibir que mi angustia,
y mi sufrimiento emocional, no es sino una señal
de que voy contra mis propias verdades.
Hoy sé que eso es… Autenticidad

Cuando me amé de verdad,
dejé de desear que mi vida fuera diferente,
y comencé a aceptar todo lo que acontece,
y que contribuye a mi crecimiento.
Hoy eso se llama… Madurez

Cuando me amé de verdad,
comencé a percibir que es ofensivo tratar de forzar alguna situación, o persona,
sólo para realizar aquello que deseo, aun sabiendo que no es el momento,
o la persona no está preparada, inclusive yo mismo.
Hoy sé que el nombre de eso es… Respeto

Cuando me amé de verdad,
comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable:
personas, situaciones y cualquier cosa
que me empujara hacia abajo.
De inicio mi razón llamó a esa actitud egoísmo.
Hoy se llama… Amor Propio

Cuando me amé de verdad,
dejé de temer al tiempo libre
y desistí de hacer grandes planes,
abandoné los mega-proyectos de futuro.
Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta,
cuando quiero, y a mi propio ritmo.
Hoy sé que eso es… Simplicidad y Sencillez

Cuando me amé de verdad,
desistí de querer tener siempre la razón,
y así erré menos veces.
Hoy descubrí que eso es… Humildad

Cuando me amé de verdad,
desistí de quedarme reviviendo el pasado,
y preocupándome por el futuro.
Ahora, me mantengo en el presente,
que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez.
Y eso se llama… Plenitud

Cuando me amé de verdad,
percibí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme.
Pero cuando la coloco al servicio de mi corazón,
ella tiene una gran y valioso aliado.
Todo eso es… Saber Vivir

No debemos tener miedo de cuestionarnos,
de hecho, hasta los planetas chocan,
y del caos suelen nacer la mayoría de las estrellas."

miércoles, 14 de junio de 2023

El complejo de Jonás

 



Miércoles 14 de junio 2023

 

“La verdad de la vida más extraña y difícil de creer,

irónicamente surge del temor a nuestro propio éxito”.

Abraham Maslow

         

Hoy he sido consciente, (y ya era hora, después de una larga vida), de que le tengo miedo al éxito. Y no es un miedo normal, es terror, es pánico, es pavor.

          He llegado a esa conclusión reflexionando sobre un sueño que he tenido, en el que me encontraba conduciendo por un camino de tierra para llegar a un destino desconocido. Ese camino me llevaba a otro camino similar y, ese a otro, a otro y a otro, sin alcanzar nunca la tan ansiada meta.

          Hace años que tengo sueños similares, muy conscientes. Perder un avión que me llevará de vuelta a casa, no encontrar el boleto del tren para viajar, perder las maletas. En todos esos sueños, el resultado siempre era el mismo: no alcanzar el destino final.

          Al compararlo con mi vida he sido consciente de que siempre ha sido así. He luchado y trabajado, como un poseso, para no tener éxito, para no llegar a ninguna meta, para no estar en el centro de los focos, para que hablen de mí solo lo justo y necesario. Lo he conseguido: ¡he triunfado en la mediocridad! He ocupado mi tiempo en trabajos menores desviando la mirada de la línea de meta. He sido siempre un gran subalterno, soñando con la dirección general, pero temiendo llegar a ella, por si fracaso, porque pudieran pensar que no lo merecía, porque quedaría muy expuesto a las críticas. En resumen, miedo al éxito, baja autoestima, miedo a reconocer mi propia valía.

          Y yo que creía que “casi” lo tenía superado. ¡Pobre infeliz!

          El miedo al éxito se conoce como complejo de Jonás. Toma su nombre del personaje bíblico Jonás, que fue designado por Dios para ser profeta, pero al enterarse, quiso huir de este destino.

          Yo no sé si estoy huyendo de mi destino porque, tampoco sé si hay destino, pero si sé que estoy huyendo de mis más íntimos deseos, quedándome siempre a escasos metros de una hipotética meta que, resuena en mi interior como posible, pero que, a la hora de la verdad, no llega a materializarse.

          Llevo toda la vida anclado en mi zona de confort. Y esa zona de confort es la mediocridad, la misma mediocridad que hace que me sienta muy cómodo cuando me encuentro solo, porque es la mejor manera de pasar desapercibido. En soledad no tengo que hablar, no tengo que explicar. En la soledad soy yo, conmigo, conviviendo con mis deseos incumplidos, reflexionando sobre las pequeñas verdades de la vida, retando a Dios, aguantando mis entrañas para que no revienten ante las injusticias, sin tener que disimular las lágrimas cuando asoman al sentir el amor por mi familia. En mi soledad, la palabra más usada es ¿por qué? Ahora mismo tengo la respuesta: Por miedoso.

          Voy a trabajar para sacudirme este miedo que me atenaza para poder entregar al mundo alguno de los “dones” que trato de esconder, disimular y, sobre todo, minimizar, lo que hace que, en la actualidad, los esté entregando a cuentagotas. Todavía estoy a tiempo.

sábado, 20 de mayo de 2023

Un nuevo y, a la vez, viejo paradigma

 


Viernes 19 de mayo 2023

 

          Me he pasado la vida persiguiendo sueños ficticios, obsesionado por cumplir los deseos que le dieran satisfacción a mi ego, tratando de conseguir objetivos imposibles, para llegar a cruzar una meta inalcanzable. Meta que, ahora sé, solo era un espejismo tan engañoso como los sueños.

          Sin embargo, por diversas circunstancias de la misma vida, esa vida que transcurre a mi alrededor, sin ser muy consciente de ella, por encontrarme ocupado en la persecución de los sueños, ha desaparecido el piso sobre el que corría hacia la nada, incentivado por la creencia de una misión ilusoria.

          De la noche a la mañana me quedé sin tiempo para las cuestiones espirituales, que pensaba eran la razón más importante de mi vida, y tuve que dedicarme a cuestiones materiales, como son el realizar, a tiempo completo, todas las tareas de la casa. Es como si estuviera en una nueva línea de salida.  

          Desconcertado, sin piso sobre el que mantenerme, mirando a derecha e izquierda, sin entender nada, tratando de encontrar una respuesta que, como es lógico, no ha llegado, he hecho lo único que se me ha ocurrido: He mirado hacia dentro.

 

Sábado 20 de mayo 2023

 

      Al principio todo era oscuridad y silencio, sin embargo, poco a poco, la oscuridad comenzó a clarear y el silencio fue como una invitación para iniciar un diálogo.

-    Todo comenzó con un- ¿Por qué?

-  Y desde esa parte de mi mente, esa que, de vez en cuando, parece conocer una verdad diferente disintiendo de la otra parte, donde reside el miedo, la duda, la soberbia o las creencias erróneas, contestó al agónico porqué- Tú te crees que la vida es una autopista que te va a llevar a Dios realizando las tareas que tú mismo te has asignado y no es así.

-    Y ¿cómo es entonces?, -pregunté sorprendido

- Para cada persona es diferente, pero todos tenéis algo en común: Sois seres espirituales habitando un cuerpo y todo el trabajo se ha de hacer desde el cuerpo.

>> Es posible que tu etapa de sanador esté finalizando o necesite un cambio. En el último año, tú mismo lo has pensado más de una vez, pero no te has atrevido ni a dejarlo, ni a reducirlo, ni a realizar ninguna variación. Parece que la vida se ha encargado de hacerlo obligándote a realizar todas las tareas de la casa, incluida la atención a tu hijo.

-  No terminaba de estar de acuerdo con las respuestas que yo mismo me estaba dando, -Pero antes de esto ya hacía una buena parte del trabajo de la casa.

-    Es cierto, pero en tu fuero interno considerabas que no era esa tu función y que lo que estabas haciendo era ayudar en la casa. Incluso, en algunas ocasiones, sobre todo los días que tenías más terapias, renegabas, en tu interior, por tener que planchar o cocinar o ir al super.

>> Tú sabes, porque, además, lo predicas, que la familia es una unidad integral, por lo tanto, no hay tareas específicas del hombre o de la mujer. Todo es de los dos y, tienes que realizar, con la misma alegría una terapia que cocinar una tortilla de patatas.

 >> Tienes muchas ganas de terminar tu andadura en la materia, pero, también, sabes, que eso no sucederá mientras no ames todo y a todos, de manera incondicional. O ¿acaso creías que meditando cuatro horas al día y realizando varias terapias ya lo tenias todo hecho? No. No funciona así. Puedes no realizar terapias, ni meditar, ni orar y, sin embargo, no volver a encarnar, si todo lo que haces, lo haces con amor.

>> Recuerda las palabras de San Agustín: “Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos”.

>> Por lo tanto, plancha con amor, limpia con amor, cocina con amor. ¿Lo tienes claro?

-    Si.

lunes, 8 de mayo de 2023

El primer pensamiento

 


Argimiro se sentía confuso. Estaba escuchando un pitido penetrante, que le parecía ensordecedor, cuando hacía solo un instante que corría, desesperado, gritando como un poseso, detrás de un autobús, que había emprendido la marcha, dejándolo en tierra, perdido, en una carretera en mitad de la nada.

El conductor había informado a los viajeros que realizaban una parada, de diez minutos, para que los ocupantes pudieran estirar las piernas, que ya permanecían medio adormecidas después de 10 horas sin moverse del asiento. Argimiro caminó junto con sus compañeros de viaje, a un lado y a otro del vehículo y, antes de volver a subir, se adentró en el bosque, que se encontraba al lado de la carretera, hasta unos árboles cercanos, para descargar su vejiga que estaba a punto de reventar.

Ese autobús tenía que haberle llevado hasta el aeropuerto para abordar un avión que le iba a devolver a su país, después de seis meses alejado de él por cuestiones laborales y, por ende, alejado, también, de su familia.

Tuvo que cesar en su desenfrenada carrera porque el vehículo desapareció de su campo de visión y comprendió que era ridículo seguir corriendo, ya que nunca le daría alcance y, estaba claro que, el conductor no se había percatado de que había dejado a un pasajero en tierra y, tampoco se dio cuenta del loco que corría con tanto desespero.

Esto era dramático, porque no sabía donde estaba, no sabía cuando pasaría otro autobús y, aunque pasara, no iba a llegar a su vuelo.

El estridente sonido no le dejaba concentrarse para encontrar la solución a su problema. Pensó que el sonido se parecía mucho a la alarma de un despertador y, de manera inconsciente, estiró su brazo, hasta tropezar con algo. No entendía nada, pero se trataba de su reloj despertador. De un golpe detuvo la alarma y, de repente, se hizo el silencio.

Aun tardó unos segundos en ser consciente de que estaba teniendo un sueño, tan desagradable, que lo podía calificar de pesadilla. Cuando abrió los ojos y reconoció su habitación, respiró aliviado.

-    Todo ha sido un sueño, -pensó-, que descanso, estoy en casa.

El mismo reloj que le había despertado proyectaba una luz roja hasta el techo de la sala. Eran las 5:30, la hora en la que se levantaba cada mañana para iniciar un nuevo día. Todavía desconcertado tardó unos momentos en ser consciente de que era martes y no le quedaba más remedio que levantarse.

Su mente, siempre alerta, para llevarle por los vericuetos más oscuros de la existencia, comenzó a presentarle un pensamiento tras otro, con una velocidad que solo puede conseguir una mente humana, y exhibiendo, en cada nuevo pensamiento, aún más miseria, más miedo, más impotencia y más rechazo a la vida, que el pensamiento anterior.

  Argimiro, todavía impresionado por la conmoción de la pesadilla que había vivido en su sueño, dejó que esos lúgubres pensamientos fueran tomando el poder de su nuevo día:

-    Otro día más. Igual que el de ayer o anteayer. Igual que el que será mañana. ¡Qué asco de vida!, ¡qué aburrimiento!

<< ¿Dónde estará el aprendizaje?

<< Con una vida tan monótona y aburrida, ¿Para qué vivir?

La mente lo estaba consiguiendo. Las emociones que comenzaba a sentir Argimiro estaban en consonancia con sus pensamientos: Ansiedad, miedo, ira, tristeza.

Pero, en algún momento, antes de salir de la cama, apareció, en la misma mente que le estaba destruyendo, un punto de lucidez:

-    Si sigo regodeándome en los mismos pensamientos, creo que voy a tener que correr al baño para vomitar. ¡Tengo que cambiar el discurso!

<< Mi vida, hoy martes, no va a cambiar y va a ser la misma con cualquier pensamiento, pero estos pensamientos nefastos me están destrozando emocionalmente. Lo mejor que puedo hacer es cambiarlos.

<< Creo, además, que con la energía de miseria que estoy generando lo único que voy a conseguir es atraer más miseria. Y no quiero más miseria, ya tengo suficiente, quiero ser bendecido por la paz, por la serenidad, por la alegría, por la abundancia, por el amor.

Y así, Argimiro comenzó a repetir, al principio casi con desespero y al cabo de pocos minutos de manera más serena: Gracias por las infinitas bendiciones que estoy recibiendo a cada instante. Él sabía que no era cierto o, al menos, no era consciente de esas bendiciones, ¿o sí?, porque el tener una casa, una cama donde dormir, agua corriente, un frigorífico con comida, salud para él y su familia, etc., etc., bien podían considerarse como bendiciones.

La realidad es que, poco a poco, el pensamiento consciente, de agradecimiento, comenzó a ocupar su cerebro, dejando en el olvido los nefastos pensamientos con los que se había despertado y, sus emociones, en consonancia con el pensamiento, se fueron transmutando de tristeza a paz, de ira a humildad y de ansiedad y miedo a tranquilidad.

Ya estaba preparado para un nuevo día.

Dejó por un momento de agradecer y casi, de inmediato, surgió un nuevo pensamiento:

-    Argimiro, ¿no has pensado que, bien pudiera ser que tu aprendizaje se encuentre, precisamente, en la repetición de tus días?

<< Hagas lo que hagas, que sea con alegría, sin juzgar la razón de porqué lo haces, sin criticar a ninguna otra persona, sirviendo a tu familia con amor, con paciencia. Y, todo eso, que no sean solo tus acciones, sino, también, que lo sea tu palabra, que lo sea tu pensamiento. Sé coherente, piensa, habla y actúa de la misma manera, y colócate en los zapatos no solo de tu familia, sino en los de todo aquel que se cruce en tu camino.

 << No tiene ningún mérito realizar la acción más extraordinaria en el mundo, si en tu interior estás renegando de algo o de alguien. No tiene ningún valor. Tu evolución será nula y tus días se repetirán una y un millón de veces, en esta y en las siguientes vidas, hasta que seas coherente con el amor.

jueves, 20 de abril de 2023

Creer es crear

 


Creer es crear, pero hemos de tener en cuenta que nuestra creencia está sólidamente arraigada en la parte subconsciente de la mente.

Por eso, cuando siguiendo las directrices dadas por los expertos de “la ley de la atracción”, y repetimos, pensamos, visualizamos o reflexionamos, hasta conseguir generar la emoción de que el deseo está cumplido, parece que nada ocurre y, la cumplimentación del deseo se retrasa tanto que, no termina de llegar.

Y es normal, porque mientras durante una parte, muy pequeña de nuestro día, generamos le energía para atraer el deseo desde la mente consciente, en la mente subconsciente, durante el resto del día, ya existe una energía contraria permanente que está atrayendo justo lo contrario que deseamos de manera consciente.

Mejor lo vemos con un ejemplo sobre el dinero:

-       De manera consciente queremos que el dinero llegue a nosotros,

-       Pero, es posible, que tengamos creencias contrarias al dinero en nuestro subconsciente, creencias como:

o   Las personas que tienen mucho dinero no lo han ganado limpiamente.

o   No tengo suficiente dinero para poder ahorrar.

o   El dinero solo genera conflictos y enfrentamientos entre personas, incluso entre familiares,

o   Nunca ganaré suficiente dinero como para comprar casa, coche, yate o avión privado.

o   Solo puedo ganar dinero trabajando.

o   El dinero no da la felicidad.

o   Nunca voy a salir de pobre.

 

Podemos agregar un millón de razones más que se encuentran, profundamente arraigadas en nuestra parte inconsciente de la mente. Y pasa lo mismo, con la salud, el aspecto físico, el amor o el éxito en cualquier emprendimiento.

Para cambiar esa creencia se ha de trabajar desde la mente consciente. Por lo tanto, repetir nuestro deseo o visualizarlo un corto espacio de tiempo, cada día, es insuficiente. Se ha de visualizar y repetir, repetir, repetir, hasta el agotamiento.

Cuando se limpie la creencia inconsciente el deseo se va a hacer realidad, y no hemos de preocuparnos en qué manera se va a llevar a efecto. Hemos de tener fe: Va a pasar y punto. No es de nuestra incumbencia como será, nuestro trabajo solo es limpiar el subconsciente. Dejemos que la energía haga su trabajo.

Te dejo algunos pensamientos para repetir en diferentes temas.

Gracias porque cada segundo que pasa mi cuerpo está más joven, más sano, más fuerte.

Cada día recibo grandes cantidades de dinero de manera correcta y adecuada. Gracias.

Gracias por las infinitas bendiciones que recibo a cada instante.

Salud, riqueza, éxito, armonía, abundancia y gratitud.

Yo Soy paz, Yo Soy amor, Yo Soy alegría, Yo Soy al alma, Yo Soy uno con Dios.

El amor, el perdón, la aceptación, la compasión y la bendición son los pilares que sostienen mi vida.