Sé coherente.
Cumple tu palabra. La palabra es sagrada.
Cumple tus compromisos y tus promesas.
Que tus acciones sean un reflejo de tu corazón.
No pienses una cosa, digas otra y hagas lo contrario.
El pensamiento, la palabra y la acción deben ir al unísono.
Habla siempre con la verdad.
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