En vidas anteriores
ya había Kepha intentado desarrollar su intuición. O mejor, había intentado
vivir de acuerdo a los dictados de su corazón, porque eso es la intuición: La habilidad
para conocer, comprender o percibir algo de manera clara e inmediata, sin la
intervención de la razón.
Todos los seres
humanos están siempre ávidos de respuestas, queriendo saber. Pero sus
preguntas, y por ende las respuestas que esperan recibir están relacionadas con
el lugar que ocupan en su camino de evolución.
En realidad, el ser
humano, más que saber, lo que anhela es tener una confirmación de que se van a
realizar sus sueños. Porque cuando el ser humano pregunta, no es que quiera saber,
lo que él quiere es escuchar determinadas respuestas que van en sintonía con
sus deseos.
Los que se encuentran
total y absolutamente dormidos sólo preguntan sobre su vida en la materia, las
preguntas clásicas relacionadas con la salud, relacionadas con el dinero y
relacionadas con el amor. Y por supuesto lo que esperan escuchar es que su
salud es fantástica, y la de su familia también. Que su trabajo va a ir viento
en popa, con posibilidades de conseguir un ascenso que va a llevar aparejado un
buen pellizco de dinero. Si no tiene pareja, quiere oír que va a encontrar a su
alma gemela. Si tiene pareja y se siente bien, no va a preguntar cuestiones
sobre el amor, pero si no se encuentra muy bien, va a realizar la pregunta
clásica: “¿Me tengo que separar?”.
Es curioso, los
problemas de relación que tienen las personas una vez se encuentran en la vida.
Conocen a una persona, se enamoran, según lo que ellos entienden por amor, y
deciden unir sus vidas. A partir de ese momento, comienza para muchas de esas
parejas una auténtica vida de sufrimiento, plagada de engaños, de
desencuentros, de desamor, de desconfianzas, una vida anodina, una vida triste
y aburrida, llena de gritos y de silencios, llena de rencor y en algunos casos
de maltratos, bien sean físicos o emocionales. Y todo ese conglomerado es el
mejor caldo de cultivo para encontrar, incluso sin buscarlo, un nuevo amor, con
lo que comienza la separación de la pareja, que es una de las etapas más grises,
más duras y más tristes con las que tienen que lidiar las personas en la
materia, a excepción de la desaparición de sus seres queridos, alentados por la
sinrazón de las religiones que avalan que la pareja ha de permanecer en el
tiempo aunque vivan rodeados de espinas.
Cuando los seres
humanos alcancen no más que un ápice de los tres pilares de la Triada de la
Ascensión comprenderán, sin grandes esfuerzos, que cualquier relación, su
duración en el tiempo y la interacción entre los miembros de la pareja es, como
cualquier otro aspecto de sus vidas, algo programado, consensuado y aceptado de
antemano en su Plan de Vida para la evolución y el crecimiento de los
componentes de la pareja, y que la propia separación lleva inherente más
aprendizaje. El amor, el cariño, el respeto y la generosidad son las virtudes
que han de poner en práctica los miembros de la pareja en proceso de
separación.
Volviendo a la avidez por querer saber de los
seres humanos, aquellas personas que empiezan a despertar van a añadir a las
preguntas típicas, alguna sobre cuál es su misión, quien su Maestro y que ha
sido en otras vidas.
Pero si hubiera
alguno total y absolutamente despierto no necesitaría preguntar. No tendría
curiosidad por conocer respuestas ya que, es muy posible, que no tuviera
preguntas. Y si tuviera que conocer alguna cosa, la sabría escuchando su
corazón, porque ahí están todas las respuestas.
Y esas respuestas las
tienen todos, y las tienen siempre. Es su intuición. Solamente tienen que
buscar su silencio interior.
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