El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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domingo, 15 de septiembre de 2013

Mensaje para la Tierra (4) Aceptación


………..Continuación
Empieza haciendo lo necesario, continúa haciendo lo posible;
 y de repente estarás haciendo lo imposible.
San Francisco de Asís.
Ahora que hemos pasado por el primer peaje de la Fe, ya somos conscientes de que todo lo que nos ha enseñado la sociedad no nos lleva a ninguna parte, porque todas las enseñanzas recibidas son para el cuerpo, un trabajo mejor, una casa más grande, una pareja con un apellido ilustre y una jugosa cuenta corriente, más dinero, más dinero, más dinero, más poder, más poder, más poder, seguir los cánones de moda y de belleza, y un sinfín de cosas más que ni tan siquiera llenan, aunque sea de manera parcial, nuestra ansia de felicidad. Todo esto, aderezado, en algunas ocasiones, con lo que parece ser una enseñanza o un alivio para el alma, (reunión dominical, según la religión, procesiones, novenas, etc.), enseñanzas engañosas, porque los enseñantes, no predican con el ejemplo, y lo único que buscan, (siempre hay honrosas excepciones), es el mismo poder social y económico que buscan sus feligreses. Con el agravante de que ellos juegan con los sentimientos de las personas, y para conseguir ese poder, no dudan en atemorizar hasta extremos insospechados a sus seguidores.
La conciencia social, políticos, religiosos, los estándares  de salud y de belleza nos dan modelos y normas de cómo deberían ser las cosas, o de cómo deberíamos comportarnos. Tratan de definirnos lo que es bueno, lo que hay que hacer, lo que está bien visto, y lo que no. Y lo único que consiguen, es llenar nuestra conciencia de miedo. Miedo en infinidad de variantes: miedo al rechazo, miedo a la soledad, miedo a Dios, miedo a la pobreza, miedo al miedo. Y esto hace que la persona necesite reafirmarse a si misma constantemente, buscando siempre validación externa, buscando la aprobación del exterior, buscando la aprobación de cualquiera, sea quien sea, que se encuentre a su alrededor. Toda nuestra vida se ha construido, de manera inconsciente sobre ese miedo. Porque vivimos desde la mente. Cuando la mente es nuestro centro, estamos encogidos por el miedo y eso nos hace estar constantemente a la defensiva, siempre nos falta algo, siempre tenemos necesidad de más: Más amor, más dinero, más poder, más aceptación, más atenciones.
La base de nuestros pensamientos y sentimientos es como un agujero negro, un vacio que nunca puede ser llenado, y para aliviar ese miedo, para tratar de llenar ese vacío, nos vamos al exterior y nos aficionamos al poder, al halago, a la admiración. Confiamos en el juicio de otras personas, ¡que poco nos valoramos y queremos!, no confiamos en nosotros, y le damos nuestro poder a cualquiera que pasa por delante de nosotros.
Confiamos en el juicio de otras personas y nos ponemos nerviosos sobre lo que la gente piense de nosotros. Es importante para nosotros porque nuestra autoestima depende de eso y, sin embargo, nuestra estima desciende y desciende, porque hemos entregado nuestro poder a otras personas.
Algo hemos de cambiar. Si ya hemos cambiado la idea de lo que somos, también se ha de comenzar a cambiar la manera de hacer las cosas. Lo que sucede cuando intentamos despegarnos de nuestras creencias, es que nos podemos encontrar con un problema añadido, ya que cuando nos dejamos de identificar con lo que siempre hemos hecho y con lo que nos han enseñado, se genera un estado de confusión, y nos surgen las preguntas del millón, ¿Qué quiero realmente?, ¿Quién soy?, etc., etc.
Y así llegamos a nuestro segundo peaje “ACEPTACIÓN”.  El trabajo de aproximación a la Luz no es más que un trabajo de sanación, que se ha de realizar aceptando. ¿Aceptando qué?: Aceptando lo que somos, aceptando el dolor, aceptando el sufrimiento, aceptando el miedo, aceptando lo que nos parecen limitaciones, aceptando nuestra vida.
Cuando se consigue aceptar la vida y lo que la envuelve, la persona se ablanda,  tolera, perdona y ama.
Se dice muy rápido que hay que aceptar la vida, sin embargo, nuestra conciencia lleva mucho tiempo generando un patrón de conducta que hace difícil cualquier cambio. ¿Qué hay ahora en la conciencia?, ¿Qué es lo que tiene que cambiar?: Tenemos que ser conscientes de que estamos atados a nuestros pensamientos, para permitir que estos cambien y desaparezcan las viejas energías, y así despertar a una conciencia basada en el corazón.
Sólo cuando nos demos cuenta de que el vacio en el que estamos inmersos no puede ser llenado de ninguna manera desde el exterior,  empieza el cambio, empieza la aceptación.
Aceptar significa no juzgar nada, ni nuestro, ni de los otros, ni del interior, ni del exterior, las cosas son como son y no hemos de tener ningún interés en como deberían ser, en como tendrían que ser, en como pensamos nosotros que han de ser.
Hemos de comenzar a vivir desde el corazón, porque el corazón, al contrario que la mente, está interesado en todo lo que es, sólo en lo que es, no en lo que se juzga como bueno o como malo; y si nos abrimos a vivir desde el corazón nos liberamos del juicio de manera inmediata, y aceptamos quienes somos, sin más. No quienes queremos ser, o quien quiere la sociedad que seamos, aceptamos quienes somos.
Toda esta teoría de vivir desde el corazón, y de aceptar, suena muy bien, sin embargo, los miedos, los traumas, los sufrimientos, siguen ahí. Es como si quisiéramos engañar a la mente, y no se trata de engañarla, se trata de limpiarla.
Todos los miedos, todos los traumas, todos los sufrimientos, son experiencias del pasado, y eso es lo que hay que sanar, eso es lo que ha de desaparecer. ¿Cómo?: volviendo al pasado, volviendo a la experiencia, pero de una manera amorosa, es decir, revivir la situación, pero estando centrados en el corazón, no dándole vueltas a la mente. Y así simplemente observando lo que sucede, se crea una especie de separación entre el suceso y la persona, y es esa separación la que hace a la persona dueña de la realidad, pudiendo aceptar el suceso completo, sin volver a enjuiciarlo, ya que la persona comprende desde el corazón, que para todo hay una causa, es una experiencia más para el alma, y no tiene por que quedar grabada en la mente.
Cuando somos capaces de relacionarnos con todos los papeles y todas las escenas que hemos ido interpretando en nuestra vida, quedamos libres para vivir desde el corazón. Es entonces cuando estamos preparados para circular hasta el siguiente peaje, que no será otro que comenzar a trabajar conscientemente nuestras debilidades, nuestros vicios, nuestros malos hábitos.
Continuará………………..

domingo, 18 de agosto de 2013

Estrategias del alma


            Antes de que el alma tome posesión de un nuevo cuerpo, los Señores del Karma presentan a ese alma que está preparándose para su vuelta a la materia, cuál será su próximo plan de vida, donde nacerá, quienes serán sus padres, cuáles serán sus hitos importantes, y no tan importantes, cuál será su misión, sus aprendizajes, cual el Karma que traerá para ser liberado, sus trabajos, sus encuentros, sus relaciones, sus enfermedades, y hasta el momento del abandono del cuerpo y su retorno a casa.
            El alma, normalmente no discute dicho plan, lo acepta confiada, ¿Quién mejor que los Señores del Karma para preparar una vida?
            El problema reside, en que una vez que el alma ha tomado posesión del cuerpo, el ser humano va olvidando paulatinamente, no solamente el plan, sino que llega a olvidar quien es realmente y de donde procede. Olvida la conexión que le une con el resto de seres que como él, caminan por esta Tierra, y que en multitud de ocasiones, y provocado por ese olvido, el camino parece convertirse en un valle de lágrimas.
            Pero lo que parece que es olvido, no es completo, el alma tiene un exhaustivo conocimiento de todo, y la agenda, (permitirme que la denomine así), donde permanecen las anotaciones, se encuentra almacenada en el corazón, que es el instrumento de trabajo del alma.
            En todo momento, el corazón se encarga de ir enviando impulsos a la mente con la información y los planos que la persona necesita para seguir su camino, son las intuiciones, pero a veces, la mente está tan ocupada en sus inútiles procesos mentales, que no siente la más mínima vibración, con  lo que la información se pierde en la nada.
            Sin embargo, hay informaciones que son imprescindibles de conocer por la persona, y es entonces cuando el alma toma las riendas, poniendo en marcha alguna de las múltiples estrategias que puede utilizar, para que la persona reciba, de una u otra manera, esa información.
            La forma en la que el alma hace llegar la información, es de la única manera que el ser humano puede, medianamente, entender: con enfermedad, con dolor, con sufrimiento, con decepciones. Cuando el ser humano siente algo de esto es su cuerpo, se detiene en su frenética carrera hacia la nada, y entonces se pregunta ¿Porqué el dolor, porqué el sufrimiento, porqué la enfermedad, porque la decepción?, y el corazón vuelve a enviar esa información. Si la persona no la percibe, entonces el alma se hará ayudar por algún sanador, o clarividente para que la persona escuche la información.
            Aun así, la persona puede hacer oídos sordos al mensaje. ¿Qué hace entonces el alma?, nada, resignarse, y la persona seguirá con más dolor, con más enfermedad, con más sufrimiento o con más decepciones.
Conozco gente de los dos lados: Los que percibiendo un mínimo impulso, se han ido detrás de él, dejando su vida e incluso su país, sin tener claro nada más que ese impulso que nacía en su corazón, encontrándose con una nueva vida que en el transcurrir del tiempo ha resultado ser para esa persona una parte de vida imprescindible y muy importante, para cerrar el círculo kármico y para realizar un avance importante en su crecimiento.
Y del lado de las personas que no escuchan “en todo” a su corazón, últimamente he conocido a una persona, toda bondad, brillante, que siendo consciente de la razón de una enfermedad que la aqueja, sigue “erre que erre”, cerrando la puerta de la información que recibe, no sólo de su corazón, sino también de su alma, e incluso la de su propio Maestro, con el que habla regularmente.
En la entrada anterior decíamos que “La verdadera y futura curación se efectuará cuando la vida del alma pueda fluir sin impedimento ni obstáculo a través de cada aspecto de la materia, pudiendo entonces vitalizarla con su potencia y eliminar los bloqueos que son la fuente de las enfermedades”.
Un sinfín de enfermedades tienen su origen en un, (permitirme la acepción),  “enfado del alma”.  Sólo hay que ser honestos con uno mismo, escuchar lo que dice el corazón, y seguirlo al pie de la letra. 

domingo, 3 de febrero de 2013

La nueva religión IV


(Continuación de la Nueva Religión III)
La prueba de fuego total es vivir el Amor Divino en pareja: sin reproches, sin el domino del uno sobre el otro.
Me encanta la frase de Virginia Satir, escritora norteamericana, que escribe del Amor Incondicional: "Te quiero amar sin aferrarme, apreciarte sin juzgar, unirme a ti sin invadirte, invitarte sin exigir, abandonarte sin culpa, examinarte sin culpar y ayudarte sin insultar. Si puedo recibir lo mismo de ti, entonces podremos encontrarnos y enriquecernos de verdad".
Una relación basada en el Amor Divino, es la unión de dos almas, de dos almas que saben que con su unión sólo están cumpliendo el Plan Divino; y saben también, porque el alma lo sabe todo, que esa relación es finita, que puede durar un día, un mes, un año, un lustro, o una vida física, porque el objetivo de esa relación es, como todas, acumular experiencias para el alma, aprender, enseñar, y liberarnos de karma.
No conozco muchas relaciones basadas en el Amor Divino, y las relaciones que no tienen como bandera ese Amor, tienen muchas posibilidades de…………….. de todo lo que conocemos……..: Engaños, frustración, maltratos físico o emocional, etc.
Si existiera Amor Divino, no existiría el planteamiento de sentirse mal porque la relación se haya desgastado. La felicidad es consustancial con el Amor Divino: Si se siente Amor Divino, se es feliz, con independencia de la pareja, de la relación, de la vida. Y como la relación, ya sabemos que es finita, cuando el trabajo por el que se estableció la relación, (por supuesto que de manera inconsciente), concluye, cada miembro de la pareja puede seguir su camino de crecimiento sin odio, sin culpa, ayudando al otro desde el Amor que se siguen manifestando.
Para sentir el Amor Divino se ha de vivir desde el corazón, y no desde la mente, un segundo tras otro, un minuto tras otro, un día tras otro. No es suficiente sentirlo durante una meditación, y ya está, no, ha de ser permanente, porque además una relación desgastada, es ideal para perder la conexión con el corazón e instalar a la persona en la mente a una velocidad increíble.
Si existe una relación desgastada, hay que enfrentar la situación, con amor, e imaginar que se habla con uno mismo, diciendo lo que a la persona la gustaría que la dijeran a ella, y diciéndolo de la forma como la gustaría que se lo dijeran a ella. Si alguien se encuentra en ese punto es seguro que ninguno de los miembros de la pareja sabe lo que es el Amor Divino. En ese caso se ha de actuar, conscientemente, con ternura, sin crear falsas expectativas; para que al menos, no acabe también el cariño existente.
 El Amor no sólo es la respuesta, el Amor también es el camino. Más amor significa más conciencia, y más conciencia más conocimiento de quien eres, y el descubrimiento de quien eres es una explosión de júbilo, porque ese descubrimiento te pone en contacto con tu naturaleza esencial, el Amor, con todos sus atributos,  paz, alegría, sabiduría, fortaleza, etc., etc. Y en ese momento se termina el dolor, se termina la enfermedad, las preguntas tienen respuestas, los problemas se difuminan como el humo, y el miedo desaparece sin más, porque se ha encontrado el Amor, que es lo único que existe, lo demás sólo está en la mente.
El amor que puede morir no es amor, el amor verdadero dura toda la vida física y no física, y si la formalización de una pareja se basa según la sociedad y la religión en el amor, ¿Qué tipo de parejas estamos formando entre personas que no se aman?, ¿No estaremos fomentando la creación de núcleos en los que existe la indiferencia, la tristeza, a veces el odio, la incomprensión, el dominio sobre el otro, el maltrato físico y emocional, a veces la muerte. Y es en ese núcleo donde vienen al mundo los hijos de esas parejas que no se aman. ¿Qué pueden enseñar esos padres?, ¿Cómo van a enseñar la felicidad quien no sabe de que le están hablando?, ¿Cómo van a enseñar la felicidad personas que dicen que…. bueno…… la felicidad es algo que se puede conseguir algunos ratos, ¿Algunos ratos?, ¿Cuándo?, ¿Cuándo gana tu equipo?, ¿Cuándo engañas a tu pareja?,  ¿Cuándo?
Casi todas las personas consideran felicidad la consecución de un deseo. Deja de leer por un momento, y reflexiona sobre tus momentos de felicidad, ¿Cuántos de esos momentos no están unidos a un deseo conseguido? Reflexiona.
La felicidad, amigos míos, no tiene nada que ver con ningún deseo cumplido, la felicidad es un estado interior, y ese estado, no aparece a ratos, cuando se consigue es permanente, en mayor o menor medida, pero estable. La felicidad va unida a este Amor que no muere. Si eres feliz a ratos, es que no sabes lo que es el Amor, ni por supuesto la felicidad. Si te enfadas, si criticas, si no respetas a todos los demás, si no colaboras, tampoco sabes lo que es el Amor ni la felicidad. Debes de ser de una de las miles de religiones que pululan por el planeta, no eres de la nueva religión. 
            El amor que no muere es el que vive en el corazón. Y el amor que vive en el corazón consigue para ti la felicidad SIEMPRE, por nada, porque si, sólo porque amas. El proceso que has de seguir es el siguiente: Primero has de aprender a amar, y es después, cuando ya sabes amar cuando podrás amar a alguien, incluido en ese alguien a los que serán tus propios hijos. Mientras no sepas amar, ¿Cómo vas a amar?
Y ¿Cómo se aprende a amar?, ¿Cómo se aprende a conducir?, pues conduciendo, ¿Cómo se aprende a cocinar?, pues cocinando. ¿Ya sabes cómo se aprende a amar?, claro, amando. Lo mejor es la práctica, y la mejor práctica, es la Regla de Oro: “Trata a los demás como tu mismo quieres ser tratado”. Como se supone que lo que quieres es que te amen, te valoren, te respeten, que no te juzguen ni te critiquen, esa va a ser la forma en la que vas a tratar a todas las personas, “como si fueras tu mismo”; al principio, lo has de hacer conscientemente, ya que no es ese el tratamiento que normalmente surge de tu inconsciente. Cuando vemos a alguien que tiene un defecto y mil virtudes, rápidamente nos centramos en criticar el defecto, cuando teníamos mil virtudes para alabar. Eso es lo que hemos aprendido, a buscar el fallo y a criticar lo diferente. Tenemos que desaprender lo aprendido. Tenemos que aprender a amar en lugar de criticar.
Hay una cita preciosa de San Agustín que dice: Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor.
Existen medicamentos de todo tipo para combatir cualquier clase de enfermedad, existen drogas para conseguir que la persona viva estados de euforia o se inhiba de la realidad, existen rituales que transportan a la persona, como si de un viaje se tratara, a vivir estados alterados de conciencia; pero todavía no se ha inventado la píldora del Amor Incondicional permanente.
Pero el problema no es la falta de la píldora para conseguir el Amor, el problema es que las personas no saben lo que es el Amor, porque si lo supieran, la cola del lugar donde se consiguiera daría la vuelta al mundo.
¿Dónde están las colas hoy día?, en las paradas de los mercados, en las grandes superficies, en los cines; y ¿Porqué ahí? La explicación es sencilla, porque es ahí donde se espera encontrar la felicidad y el Amor, en nuestro exterior, en lo que nos pueden dar los demás. Nuestros educadores, padres y maestros, nos han enseñado eso, porque eso es lo que ellos creen, y eso es lo que a ellos les han enseñado.
Pero no es así, no es en esos lugares donde vamos a encontrar la felicidad y el Amor, porque si se encontrara en esos lugares, alguien la habría encontrado, y nos habríamos enterado, porque seguro que habría salido en la tele, pero no parece que eso haya ocurrido. Parece claro entonces que el Amor Incondicional no se consigue con que te toque la lotería, parece claro que no se consigue con una opípara cena, ni estando en posesión del último invento electrónico o viendo una película ganadora de diez premios.  
No es fácil explicar lo que es el Amor Incondicional, creo que es más difícil que explicar a un invidente como es el color rojo. El color rojo hay que verlo, el Amor hay que sentirlo.
Quien ha conseguido sentirlo aunque haya sido por una sola vez y haya durado un solo instante, sabe de sobra lo que es, como es, y la manera de conseguirlo; y seguro que ya está trabajando para volver a sentirlo. Cuando se ha sentido, ya no se tienen dudas de lo que es, pero por si te queda alguna duda, tienes que saber que quien siente Amor Incondicional, ni critica, ni juzga, ni controla, ni maltrata, no se siente víctima ni superior a nadie, no se siente dueño ni sirviente de nadie, por lo que no sabe lo que son los celos, no siente tristeza, ni orgullo, ni ira, no tiene dudas, no tiene miedo, sólo siente compasión, sólo acepta, sólo respeta, solo siente paz y alegría, siente seguridad; porque se sabe unido con todo lo creado, porque se sabe parte de Dios.
Sabiendo a ciencia cierta que esos son los efectos del Amor Incondicional, ¿No harías cola donde vendieran la píldora del Amor? Pues no la hagas, yo te doy la píldora del Amor, de manera gratuita, es una meditación, la meditación Metta. Seguro que has realizado alguna vez esta meditación, te recuerdo como hacerla:
Metta significa Amor Universal.
La meditación consta de cinco partes. El tiempo de duración de cada parte podría ser de cinco o diez minutos.
Las cinco partes son:

Enviar amor hacia nosotros mismos.
Enviar amor hacia un buen amigo o familiar.
Enviar amor a alguien con quien no se tiene trato.
Enviar amor a una persona difícil o un enemigo.
Enviar amor a todos los seres.
-          Siéntate en tu espacio de meditación.
-          Coloca las manos apoyadas en las piernas con las palmas hacia arriba. Los dedos en Gyan Mudra, (junta las yemas del pulgar y del índice en ambas manos, dejando los otros tres dedos juntos y estirados).
-          Coloca la punta de la lengua en el paladar.
-          Cierra los ojos o déjalos una decima parte abiertos.
-          Lleva la atención al corazón.
-          Empieza respirando lenta y suavemente por la nariz, con una respiración abdominal, alargando la exhalación en las primeras respiraciones.
-          Permite que con cada exhalación salga toda la tensión de tu cuerpo.
Primera parte:
-          Visualízate a ti mismo delante de ti.
-          Siente como sale una luz dorada desde el centro de tu corazón, y te envuelve completamente.
-          Siente que desde tu corazón te estás llenando de amor a ti mismo.
-          Repite en silencio dentro de ti: Yo Soy ese Yo Soy, Yo Soy Amor, Yo Soy Paz, Yo Soy Alegría.
-          Siente que te amas, que te valoras, que te toleras, que te sientes feliz contigo, siente que te respetas.
Segunda parte:
-          Visualiza a tus amigos y a tu familia delante de ti.
-          Siente como sale la luz dorada desde el centro de tu corazón, y la envuelve completamente. Es fácil, es una persona a la que quieres.
-          Siente el amor que sale de tu corazón.
-          Repite en silencio dentro de ti: Yo te bendigo con Amor.
-          Siente que amas, que valoras, que reconoces las cualidades de esa persona.
Tercera parte:
-          Visualiza a una persona que te sea indiferente delante de ti.
-          Siente como sale esa luz dorada desde el centro de tu corazón, y la envuelve completamente.
-          Queremos reconocer en esta parte a ese ser humano como un igual a nosotros.
-          Siente el amor que sale de tu corazón.
-          Repite en silencio dentro de ti: Yo te bendigo con Amor.
-          Siente que reconoces la conexión entre todas las cosas, y por supuesto con esa persona.
Cuarta parte:
-          Visualiza a tu enemigo.
-          Siente como sale la luz dorada desde el centro de tu corazón, y le envuelve completamente.
-          Es posible que te surjan preguntas del tipo: ¿quién puede sentir amor hacia un canalla? ¿hacia aquel que tan mala jugada me ha gastado?
-          El que esa persona sea “mala”, no justifica que tú también lo seas Siente el amor que sale de tu corazón.
-          Repite en silencio dentro de ti: Yo te perdono, yo te bendigo con Amor.
-          Siente que perdonas  y bendices a esa persona.
Quinta parte:
-          Visualiza la Tierra delante de ti.
-          Siente como la luz dorada que sale desde el centro de tu corazón la envuelve completamente.
-          Repite en silencio dentro de ti: Que cada persona, que cada ser sea bendecido.
-          Siente que envías tus sentimientos de comprensión, reconocimiento, tolerancia y amor, hacia todos los seres humanos, hasta el último rincón de la tierra, hacia todos los animales de todas las especies, hacia el planeta, hacia sus ríos, sus valles, sus montañas, sus bosques. Hasta donde la existencia se exprese sin importarnos la forma, sin discriminaciones.
 

-          Cuando creas que has finalizado, vuelve a ti, siente el amor en tu corazón, disfruta de la sensación.

-          Para finalizar la meditación, respira más profundamente alargando la inhalación. 

Capítulo (II), parte (IV) del libro “Vivir desde el corazón es más fácil”. 

domingo, 9 de diciembre de 2012

Vivir desde el corazón es más facil (Prólogo)


Este es el prólogo de un nuevo libro, (Vivir desde el corazón es más fácil), que editará la Fundación Elial, pero que comienza su andadura en el blog.
            Según estén preparados los capítulos, o partes de estos, iremos colgándolos.
            En una de las páginas laterales, (Libro: Vivir desde el corazón es más fácil), se irá añadiendo cada capítulo, con lo que el libro aparecerá en su totalidad.
          Trabajar en un centro de sanación, donde todas las terapias se realizan de manera gratuita, hace que acudan al centro un gran número de personas, lo cual abre un abanico de posibilidades increíble, para conocer realmente el estado emocional de las personas, para conocer como condiciona la sociedad en la salud de sus miembros, y sobre todo, para conocer la escasa voluntad de los seres humanos para trabajar en su propia recuperación.
            Estamos acostumbrados a intentar curarlo todo con pastillas, pero aun no se han inventado las píldoras que sanen el miedo, o la rabia, o la falta de amor, que son los verdaderos orígenes de muchas de las enfermedades que se intentan sanar con pastillas. Pero la auténtica causa del problema, no se va a sanar con ningún método que no suponga la introspección en nuestro propio interior, para encontrar, de manera honesta, la verdadera razón del mal que nos aqueja, y trabajar después, con voluntad, en nuestra propia sanación.

            Cada persona que acude por la consulta viene con los  mismos síntomas que traía consigo la persona de la visita anterior, y son los mismos que traerá la siguiente persona: Infelicidad, ansiedad, miedo, estrés, tristeza, sensación de soledad.  En casos más extremos, todas esas emociones desbocadas ya han hecho mella en el cuerpo físico, siempre atacando en las partes más débiles de este.
            Cuando el mal ya se ha apoderado del cuerpo, cuando existe un dolor o una molestia física, la persona es más consciente y más constante, y es capaz de seguir con más interés las indicaciones del terapeuta, siempre, tanto más, cuanto mayor es el mal en el cuerpo. Pero, si de momento, el problema solamente es emocional, tienen más tendencia a no seguir con la terapia, y mucho menos a seguir las indicaciones para que el problema remita.
            No les parece importante la infelicidad o la ansiedad, y con un poco de suerte, a lo mejor, pasa algo a mitad de semana, que hace que el ánimo se eleve un poquito, y ya está bien, para que perder el tiempo en meditar, en observarse o en ser honesto con uno mismo, para ver qué es lo que realmente existe en el interior. Pueden estar  meses y hasta años, lamentándose del sufrimiento, arrojando sobre los demás su dolor, siendo incapaces de bucear, un cuarto de hora cada día en su interior, para descubrir la causa de su verdadero sufrimiento y poder así ponerle remedio.
            Siempre he pensado, que sería fabuloso si se pudiera abrir el cerebro de las personas, y se pudiera introducir en su interior una especie de memoria que indicara a la persona que pensamientos son los que la hacen sufrir y ser infeliz, y cuales la pueden ayudar a alcanzar eso que busca desesperadamente, la felicidad. Pero, de momento, eso no es posible.
            Se que leer no sirve de mucho, porque son muchas las personas que leen con avidez un libro tras otro, sin que jamás pongan en práctica nada de lo leído, pero siento la necesidad de intentarlo. Por un libro más, tampoco pasa nada.
            En las redes sociales corren pensamientos deliciosos, y leía uno que decía: “Tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro, es fácil. Lo difícil es criar al hijo, regar el árbol y que alguien lea el libro”. En el caso del libro, no es tan fácil escribirlo, aunque si se consigue, una vez editado, si una sola persona puede sacar algún provecho, en mi caso, me doy por satisfecho. Y si nadie obtuviera de él ni un solo beneficio, bueno, también está bien, ya que en el proceso de escribirlo, entro en contacto con la parte más íntima que hay en mí, y yo, al menos, si estoy sacando un beneficio. El beneficio de recordar que no soy el cuerpo que está delante de la computadora, que soy algo mucho más grande y con mucho más poder de lo que el conjunto de la sociedad está haciéndome creer desde que tengo uso de razón.
            Ya he pasado por las fases, en las que he tenido que escuchar que soy raro, que soy un loco o que me han sorbido el seso. Ya hace bastante tiempo que no me importa, en absoluto, lo que los demás puedan pensar de mí. Hace mucho tiempo también, que no existen para mí los compromisos sociales. Hace mucho tiempo, que mi único trabajo es la búsqueda de la felicidad, de mi felicidad.
No hace mucho escribía en el blog, donde irán apareciendo los capítulos de este libro: “Soy feliz en mi trabajo, pero no por mi trabajo. Soy feliz con mi esposa, pero no por mi esposa. Soy feliz con mi vida, pero no por mi vida”. Sencillamente soy feliz. Felicidad que ya he encontrado dentro de mí, no sé en qué medida, porque supongo que en la felicidad como casi todo en la vida, debe de haber grados. Supongo que una vez conseguida la felicidad plena, ya no será necesario seguir dentro de un cuerpo, porque la felicidad plena supone vivir el Amor, supone sentir la conexión con todo lo creado, supone haber integrado en el cuerpo físico la grandeza de nuestra divinidad.
Voy a dejar dentro de este libro los pensamientos, las sensaciones, los sentimientos y las reflexiones que van llegando a mí en cada meditación, y las enseñanzas que en cada circunstancia de la vida voy asumiendo. En suma, mi desaprendizaje de aquello que me enseñó la sociedad y el aprendizaje asumido durante la vida. Todo aderezado con algún ejercicio y meditaciones, que pueden servir para el desanclaje de la sociedad y la unión con la propia alma. 

sábado, 10 de noviembre de 2012

Curar es hacer feliz


            Cuando leía en “Un curso de milagros” que “Curar es hacer feliz”, no podía por menos que pensar, en que un gran número de personas, a pesar de entender intelectualmente su significado podría estar lejos de integrar en su interior tal afirmación, porque posiblemente les es difícil integrar cada una de sus partes.
            Si hacemos una encuesta con la pregunta de ¿Qué es la felicidad?, es posible que obtengamos un sinfín de respuestas, pero ¿Cuántas de ellas nos dirían que la felicidad es un estado interior?, ¿Cuántas dirían que es el estado de “todo está bien”?, ¿Cuántas de ellas no asociarían la felicidad a cuestiones materiales que existen en el exterior y que les conducen emocionalmente a un estado que califican como de felicidad, pero que no es más que un estado de euforia pasajera?, y si alguna persona diera estas respuestas, ¿Sería realmente feliz, cada segundo de su vida, un día tras otro? Creo que esto puede entenderse intelectualmente, pero no se integra. Es como el aceite que se intenta mezclar con el agua, es imposible, el aceite siempre se quedará en la superficie del agua sin mezclarse con esta. Lo mismo pasa con la explicación de la felicidad, se queda en la superficie de la mente sin penetrar en su interior.
            Y la enfermedad, ¿Qué entendemos por enfermedad?, seguro que todos calificaríamos como sana a una persona que no tiene ningún problema físico, ni está loca, ni tiene depresión. Pero, ¿Podríamos decir que está sana una persona que se irrita, que es intolerante, que es impaciente, que guarda algún tipo de rencor en su interior, que critica a los demás, que controla, que es exigente, o que rechaza algún aspecto de alguien? Está claro que no tiene ninguna enfermedad física, pero, ¿Cómo se encuentra su mente?, ¿Se puede calificar como sana una mente con esas características?
            No, no es una mente sana. Todas esas características no son más que hábitos negativos, y seguro que para justificarlos, podemos encontrar un sinfín de explicaciones. Es igual, no sirve ninguna explicación, son hábitos enfermos de una mente enferma, de una mente que ataca y, por lo tanto teme ser atacada.
            Recuerda que cada defecto que reconocemos en otro, lo reconocemos en nosotros mismos. Por lo tanto es algo a sanar; y si hay algo a sanar es que existe la enfermedad. Así que tenemos un trabajo a realizar, “sanar la mente”. No te quedes tan tranquilo porque no tienes ninguna dolencia física, porque cada enfado, cada irritación, cada muestra de intolerancia, de impaciencia, de exigencia, de crítica o cada intento de manipular a los demás, solo es el reflejo de una mente enferma. 
            Permite que desaparezca de tu mente cualquier miedo a ser atacado, sustitúyelo por el amor, y aparecerá en ti, como por arte de magia la felicidad. Así podremos hacer realidad la idea de que “Curar es hacer feliz”.
 

jueves, 11 de octubre de 2012

Las curaciones de Jesús

            He realizado algunos cursos de sanación energética, de varios tipos: con imposición de manos, manipulando la energía, o a través de la meditación; y en todos esos cursos, de manera más o menos nítida, comentaban que esa era la técnica que Jesús utilizaba en sus curaciones. Unos basaban el argumento en que Jesús imponía sus manos, otros porque existía una transferencia de energía, otros porque Jesús meditaba, u oraba, en muchas ocasiones antes de la curación.

            Las sanaciones de Jesús, eran tan imponentes, tan increíbles, tan grandiosas, que siempre se han calificado como milagros, y sin embargo, muchísimos de los terapeutas o sanadores energéticos, que circulamos por el mundo, no podemos arrogarnos ni un solo milagro, y eso que hemos asistido a muchos más cursos de formación de los que asistió Jesús. Aunque, posiblemente, si podamos atribuirnos algunas curaciones, más o menos rápidas, incluso en dolencias desahuciadas por la medicina tradicional, pero no para calificarlas de milagro.
            Pero no sólo Jesús ha realizado curaciones milagrosas, también han existido otras mujeres u hombres, que han realizado ese tipo de sanaciones, seres extraordinarios, que por su ejemplo de vida, les han subido a los altares, sobre todo a los altares de la iglesia católica. Pero, lo extraordinario de su vida no eran los milagros, lo extraordinario de su vida es que su bandera era el Amor. El mismo Amor que distinguía a Jesús, y que todos Ellos repartían a diestro y siniestro, sin fijarse para nada en quien era el receptor de dicho Amor. Incluso una de las definiciones de milagro, dice que un milagro es un acto de Amor.
            Esa era la base de la curación de Jesús, su inmenso Amor por los seres que tenía delante, con una fe ciega en su curación, uniéndose además a ese Amor una mentalidad recta, que no cuestionaba para nada ningún aspecto de la persona que se encontraba frente a Él.
            No hay ninguna diferencia entre mortales. Las mismas cualidades de Jesús y de esos seres extraordinarios, tenemos el resto de mujeres y hombres que poblamos el planeta. No hay nada que no pueda curar suficiente Amor, no hay nada imposible para el Amor, ninguno estamos excluidos para vivir el Amor y para realizar las obras que el Amor produce: las sanaciones milagrosas.
            ¿Cuántos sanadores pueden hacer gala de una mente recta y sana?, ¿Cuántos sanadores viven en el Amor Divino?, ¿Cuántos tienen únicamente por objetivo la felicidad y el bienestar del otro?, ¿Cuántos viven para servir a los demás?
            Una mente sana y recta, vivir en el Amor Divino, buscar la felicidad y el bienestar del otro y servir a los demás por encima de todo, son las bases que debe practicar cualquiera que pretenda ser un sanador.
 

 

domingo, 9 de septiembre de 2012

Rediseñar la vida

            ¿Alguna vez te has sentado a la orilla de un río para contemplar como corre el agua por su cauce? El agua que iba pasando, lenta o rápida, por delante de ti, nunca era la misma, siempre era distinta. Lo podrías comprobar si algo flotara en el agua, pasaría por tu espacio visual, sin detenerse ni un instante. Así es la vida, siempre continua, sin detenerse, como el fluir del agua por el cauce del río.
            Y si la vida no se detiene, ¿Por qué intentamos detenerla nosotros, quedándonos anclados en sucesos del pasado, en palabras que alguien nos ha dirigido, o sencillamente en nuestros propios pensamientos?, ¿Qué pasaría si construyéramos en el río una especie de brazo, por el que el agua fluyera para ir a dar a algún lugar donde quedara estancada?, pues que al cabo del tiempo, el agua estancada comenzaría a descomponerse. Se volvería putrefacta y maloliente.
            Ocurre exactamente lo mismo cuando detenemos, en nosotros, el libre fluir de la vida.  Por un lado, nos perdemos vivir la vida, no estamos en su cauce, y la vivimos de manera tangencial, viéndola pasar desde el punto en que nos encontramos detenidos, no la vivimos plenamente. Y por otro lado, en ese permanecer estancados, estamos alimentando nuestro cuerpo físico con la energía estancada, que como el agua, también se pudre. Ahí surge la enfermedad, ya sea física, mental o emocional.
            Nuestra percepción de la vida, no es entonces clara. La vemos y la vivimos a través de nuestra aura, que es tan putrefacta y maloliente como el agua estancada; la observamos a través de nuestros pensamientos, que también permanecen detenidos en algún punto del pasado, y entonces, podemos calificar a la vida, posiblemente, como mala, triste, dura, etc., según sean los propios pensamientos; la sentimos a través de nuestras emociones, que atados a nuestros pensamientos, son incapaces de vivir una vida plena.
            Ante eso, sólo nos queda, para vivir la realidad de la vida, salir del punto donde nos quedamos estancados, y volver al cauce de la vida para seguir su fluir, como un corcho que flotara en la corriente del río.
            Es bueno para no quedarnos anclados en algún punto del pasado, rediseñar la propia vida. Siéntate en soledad y en silencio, con un papel y un lápiz, y honestamente, comienza a rediseñar tu vida, comienza a escribir como es la vida que te gustaría vivir: Lugar de residencia, tipo de vivienda, trabajo, relaciones, etc., etc., etc.
Una vez hecho, compáralo con la vida que vives. Es posible que llegues a la conclusión de que tu vida actual, de seguir en las mismas condiciones, no tiene ningún aliciente. Cuando la realidad, es que cada instante de vida siempre es nuevo, siempre es pleno, siempre está lleno de alicientes, de sincronicidades, de alegrías. Cada instante de vida, vivido plenamente, es un instante menos que nos queda para llegar a gozar de nuestra plena divinidad, sin estar atados al cuerpo, sin estar atados a la materia, que tan difícil hace nuestro recorrido.
            A partir de ahí, está en tus manos hacer realidad la vida escrita en el papel. Recuerda que, en la actualidad, estás viviendo la vida que en algún momento decidiste vivir. Cada acción genera una reacción. Tu vida de hoy, es fruto de tus acciones del pasado. Si tu vida actual no coincide con el nuevo diseño, comienza a trabajar, “con valentía”, para conseguir esa nueva vida. Olvídate de lo que digan o piensen los demás. Tu felicidad sólo depende de ti, no de lo que otros digan o piensen.

viernes, 18 de mayo de 2012

De terapeutas, sanadores, maestros y gurús (2).


            La humanidad actual necesita de mucha ayuda para despertar y cambiar su vibración, y poder así despegarse del cuerpo y acercarse al alma, para aprender a Amar, para servir a sus hermanos, para acercarse a Dios.
Para ofrecer esa ayuda son necesarias cuantas más personas mejor, y colaborar así, siguiendo el Plan Divino, en la sanación de los cuerpos y el despertar de los egos, que es la llave que abrirá la coraza de los corazones, corazones que son los instrumentos y mensajeros del alma, y vehículo de transporte hacia la divinidad; divinidad que es la misma en todos los habitantes del planeta.
            Terapeutas o no, todos somos importantes en esta tarea, todos somos a la vez alumnos y enseñantes, terapeutas y pacientes, ya que cada persona necesita algo diferente a las demás, algo consustancial con su momento y su nivel de crecimiento y evolución.
             Pero todos, sobre todo los que están un poco en contacto con su corazón, han de realizar esta sagrada tarea con amor, con compasión, con misericordia, con dulzura. No puede alguien que se hace llamar terapeuta, sanar y arreglar con una mano, y enfermar y desarreglar con la otra. No es lícito que un terapeuta que se dedica a colaborar en la sanación de otros, provoque con su comportamiento desarreglos emocionales en otras personas, que curiosamente suelen ser los que se encuentran más próximos.
            Eso sólo es un signo de inmadurez, y no son conscientes de que el Karma liberado por la sanación, queda disminuido o minimizado ante el Karma generado por su comportamiento.
            Es necesario que un terapeuta de la Era de Acuario sea ejemplo de vida para sus pacientes, para sus amigos, para su familia, para todos los que le rodean, en su caminar por la vida. La meditación y el trabajo interior, han de ser las primeras actividades que cada terapeuta debe realizar en su día. Antes de intentar colaborar en cualquier sanación, ha de trabajar en la suya propia.
            Tampoco es lícito para un terapeuta “pasar por lo que no se es”, y hacer creer a los demás en títulos que no se ostentan o en cualidades que no se tienen. Vivo en un país hermoso, con gentes maravillosas, pero con problema de “titulitis”, aquí es más importante el titulo que la persona, hasta el extremo de llamar a las personas por su titulo antes que por su nombre. Esto puede llamar a engaño, sobre todo si el terapeuta no deshace el malentendido y explica que sólo es un terapeuta. No puede, ni debe un terapeuta arrogarse un título indebido, como por ejemplo hacerse llamar “doctor” cuando su especialidad son los masajes.
            También nos encontramos, en todo el mundo, con la costumbre de llamar “maestro” a alguien que sólo dirige una meditación, o da una charla sobre cualquier tema “espiritual”. Un Maestro es alguien que ha alcanzado la realización. No hay muchos encarnados, y casi nadie de los que transitamos por la vida podemos calificarnos con el título de maestro, y no sólo eso, sino que ni tan siquiera debemos permitir que nos nombren como tal, ya que “quien calla otorga”.
            Ser terapeuta o sanador comporta mucha más responsabilidad de la que muchos puedan creer. La actitud de un terapeuta ha de ser recta, clara y honesta en todas las facetas de la vida. Ha de ser ejemplo de vida, ha de ser amoroso y respetuoso con todos.

domingo, 13 de mayo de 2012

De terapeutas, sanadores, maestros y gurús (1)


            Esta entrada es una especie de actualización pública de mis creencias. Aunque queda mejor decir, de parte de mis creencias espirituales, y sobre todo las relacionadas con la sanación.
            Recuerdo cuando realicé el curso de terapeuta y maestro Reiki, que aprendí que las dos reglas principales del Reiki son:
-          La terapia deber ser solicitada por el paciente.
-          Siempre debe existir una contraprestación.
Y así lo enseñé yo a lo largo de los años, ya que la razón de esas dos reglas, me parecían, en cierta manera, lógicas.
La primera basaba su razón en que si el paciente no solicitaba la terapia, es que, posiblemente no la necesitara, y debía seguir con la enfermedad por alguna razón, que ni él, conscientemente, conocía.
La razón de la segunda, es que existía un trabajo, una entrega de energía, un curso que avalaba la terapia, el cual había tenido un coste, y posiblemente alguna razón más, que ahora no recuerdo. Todo ello daba como resultado que se debía abonar algo por la terapia, aunque fuera poco, y por los cursos que se realizaban, porque debía existir un intercambio de energía, por un lado la monetaria, y por el otro la sanadora.
Además del Reiki, he realizado cursos de otras técnicas de sanación, y en algunas otras, no sólo avalaban dichas teorías, sino que llegaban más lejos, hacían firmar un documento de confidencialidad, para que no se comentara nada de lo aprendido, si no era dentro de un curso de formación, con precios ya establecidos y enormemente costosos. (Confidencialidad que sigo respetando por creencias kármicas).
Pero yo ya no lo enseño así, y tampoco lo práctico. Prueba de ello, es que hemos puesto en marcha un Centro de Sanación y Crecimiento Interior, completamente gratuito; y si en la realización de la sanación, se comprueba la capacidad del paciente para ser sanador, le ofrecemos la posibilidad de realizar un curso de iniciación de Reiki, también completamente gratis.
En el caso de la solicitud de la terapia por el paciente, tampoco lo tenemos en cuenta. Si encontramos a una persona con un problema, aunque no lo solicite, en nuestras meditaciones le hacemos sanación a distancia. Es muy posible que nunca sepamos si esa o esas terapias le han servido para sanar su enfermedad, o para aliviar su estrés o su dolor, o para sanar cualquier aspecto de su vida, pero no nos importa, nos sentimos felices tratando de ayudar, porque si.
Una buena manera de liberarse del Karma es la sanación, pero la sanación desinteresada, ayuda a liberar mayor cantidad de Karma. Recuerda que se deja de generar Karma cuando todo lo que se hace es porque si, es por amor, sin ningún deseo, salvo el de que la persona sea feliz. Al Centro de Sanación, están llegando terapeutas a ofrecer sus servicios, lógicamente de manera gratuita, durante un día a la semana, o una mañana, o una tarde, según sus disponibilidades. Eso nos hace felices.
En nuestra evolución, vamos a llegar, porque esa es la meta, a conocer y a sentir el Amor. Sentir y Amar a todos como hermanos, lleva al servicio, y el servicio incrementa la energía del Amor. Entonces el ser humano da y recibe, porque el Universo le responde y las riquezas materiales y espirituales llegan a él hasta la saciedad, cuando ya no pide nada para sí.
Servir es una manifestación de la vida, es un anhelo y un impulso evolutivo del alma. Mientras el “deseo” es la característica sobresaliente de la naturaleza inferior, el “servicio” es la característica sobresaliente del alma.
Por eso, a pesar de lo que digan las teorías de distintas filosofías, hay que ayudar a todos, sin distinción, porque son Luz, porque son un alma, como tú.