Quien no conoce nada, no ama nada. Quien no puede hacer nada, no comprende nada. Quien nada comprende, nada vale. Pero quien comprende también ama, observa, ve... Cuanto mayor es el conocimiento inherente a una cosa, más grande es el amor... Quien cree que todas las frutas maduran al mismo tiempo que las frutillas nada sabe acerca de las uvas.
PARACELSO
Hoy es Jueves Santo, y nos lo han vendido siempre como el día del Amor fraterno, aunque para casi todos los mortales, es día de vacación, de viajes, de procesiones o de visitar iglesias. No conozco a nadie que haya dedicado especialmente este día a amar, a amar fraternalmente. Y hablando del amor fraterno, incluso conozco hermanos, que ni tan siquiera se hablan, si no se hablan ¿cómo van a amarse?, ¡pobres hermanos!, como dice Paracelso, quien nada vale, no ama; quien no comprende, no ama; quien no conoce no ama.
El Amor fraterno, no podemos tomarlo al pie de la letra, como el amor entre hermanos. El Amor fraterno es más, es el amor a todos los seres humanos, porque todos los seres humanos somos hermanos, todos somos la misma Energía, y por lo tanto, se caracteriza por su falta de exclusividad.
Es imprescindible que la persona haya recorrido un largo trecho del camino, para vivir la experiencia de que “todos somos uno”. ¡Cuántos hay que ni tan siquiera han dado el primer paso en ese camino hacia la Unidad!, ¡Cuántos hay que no reconocen a su prójimo como a su hermano!, ¡Cuantos hay que aun no comprenden y no conocen lo que es el Amor!, ¡Cuantos hay que ni tan siquiera Aman a su hermano!.
“Todos somos uno”, sin diferencias por ideologías, inteligencia, riquezas, religión, conocimiento. El Amor nos iguala, pero aunque seamos iguales, siempre hay alguna diferencia en la medida en que somos humanos, y en esa diferencia, todos necesitamos ayuda. Si tu eres de los que ya han recorrido un buen tramo del camino, si conoces, si comprendes, si amas, ¡ofrécete!, a la vuelta de cualquier esquina te vas a encontrar algún hermano que necesita tu ayuda, no le des la espalda.
Cuenta la historia que había dos hermanos que se querían con toda el alma. Ambos eran agricultores. Uno se casó y el otro permaneció soltero.
Decidieron seguir repartiendo toda su cosecha a medias.
Una noche el soltero soñó: ¡No es justo! Mi hermano tiene mujer e hijos y recibe la misma proporción de cosecha que yo que estoy solo, él necesita más. Iré por las noches a su montón de trigo y le añadiré varios sacos sin que él se de cuenta.
A su vez el hermano casado soñó también una noche: ¡No es justo! Yo tengo mujer e hijos y mi futuro estará con ellos asegurado. A mi hermano, que está solo, ¿quién lo ayudará? Iré por las noches a su montón de trigo y le añadiré varios sacos sin que se de cuenta.
Así lo hicieron ambos hermanos. Y ¡oh, sorpresa!, Ambos se encontraron en el camino, una misma noche, portando sacos una para el otro.
Se miraron, comprendieron lo que pasaba y se abrazaron con un abrazo de hermano, aún más fuerte, y para siempre.
A veces, es necesario hacer un alto en nuestra vida y valorar las bendiciones que tenemos al contar con un hermano. Es tan hermoso amarnos y sentirnos como hermanos.
Es tan hermoso dedicar nuestra vida a amar a todos. El Amor a los que ni tan siquiera conocemos se manifiesta aceptando su vida, sus creencias, respetando y ayudando. El Amor a los que están más cerca de nosotros lo podemos manifestar haciéndoles felices, siempre, en todo momento y en todo lugar.
Hoy es un buen día para empezar a Amar.
Os amo.
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