Perdonar es el valor de los valientes.
Solamente aquel que es bastante fuerte para
perdonar una ofensa, sabe amar.
Gandhi
perdonar una ofensa, sabe amar.
Gandhi
Recuerda que cuando
abandones esta tierra,
no podrás llevarte contigo
nada de lo que has recibido,
sólo lo que has dado.
San Francisco de Asís
Ofensa, humillación, insulto, injuria, daño, maltrato,
delito, falta, infracción, son algunas de las acciones o palabras que direccionadas
sobre una persona, pueden afectarla y hacer que esa persona se sienta, lógicamente,
herida en su interior.
Pero, ¿Cómo se manifiesta esa
herida? Si es física, va a dejar, no solo una cicatriz en el cuerpo, sino que
va a dejar también una cicatriz, o peor aún, una herida en el cuerpo emocional
de la persona, de la misma manera que ocurre si la ofensa solo ha sido de
palabra, no hay herida en el cuerpo, pero si en la emoción.
Sin embargo, de poco le vale a la
persona saber que tiene una herida emocional, que la hace sentirse mal cada vez
que recuerda el suceso, o cada vez que se cruza con la persona causante de la
ofensa. Se siente mal, sufre y punto.
Es posible que fuera de gran ayuda para
la persona el saber cómo se ha producido esa herida emocional, para así intentar
ponerle remedio, y dejar a un lado el sufrimiento.
Hay que tener en cuenta, que en casi
todos los casos en que una persona ofende a otra, ya sea de palabra o de
acción, la persona causante de la ofensa, suele seguir bien, viviendo
tranquilamente, sin ningún tipo de sufrimiento después de la ofensa realizada,
mientras que en la persona ofendida se instala el sufrimiento, producto de la
ira, el rencor o incluso del odio que siente hacia la persona de quien partió
la ofensa.
Pues bien, solo estamos hablando de
energía. Energía producida por los pensamientos que la persona deja que se
instalen en su mente. Energía producida por un retorno al pasado de manera
permanente, y como toda energía, esta también se puede hacer que desaparezca.
Aunque no va a desaparecer si
aplicamos la tan conocida fórmula: “Yo perdono, pero no olvido”. Perdonar y no
olvidar, no es ni perdón ni nada que se le parezca, por la sencilla razón de
que al no olvidar, seguimos dando vueltas a la ofensa, seguimos generando la
misma energía.
¿Qué es el perdón? El perdón es la
acción por la que una persona, que estima haber sufrido una ofensa, decide no
sentir resentimiento hacia el ofensor o hacer cesar su ira o indignación contra
el mismo, renunciando eventualmente a vengarse. Por lo tanto, si hay recuerdo,
sigue habiendo resentimiento, sigue habiendo indignación, sigue habiendo ira,
es decir, no existe perdón. No vale, entonces, decir las palabras “Yo te
perdono”, si dentro sigue instalado el resentimiento.
Se ha de perdonar y bendecir a la
persona causante de la ofensa, tantas veces como sea necesario, hasta que ya no
se recuerde el suceso, o hasta que aunque se recuerde, sea un suceso más, como
recordar si el día anterior llovió o hizo sol. Para ese perdón y esa bendición,
no es necesario manifestarlo personalmente. Aprovechar el momento de la
meditación es el mejor momento para perdonar y bendecir. Es entonces cuando estamos
en contacto con nuestro ser más reverenciado, por lo que nuestro perdón viaja
sin atascos hasta donde deseemos que llegue.
Yo creo que la persona que ofende y hace daño por motivos de celos envidia o lo que sea ,no esta tranquila porque lleva todo eso en su interior y no es consciente del daño que hace primero a el mismo y a los demás, y ante eso el ofendido en vez de sentir odio tiene que sentir compasión al no ser conscientes primero de su interior y segundo del daño que hacen ya sea físico o emocional por lo que tenemos que trabajar el perdón, el amor y la compasión .FELIZ NAVIDAD un abrazo.
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