Creen los seres
humanos que el amor es un sentimiento, y lo buscan casi con desesperación en
cada esquina, esperando que aparezca su alma gemela, porque les han llenado la
cabeza de historias de que si consiguen encontrar a su alma gemela será una
locura de amor. Pero la realidad es que no existen las almas gemelas, al menos tal como
quiere hacer creer la sociedad, esa sociedad sin entrañas, que nos hace llevar
a pensar que el amor no se activa hasta que aparezca otra persona que haga
temblar los sentimientos.
Eso que hace
temblar los sentimientos, esas maripositas en el estómago, o perder de vista el
mundo ante la visión de la “persona amada”, no es Amor.
Reflexionar por un momento: ¿Alguien ha escuchado decir a una mama que siente maripositas en el estómago ante la presencia de su bebé de días, semanas o pocos meses? Y lo que siente la mamá por su bebé, si es Amor, es lo más parecido al Amor incondicional. Si acaso, lo que siente, es una especie de expansión en su pecho, provocada por la gran energía de amor acumulada en su chakra cardíaco, chakra que es la sede del Amor y de la ternura. Y esa expansión del chakra cardíaco lo único que puede producir es que se humedezcan sus ojos, a la vez que siente paz, alegría y felicidad, pero no va a sentir mariposear su estómago. Las mariposas en el estómago son la manifestación de neuronas intestinales estimuladas por neurotransmisores que se liberan en el abdomen por un estímulo externo que, aunque grato, pone al cuerpo en alerta. El enamoramiento no es más que un pensamiento, un pensamiento agradable, pero pensamiento a fin de cuentas. Y esa forma de pensamiento, es energía, que hace que el cerebro produzca adrenalina, la cual genera esa sensación en el estómago. La adrenalina o epinefrina es una hormona vasoactiva secretada por las glándulas suprarrenales bajo situaciones de alerta o emergencia. Es como el miedo.
Así que cuando
se dice que se está enamorado, y que se sienten mariposas en el estómago, solo
es un pensamiento que genera adrenalina, que es lo más alejado al Amor.
En realidad, lo
que está ocurriendo es que se activando un nuevo capítulo del Plan de Vida de
un grupo de personas, capitulo que se inicia con el encuentro entre dos almas,
para tratar de llevar a buen término un buen número de acciones relacionadas
con el Karma de todos los implicados, que son muchos, no solamente los dos
“enamorados”.
Para que ese
encuentro llegue a más, los seres humanos se han dado una serie de herramientas
para que se activen los mecanismos de atracción. Esos mecanismos son
sensaciones, como la de sentir que se conoce a la persona desde siempre, (es
normal, tienen una relación posiblemente de muchas vidas), la sensación de
perderse en la inmensidad de la mirada de su pareja, o la de apreciar como
extraordinarias ciertas cualidades físicas, mentales o espirituales.
El Amor es
inherente a la persona, es una energía que se encuentra en el cuerpo energético
del ser humano y no se puede dar si no se atesora con anterioridad. Es como el
dinero, si no se tiene nada no se puede comprar ni una barra de pan.
Por lo tanto, lo
que sienten los “enamorados” en las primeras fases de la relación no es más que
deseo, atracción, admiración y alguna emoción o sensación más, pero no Amor.
Será a partir de
ese enamoramiento como los enamorados podrán aprender a amar, a través de la
comprensión entre ellos, de la tolerancia, del respeto, de la generosidad, de
la ternura, e incluso del mismo deseo.
Pero pocos lo
hacen, y al cabo de cierto tiempo, se separan. En algunas ocasiones de mala
manera, utilizando incluso a los hijos como arma arrojadiza. Pero con una frase
muy común: “Es que se ha acabado el amor, pero queda cariño”.
No, el amor no
se ha acabado, y no se ha acabado porque no ha existido nunca, y el cariño, no
es más que apego.
No quiere esto
decir que las parejas que se forman tengan que vivir eternamente juntas, no, de
ninguna manera. Se amen o no, no tienen por qué estar juntos el resto de sus
vidas. Las uniones se realizan para aprender, para enseñar, para pagar deudas o
para recibir recompensas. Y cuando el trabajo se ha hecho, o ya está claro que
no hay posibilidades de hacerlo, y que incluso se está generando más Karma, la
pareja se deshace. El alma lo sabe y el corazón actúa, aunque casi siempre lo
estropea la mente. Cuando realmente los miembros de una pareja se Aman, también
desharán su unión, pero lo harán con Amor, con respeto y con generosidad.
¿Cómo se aprende
a Amar? A Amar se aprende Amando, de la misma manera que a cocinar se aprende
cocinando.
Una buena
escuela para comenzar la práctica del Amor es esa pareja que se está formando,
es la familia. Es cierto que no es la única y que posiblemente las haya
mejores, pero tiene algunos puntos a favor, aunque también tiene otros en
contra. A favor está que lo primero que conoce el bebé cuando llega a la vida
es el amor, ya que ese amor es el eslabón que une al bebé recién nacido con su
mamá, el primer eslabón que lo enlaza con la vida. La mamá ama a su bebé porque
si, lo ama por encima de todo, lo ama sin condiciones. No espera de él nada a
cambio, y ese amor es lo primero que todos los bebés se encuentran en los
primeros meses de vida. Bien es cierto, que según va creciendo el bebé, ese Amor
incondicional se va convirtiendo en amor humano, pero en lo más íntimo de su
ser, el niño que está creciendo, ya tiene algo parecido al amor que alberga en
su alma. Es un buen punto de partida.
Si el bebé
permaneciera aislado el resto de su vida, es muy posible que no le abandonara
ni la inocencia ni el amor que son las condiciones con las que nace. Pero con
el tiempo y con la educación de sus educandos el niño comienza a perder la inocencia
y a cambiar su Amor incondicional por un amor interesado.
Jesús enseñaba
que había que volver a ser niños para la unión con Dios: Mateo 18:3 - En verdad
os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el
reino de los cielos. Mateo 19:4 - Dejad a los niños, y no les impidáis que
vengan a mí, porque de los que son como éstos es el reino de los cielos. Juan
3:3 - En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el
reino de Dios.
No es la vuelta
a la niñez física lo que predicaba Jesús, era la vuelta a los valores de la
infancia: la bondad, la inocencia, la compasión y el amor.
El Amor
incondicional ya existe dentro de nosotros, ya que todos tenemos la capacidad
de sentir compasión por otro ser humano, solo tenemos que abrir un poco más el
abanico. Si se siente con uno, se puede sentir por todos, solo hay que ver a
los demás como si fueran uno mismo.
Cuando el ser
humano Ame a todos, con el mismo Amor que la mamá siente hacia su bebé, estará
acercándose a la máxima expresión del Amor.
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