El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




miércoles, 24 de mayo de 2017

La nueva Ley de la Atracción

Segunda parte de ¿Para qué has nacido?

Podemos utilizar la “Ley de la Atracción” para acercarnos a Dios.

La “Ley de la Atracción” es la creencia de que los pensamientos, (conscientes o inconscientes), influyen sobre las vidas de las personas, argumentando que son unidades energéticas que devolverán a la persona una onda energética similar a la emitida.

La frase "Ley de la Atracción" ha sido utilizada por escritores, teósofos, autores, filósofos y parlanchines. Según los partidarios de dicha ley, esto significa que los pensamientos, emociones, creencias, anhelos, etc., que una persona posee, (sean estos conscientes o inconscientes), provocan consecuencias afines a lo que se desea. A este proceso se lo describe como «vibraciones armoniosas de la ley de la atracción».

Por lo tanto, bien se puede decir que “atraemos a nuestra vida aquello que está en sintonía con nuestros pensamientos dominantes”.

Conozco muchísimas personas que dicen que la “Ley de la Atracción” no funciona, y no lo hace porque, a pesar de mantener el pensamiento de lo que desean en la mente, ese deseo no llega a materializarse.

Sin embargo, conozco otros, bastantes menos, que dicen que sí funciona, porque han conseguido, mediante las mismas técnicas que los anteriores, materializar sus deseos.

¿Qué grupo tiene razón, los que dicen que si funciona, o los que dicen que no? Pues…, ambos tienen razón.


La “Ley de la Atracción” es mucho más que un simple enunciado, y es mucho más, porque no es una ley aislada, (de hecho, prácticamente, ninguna ley del Universo lo es), ya que existen muchas relaciones entre diferentes leyes.

Incluso aunque fuera una ley independiente, el mero hecho de pensar, e incluso, de visualizar el deseo no es suficiente, ya que se ha de sentir la emoción y vibrar en la misma sintonía. Es posible, que pensar, emocionarse y vibrar, se consigan durante una, dos, e incluso, tres horas al día, pero ¿Qué pasa con las 21 horas restantes del día? Es más que seguro, que el resto del día se esté con el pensamiento cambiado, que se esté pensando en la carencia, con la emoción correspondiente y vibrando en la sintonía contraria.

Y ¿Los que si lo consiguen? Seguramente el trabajo que realizan las personas que si consiguen materializar el deseo no es diferente a esas tres horas que trabajan las personas que no lo consiguen, ¿Por qué ellos sí?

Porque no es una ley independiente. Está completamente relacionada con el “Plan de Vida” que el alma ha aceptado para su encarnación. Y si el Plan de Vida dice que la persona tiene que vivir debajo de un puente, va a vivir debajo de un puente, con “Ley de la Atracción” o sin ella. La diferencia, si trabaja aspectos de la “Ley de la Atracción”, es que el puente será más o menos cómodo. Pero no va a salir del puente para ir a un palacio si en su Plan de Vida no aparece contemplado.

Sin embargo, se puede trabajar la “Ley de la Atracción” para algo que todas las almas tenemos contemplado en nuestro Plan de Vida: Acercarnos a Dios.

Esta es la nueva Ley de la Atracción: Piensa en Dios, siente la emoción de vivir en Él, vibra en Su sintonía, y de manera inmediata vas a sentir Su Energía, que te va a ayudar a despertar del sueño de esta vida, de la que incluso, desconoces la razón por la que vives y, además, te vas a conectar con tu Plan de Vida y vas a conseguir todo lo que aparezca contemplado en él, en la máxima expresión. Siguiendo el ejemplo del puente, conseguirás vivir en el mejor puente de la comarca.

Pero puede ocurrir como en el trabajo normal de la “Ley de la Atracción”, que más de tres horas sean difíciles de mantener, y las horas restantes sigamos con el miedo de siempre, la ira de siempre, la envidia de siempre, la crítica de siempre, etc., etc., con lo que el trabajo se difumine como el humo. Pues las horas restantes vamos a seguir acercándonos a Dios, pero de manera diferente: Vamos a pensar, vamos a emocionarnos y vamos a vibrar con cualquier persona que tengamos delante, como si del mismo Dios se tratara. Y cuando no tengamos a nadie delante, vamos a agradecer lo que tenemos, sea mucho o poco, según nuestra consideración, así seguiremos conectados con nuestro Plan de Vida y seguiremos recibiendo los dones que aparecen contemplados en él, también en su máxima expresión.

Lucha por algo que merezca la pena. ¿Para qué perder el tiempo en tratar de conseguir tener una casa en la playa o en la montaña? En lugar de perderlo, gánalo, haciendo lo que has venido a hacer: Acercarte a Dios.




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