¿Realmente amas a tu familia, hijos,
pareja, padres, hermanos?, ¿siempre?, ¿no dejas de amarles ni un ratito?
Y ¿Qué crees que sucede cuando les
gritas?, ¿les sigues amando entonces?, ¿crees que Dios te ama?, ¿te grita? En
cada grito se pierde un gramo de amor.
¿Sigues amándoles cuando les criticas?,
¿sientes la crítica de Dios en algún momento? En cada crítica se pierde otro
gramo de amor.
¿Sigues amándoles cuando les ocultas
algo, porque te avergüenza que lo sepan? En cada engaño se pierde un kilo de
amor.
Seguro que a pesar de todo esto les
amas. Aunque ten cuidado, no se te vaya a acabar el amor de no usarlo.
Sabemos que no es el mismo Amor con
el que Dios te Ama, pero para ser un aprendiz del Amor, ¡está bien!
Pero lo que no está tan bien, es que
este principio de amor, que para ti un día fue ¡él no va más!, lo dilapides por…,
¿tonterías?
Porque, ¿no es una tontería discutir
por lavar unos platos, por sacar una bolsa de basura a la calle, por no poder
ver un partido de fútbol, por no contestar cuando te llaman, por no echar la
ropa sucia en el lugar asignado, por…, por…, por…?
Reflexiona por un instante………. Si no
has discutido, juzgado, criticado, enojado, gritado, o molestado por alguna de
estas cosas, o nimiedades parecidas, ¡felicidades!, eres un ser excepcional.
Pero lo normal es que sí te haya ocurrido algo parecido.
Si te ha ocurrido, siéntate en
silencio, cierra los ojos, ponte en contacto con tu respiración y recuerda…:
Recuerda
que tus papás, para ti, eran Dios hasta que llegaste a la adolescencia.
Recuerda
que tu pareja era tu alma gemela, que hacía que en lugar de alimentarte tú,
tuvieras que alimentar las maripositas que vivían en tu estómago.
Recuerda
como lloraste de amor el día que nació tu hijo o tu hija, (yo es que soy un
llorón), o si no llegaste a llorar, recuerda tu sentimiento.
Si Dios, que tiene muchas más
razones para enojarse contigo, no lo hace, ¿por qué lo haces tú?, ¿seguro que
amas a los tuyos?
Antes de juzgarles, ponte en su
lugar. Antes de criticarles, ponte en su lugar. Antes de engañarles, ponte en
su lugar. Antes de lanzarles una palabra ofensiva, ponte en su lugar. Antes de
negarles la palabra, ponte en su lugar.
Si estás leyendo esto, tú puedes
hacerlo, No dilapides tu amor, ¡úsalo!, que no se acabe por la falta de uso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario