Veía hace días uno de esos
videos que corren y van dando vueltas por la red. (En YouTube: Ese pequeño
punto azul pálido). Es el video que encabeza esta entrada, gravado por la sonda espacial
Voyager 1, que a punto de abandonar el Sistema Solar fotografió la Tierra desde
6.000 millones de kilómetros. Desde esa distancia, la Tierra, nuestra Tierra,
se veía como un pálido punto de luz azul. Y sobre las imágenes del vídeo Carl
Sagan que fue astrónomo, astrofísico, cosmólogo, escritor y divulgador científico
estadounidense, explicaba que justamente ese punto, que es un pequeño grano de
la vasta arena cósmica, es nuestra casa. Ahí nacemos y vivimos, ahí somos
felices y sufrimos, ahí es donde queremos conseguir poder, donde luchamos,
donde nos matamos, sin ser conscientes del espacio tan insignificante que
ocupamos dentro de nuestro Sistema Solar, que es, aún más insignificante dentro
del Universo, o de los cientos, miles, millones, o tal vez infinitos Universos.
A
mí personalmente estas cosas me enganchan desde siempre, porque siempre me ha
parecido increíble que podamos vivir en una bola, en la que tres cuartas partes
de su superficie es agua, sin caernos de cabeza, (si, conozco la ley de la
gravedad), teniendo en cuenta que la bola está girando sobre sí misma, y a su
vez gira alrededor de una bola de fuego, acompañada en perfecto orden por otras
bolas, algunas muchísimo más grandes que nuestro planeta. Y todo ese conjunto
girando a su vez, suspendido sin ningún tipo de soporte en la nada, o en la inmensidad
de un espacio que parece ser que es infinito, y que si que lo es porque tampoco
sé cómo se podría delimitar.
Ante
tanta grandeza, a mí no me cabe ninguna duda de que tiene que haber un Orden
Superior que mantenga cada cosa en si sitio, ya que de no existir se generaría
un caos, o mejor, no se generaría nada, porque nada existiría, ya que ese Orden
Superior que mantiene todo en perfecto orden ha tenido que ser el Creador de
todo lo que existe.
No sé si alguna vez han pensado
en esto, o si se han planteado que somos nosotros, los seres humanos, y que
hacemos subidos en esa bola viajando alrededor de esa bola de fuego.
Para mí, que no soy científico,
todo esto es una prueba evidente de la existencia de Dios.
Pero en mi reflexión, aun voy
un poco más atrás: ¿Qué había antes del Universo?, antes del famoso Big Bang.
Nada. Antes del Universo había
Nada. Pensando en el “antes de”, se me ocurre pensar en ¿cuánto antes? y
¿Cuándo sería el principio de ese Nada? Y resulta que no hay principio, que ese
Nada existe desde siempre. Algo inconcebible para la pobre limitación de la
mente humana, porque podemos entender intelectualmente que algo exista desde
siempre, que no tenga principio ni fin, es decir, que sea eterno, Pero a pesar
de ese entendimiento intelectual, casi nos surge la pregunta: “Ya, pero ¿Cuándo
comienza ese infinito?”.
Después de entender, aunque
solo sea de manera intelectual, el “antes”, aun queda otro concepto de
reflexión. Ese concepto es “Nada”. ¿Qué es “Nada”’, y sobre todo ¿cómo a partir
de esa Nada se crean los Universos?, con todo lo que albergan?”.
La
“Nada” es la Energía origen de todo lo creado. Se podría seguir llamando
Energía, pero alguien, no sabemos ni quien, ni cuando, la denominó Dios.
Por
lo tanto, podemos decir, sin temor a equivocarnos que todo es Dios, y no es que
Él creara el mundo, es que el mundo es Él mismo. El mundo es Dios. El Universo
es Dios y todo lo que en él existe es Dios.
Dios
Es. Dios es la vida que cada uno de los
hombres somos, es la tierra que pisamos, es el aire que respiramos, es el color
de la piel y la suavidad del tacto.
Dios es el
viento sobre el agua, es el cambio de hojas, es la simplicidad y la belleza de
la flor.
TODO LO
QUE EXISTE ES DIOS.
Aún nos queda por aclarar otro
concepto y ese concepto es la calidad de la Energía que existía antes de
cualquier manifestación de la Creación. Preguntar por la calidad de la Energía,
es lo mismo que preguntar por la calidad de Dios, y la calidad de Dios no es
otra que Amor.
El Amor es la energía más poderosa
que existe. El Amor es la energía que hemos venido a manifestar los seres
humanos.
Si todo
esto nos parece creíble, es suficiente para desmontarnos todo el conocimiento
que hasta el momento teníamos sobre Dios: Que es un Ser Superior, que quiere
que nos portemos bien. Que si lo hacemos nos habremos ganado el cielo, y si no
iremos de cabeza al infierno. Por supuesto, con los matices de las diferentes
religiones.
El
conocimiento que imparten las diferentes religiones no es que sea un
conocimiento simplista, es un desconocimiento total o, mejor aún, una
manipulación inculcada por grupos que han hecho de Dios su “modus vivendi”,
pero que es muy posible que, a estas alturas, después de años y años manejando
estas enseñanzas, ellos mismos las crean como verdaderas. Por lo que no se
puede hablar de mala fe por su parte. La inmensa mayoría cree lo que predica.
Este
concepto de Dios es el primero que tenemos que tener claro en el inicio de
nuestro viaje, en el inicio del “viaje del alma”.
Nos han
enseñado que Dios es un personaje sombrío, atemorizante, enfadado y
sentencioso. Pero Dios no es ninguna de esas cosas. El dios que sermonea, que
juzga, que persigue, nunca ha existido salvo en las mentes de los hombres. Fue
el hombre el que creó a ese dios que juzga a unos y exalta a otros.
Dios es
Amor. Saint Germain, en el “El libro de oro” dice: “Dios jamás critica ni condena, sino que en cada tropiezo dice dulce y
amorosamente: Levántate hijo y comienza de nuevo, continúa ensayando hasta que
logres la verdadera victoria y la libertad de tu dominio divino”.
Dios Ama a
todos sin importar lo que hagan.
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