Con que facilidad sentimos la mano de
Dios cuando las circunstancias que se van concatenando en nuestra vida, están
alineadas con nuestros deseos. Sin embargo, no están sencillo sentirla cuando
los acontecimientos que van llegando a nuestra vida son contrarios a nuestras
expectativas, pudiendo parecer que estamos siendo castigados por la vida y
abandonados de la mano de Dios.
¿Quiere eso decir que Dios aparece y
desaparece como el Guadiana? El Guadiana es un río bastante único debido a su
característica de “río perdido”, donde parte de su curso fluye subterráneamente
y luego reaparece en la superficie. O, ¿quiere decir que Dios nos va premiando,
ignorando o castigando?
Esta percepción de la presencia divina
puede ser influenciada por nuestras propias expectativas y emociones. Cuando
todo va bien, es fácil atribuirlo a una intervención divina favorable. Pero
cuando enfrentamos dificultades, podemos sentirnos abandonados o castigados.
Sin embargo, la presencia de Dios es constante, independientemente de nuestras
circunstancias. La metáfora del Guadiana puede ilustrar cómo, a veces, la
presencia divina puede no ser evidente en ciertos momentos de nuestra vida,
pero eso no significa que no esté ahí. En lugar de ver los desafíos como
castigos, podríamos interpretarlos como oportunidades para crecer y fortalecer
nuestra fe.
Tengamos en cuenta que Dios Es y siempre Está.
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