El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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jueves, 29 de mayo de 2014

El camino de Dios


Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (28 de Mayo de 2014)        



Hay que tener la certeza de que uno está en el camino que Dios le ha trazado.
Para esto hay que sentir tres cosas:
·         La primera: Paz interior.
·         La segunda: Concordancia entre lo que el corazón siente y lo que uno hace.
·         Y la tercera: El firme convencimiento de que sin importar a donde vayamos, sin importar lo que hagamos, Dios nos protege.

sábado, 17 de mayo de 2014

¿Dónde está Dios?


Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (16 de Mayo de 2014)        



Dios está en cada uno de Vds., si quieren encontrarlo tienen que seguir el camino que les lleva hacia su corazón, y no callarlo con su razón, no callarlo con sus prejuicios, no callarlo con sus miedos.
El día que hagan lo que su corazón les diga, el día que dejen que se exprese sin cuestionarlo, ese día habrán encontrado a Dios.

lunes, 10 de marzo de 2014

Empezar de nuevo


            En una eternidad siempre se puede empezar de nuevo.
Facundo Cabral.
            ¿Cuántas veces has pensado, has hecho o has dicho algo, y después de un cierto tiempo, normalmente muy corto, te has arrepentido?  Hasta aquí, normal, creo que a todos nos ha pasado alguna vez o más, porque los seres humanos somos lentos en nuestro aprendizaje y siempre tropezamos más de una vez en la misma piedra. ¡Mira si somos lentos, que solo para aprender a Amar, que es algo que no parece muy difícil, volvemos a la escuela de la vida una y otra y miles y miles de veces!

 
            Pero volviendo a nuestro arrepentimiento, ¿Qué hacemos con él?, ¿Lo dejamos dentro, bien guardado hasta que se pudra, o dejamos que salga al exterior en forma de disculpa o de perdón, por eso que incluso a nosotros mismos nos ha sentado mal?
            No importa lo que hayas hecho hasta ahora, no importa cuántos arrepentimientos se han podrido en tu interior, no importa cuantos amigos has perdido o cuantos familiares se han enojado con tu actitud, ¡Siempre se puede empezar de nuevo! A partir de este momento, deja a un lado tu orgullo, olvida tus malas experiencias anteriores, no escuches a la sinrazón de tu razón, y pide perdón, porque eso es lo que tu corazón más desea.
 
                    El perdón es el abridor y despejador de los caminos de la amistad. El perdón es el vehículo que lleva en línea recta hacia el amor. El perdón es la mejor medicina para combatir el miedo y la ansiedad. El perdón es la armadura de los valientes. El perdón es la terapia del alma. El perdón aleja del pasado dejando el camino expedito para el futuro. Perdonar es empezar de nuevo, y para eso siempre es tiempo.  
 

Felicidad, ¿Qué felicidad?


            Somos muchas las personas que nos encontramos imbuidos en la búsqueda de la felicidad. Bueno, en realidad creo que no somos muchos, creo que somos todos. Sin embargo, a pesar de que somos tantas las personas que estamos buscando lo mismo, la encuentran muy poquitas, y las que lo consiguen son la excepción.
            ¿Será porque no hay mucha cantidad de ella en el mundo? No, no es eso, porque en cuanto a la cantidad de felicidad que se puede encontrar en la vida no hay problema. Hay felicidad suficiente para todos. La vida está llena de felicidad, porque la felicidad es la misma vida. No es cierto que la vida sea sufrimiento. La vida es alegría, es una fiesta, es felicidad. Los ángeles, que normalmente, salvo raras excepciones, no encarnan, matarían por venir a la vida, (ya sé que es una manera un poco tosca de expresarlo). Los que no vienen a la vida no saben lo que es una caricia, un beso, la risa de un niño, el perfume de las flores o la inmensidad del océano. Y nada de eso es sufrimiento. El sufrimiento no lo da la vida, el sufrimiento se lo añadimos nosotros a nuestra vida solamente con una cosa: nuestro pensamiento.
¿Será entonces que no la encontramos porque no sabemos exactamente qué es lo que estamos buscando? Esto parece más probable, porque ¿Sabemos exactamente que es la felicidad?
Algo parece claro, buscamos lo conocido, buscamos aquello que nos han enseñado, buscamos lo que vemos que buscan otros, buscamos lo que la sociedad nos va mostrando cada día, buscamos aquello por lo que tanto han luchado nuestros mayores. Y lo que se encuentra cuando se busca todo esto, es más de lo mismo, es sufrimiento.
La felicidad está claro que no se encuentra en nada de eso que buscamos, ya que sino, muchos serían los que la encontrarían, pero no, no la encuentra “casi” nadie, es una búsqueda infructuosa. Y es una búsqueda infructuosa porque esperamos que la felicidad llegue cuando encontremos la pareja ideal, el trabajo ideal, los hijos ideales, etc., y todo eso, la experiencia de la vida nos dice que no llega a dar la felicidad, y no llega la felicidad porque todo eso es caduco, es incompleto.
Confundimos los estados de alegría, de bienestar, de serenidad, de amor humano, con la felicidad, y la felicidad es algo que dura eternamente porque no se basa en nada caduco, y la pareja, y el trabajo, y los hijos, y la cuenta en el banco, y las vacaciones, son caducos. Pueden durar un mes, un año, o incluso una vida, pero acaban desapareciendo y entonces se nos acaba eso que podíamos denominar como felicidad.
La felicidad es un estado interior, es algo que se encuentra cuando nos sumergimos en nuestro interior, se encuentra cuando conectamos con nuestro corazón, se encuentra cuando dejamos a un lado a los pensamientos y a sus acólitos: los deseos. Y esto, como nadie nos lo ha enseñado, ni es lo que busca el grueso de la sociedad, no es lo que se busca habitualmente. Incluso “los profesionales”: profesores de yoga, meditadores y terapeutas, que parecen estar más cerca de esto, no van, tampoco, mucho más allá de la teoría.
Pero si que hay que hacer lo que esos profesionales predican. Podemos recordar al papa Alejandro VI que decía: “Haced lo que yo os diga, pero no lo que yo haga”.
De cualquier forma, como llegar a ese estado de felicidad, de alegría y de paz interior, no se consigue en dos días, sino que es un trabajo que lleva su tiempo, posiblemente incluso más de una vida. Lo que podemos hacer es aprovechar lo mejor de nuestra vida, aunque sea material, aunque sea caduco. Es bueno acostumbrarse  a estar bien y a ser pseudo-feliz, aunque sea a temporadas, porque es una manera de romper el sufrimiento que la sociedad nos inculca a cada instante.

jueves, 13 de febrero de 2014

El tiempo sin tiempo


El arte de vivir (IV)
            Hubo un tiempo en el tiempo en el que todos los seres humanos vivían en la Luz. Bien podríamos llamar a ese tiempo “el tiempo sin tiempo”, porque nadie tenía miedo a la muerte, sabían que no existía, sabían que eran eternos, sabrán que eran inmortales, no había por tanto lugar para el miedo al dolor, ni para el miedo a la enfermedad. No existía la mentira, ni el egoísmo, ni la manipulación de un ser por parte de otro, no había esclavitud, ni hambre, ni sufrimiento. Todo era paz, todo era amor, todo era alegría. Existía una total conexión entre todos los seres humanos, por lo que el bien de uno era el bien del otro, era el bien común.
            Sin embargo, con el paso del tiempo comenzaron a hacerse presentes los egos individuales, comenzó la separación, comenzó el dolor, comenzó el sufrimiento y con todo eso, comenzó el miedo, desconectándose cada ser, poco a poco, y cada vez más, de la Luz. Ayudando a todo esto que los ignorantes, los mafiosos, los inútiles, comenzaron a ocupar cada vez más altos cargos políticos, sociales y religiosos, hasta coparlos todos, manipulándolo todo, sirviéndose de la televisión para adormecer a las conciencias, con deportes, programas de entretenimiento basura, insensibilizando a la sociedad con las noticias diarias de guerras, desastres, enfermedades, caos y muertes, generando en las poblaciones deseos inalcanzables con los programas sobre las vidas de los ricos y famosos, utilizando a las religiones para cercenar el crecimiento moral, ético y espiritual, con sus discursos sobre el pecado, el castigo y el subsiguiente miedo.

            ¡Basta ya!, tenemos que hacer que el caos y la confusión dejen de impregnar el mundo. ¡Basta ya!, tenemos que acabar con la dictadura de dolor y de maldad que prevalece sobre el ser humano. ¡Basta ya!, tenemos que acabar con el miedo que paraliza a la mayoría de la gente, acabar con el egoísmo, acabar con el separatismo. ¡Basta ya!, tenemos que volver a imponer el respeto por la vida, el respeto por el planeta, el respeto por el ser humano. ¡Basta ya!, tenemos que acabar con el consumismo y el materialismo. ¡Basta ya!, de iconos de moda que sólo son muñecos de paja. ¡Basta ya!, tenemos que hacer que prevalezca el lado positivo. ¡Basta ya!, de gobernantes inútiles
            Tenemos que volver a ser libres, que no se tache de loco al que quiere salirse del sistema, de este sistema materialista, enfermo y caduco que nos mantiene separados de Dios.

            Es momento de elegir, a los que tenemos la posibilidad de votar por nuestros gobernantes, a los íntegros, a los sabios, a los que aun mantienen cierta conexión con la Luz, a los que sin abandonar el progreso material nos guíen en el progreso espiritual, en el progreso ético, en el progreso moral. Es momento de dejar a un lado la soledad. Es momento de comenzar a caminar hacia Dios.
            Que nuestros primeros pasos sean ver a los demás como si fuéramos nosotros mismos, no desear para nadie lo que no queremos para nosotros, evitando la crítica mental, eliminando las palabras ofensivas, sirviendo y ayudando a todos. Y sobre todo empezando a educar a nuestros pequeños, son nuestros dirigentes del futuro, enseñándoles con nuestro ejemplo, desterrar el miedo de la enseñanza, enseñarles en el Amor, hacia el prójimo, hacia sí mismos, hacia Dios.

            Es posible que haya seres irrecuperables, soy consciente de eso, pero que al menos, ellos también vean nuestras acciones de Amor, al menos algo irán aprendiendo, aunque sea para próximas vidas. Que no nos haga desfallecer su posible rechazo, que seguro va a existir. Son ellos los que necesitan más ayuda, recordar las parábolas de Jesús: “el hijo pródigo”, o “la oveja perdida”.
            La recuperación de la Luz está en manos de los que creemos que existe, de los que creemos que se puede volver a Ella. Recuerda que el cambio de una persona puede afectar al mundo, al menos va a afectar al propio entorno, y así, poco a poco, podemos conseguir reencontrarnos con Dios, utilizando menos generaciones de las que los manipuladores han necesitado para separarnos de Él.

sábado, 8 de febrero de 2014

Volver al Origen


  El arte de vivir (III)
              Es mucho lo que la humanidad ha sufrido por la pérdida del contacto directo con el Origen, por la pérdida del contacto directo con Dios.
            Civilizaciones desaparecidas hace miles de años tenían ese contacto, pero por causas desconocidas para la humanidad actual, de la noche a la mañana se perdieron sus enseñanzas, su sabiduría y su manera de vivir con su destrucción.
            A lo largo de la historia de la humanidad ha habido Grandes Seres, (Buda, Zaratustra, Jesús, Mahoma, Abraham), que de manera independiente mantuvieron ese contacto Divino, es decir, vivían permanentemente en un estado de conciencia expandida.
            Sin embargo la enseñanza de esos Grandes Hombres no fue del todo entendida, e incluso, en la mayoría de los casos, su enseñanza fue malinterpretada y tergiversada por los que se proclamaron y se siguen proclamando, como sus sucesores, por lo que su mensaje, que no era otro que el despertar de las conciencias, no llegó al corazón de las gentes, quedando en la superficie de las conciencias, casi como una anécdota más, o como una fecha en el calendario, que podemos rememorar y celebrar cada año, habiéndose convertido en un vodevil consumista.
            En la actualidad existen también seres independientes, escritores, investigadores de antiguas civilizaciones, expertos en filosofía oriental, expertos en religiones, maestros de yoga, guías de meditación, entre otros, que también lo intentan, pero la sociedad actual los engulle dentro de su acervado capitalismo, para convertirlo, más o menos disfrazado en un nuevo negocio, “el negocio espiritual”.
            La teoría para volver a conectarnos con el Origen, para volver a conectarnos con Dios, es sencilla, e incluso la práctica para conseguirlo, no parece excesivamente difícil. SOLO ES CUESTIÓN DE CREENCIA, solo es cuestión de creer que todo es Dios, y de manera inmediata, nos veremos imbuidos por la Energía Divina.
            Sentir el canto de Dios en el trinar de los pájaros, sentir el Soplo Divino cuando las rachas de viento golpean en la cara, creer que nos sentimos en el Útero Divino cuando entramos en la inmensidad del océano, sentir los Latidos de Dios cuando nuestro corazón se acelera se la cima de una montaña, ver la Mano Creadora de Dios en la apabullante hermosura de la Naturaleza, comprender la perfección de Dios en el Orden del Universo, son sólo algunas de las maneras para impregnarnos, poco a poco, en la Energía Creadora.
            Nuestra esencia tiene el mismo origen que el Poder Creador de las montañas, de los océanos, de la naturaleza. La vida, en todas y cada una de sus múltiples formas, procede de Dios.
            La vida no es un accidente fortuito y aislado para cada ser. La vida no comienza con la concepción de un cuerpo, ni finaliza con la destrucción de este. La vida es una experiencia continua de una forma de energía, que denominamos conciencia. La conciencia no es más que el conocimiento que cada tiene de lo que es. Sin embargo, la conciencia puede encontrarse en diferentes estados, desde el aletargamiento más absoluto, en el que el ser humano se cree que es un ser independiente, separado de todo, en el que tiene que defender su espacio, hasta la expansión total, en el que el ser vive y actúa, desde el conocimiento de su conexión con todo lo creado, desde su conexión con Dios. En uno y otro estado, podemos encontrar un sinfín de variantes que determinan el acercamiento o la lejanía que cada ser tiene con el Origen.
            Existen organizaciones desconocidas para el mundo, independientes de los gobiernos del mundo, independientes de países y religiones, que son los que realmente mueven los hilos de las conciencias, son los que realmente mueven los hilos de la sociedad, manteniendo a esta bajo un régimen dictatorial, bajo el régimen del miedo, que es el extremo más alejado del Creador, es el opuesto a la Verdad, es el opuesto al Amor, que es la esencia de cualquier forma de creación. Pero como lo único que persiguen es mantener subyugada a la sociedad, no hay mejor método para la subyugación que el miedo, y a su través van moviendo a las masas hacia el lugar que les interesa para conseguir sus objetivos, que no son otros que la dominación de la sociedad para llenar sus bolsillos, como si fueran “materia eterna”, ya que sus mentes es posible que sean privilegiadas, pero sus conciencias se encuentran en la oscuridad más absoluta.
            Estas organizaciones en la sombra, envuelven el miedo en papel de regalo, y con eso que parece un regalo pueden conseguir de la sociedad cualquier cosa, porque esta no piensa, porque la sociedad vive aletargada, y es muy fácil dirigir al durmiente. Con el mismo papel de regalo envuelven a la sociedad, diciéndoles lo que está bien y lo que está mal, y que para conseguir el bien deben seguir sus directrices, y el pueblo las sigue, llegando a comer arena del desierto, si eso es lo que les venden.
            En su pseudoventa, explican que ha de hacer la sociedad para conseguir la felicidad, que es lo que todo ser humano busca desesperadamente, y eso que enseñan es justamente lo contrario de lo que se debería hacer para ser feliz, pero la sociedad dormida, será capaz de ir al desierto para beber la arena que les venden, sin llegar, tan siquiera, a dudar de si es correcto o va en contra de sus propios intereses.
            La espiritualidad se ha mercantilizado, y la espiritualidad, que no es más que ser conscientes, no es un asunto de mercadeo. Es un asunto de creencia.
            Y la creencia tiene un primer peaje: Para unirse al Origen, primero ha de conocerse cuál es ese Origen. Difícilmente se puede ir del punto A, al punto B, si el punto B no se conoce. Primero ha de conocerse, después creer que es posible llegar, integrarlo, es decir aprender el camino para comenzar el viaje.
            El avance, es entonces seguro, caminando bajo la premisa de actuar sobre  lo que ya somos. Somos hijos de Dios, y cada paso que demos en ese convencimiento, es un paso seguro. ¿Cómo caminan los hijos de Dios?, caminan amando, respetando, sirviendo, viéndose a sí mismos, a cada paso, reflejados en el otro. Casi toda la ayuda que nos venden, incluso gentes de buena voluntad, ayuda, pero no es imprescindible, y si tan siquiera necesario, porque el croquis del camino ya está integrado en nosotros, no necesitamos comprarlo. Porque el hábito no hace al monje, al monje le hacen sus acciones.
            ¡Por sus acciones les conoceréis!, dijo Jesús. No es necesario vestirse de blanco, ni de amarillo, ni de morado.  No es necesario asistir a las mejores escuelas de yoga, ni a los oficios religiosos, no es necesario aislarse en una gruta, ni asistir a cursos y conferencias. El movimiento, como decía Zenón de Elea, se demuestra caminando.
            Cree, ama y actúa desde el Amor. Todo lo demás llegará por añadidura.          

martes, 31 de diciembre de 2013

Un nuevo propósito para el Año Nuevo


            Hoy es un día lleno de promesas, lleno de proyectos, lleno de intenciones, lleno de propósitos. Todos buenos, y casi todos incumplidos. Pocas son las personas que en este inicio de año no hacen algún tipo de promesa: En este nuevo año voy a hacer deporte, voy a hacer dieta, voy a dejar de fumar, voy a hacer yoga, voy a meditar cada día, voy a dedicar menos horas al trabajo, voy a jugar más con mis hijos, bla, bla, bla.
            Palabras, palabras, palabras que se lleva el viento, porque si, la intención es buena, pero falta, posiblemente, lo más importante: La voluntad. Puede que incluso, si el propósito se ha formulado seriamente, la persona se sienta mal durante algunos días por su falta de voluntad para el cumplimiento de su propósito.
Aunque no es esta una entrada para tratar sobre la voluntad, si que puede ser de gran ayuda, el saber que si empezamos por prometer la realización de cosas pequeñas, serán más fáciles de cumplir, se comenzará a fortalecer la voluntad y nos sentiremos orgullosos de nuestros logros, aunque sean pequeñitos. Si en un primer intento queremos conseguir grandes logros, estamos abocados al fracaso. De la misma manera que el viaje más largo comienza con un primer paso, la consecución de grandes empresas deben comenzar por pequeñas cosas, que nos den el ánimo suficiente para emprender mayores logros.
Bueno, pues por si fueran pocas todas las promesas que nos hacemos a nosotros mismos en los inicios de cada año, voy a atreverme a proponer otro objetivo. “Tratar de que las personas que están a nuestro alrededor no se sientan mal por alguna de nuestras reacciones: Palabras o acciones ofensivas, silencios, desprecios, engaños, etc.”.
Se supone que convivimos con las personas que nosotros mismos hemos elegido. Se supone que sentimos hacia ellas algún tipo de amor, de afecto o de cariño. Se supone que ha sido una elección libre, y con ella se supone que esperamos alcanzar la felicidad, o al menos un agradable estado de convivencia. Hay una excepción, y son los hijos. Ellos no han elegido a sus padres, pero si sus padres han elegido tenerlos a ellos, por lo que se supone que tratan por todos los medios de que sus hijos, elegidos por ellos, sean totalmente felices.
Si no se dan estos supuestos, lo mejor es plantearse seriamente la situación y abandonar serena, educada, respetuosa y razonadamente la convivencia, o arreglar la situación volviendo a recordar y a tratar de revivir las razones por las que se dio inicio a la convivencia.
Para cualquiera de los dos casos es válido el objetivo propuesto. Es una propuesta también difícil, aunque no esté relacionada directamente con la voluntad. Pero si está relacionada ciento por ciento con la atención. Atención a lo que se siente, porque es en el momento inicial, cuando la persona comienza a hablar consigo misma sobre “¿Cómo es posible que ahora salga con esto?, ¿Cómo es posible que no se de cuenta de que esto me molesta?, ¿Por qué tenemos que hacer siempre lo que el/ella diga?, y otras mil ideas más que pasan por la mente, que son las que hacen que de manera inmediata se encienda el fuego interior, que hace surgir una reacción furibunda, en contra de la persona, que curiosamente amamos y deseamos su bienestar por encima de todo. Es en este momento cuando la persona tiene rápidamente que hacerse un nuevo planteamiento: ¿No será que yo tengo unos deseos que no se están cumpliendo?
Porque, ¿Cuál es el beneficio del enfado, del silencio, de los malos modos, de tantas y tantas reacciones nefastas para la relación y la convivencia? Ninguno. No hay beneficio, todo son perjuicios: Una relación gélida durante una temporada y un deterioro de la misma.
Para evitar esto, podemos utilizar cualquiera de las dos vías: La vía de la palabra o la vía de la aceptación: Hablamos de la situación para llegar a un acuerdo, o aceptamos, sin más, sin reproches, porque “todo está bien”.
Estará bien si consigues hacer deporte, o hacer dieta para adelgazar, o……, pero estará mucho mejor si consigues hacer felices a las personas que libremente has elegido y aceptado para que te acompañen en este tramo de tu vida.
Que tengas suerte y voluntad para cumplir este año tus promesas. En tus manos está el conseguirlo.
¡Feliz Año Nuevo! 

domingo, 29 de diciembre de 2013

La familia al desnudo. (Una historia en la Nochevieja)

Un cuento de Adriano Bovary.
Al finalizar la cena de Nochevieja, la abuela con su vestido sobrio y el polvo blanco de los años en su pelo tomó la palabra y dijo:
-Perdón por los errores que he cometido en la vida, hace tiempo que tengo ganas de hablar y rectificar el camino tan sinuoso por el que he andado, pero es que uno nunca está preparado para hacer las cosas como los demás esperan que las hagamos. He actuado con amor hacia los míos y me he dejado toda por ustedes. Ahora me ven y soy vieja, con arrugas y canas, con achaques, con modos, pero deben saber que yo también he sido joven, yo también tuve ilusiones, perseguía a las aves de los sueños y quería acabar con las imposiciones de mis mayores.
Yo también quise huir mil veces de mi casa, me perdí en el ensueño de falsos amores y di hasta que me destrozaron el corazón. Pero seguí creyendo y ante la adversidad seguí amando, pues en el camino supe que más vale arriesgar que quedarse con las manos llenas de tanto afecto. Amé a mis mayores y aprendí a amar a los menores, pues la persona que ama hoy, está sembrando el amor que otros cosecharán mañana.
A lo largo de mi vida vi partir a muchas personas, los que me dejaron por seguir un espejismo, los que no se dieron la oportunidad de conocerme y a esos que simplemente tenían que irse a causa de la muerte. Lloré desesperadamente cuando alguien de corta edad se iba y le grité a Dios porqué se llevaba a gente inocente, me enojé cuando murió mi madre pues me lamenté haberla dejado sola en sus últimos días, cuando lo único que quería de mí era que la escuchara; pero también aprendí a aceptar el destino de cada persona y con mesura comprendí que nadie se va, sino que nosotros nos quedamos y que ellos sólo se nos adelantan en el camino que también hemos de andar.
Conversando con Dios ahora sé que no debo enfrentarme a él, pues su actuar es sabio y que aunque muchos lo nieguen, cuando hay peligro o cambio siempre vuelven a él.
Ahora soy vieja y sigo creyendo en el amor y es lo único que necesito, sé que les cuesta con todas sus actividades escucharme o dedicarme un poco de su tiempo, pero eso no me deprime, me alegra ver que han crecido y que tienen éxito en la vida, para una madre eso es lo que cuenta y es eso lo que guarda en el corazón, ni las heridas ni los desprecios caben en un corazón amoroso; tenemos que cumplir con nuestro destino, él no espera, y el destino de una madre es rezar por que su hijo vuelva y que tenga suerte en toda tarea que emprenda.
Las cosas que me contentan son pocas ahora, mi música, mis recuerdos y algún que otro vago sueño que me llena de esperanza. No se sientan mal porque a veces no me entiendan, soy una mujer fuerte y si bien arrastro errores de antaño, sigo siendo quien era, una mujer viva y llena de alegría, ustedes son mis hijos y siempre estarán en mi corazón.
El día que me muera no lloren ni se sientan solos, sepan que he sido dichosa, que hice todo lo que quería, vi, fui, escuché y sentí todo lo bueno en la Tierra, estoy agradecida por mi familia, por mis errores, por mis penas, por el dolor y las sonrisas, por la gente a la que conocí y la gente a la que cambié de alguna manera; cuando me muera me iré satisfecha y sin remordimientos, si de algo me arrepintiera sería como negar lo que ahora soy y es que soy una mujer plena y no tengo ninguna queja. Hijos míos, los amo y siempre los llevaré en mi mente y en mi corazón.
Con lágrimas en los ojos la abuela volvió a su asiento y llena de paz sonrió como hacía tiempo no hiciera. Llegó el turno del padre, quien tomando un tono muy solemne se levantó y con copa en mano comenzó a decir:
-Gracias madre por ser sincera, hoy en día eso es muy difícil de encontrar, quién diría que tuvieron que pasar tantos años para poder encontrarnos en una situación como esta, en la que el alma se desnuda y que podemos decir lo que hemos guardado tanto tiempo. Gracias por ser mi madre y por estar siempre alerta, por cuidar de nosotros y ser el pilar de la familia, por esperarnos despierta y por callar tantas cosas que mellan en tu corazón, gracias por brindarnos la oportunidad de conocerte y tenerte con nosotros.
También agradezcamos en esta noche perfecta el hecho de estar vivos y sanos, ha sido un año duro, para mí en especial, mi salud se vio mermada pero gracias a su apoyo estoy aquí de pie; cuán importante es estar conscientes de nuestro cuerpo, escucharlo y atenderlo como necesita, lleva años descubrir sus caprichos, pero cuando comprendes que es el único que tienes, empiezas a cuidarlo, quien no se quiere se daña con vicios y sustancias que no necesita, esas personas son las que no desean vivir y se matan poco a poco y cuando llegan a la vejez se arrepienten de no haber sido más precavidos y no haber conocido la mesura a tiempo.
Qué bien se siente poder hablar de tu trabajo, ser de esos pocos dichosos que disfrutan haciendo lo que aman o que aman lo que hacen, esa es la clave del éxito y aunque muchos la conocen no es una llave que cualquiera sepa usar, tiene sus complicaciones pero está llena de satisfacciones. Gracias a nuestro esfuerzo no nos ha faltado nada material, tenemos lo que queremos y a veces un poco más, pero nos distraemos fácilmente con las cosas y nos alejamos de lo que es importante como este momento que desde ahora está cambiando nuestro futuro. Es bueno tener objetos, pero es mejor no olvidar el camino que nos lleva a la felicidad, no olvidar a los que nos acompañan y son nuestro apoyo y nuestra guía al caminar.
Yo tampoco he sido perfecto, pero gracias a ti madre, tengo un ejemplo perfecto de lo que quiero ser, seguir tus pasos y encontrar la satisfacción cuando llegue a viejo, olvidas nuestras faltas porque eres grande de sentimientos, ojalá un día seamos como tú eres y sintamos el amor más bello.
Hijo, qué puedo decirte, si has sido mi motivo para seguir viviendo; me has dado fuerza para seguir luchando y superarme, he aprendido de ti más de lo que te he enseñado y te lo agradezco. Debes saber que obstáculos encontrarás, pero no debes darte por vencido, parte de la felicidad se encuentra en vencer el miedo a las cosas, aquél que se enfrenta sabe lo que es el valor y el poder, quien no se atreve vive como mediocre arruinando a los que su lado se encuentran. Atrévete y verás cómo las cosas a ti llegan, vendrá el amor, el trabajo, el dinero, los amigos, la familia y no te detengas, una vez que empieces encontrarás satisfacción en tu entrega, ama y todo será fácil, no te apartes de los que te amamos pues seremos tu apoyo cuando crezcas.
Que sepas hijo, que si no preguntamos en lo que andas, no es por indiferencia, decidimos respetar tu libertad y dejar que encuentres tu independencia, no sabemos cuándo nos iremos de este mundo así que queremos que te encuentres preparado para enfrentarte a tu destino cuando venga. Se agradecido con los demás y con tu destino, deja que la vida te sorprenda, guarda un poco de inocencia y todo te resultará nuevo y fascinante, escucha y aprende de los mayores, a los menores enseña y comparte con tus iguales para hacer una alegría más verdadera.
El padre, lleno de orgullo regresó a su asiento y con su mirada llena de gratitud cedió la palabra al menor de la casa:
- Ayuda es lo que necesito a veces, pero me da miedo acercarme a pedirla, he llorado noches enteras porque no encuentro solución a mis problemas, los mayores creen que porque uno es joven no tiene dificultades, pero la juventud está llena de cambios, de incertidumbres y esperas, se le exige mucho a un joven que no sabe cómo es el camino, que tiene que decidir su futuro con un pasado muy corto por detrás. Sin embargo, he podido enfrentarme a mis retos, salir adelante ha sido difícil pero no imposible, me encuentro ante mi independencia y ansioso para mi futuro.
Uno no comprende el verdadero valor de las cosas, no tiene parámetros con que medirlas y va tropezando a cada pequeño paso que da. Qué más quisiera estar con ustedes todo el tiempo, que me llevaran de la mano como cuando niño pero no es posible, debo caminar por mi propia cuenta, ponerme metas y alcanzarlas y aprender de mis caídas cuando las tenga.
Sí, es cierto que a veces no los comprendo y es que nunca he pasado por las cosas que ustedes conocen, a mi edad necesito estar solo a veces, hablar conmigo mismo, encontrarme y saberme. Me refugio en mis amigos porque con ellos no me compromete nada, ellos podrán dejar de ser mis amigos pero ustedes aunque algo nos separe siempre serán mi familia, es complicado pero real, cómo saber cuándo haces lo correcto y cuándo no.
He aprendido de ustedes más de lo que se dan cuenta, llevo en mi mente imágenes diversas de todos estos años y hasta creo que en mi corazón ocupan un espacio muy importante que nadie podría nunca ocupar. Es cierto que no tengo la confianza suficiente para abrirme a ustedes, pero estoy en el proceso de saber lo que es mejor para mí, uno con el tiempo aprende a decir lo que se espera y a hacer lo que conviene, quizá en unos años podremos hablar de lo que me pasa ahora o de lo que me pasará más adelante, no tengo tanta libertad o quizá sólo es que no encuentra mi cabeza el orden requerido de las ideas, mi mente se pierde en sí misma y resulta imposible expresarme; espero puedan entender lo que me pasa, hagan memoria de su pasado.
Con su apoyo y el amor que me tienen, más adelante seré una persona exitosa, una persona confiable y sobre todo amorosa; quiero para mi futuro una vida larga, pero sobre todo una forma correcta de disfrutarla; quiero en mi futuro mucha sabiduría y paciencia, amor, amistad y errores, muchos errores de los que aprender, quiero tropezarme y levantarme, quiero ver miles de amaneceres y devorarme el mundo de un bocado; ustedes son mi guía y los que me regresan al suelo cuando creo perderme, me dan apoyo y me dan mesura, con su ayuda cumpliré mis metas que serán las suyas, encontraré la felicidad en lo que hago y llegaré lejos, amando y amando.
Cuando se vayan, los guardaré en mi corazón y no guardaré rencores ni arrepentimientos, serán mis estrellas y en noches como esta los recordaré y honraré de la mejor manera.
Todos de nuevo en su sitio quedaron en silencio procesando la actividad de aquella noche, sonreían unos a otros sobre la mesa, el tiempo se detenía sobre ellos haciendo el momento interminable, había magia que quizá al otro día se esfumaría pero que al menos por esa noche nadie olvidaría.
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Que en todos los hogares reine la paz, el amor y la sinceridad.
¡Feliz Año Nuevo!

sábado, 5 de octubre de 2013

Bondad


            La bondad es un estado interior de la persona, es un estado por el que la persona bondadosa siente una inclinación natural a hacer el bien, de la misma manera que siente cuales son las necesidades de las personas, por la comprensión y el acercamiento que siente hacia los sentimientos de todos los seres.
            Cuando pensaba en escribir esta entrada sobre la bondad, llegó a la consulta una señora, con un problema que no se me había presentado nunca: La respuesta que me dio a la pregunta de qué es lo que podía hacer por ella, me dejo un poco descolocado. Su respuesta fue: “Me siento una hipócrita, una farisea, me siento una persona que no es consecuente con sus pensamientos, creo que me paso la vida engañando a los demás, solo soy una fachada”.
            - Explíqueme un poco más por favor, no la entiendo, la dije.
          - Mire, contestó, la gente que me rodea y que me conoce, me tiene por una persona bondadosa y caritativa, y ¿Sabe por qué?, pues porque ayudo a todo el mundo que solicita mi ayuda, y también a algunas personas que no la solicitan, y lo hago utilizando mi propio tiempo o mi dinero, incluso, algunas veces enfrentándome a mi propia familia. Me conmueve la miseria, la tristeza, en una palabra, me conmueve la infelicidad de las personas y, ¡hay tanta infelicidad! Creo que siento de una manera exagerada los sentimientos de las personas, su dolor, su tristeza o su alegría, y como soy de lágrima fácil, lloro con su dolor, y lloro también con su alegría.
            - Aprovechando que realizó una pausa, la dije: Por lo que me está contando, es normal que la tengan por una persona bondadosa y caritativa. No es normal encontrar en la sociedad de hoy personas como usted, que ayuden a quien lo necesita, y además, ayudando porque sí, sin plantearse nada más que la propia ayuda y la felicidad de la persona que recibe esa ayuda.
            - Ya. Espere que le cuente el resto. Esto es lo que las personas ven, pero no pueden ver mis pensamientos. Y mis pensamientos, son terroríficos. Me paso el día criticando y cuestionando, muchas de las acciones de las personas que me rodean. Mis actos no son consecuentes con mis pensamientos, o mis pensamientos con mis actos, y no sé qué hacer.  
            - Este es un trabajo suyo personal, la contesté. Aquí podemos equilibrar su energía, pero la única que tiene poder para cambiar sus pensamientos es usted misma.
- La bondad es la expresión del amor, de la misma manera que lo es el respeto, la tolerancia o la comprensión, sólo por citar algunas. Imagine el amor como una naranja. Pues hablar de bondad es como hablar de uno de los gajos de esa naranja. Y de la misma manera que el amor tiene grados, también los tiene la bondad. Hasta llegar a la bondad absoluta, que es la Bondad Divina, hace falta recorrer mucho camino, pero usted ya tiene bastante de ese camino recorrido.
- Algo que podría hacer, ya que además, es consciente de los pensamientos de crítica e intolerancia que tiene, es estar más pendiente de sus pensamientos para darse cuenta, del momento en que estos aparecen. En ese momento, lleve la atención a otro sitio. Ese otro sitio podrían ser pensamientos elevados del tipo “Yo Soy….”, (se pueden encontrar en la entrada anterior de este blog: “Pensamientos limpiadores”), que además irían limpiando la energía producida por los pensamientos negativos, e irían reduciendo el volumen de energía de las formas de pensamiento habituales.
- Rápidamente, también, pida perdón, de manera interna, a la persona objeto de su crítica, así no va a acumular Karma.
- Y durante todo el día, o mejor durante el tiempo que sea capaz de aguantar, vaya recitando los pensamientos elevados, o cantando, en su interior, un mantra. Hay un mantra precioso que la va a llevar directamente a vivir desde el corazón que es el “Guru Mantra de Guru Ram Das”. Contaba Yogui Bajhan que durante su primer viaje a la India desde EE.UU, en 1971, fueron atracados y le dijo a su familia que cantara este mantra, diciéndoles: “Familia, sigue cantando este mantra y siempre estaremos protegidos”. Siempre será lo mismo si se canta este mantra. Este mantra es el éxtasis de la conciencia.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Mensaje para la Tierra (2)


………. Continuación.
Educar con el ejemplo no es una manera de educar,
es la única.
Albert Einstein
            El mejor método para que un aprendizaje sea real y efectivo es el ejemplo. Sin embargo, el ejemplo es válido para enseñar en el entorno próximo: Los esposos entre sí, los padres con sus hijos, los amigos entre ellos, el jefe con sus empleados, y estos con su jefe, los vecinos en su comunidad, en los medios de transporte, etc., etc. Todos nos relacionamos cada día con un buen número de personas. ¿Te has preguntado alguna vez cuál es tu influencia en cuantos te rodean? Es mucha, porque la debilidad del carácter en la inmensa mayoría de las personas, hace que estas sean muy influenciables, y las palabras y las acciones de los otros, se incrustan en la conciencia, en forma de envidia, en forma de deseo, en forma de ira contenida, en forma de rabia, en forma de admiración, e incluso de adoración.
La mayoría de los seres humanos tienen hambre de conocimiento y una imperiosa necesidad de ser guiados, y no somos conscientes de que todos somos guías, todos somos maestros. Cada uno en su nivel, porque son necesarios maestros de primaria, de secundaria y profesores universidad. Le toca a cada uno desempañar su papel, en unos momentos de enseñante, y en otros de aprendiz. Hay que dejar que brille la propia luz, para que sirva de faro a los que transitan por el mismo camino, y seguir a la vez la luz de los que han pasado delante de nosotros.
Queremos aprovechar este foro, para tocar en las conciencias de todos los que os asoméis a este ventanal y recordaros que sois espejo para todos los que os rodean, sobre todo vuestros hijos y nietos, vuestra pareja, vuestros amigos. Mantenerlo limpio para que el reflejo sea intenso, y no necesitéis de la palabra cuando ejerzáis de maestros. Con vuestro ejemplo será suficiente.
Recordar que somos energía, y que la energía del pensamiento llega de inmediato, mucho antes que la acción o la palabra. Todos reaccionamos, aunque sea de manera inconsciente, a la energía recibida. No puedes decir blanco con la boca, mientras estás pensando negro. La respuesta no será para el blanco, será para el negro. Pero si eres consecuente y dices y haces  blanco mientras piensas blanco, el aprendizaje será rápido y eficaz.
            Pero si queremos llegar a más personas, a esas que no se encuentran necesariamente en nuestro entorno, es necesaria la palabra, ya sea hablada o escrita.
            Sin embargo, para que la palabra llegue al lugar adecuado y necesario para que surja su efecto, el camino por el que debe transitar, ha de estar preparado. Para entenderlo nos vale la parábola del sembrador, que según el evangelio de San Marcos es como sigue: Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. Y se le juntó mucha gente; y entrando Él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: “He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga”.
            La palabra tiene que llegar a un terreno previamente abonado, si no es así, pasa algo que todos conocemos: Cuando se lee o se escucha alguna cosa que impresiona o que sencillamente agrada a la persona, son muchas las personas que deciden llevar a la práctica eso que les ha parecido interesante, para conseguir algo que no tienen en su vida, y que, sin embargo, desean. Pero todo queda en un intento inútil, ya que su decisión es tan débil como una burbuja de aire. La palabra ha llegado, pero la persona no estaba preparada para llevarla a la práctica, básicamente, por su escasa voluntad.
            Pero, no por eso, se ha de dejar de hablar o de escribir. Hay que seguir haciéndolo, y como dice la parábola: “El que tenga oídos para oír, que oiga”, y añadiría: “El que tenga voluntad para hacer, que haga”.
            Para enseñar de nuevo como se hacen las cosas me dijeron que les gusta comenzar por el final, como una especie de atajo, y de la misma manera que los Diez Mandamientos de la Ley de Dios se resumen en dos, sus conceptos se resumen en uno: AMAR. Si se consigue entender el AMOR, (lo cual ya es un poco difícil), y se llega a sentirlo y a manifestarlo, el camino estará concluido para el ser que lo consigue, y ya no tendrá necesidad de una nueva vida. Todo estará aprendido.
¿Cómo es ese AMOR que proclaman? Es algo parecido al amor que siente una madre por su hijo en los primeros meses de vida. El amor que siente una madre por su bebé, en los primeros meses de vida, es distinto al de la misma madre por el mismo hijo en etapas más avanzadas de la vida. En los primeros compases de la vida, en el amor no hay deseo, se da todo, absolutamente todo a cambio de nada, porque no se espera nada del hijo, con que crezca sano y feliz, la mama ya tiene suficiente. El auténtico AMOR sólo desea la felicidad de la persona amada.
  Pues bien, se ha de sentir ese AMOR, por todos los seres que han sido, son y serán en el planeta. Este es el atajo, ya que llegar a sentir ese AMOR, hace innecesario trabajar para eliminar defectos, porque el AMOR los disuelve con su fuerza, de la misma manera que se hace innecesario trabajar virtudes, porque el AMOR las contiene todas.
Continuará………………..

domingo, 18 de agosto de 2013

Estrategias del alma


            Antes de que el alma tome posesión de un nuevo cuerpo, los Señores del Karma presentan a ese alma que está preparándose para su vuelta a la materia, cuál será su próximo plan de vida, donde nacerá, quienes serán sus padres, cuáles serán sus hitos importantes, y no tan importantes, cuál será su misión, sus aprendizajes, cual el Karma que traerá para ser liberado, sus trabajos, sus encuentros, sus relaciones, sus enfermedades, y hasta el momento del abandono del cuerpo y su retorno a casa.
            El alma, normalmente no discute dicho plan, lo acepta confiada, ¿Quién mejor que los Señores del Karma para preparar una vida?
            El problema reside, en que una vez que el alma ha tomado posesión del cuerpo, el ser humano va olvidando paulatinamente, no solamente el plan, sino que llega a olvidar quien es realmente y de donde procede. Olvida la conexión que le une con el resto de seres que como él, caminan por esta Tierra, y que en multitud de ocasiones, y provocado por ese olvido, el camino parece convertirse en un valle de lágrimas.
            Pero lo que parece que es olvido, no es completo, el alma tiene un exhaustivo conocimiento de todo, y la agenda, (permitirme que la denomine así), donde permanecen las anotaciones, se encuentra almacenada en el corazón, que es el instrumento de trabajo del alma.
            En todo momento, el corazón se encarga de ir enviando impulsos a la mente con la información y los planos que la persona necesita para seguir su camino, son las intuiciones, pero a veces, la mente está tan ocupada en sus inútiles procesos mentales, que no siente la más mínima vibración, con  lo que la información se pierde en la nada.
            Sin embargo, hay informaciones que son imprescindibles de conocer por la persona, y es entonces cuando el alma toma las riendas, poniendo en marcha alguna de las múltiples estrategias que puede utilizar, para que la persona reciba, de una u otra manera, esa información.
            La forma en la que el alma hace llegar la información, es de la única manera que el ser humano puede, medianamente, entender: con enfermedad, con dolor, con sufrimiento, con decepciones. Cuando el ser humano siente algo de esto es su cuerpo, se detiene en su frenética carrera hacia la nada, y entonces se pregunta ¿Porqué el dolor, porqué el sufrimiento, porqué la enfermedad, porque la decepción?, y el corazón vuelve a enviar esa información. Si la persona no la percibe, entonces el alma se hará ayudar por algún sanador, o clarividente para que la persona escuche la información.
            Aun así, la persona puede hacer oídos sordos al mensaje. ¿Qué hace entonces el alma?, nada, resignarse, y la persona seguirá con más dolor, con más enfermedad, con más sufrimiento o con más decepciones.
Conozco gente de los dos lados: Los que percibiendo un mínimo impulso, se han ido detrás de él, dejando su vida e incluso su país, sin tener claro nada más que ese impulso que nacía en su corazón, encontrándose con una nueva vida que en el transcurrir del tiempo ha resultado ser para esa persona una parte de vida imprescindible y muy importante, para cerrar el círculo kármico y para realizar un avance importante en su crecimiento.
Y del lado de las personas que no escuchan “en todo” a su corazón, últimamente he conocido a una persona, toda bondad, brillante, que siendo consciente de la razón de una enfermedad que la aqueja, sigue “erre que erre”, cerrando la puerta de la información que recibe, no sólo de su corazón, sino también de su alma, e incluso la de su propio Maestro, con el que habla regularmente.
En la entrada anterior decíamos que “La verdadera y futura curación se efectuará cuando la vida del alma pueda fluir sin impedimento ni obstáculo a través de cada aspecto de la materia, pudiendo entonces vitalizarla con su potencia y eliminar los bloqueos que son la fuente de las enfermedades”.
Un sinfín de enfermedades tienen su origen en un, (permitirme la acepción),  “enfado del alma”.  Sólo hay que ser honestos con uno mismo, escuchar lo que dice el corazón, y seguirlo al pie de la letra. 

lunes, 21 de enero de 2013

Adjetivos


            Nada es bueno, nada es malo, nada es bonito o feo, nada es agradable o desagradable. Todo eso, no es más que una palabra, un adjetivo, con el que vamos calificando desde nuestra mente, a cada suceso y acontecimiento que ocurre en nuestra vida, y lo vamos haciendo en función de las propias creencias y deseos.
             Casi todos sabemos que la causa del sufrimiento es la no consecución de nuestras expectativas hacia algo, es la no consecución de los deseos, en los que hemos depositado nuestras esperanzas y expectativas. Los deseos, que son imprescindibles en su inicio, por ser la espoleta necesaria para poner en marcha cualquier proyecto, una vez iniciado el camino, han de quedar debidamente aparcados.
            Esta es la teoría conocida, pero nunca aplicada, ya que su aplicación supondría que la persona ha completado un aprendizaje importante, posiblemente uno de los más importantes a realizar en este estado de la materia: “no apegarse a los deseos”. El desapego es una prueba evidente de crecimiento, de ese crecimiento en el que todos, casi todos más que menos, estamos implicados.
            Pero en la medida en que vamos ascendiendo los peldaños de la escalera de nuestra evolución, seremos más conscientes de los deseos y de sus consecuencias: de la euforia que nos invade con su realización o de la tristeza que nos inunda ante el fracaso, así como de las etiquetas que le vamos colocando a la vida.
            Pero la vida “es”, “sólo es”, “sin más”, sin calificativos. Lo que es bueno para uno, no resulta tanto para otro, lo que a uno le causa alegría a otro le puede causar tristeza. Esto, también es conocido por casi todos, pero no somos capaces de dejar de colocar la etiqueta de bueno, malo, agradable, alegre o triste, a cada acontecimiento, según va transcurriendo la vida, y lo que es peor, regodearnos y revolcarnos en la energía que esos adjetivos generan en todos nosotros.
            Ya que somos incapaces de dejar de etiquetar, lo que si podríamos hacer, sería no refugiarnos en la emoción que la palabra provoca. Sería “no hacer leña del árbol caído”, es decir, no centrar el pensamiento en aquello a lo que hemos otorgado el calificativo de “malo”, ya que va a ser entonces, cuando la energía de ese pensamiento de dolor o frustración, sirva de alimento para nuestros cuerpos, físico, mental o emocional.
            Hemos de tratar de aceptar, sin más, cualquier acontecimiento. Lo hemos etiquetado, es cierto, pero a partir de ese momento, sea cual sea la calificación, sólo nos queda aceptarlo, para evitar las consecuencias que el adjetivo colocado nos afecte. No hemos de olvidar que cualquier suceso sólo es una lección en la asignatura del curso de la vida, y de la misma manera que en la universidad cuando no se aprueba una asignatura, de nada sirve darle vueltas y más vueltas a la causa del suspenso, ya que lo único que hay que hacer es estudiar un poco más, para que en la próxima evaluación no volvamos a cometer los mismos errores. Ocurre lo mismo en la vida.
            Por lo tanto, mientras no seamos capaces de aparcar los deseos, sólo nos queda agregar una etiqueta más a las muchas que llenan nuestro cajón de la mente, la etiqueta de la aceptación. ¡Vale!, si hemos etiquetado el suceso como “malo”, hemos de añadir a continuación una segunda etiqueta, “lo acepto”, así será más liviano el dolor.
 

domingo, 2 de diciembre de 2012

Todo es elección.


            A cada paso que vamos dando en la vida, nos encontramos delante de nosotros con una encrucijada de caminos, de los que forzosamente hemos de elegir uno para seguir caminando; y justo después de elegir el nuevo rumbo y de dar algunos pasos, nos volvemos a encontrar con una nueva encrucijada, con una nueva elección, con un nuevo primer paso en el nuevo camino, que nos lleva a otra nueva encrucijada, y así una y otra vez, porque eso es la vida.
            Hay veces, que parece que vamos eligiendo rutas que vuelven sobre sí mismas, porque la sensación de las situaciones con que nos encontramos, es de repetición, es de haberlas vivido en un tiempo anterior, en un espacio distinto, con personas distintas, pero idéntica situación, idénticas sensaciones, idénticas emociones, siempre las mismas. Y estas rutas que vuelven sobre sí mismas, se repiten, y se repiten, y se vuelven a repetir.
Esto no es grave, sólo es producto de nuestra inconsistencia e inmadurez de carácter, ya que la primera vez que vivimos la experiencia, no obtuvimos el aprendizaje que la situación nos presentaba, y como el alma necesita todos los aprendizajes, se ha de repetir y repetir, de la misma manera que los estudiantes que no aprueban han de repetir los cursos.
            Otras veces, aunque está claro que no de manera consciente, parece que elegimos las peores rutas, las más difíciles de transitar, porque en cada encrucijada el camino se estrecha más y más.
Pero…. lo angosto del camino no es representativo de mala elección, sólo es otro aprendizaje, el alma necesitaba pasar por esos parajes, y la estrechez o la incomodidad, son calificativos que nuestra mente le adjudica al camino.
            A veces, nos vamos encontrando en caminos paralelos a los nuestros, a otras personas, que seguro que tienen más suerte que nosotros, o son mejores que nosotros, o que reciben algún tipo de ayuda, porque siempre se les ve transitar por caminos anchos, y casi siempre con la sonrisa en la cara.
Esta sensación es una de las más peligrosas: Por un lado no somos capaces de disfrutar nuestro propio recorrido, y por otro deseamos, posiblemente con envidia, lo que otros hacen o tienen. Cada persona está en el camino que ha elegido voluntariamente, porque sabe, aunque sea de manera inconsciente, que ese es el lugar que le corresponde en determinado momento. Vigilar lo que hacen otros en no mantener la atención en nuestra propia tarea, con lo que en una próxima encrucijada de caminos, volveremos sobre nuestros pasos para recuperar la enseñanza.  
            Todo en la vida es elección, y nuestra es la elección de los caminos repetidos, nuestra es la elección de los caminos angostos, así como la de los caminos anchos. Pero todos ellos es necesario que los recorramos, porque cada uno de ellos encierra determinada enseñanza, imprescindible para nuestra evolución. Es lo que hemos venido a hacer dentro del cuerpo, no podemos saltarnos ninguna lección. Hemos de vivirlas todas, hemos de experimentarlas y hemos de aceptarlas.
            Las decisiones que vamos tomando en cada momento, son las que determinan cual será nuestra vida en la continuación. Tenemos delante de nosotros un buen número de posibilidades, que harán que nuestra vida tome determinado rumbo, sin embargo, que el camino sea un paseo feliz o un tormentoso recorrido, es una apreciación de nuestra mente. El camino, sólo es camino. La vida es aprendizaje, y no hay nada que pueda condicionarnos para no ser felices. Bueno, nada no, si hay algo que nos condiciona, siempre estamos condicionados por nuestros pensamientos Por eso, ante cualquier situación y circunstancia de la vida, sólo hemos de detener ese pensamiento, y vivir la circunstancia desde el corazón, ya que por muy desagradable que parezca, sólo es una apreciación del pensamiento, ya que nada es ni bueno, ni malo, solo ES, como la misma vida.      

                       

viernes, 23 de noviembre de 2012

¿La curación viene de Dios?


            Cualquier curación procede de Dios, pero también podemos decir perfectamente lo contrario, que ninguna curación procede de Dios. Las dos afirmaciones son correctas, sin necesidad de rasgarnos las vestiduras en función de nuestras creencias.
            Cualquier curación es, o está; de la misma manera que Dios Es. Sin embargo, el ser humano es total y absolutamente libre, de permitir, o no, que dicha curación le alcance.
            Nos puede servir como ejemplo, una habitación completamente llena de humo. Si entra una persona con una mascarilla conectada a un balón de oxígeno en dicha habitación, respiraría normalmente el oxígeno del balón, sin que entrara en sus pulmones ni un ápice de humo. Sin embargo, si la persona que entra en la habitación, lo hace sin ninguna protección, en cada inhalación lo único que entraría en sus pulmones, sería humo.
            El humo está llenando la habitación, de la misma manera que la energía divina, la energía del amor, la energía de la curación está a nuestro alrededor. Pero, de la misma manera que podemos protegernos y aislarnos del humo, también podemos aislarnos de la sanación. Por eso podemos decir, sin necesidad de ser considerado como un anatema, que ninguna curación procede de Dios, o dicho de otra manera: Sólo el ser humano es capaz de sanarse a sí mismo. Esta afirmación, ya nos la enseñan a todos los terapeutas, en cualquier curso o taller que se precie.
            Nunca sabemos el porqué de la enfermedad, ¿Un recurso de aprendizaje?, ¿Una forma de liberación kármica?, ¿Un mal uso del cuerpo?, ¿Una mente enferma?, ¿Un instrumento para dejar la vida física?, ¿Quién sabe? Ese porqué, es como la mascarilla que no deja entrar el humo en los pulmones.
            Al poco tiempo de la fecundación del óvulo por el espermatozoide, se conecta en nuestro corazón el átomo permanente de vida. Este átomo permanente, que va a permanecer conectado al corazón durante toda la vida física, es una especie de CD, que va activando en el ordenador central, un sinfín de aspectos, relacionados con la vida física del ser que nacerá al mundo dentro de nueve meses, siempre en función del aprendizaje, del Karma a liberar y del trabajo a realizar que se ha preparado el alma para la presente encarnación. Están contenidas, no sólo, las fechas del nacimiento y de la muerte, sino también todas las fechas y acontecimientos importantes en la vida de la persona, y entre esos acontecimientos se encuentran también las enfermedades que irá padeciendo la persona a lo largo de su vida física.
            Por ejemplo, podemos enfermar, porque así está programado en nuestro átomo permanente de vida, a determinada edad, para que en la búsqueda de la sanación para esa enfermedad, nos encontremos con un terapeuta que nos hable del alma. Cuando eso ocurra, ¡Ya está!, objetivo cumplido. A partir de ese momento la enfermedad desaparecerá, e incluso la persona puede pensar, “Que buen terapeuta, ha conseguido en pocas sesiones lo que muchos otros no han conseguido”. No es así. Se ha sanado ella misma, cuando ha escuchado lo que necesitaba escuchar, el terapeuta sólo la ha acompañado y ha sido un instrumento en manos de Dios. La curación siempre ha estado ahí, pero la persona tenía colocada la mascarilla que impedía su acceso, hasta que con la información que necesitaba recibir, la mascarilla se desprendió sola.
            Podríamos poner un millón de ejemplos, todos diferentes de posibles causas de enfermedad, ¡no merece la pena!, con un botón de muestra es suficiente. Pero independientemente de cualquier enfermedad y de la causa de esa enfermedad, el día que integremos en nosotros nuestra esencia divina, nos encontraremos perfectamente sanos, aunque el cuerpo permanezca postrado en el lecho del dolor por cualquier enfermedad que pudiera aquejarle.