El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




jueves, 13 de febrero de 2014

El tiempo sin tiempo


El arte de vivir (IV)
            Hubo un tiempo en el tiempo en el que todos los seres humanos vivían en la Luz. Bien podríamos llamar a ese tiempo “el tiempo sin tiempo”, porque nadie tenía miedo a la muerte, sabían que no existía, sabían que eran eternos, sabrán que eran inmortales, no había por tanto lugar para el miedo al dolor, ni para el miedo a la enfermedad. No existía la mentira, ni el egoísmo, ni la manipulación de un ser por parte de otro, no había esclavitud, ni hambre, ni sufrimiento. Todo era paz, todo era amor, todo era alegría. Existía una total conexión entre todos los seres humanos, por lo que el bien de uno era el bien del otro, era el bien común.
            Sin embargo, con el paso del tiempo comenzaron a hacerse presentes los egos individuales, comenzó la separación, comenzó el dolor, comenzó el sufrimiento y con todo eso, comenzó el miedo, desconectándose cada ser, poco a poco, y cada vez más, de la Luz. Ayudando a todo esto que los ignorantes, los mafiosos, los inútiles, comenzaron a ocupar cada vez más altos cargos políticos, sociales y religiosos, hasta coparlos todos, manipulándolo todo, sirviéndose de la televisión para adormecer a las conciencias, con deportes, programas de entretenimiento basura, insensibilizando a la sociedad con las noticias diarias de guerras, desastres, enfermedades, caos y muertes, generando en las poblaciones deseos inalcanzables con los programas sobre las vidas de los ricos y famosos, utilizando a las religiones para cercenar el crecimiento moral, ético y espiritual, con sus discursos sobre el pecado, el castigo y el subsiguiente miedo.

            ¡Basta ya!, tenemos que hacer que el caos y la confusión dejen de impregnar el mundo. ¡Basta ya!, tenemos que acabar con la dictadura de dolor y de maldad que prevalece sobre el ser humano. ¡Basta ya!, tenemos que acabar con el miedo que paraliza a la mayoría de la gente, acabar con el egoísmo, acabar con el separatismo. ¡Basta ya!, tenemos que volver a imponer el respeto por la vida, el respeto por el planeta, el respeto por el ser humano. ¡Basta ya!, tenemos que acabar con el consumismo y el materialismo. ¡Basta ya!, de iconos de moda que sólo son muñecos de paja. ¡Basta ya!, tenemos que hacer que prevalezca el lado positivo. ¡Basta ya!, de gobernantes inútiles
            Tenemos que volver a ser libres, que no se tache de loco al que quiere salirse del sistema, de este sistema materialista, enfermo y caduco que nos mantiene separados de Dios.

            Es momento de elegir, a los que tenemos la posibilidad de votar por nuestros gobernantes, a los íntegros, a los sabios, a los que aun mantienen cierta conexión con la Luz, a los que sin abandonar el progreso material nos guíen en el progreso espiritual, en el progreso ético, en el progreso moral. Es momento de dejar a un lado la soledad. Es momento de comenzar a caminar hacia Dios.
            Que nuestros primeros pasos sean ver a los demás como si fuéramos nosotros mismos, no desear para nadie lo que no queremos para nosotros, evitando la crítica mental, eliminando las palabras ofensivas, sirviendo y ayudando a todos. Y sobre todo empezando a educar a nuestros pequeños, son nuestros dirigentes del futuro, enseñándoles con nuestro ejemplo, desterrar el miedo de la enseñanza, enseñarles en el Amor, hacia el prójimo, hacia sí mismos, hacia Dios.

            Es posible que haya seres irrecuperables, soy consciente de eso, pero que al menos, ellos también vean nuestras acciones de Amor, al menos algo irán aprendiendo, aunque sea para próximas vidas. Que no nos haga desfallecer su posible rechazo, que seguro va a existir. Son ellos los que necesitan más ayuda, recordar las parábolas de Jesús: “el hijo pródigo”, o “la oveja perdida”.
            La recuperación de la Luz está en manos de los que creemos que existe, de los que creemos que se puede volver a Ella. Recuerda que el cambio de una persona puede afectar al mundo, al menos va a afectar al propio entorno, y así, poco a poco, podemos conseguir reencontrarnos con Dios, utilizando menos generaciones de las que los manipuladores han necesitado para separarnos de Él.

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