El arte de vivir (IV)
Hubo un
tiempo en el tiempo en el que todos los seres humanos vivían en la Luz. Bien
podríamos llamar a ese tiempo “el tiempo sin tiempo”, porque nadie tenía miedo
a la muerte, sabían que no existía, sabían que eran eternos, sabrán que eran
inmortales, no había por tanto lugar para el miedo al dolor, ni para el miedo a
la enfermedad. No existía la mentira, ni el egoísmo, ni la manipulación de un
ser por parte de otro, no había esclavitud, ni hambre, ni sufrimiento. Todo era
paz, todo era amor, todo era alegría. Existía una total conexión entre todos
los seres humanos, por lo que el bien de uno era el bien del otro, era el bien
común.
Sin embargo,
con el paso del tiempo comenzaron a hacerse presentes los egos individuales,
comenzó la separación, comenzó el dolor, comenzó el sufrimiento y con todo eso,
comenzó el miedo, desconectándose cada ser, poco a poco, y cada vez más, de la
Luz. Ayudando a todo esto que los ignorantes, los mafiosos, los inútiles,
comenzaron a ocupar cada vez más altos cargos políticos, sociales y religiosos,
hasta coparlos todos, manipulándolo todo, sirviéndose de la televisión para
adormecer a las conciencias, con deportes, programas de entretenimiento basura,
insensibilizando a la sociedad con las noticias diarias de guerras, desastres,
enfermedades, caos y muertes, generando en las poblaciones deseos inalcanzables
con los programas sobre las vidas de los ricos y famosos, utilizando a las
religiones para cercenar el crecimiento moral, ético y espiritual, con sus
discursos sobre el pecado, el castigo y el subsiguiente miedo.
¡Basta ya!,
tenemos que hacer que el caos y la confusión dejen de impregnar el mundo.
¡Basta ya!, tenemos que acabar con la dictadura de dolor y de maldad que
prevalece sobre el ser humano. ¡Basta ya!, tenemos que acabar con el miedo que
paraliza a la mayoría de la gente, acabar con el egoísmo, acabar con el
separatismo. ¡Basta ya!, tenemos que volver a imponer el respeto por la vida,
el respeto por el planeta, el respeto por el ser humano. ¡Basta ya!, tenemos
que acabar con el consumismo y el materialismo. ¡Basta ya!, de iconos de moda
que sólo son muñecos de paja. ¡Basta ya!, tenemos que hacer que prevalezca el
lado positivo. ¡Basta ya!, de gobernantes inútiles
Tenemos que
volver a ser libres, que no se tache de loco al que quiere salirse del sistema,
de este sistema materialista, enfermo y caduco que nos mantiene separados de
Dios.
Es momento
de elegir, a los que tenemos la posibilidad de votar por nuestros gobernantes,
a los íntegros, a los sabios, a los que aun mantienen cierta conexión con la
Luz, a los que sin abandonar el progreso material nos guíen en el progreso
espiritual, en el progreso ético, en el progreso moral. Es momento de dejar a
un lado la soledad. Es momento de comenzar a caminar hacia Dios.
Que nuestros
primeros pasos sean ver a los demás como si fuéramos nosotros mismos, no desear
para nadie lo que no queremos para nosotros, evitando la crítica mental,
eliminando las palabras ofensivas, sirviendo y ayudando a todos. Y sobre todo
empezando a educar a nuestros pequeños, son nuestros dirigentes del futuro,
enseñándoles con nuestro ejemplo, desterrar el miedo de la enseñanza,
enseñarles en el Amor, hacia el prójimo, hacia sí mismos, hacia Dios.
Es posible
que haya seres irrecuperables, soy consciente de eso, pero que al menos, ellos
también vean nuestras acciones de Amor, al menos algo irán aprendiendo, aunque
sea para próximas vidas. Que no nos haga desfallecer su posible rechazo, que
seguro va a existir. Son ellos los que necesitan más ayuda, recordar las
parábolas de Jesús: “el hijo pródigo”, o “la oveja perdida”.
La
recuperación de la Luz está en manos de los que creemos que existe, de los que
creemos que se puede volver a Ella. Recuerda que el cambio de una persona puede
afectar al mundo, al menos va a afectar al propio entorno, y así, poco a poco,
podemos conseguir reencontrarnos con Dios, utilizando menos generaciones de las
que los manipuladores han necesitado para separarnos de Él.
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