El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




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viernes, 5 de febrero de 2016

Yo Soy el origen

El origen de todas las situaciones que se van presentando a lo largo y ancho de nuestra vida es algo pactado de antemano, aparece recogido en nuestro Plan de Vida, y es algo que tiene que pasar si o si. Lo que estas situaciones generan, es decir, nuestras reacciones, es nuestro aprendizaje, eso no está pactado, es el fruto de nuestro libre albedrío.
         En ocasiones, hemos escuchado, y posiblemente nos ha ocurrido a nosotros mismos, arrepentirnos de situaciones en las que nos hemos involucrado y decir “Si no hubiera hecho tal cosa, me habría ahorrado este sufrimiento, o esta pérdida o este desengaño”.


Siempre el origen de “ese sufrimiento” es algo que teníamos que vivir, y no nos habríamos librado de él de ninguna de las maneras. De lo que si nos podríamos haber librado era del sufrimiento, porque ahí estaba la lección, vivir sin el dolor, vivir aceptando, vivir desligándonos de la materia, vivir como seres espirituales, vivir como hijos de Dios.
Sin embargo, si el origen de alguna situación es algo que nos produce placer, paz o alegría, es seguro que nunca nos vamos a arrepentir de haber elegido ese camino. Pues hemos de saber y aceptar que tanto el origen de lo que produce dolor como el origen de lo que produce placer tienen la misma fuente: Nosotros mismos.
Cuanto antes entendamos y aceptemos que únicamente nosotros somos responsables de todo lo que nos ocurre mejor será, ya que eso nos permitirá dar un salto cualitativo y cuantitativo importante para la finalización de nuestro deambular por la materia.
Las situaciones generadas por el origen inicial van a devenir en otros orígenes para nuevas situaciones que serán distintos según sean nuestras propias reacciones. Estos nuevos orígenes también se encuentran en nuestro Plan de Vida, porque el origen de una primera situación puede resolverse de diferentes maneras y al final de cada manera hay un nuevo principio, hay un nuevo origen.

Si el camino elegido para vivir la situación presentada no es el correcto, es decir que solo sufrimos sin asumir el aprendizaje, esa situación se va a repetir una y otra vez hasta que se haya aprobado la asignatura, hasta que se haya asumido e integrado el aprendizaje.


lunes, 1 de febrero de 2016

Entregar el sufrimiento a Dios

No existen fórmulas magistrales para entregar a Dios ni el sufrimiento ni nada. Sólo hay que pensar: “Dios mío, te entrego este sufrimiento, hágase Tu voluntad”. No hay que olvidar que Dios sabe todo de cada uno de nosotros, y todo es todo: emociones, pensamientos, palabras, sentimientos y acciones.

Cabria pensar que como Dios lo sabe todo porque permite el sufrimiento, y no un sufrimiento auto-inducido como el de la madre de la entrada anterior, sino cualquier tipo de sufrimiento. Dios ni permite ni deja de permitir. Dios está ahí observando como el ser humano va ganándole metros a su mente, y Él Sabe que cualquier sufrimiento, cualquiera, sea del tipo que sea, solo es una herramienta que el ser humano se ha dado para ganar justamente esos metros para acercarse a Él.



Cuando el ser humano le ofrece a Dios el sufrimiento, no es que Dios se haga cargo del sufrimiento y ya está, se acabó el sufrimiento en ese ser humano, no, no funciona así. Cuando la persona le entrega a Dios su sufrimiento, o se pone en Sus Manos, ocurren varias cosas:
-      Se cambia el pensamiento de miedo, o de ira, o de dolor, o del tipo que sea, por el pensamiento de alta frecuencia. De inmediato cambia esa energía negativa que generaba el pensamiento negativo y que estaba ensuciando el cuerpo energético de la persona, por una energía positiva y poderosa que no solo no ensucia, sino que comienza a limpiar el cuerpo energético.
o   Esa energía negativa además atrae hacia la persona más energía de lo mismo. Recodar: “Energías iguales se atraen”. Al cambiar la energía se cambia lo que se atrae.

-      Está bien cambiar un pensamiento negativo por otro positivo, pero si además ese pensamiento positivo es hacia Dios, se abre de inmediato la puerta de comunicación con Dios, y la Energía Divina comienza a descender sobre la persona a través de su chakra corona. La persona se inunda de Amor, se inunda de Dios. Es posible que no lo note, al principio somos un poco insensibles, pero está ahí, o es posible que note una emoción momentánea o un escalofrío, que son algunas de las manifestaciones de la Energía Divina.


-      Al ponerse en manos de Dios la persona se pone de inmediato en contacto con su Plan de Vida, solo por el mero hecho de dejar de ofrecer resistencia a la Energía Divina. Eso no significa que deje de sufrir o que comience una nueva vida en concordancia con los deseos de la persona. Normalmente los deseos de la persona no tienen nada en común con el Plan de Vida, pero a pesar de que no se cumplen los deseos de la persona, esta, en su sufrimiento o en su decepción se siente tranquila, se siente en paz. 

      Recuerda, solo tienes que decir "Hágase Tu Voluntad", mantener en tu mente la idea de que todo lo que pase a partir de ese momento procede de Dios, y lo que tenga que llegar llegará por añadidura. No le puedes poner puertas al monte, no le puedes poner puertas a la vida.

jueves, 21 de enero de 2016

Las cicatrices de la vida

La vida de la que somos conscientes solamente es la última hoja de un guión que consta de cientos o miles de hojas, y para entender la historia en su totalidad es imprescindible leer todas las hojas del guión siguiendo su orden numérico antes de llegar a la ultima hoja, que es precisamente de la que tenemos constancia y un conocimiento solamente parcial.




Esto quiere decir que para entender el porqué de muchas de las situaciones por las que atravesamos en nuestra aventura de vivir, y que podrían parecer inexplicables, tenemos que admitir y aceptar, (ya que de momento no tenemos conocimiento), que antes de nuestra vida actual han ocurrido muchísimas cosas y hemos vivido muchísimas situaciones que han marcado nuestra vida actual con las cicatrices de tantas y tantas heridas que hemos recibido o nos hemos generado en nuestro deambular por la materia, ya que la vida es un continuo desde nuestra primera encarnación hasta la actual.

Las relaciones, los trabajos, las situaciones, las circunstancias y muchas de nuestras emociones no son más que las herramientas que hemos seleccionado para nuestro trabajo actual.


No achaques nada a la buena o a la mala suerte, no culpes al destino. Tanto el rey como el bufón se han colocado en el lugar del tablero que ellos mismos han elegido, y lo han hecho porque han determinado que es el lugar idóneo para la realización del trabajo establecido en su Plan de Vida.  


domingo, 3 de enero de 2016

Guerreros de Luz (Integrar el ser en lo humano)


            Sabemos que lees mucho de casi todo: Libros de crecimiento, de física cuántica, de meditación, de filosofía, de metafísica, de teosofía, lees la vida de los grandes seres espirituales, lees sus obras. Sabemos que también realizas prácticas de yoga, o meditación, o asistes a meditaciones grupales o a conferencias que tocan tu alma, sabemos que sientes el amor en el abrazo de Amma, sabemos que te indignan las injusticias, las guerras y sus consecuencias, sabemos que te emocionan ciertos sucesos en los que se ven involucrados niños, ancianos o personas discapacitadas, sabemos de tu amor por los animales, sabemos de tu devoción por ciertos Maestros. Sabemos esto y mucho más.
            Pero sabemos también que aun te identificas plenamente con tu parte humana, material, caduca, y que no actúas prácticamente desde tu alma, desde tu parte divina, ya que sino, ¿Qué hay de la lectura de tu corazón?, ¿Qué hay de la lectura de tus emociones?, ¿Qué hay de tu impaciencia?, ¿Qué hay de tu soberbia, de tu orgullo, de tu vanidad, de tu arrogancia?, ¿Qué hay de tu miedo a la enfermedad,  o a la muerte, propia o de tus seres queridos?, ¿Qué hay de tus celos?, ¿Qué hay de tu afán por impresionar a los demás?, ¿Qué hay de tu carrera en pos del éxito?, ¿Qué hay de tus criticas, de tus juicios, de tu intolerancia, de tu discriminación?, ¿Qué hay de tu mal humor, de tu rabia, de tu envidia?, ¿Qué hay de tus preocupaciones y de tus deseos?, ¿Qué hay de tus mentiras y de tus medias verdades?, ¿Qué hay de tus adicciones y de tu afán por seguir los cánones de la moda?
            A pesar de las lecturas, a pesar de las prácticas y de esas emociones positivas más o menos desbordadas, es muy posible que aun te encuentres lejos de la integración de tu cuerpo y de tu alma, de la integración del ser y del humano. Es posible que a pesar de que en las lecturas, en las prácticas, en los talleres, en las conferencias o en las terapias, leas, escuches y a veces, hasta llegues a sentir que eres un alma, que eres espíritu, que eres energía, que eres grande, que eres Hijo de Dios, aun sientes y actúas solo desde el cuerpo.
            Y ¿A qué estás esperando para integrar todo eso que estás aprendiendo, o mejor recordando?, ¿A un nuevo libro?, ¿A un nuevo desengaño?, ¿A un nuevo intensivo?
            No pierdas más tiempo, ¡hazlo ya!, no necesitas aprender más, lo sabes todo.


            Seguro que has leído y escuchado cientos de veces como hacerlo. Por si no lo recuerdas te damos algunas pautas. La primera es imprescindible, necesitas voluntad. Sin ella nada te sirve. Aunque tuvieras el conocimiento de Dios, (que lo tienes), sin voluntad es como si fueras la persona más ignorante del planeta.
            Así que si eres débil y te dejas arrastrar por la indolencia comienza por fortalecer esa parte de tu carácter. Es imprescindible para llegar a Dios.
            Mientras trabajas tu voluntad puedes responder las preguntas que aparecen en el segundo párrafo. Así podrás determinar las debilidades que acompañan a tu indolencia, ya que ellas solo son producto de tu parte humana.
            Llegar al ser, integrarse con el alma, se ha de hacer desde el cuerpo, ya que el cuerpo es nuestra herramienta de trabajo:
Mantén en tu mente el pensamiento durante todo el día, o el mayor tiempo que puedas, de que eres un Hijo de Dios, mantén en tu mente la idea de que tienes que actuar como tal, mantén en tu mente la idea de que eres un ser divino que temporalmente se encuentra en un cuerpo, y se consciente de cada pensamiento, de cada palabra, de cada emoción, se consciente de tus actos, y a continuación hazte las preguntas: ¿Pensaría Dios esto?, ¿Sentiría esto?, ¿Diría esto o actuaría de esta manera?
Si la respuesta fuera sí, no necesitarías ni hacerte la pregunta porque en los pensamientos, las palabras o las acciones concordantes con el quehacer de Dios, se siente una energía especial que te indica de antemano que estás en el camino correcto.

Si la respuesta fuera no, tienes que arreglarlo. Pide perdón por lo que has pensado, dicho o hecho, y permanece atento para que la próxima vez no te vuelva a suceder. De la misma manera si has descubierto alguna debilidad en ti, (seguro que tienes más de una), aplica también la atención y la voluntad para actuar con la virtud contraria, de momento de manera consciente, ya se encargará el inconsciente de aprender, lo va a hacer con la repetición, de la misma manera que aprendió el mal hábito.

La atención es tan imprescindible como la voluntad. Son las dos facultades esenciales del trabajo de integración, se necesitan la una a la otra, se complementan, de la misma manera que los procesos de la inspiración y la exhalación son fundamentales en la respiración.

Resumimos los pasos a dar:

-          Conocimiento de quien eres.
-          Voluntad para mantener en tu mente que eres Hijo de Dios.
-          Atención para observarte como observador imparcial.
-          Descubrir tus debilidades y aplicar la virtud contraria.
-          Perdón para todo aquello que sabes que Dios no haría.

Esto es más que un trabajo, es una lucha sin cuartel con el peor enemigo que puedes encontrar, tú mismo. Te vas a convertir en un guerrero, en un guerrero de la Luz. No desfallezcas, integrar el ser en lo humano es el camino que se ha de recorrer obligatoriamente para llegar a Dios. No es un trabajo para débiles de carácter, ni para perezosos o indolentes. Es para auténticos guerreros. Dejar a los débiles leyendo, asistiendo a cursos y conferencias, mientras vosotros, guerreros poderosos camináis con paso seguro en pos de Dios.

sábado, 12 de diciembre de 2015

¿Por qué no somos felices? (1 de 2)


Pues no somos felices por nuestra mala memoria. Al olvidar los seres humanos quienes somos, nos hemos separado de Dios. Pero no sólo nos hemos separado de Dios, no hemos separado los unos de los otros. La separación genera conflicto, la separación genera sufrimiento, la separación es el germen de las guerras.

Nos hemos separado tanto y, llevamos tanto tiempo separados, que nos creemos seres independientes, casi con el objetivo de cuidar y defender lo que consideramos nuestro. Criticamos, juzgamos y atacamos más o menos solapadamente a todo lo que es diferente: Diferente creencia, diferente religión, diferente opción política, diferente nacionalidad, diferente tendencia sexual, diferente color de piel, diferente cultura, en fin, todo lo que sea diferente se encuentra en nuestro punto de mira.

¡Qué ironía!, y resulta que todos somos iguales, que todos somos lo mismo, y buscamos la diferencia en el ropaje que envuelve al alma, en el cuerpo, que es nuestra envoltura con fecha de caducidad.


Es muy posible, que un importante porcentaje de personas ya sepan, porque se lo han enseñado alguna de las múltiples religiones que abundan en la Tierra, que somos Hijos de Dios. Pero sirve de poco porque es un conocimiento meramente intelectual, para nada integrado en la persona, con lo cual su vida no se desarrolla bajo el paradigma del ser espiritual, sino en la densidad de la materia.

Cuando las religiones cuentan que somos Hijos de Dios, es muy posible que ni ellos mismos, los enseñantes, lleguen a entender la grandeza de lo que están diciendo y que para ellos sea como para sus feligreses una frase bonita que ahí queda, sin llegar a entender realmente su significado.

Si existieran los cromosomas espirituales, ser Hijos de Dios quiere decir que llevamos Su herencia genética.

Ya es momento de avanzar en pos de nuestra verdadera identidad, ya es momento de empezar a reconocer al hermano, ya es momento para dejar de sufrir,  ya es momento de adentrarnos en el camino que nos conduce a Dios.

             Hablar de adentrarnos en el camino que nos conduce a Dios es plantear una nueva manera de vivir, es llegar a vivir como lo que somos, como Hijos de Dios.

            Alguien podría pensar que estamos planteando una vida monacal o una vida de soledad, retiro y oración. Nada más lejos de la realidad, vivir como Hijos de Dios significa mantener la misma vida física pero muy diferente en cuanto a pensamientos y emociones.

            Vivir como Hijos de Dios implica una vida de Amor, no una vida de miedo; una vida de alegría, no una vida de tristeza; una vida de paz, no una vida de ansiedad; una vida de felicidad, no una vida de sufrimiento; una vida de servicio, no una vida de egoísmo. Vivir como Hijos de Dios no está reñido con el trabajo, ni con la familia, ni con el dinero, ni con las vacaciones, ni con los amigos, ni con las fiestas. Pero si está reñido con no cumplir los compromisos, con no cumplir la palabra, con la mentira, con la falta de respeto, con la pereza, con la corrupción, con la infidelidad, con la maldad, con la traición, con la crítica, con los falsos testimonios, con el abuso de poder, y otros  muchos males que son moneda de cambio en nuestra sociedad actual.

 Vivir como Hijos de Dios implica justamente lo contrario de las vidas anodinas que mantienen sobre la Tierra cientos de millones de personas.

Vivir como Hijos de Dios supone madurar y dejar de comportarse como bebés, supone una expansión de la conciencia y supone, también, construir el carácter.




viernes, 11 de diciembre de 2015

La vida es........ un circo


La vida interior es la auténtica y verdadera vida, es el sendero que nos va a llevar a la placidez y a la serenidad total, es el camino que nos acerca a Dios, alejándonos de las oscilaciones en la que nos mantenemos viviendo la vida del exterior, oscilaciones que nos llevan del dolor al placer, de la oscuridad a la luz, del amor al miedo.
No podemos permitir dejarnos arrastrar por la corriente de los pensamientos negativos, que nos quieren hacer experimentar como verdadero lo que sólo es ilusión, la ilusión de todas las cosas que percibimos por los sentidos y nos presenta la mente. Y es esta ilusión la que hace que nos hundamos en la más trágica de las desesperaciones o sintamos el más dulce de los placeres.
Pero tanto la desesperación como el placer tienen un carácter efímero, que en el peor, o mejor de los casos, puede durar lo que dura una vida. Y ¿Qué es una vida comparada con la eternidad?
La vida es la escuela para la eternidad. Cada vida, cada tiempo de encarnación, es un curso de aprendizaje para alcanzar la graduación del Espíritu, la graduación del Alma, y si nos dejamos arrastrar por las ilusiones que nos presentan los sentidos, acabaremos cada curso sin haber alcanzado el nivel imprescindible para pasar al próximo curso, repitiendo vidas que no sólo pueden resultar inútiles, sino que pueden ser un lastre por la acumulación de causas pendientes, que hemos de solucionar en vidas posteriores.
Todas las situaciones que se presentan, todas las personas que nos rodean, todas las circunstancias vividas, están ahí justo en el momento oportuno para aprovechar la mejor de las enseñanzas. Es nuestra opción vivir la enseñanza con la mente, desde los planteamientos del propio interés material, desde el resentimiento, desde la ira o desde los celos, o vivir desde el interior donde habita la misericordia, la compasión y el amor.


La mente en como un circo, como un espectáculo de ilusiones, en el que van apareciendo un número de prestidigitación tras otro, con el único fin de preservar su poder, de mantener la atención, de defender su espacio, y todo desde una sólida base creada por ella misma: el aislamiento, la separación de todo. El ser humano no es un ente aislado, sin embargo, él se lo cree. Él no cree realmente que sea un Espíritu, no cree que sea un Alma, no cree que el cuerpo sea una simple, aunque muy importante, vestimenta, no cree que está interconectado con el resto de almas, no cree que sea parte de una misma Energía, no cree que haya sido creado a imagen y semejanza de Dios, y que el objetivo de cada tiempo de encarnación sea el aprendizaje para la unión con su Alma, la unión con la Energía, la unión con Dios.
El ser humano no es un ente aislado. El ser humano no está sólo. Este es el primer aprendizaje, el siguiente es vivir desde el interior. Desde el interior se puede observar el espectáculo que presenta la mente de manera imparcial, sin implicarse en los números de ilusión que van apareciendo en el escenario de nuestra mente y que sólo buscan, la hipotética satisfacción de ella misma, satisfacción que nunca va a conseguir, ya que la mente es ávida de sus deseos e implacable de sus obsesiones, y nunca tiene suficiente, siempre quiere más.
Vivir desde el interior, manteniendo en reposo a la mente, nos hace recordar el camino para el retorno a casa, el retorno a nuestra verdadera casa, la casa del Alma, la casa de Dios.

viernes, 30 de octubre de 2015

Aquí está la solución a tus problemas (4)

Decíamos en una de las entradas anteriores que el viaje hacia el interior, se realiza suavemente, deslizándose con la respiración consciente, después de dominar los pensamientos, manteniendo una atención constante y aceptando todo lo que el fluir de la vida nos ofrece, que no es más que aquello que nos envía el Universo, fruto de la atracción que nuestros pensamientos han generado con anterioridad.

Podemos resumir todo el párrafo anterior en una sola palabra “Atención”. Mantener la atención permanente en el fluir de la vida es el tobogán que nos permite deslizarnos hacia nuestro interior. Es paradójico, vivir la vida con total atención, que no es más que ser total y absolutamente conscientes de los sucesos de la vida en el exterior, hace que podamos llegar al interior y vivir esos sucesos desde dentro.

Y eso es así porque la atención está desprovista de pensamiento, que es el principal, y casi me atrevería a decir único, enemigo del ser humano, mucho más que cualquiera de lo que podamos calificar como peligro extremo, como podría ser encontrarnos de frente con un ladrón asesino, o estar flotando en el mar sentados en una barca de juguete en mitad de un tornado. Porque el asesino y el tornado todo lo más que pueden hacer es acabar con nuestro cuerpo y, sin embargo, los pensamientos ennegrecen la conciencia y destrozan la vida en el cuerpo.



Recordar, somos seres espirituales viviendo una experiencia humana. Cuando se acaba el cuerpo se interrumpe la experiencia en la materia, pero seguimos vivos con toda nuestra luz y nuestra conciencia al otro lado de la vida. Si se ennegrece la conciencia se va a necesitar más tiempo, más vidas, más experiencias humanas para volver a dejarla limpia y clara. Se retrasa, en definitiva, la unión con Dios.

Ya sabemos que para los que viven en la periferia de la conciencia asomados al exterior en el balcón de la vida, la vida física es lo más grande y solo pensar en perderla les aterra, pero llegará el día que piensen en la muerte como una liberación. Una liberación de la vida, que aunque sea una experiencia hermosa, no deja de ser un tanto monótona y pesada.

Sigamos con la atención: El secreto para mantener la atención, es dominar el pensamiento, y se domina el pensamiento con atención. Es una especie de círculo vicioso. Desde luego no se puede decir que nos lo pusimos fácil al otro lado de la vida. Es posible que con una mente menos poderosa hubiéramos terminado antes, aunque bien es cierto que el mérito no sería el mismo que con nuestra mente actual.

Como no podemos cambiar nuestra mente, ¡es la que tenemos!, no nos va a quedar más remedio que dominarla, y para eso podemos, y me atrevería a decir que debemos utilizar algunas herramientas que sirvan de apoyo para facilitar el trabajo: respiración y meditación.

Vamos a repetir algo súper conocido: “Todo es energía”. El pensamiento también lo es. Y tengamos en cuenta otra máxima: “La energía siempre sigue al pensamiento”. Esto quiere decir que donde va el pensamiento se va la energía. Por lo tanto, si cuando se tiene un pensamiento se piensa: “No quiero tener este pensamiento”, lo que se está haciendo es alimentar con energía extra al pensamiento. Es como decir: “No pienses en un elefante blanco”, ¿Qué es lo primero que viene a la mente?, pues un elefante blanco. Para eliminar un pensamiento se le ha de retirar la energía. Para eso lo mejor es llevar la atención a otro lugar que no sea el pensamiento, y el mejor lugar para desviar la atención, entre otras razones porque siempre está ahí, es la respiración. Si cuando se tiene un pensamiento, la persona es consciente de ese pensamiento, y quiere que desaparezca de su mente, solo tiene que llevar la atención a la respiración y mantenerla, y de inmediato el pensamiento se esfuma, como el humo.

¿Qué significa llevar la atención a la respiración y mantenerla? Significa meditar. La definición de la meditación lo dice: Meditar es mantener la mente limpia de pensamiento.

Por lo tanto, meditar para mantener la mente sin pensamientos, va a hacer que se viva la vida con total atención, y va a ser esa atención el lubricante que va a permitir el deslizamiento suave hacia el interior.


¡Bien, ya estoy dentro!, y ahora ¿Qué? ¿Cómo encuentro eso que estoy buscando?


viernes, 23 de octubre de 2015

Aquí está la solución a tus problemas (2)

¿Cómo entrar en el interior de uno mismo? Es muy posible que esta sea la segunda pregunta del millón. Después del ¿Quién soy?, ¿De dónde vengo?, ¿Adónde voy?, esta creo que es la pregunta que le sigue en importancia a las preguntas de la identificación, a esas preguntas en las que la respuesta nos sitúan un poco bajo el foco de lo que somos los seres humanos. Porque una vez sabido quienes somos, hemos de contactar con nosotros mismos, y ese contacto se va a realizar dentro, mirando al corazón, escuchando al alma; y para establecer el contacto dentro, hay que entrar, y para entrar hay que saber cómo.

Ya son muchas las personas que saben que son hijos de Dios, y saben que hacen aquí, pero no terminan, o mejor no empiezan a actuar como tal, como abanderados de la Divinidad, podríamos decir, espero no cometer un sacrilegio, como los auténticos voceros de Dios, como los auténticos representantes legales de sus intereses en la Tierra, ¿Quién mejor que un hijo para representar al Padre?

Y ¿Por qué no lo hacen? Pues porque no saben muy bien cómo actuar, el conocimiento que tienen es meramente intelectual, falta la experiencia, a pesar de esas meditaciones en las que cuando finalizan dicen “que fuerte”. Ese “que fuerte”, es como una gota de agua recibida, en comparación con el océano que les está esperando. La realidad es que pasar del conocimiento intelectual a la voz de la experiencia por haber integrado el conocimiento es posiblemente el paso más difícil que hemos de dar como seres humanos. Y ese paso es precisamente entrar a nuestro interior.

Por eso tenemos que hablar de la relajación, de la meditación, del viaje a la India, de la charla que escuchamos al maestro, al gurú o al monje tibetano, por eso tenemos que hablar de una determinada técnica o de lo intenso que fue el último intensivo. Todo esto son pasos correctos y posiblemente necesarios, aunque no imprescindibles, para poder dar el paso hacia nuestro interior, paso que significa dejar de vivir en la cabeza para vivir en el corazón, paso que significa abandonar la periferia de la conciencia para sumergirnos totalmente en ella.


El viaje hacia el interior, se realiza suavemente, deslizándose con la respiración consciente, después de dominar los pensamientos, manteniendo una atención constante y aceptando todo lo que el fluir de la vida nos ofrece, que no es más que aquello que nos envía el Universo, fruto de la atracción que nuestros pensamientos han generado con anterioridad.

Las cinco líneas anteriores bien podrían ser el prologo de cientos de tratados que hablan de la respiración consciente, de la atención plena, de la meditación, del perdón y de la aceptación, de la fuerza de los pensamientos y de las Leyes del Universo.

Cuando me siento delante de la computadora para escribir lo que será un nuevo post, lo hago solamente con una idea inicial, una especie de titulo, y nunca sé, en ese momento hasta dónde puede llegar. Es tecleando que van apareciendo las ideas que se van plasmando prácticamente sin ser totalmente consciente. En este caso, al llegar a estas cinco líneas he sido consciente de que me he metido, o me han metido, en un berenjenal, y de que la salida no va a poder ser lo que pretendía, que era escribir un post de dos folios máximo, esto se va a tener que convertir en una especie de tratado. No, por supuesto que no lo voy a hacer, no estoy preparado para eso, ya hay maestros que han dictado esos tratados, pero si voy a intentar, resumir ese prólogo de tratados según mi humilde, corta y personal experiencia.  


Así que aquí termina esta segunda entrada. Seguiré, utilizando el mismo titulo en las siguientes

miércoles, 14 de octubre de 2015

De guerrero a héroe

                En la vida física tenemos un sinfín de oportunidades de crecimiento. Casi me atrevería a decir que las tenemos todas. Es mucho más rápido el aprendizaje dentro de un cuerpo que el que se puede atesorar al otro lado de la vida, sin cuerpo.

                La razón es simple. Al otro lado de la vida nada interfiere en nuestro contacto con Dios, sabemos lo que somos y lo que tenemos que hacer, mientras que en este lado, dentro del cuerpo, no tenemos ninguna conciencia de lo que somos, no tenemos conciencia de Dios, no tenemos conciencia de nuestra divinidad, no tenemos conciencia de la tarea a realizar, nuestra conciencia no va más allá de nuestro cuerpo físico, al menos en un elevadísimo porcentaje de personas, en realidad nuestra conciencia mientras permanecemos dentro de un cuerpo está tan comprimida, y tan impregnada de materia que prácticamente solo tenemos conciencia de nuestra realidad física.

                En estas condiciones, podemos calificar de auténticos héroes a todos aquellos que, a pesar de la pesadez del cuerpo, a pesar de la contaminación de la materia, a pesar de la sociedad, maligna, corrompida y carente de valores, a pesar de la enseñanza recibida, a pesar de la desinformación, en un alarde de locura, como lo podrían calificar sus conocidos, o en un alarde de valentía como se contempla desde el otro lado de la vida, comienzan una lucha consigo mismos para expandir esa conciencia que permanece dormida en lo más recóndito de sus deseos.



                Por eso el crecimiento realizado desde el cuerpo, es de una rapidez y una eficacia extraordinaria, ya que contra viento y marea, en contra de lo aprendido, en contra de las iglesias, en definitiva en contra de la sociedad, el héroe, o el guerrero, como también se le denomina, comienza, al principio lentamente, tratando de buscar respuestas, a preguntas sencillas, como ¿Quién es?, o ¿Qué hace aquí, en esta vida que parece tan injusta?, y cuando descubre lo más importante, que las respuestas no le van a llegar desde el exterior, sino desde su grandeza interior, la rapidez en su crecimiento se convierte en exponencial. Desde entonces, a más expansión de su conciencia, menos recorrido en el camino de la vida tendrá que recorrer.

                Los guerreros se van convirtiendo en héroes a medida que avanzan en su despertar. Sus batallas las libran, en un principio, a golpe de tambor, que todo el mundo sepa, o al menos su mundo, que están involucrados en una guerra contra lo establecido, queriendo incluso arrastrar a los suyos en su propia lucha. Después comienzan a comprender que cada persona ha de librar su propia batalla y recorrer su propio camino de despertar, y dejan de tocar los tambores, para vivir el silencio tanto en su interior, como en su exterior.

                Pero después, cuando se comienza a abrir los ojos, hay que seguir atentos, porque la mente, con su inmenso poder, va a tratar de amarrar a esa conciencia que se despega de ella para expandirse más allá de la realidad física, como si de un globo se tratara, para que se quede en la periferia del cuerpo y no se aleje demasiado. Entonces el guerrero es como si se convirtiera en un soldadito de plomo, sin fuerzas para seguir en su despegue.

                Hemos de aprovechar la vida física. Una vida es cortísima, y hemos de permanecer atentos a esa mente que intenta que el globo no se eleve. No nos puede valer quedarnos en la periferia de la conciencia, hemos de seguir la pelea. Esta no se acaba hasta que seamos total y absolutamente conscientes de nuestra divinidad, y de nuestro Amor por toda la humanidad. Hasta que lleguemos ahí, aun nos quedan viajes de ida y vuelta. No dejes que te acune la mente haciéndote creer que como lees libros “raros”, o meditas a veces, ya estás por encima del bien y del mal. No te dejes engañar, el final sucede cuando Amas, no cuando hablas del amor.

                

martes, 4 de agosto de 2015

Yoga espiritual


            Del Yoga ya está prácticamente todo dicho, y no dicho por cualquiera, sino por grandes maestros, de los que empezamos a tener constancia escrita aproximadamente doscientos años antes de Cristo. Me refiero a Patanjali y sus Yogasutras, que es un  verdadero sistema filosófico, que describe el Yoga, su concepto, su sabiduría y su enseñanza.
            Es posible que hoy, en las primeras décadas del siglo XXI, se encuentren un poco lejos de nosotros, no solo Patanjali, sino sobre todo sus enseñanzas, y también es posible que esa lejanía nos haya llevado a ver de manera distorsionada o desenfocada lo que significa el Yoga.
            Con el Yoga está pasando lo mismo que con cualquier otra faceta de la vida, bien sea política, social o religiosa. Me explico: Religiones hay casi tantas como personas, aunque cabría preguntarse, si Dios es Uno y la Verdad es Única, ¿Por qué tantas religiones?, y la respuesta llega de inmediato, porque no deja de ser un negocio y tiene que vivir mucha gente. En política pasa igual, lo mismo da que sean regímenes dictatoriales que democráticos. Si el objetivo de cualquier político es que sus conciudadanos vivan cada vez mejor, ¿Para qué tantos experimentos, tantos partidos políticos o tantos caudillos?, pues porque, como la religión, no deja de ser un negocio y tiene que vivir mucha gente. Con el Yoga ocurre lo mismo: el Yoga hoy es otro negocio y de él también tiene que vivir mucha gente.
            Pero de igual manera que a los representantes de las religiones se les ha olvidado, si es que alguna vez lo tuvieron claro, que están para enseñar la palabra de Dios, y que la palabra de Dios solo es Amor; y a los políticos se les ha olvidado, que están para servir a sus conciudadanos, y no al revés, a los que enseñan Yoga se les ha olvidado también algo que proclaman, que el Yoga es unión, la unión del hombre con Dios.   


            Y como está olvidado el objetivo del Yoga, se venden migajas: Que calma la ansiedad, que reduce el estrés, que mantiene la elasticidad del cuerpo, y un sinfín más de beneficios, que sí que son beneficios y que van muy bien para aliviar de sus innumerables problemas al ser humano actual, tan separado de Dios, tan pegado a la materia y a lo material, pero que no dejan de ser migajas  comparado con el real y auténtico objetivo que es el banquete con que homenajea Dios a los que se sientan a Su mesa.
            Recuerdo mi primer contacto con el Yoga: Llegué a él como todos, por un exceso de estrés, y me gustó, y al cabo de poco tiempo me inscribí en un curso para ser profesor de Yoga. En la publicidad del curso había algo que llamó poderosamente mi atención: Uno de los objetivos del curso era el despertar de la Kundalini.
            ¿Cómo me vendieron entonces la energía Kundalini?, pues me la vendieron como se sigue vendiendo aun hoy día: Que la energía Kundalini es una energía dormida en el cuerpo humano, y que cuando el ser humano consigue despertarla alcanza la Iluminación y ya no vuelve a encarnar nunca más.
            Para mí fue definitiva tal publicidad. Yo no quería ser profesor de Yoga para enseñar Yoga, a mí, que era un apasionado por lo que hay al otro lado de la vida y como consecuencia de la muerte, algo como la Kundalini, que me iba a permitir no tener que volver a encarnar era la panacea buscada desde mis primeras lecturas.
            Pero como soy bastante curioso comencé a observar a profesores de yoga y guías de meditación que iba conociendo. Yo creía que todos los que ya eran profesores de Yoga ya tenían despierta la Kundalini, por la sencilla razón de que si me la iban a despertar a mí, en ellos ya estaría. También pensaba, posiblemente influenciado por mis lecturas, que quien está en su última vida ya está tan próximo al otro lado que sus actuaciones en la Tierra debían ser las de un ser que fuera todo Amor, y observaba que esos profesores de Yoga no actuaban como seres de Amor, sino que eran seres humanos normales que podían engañar, manipular, ser críticos e intolerantes, en fin, no parecían un buen ejemplo de seres de Amor.
            Por supuesto que en el curso no se me despertó la energía Kundalini, porque ya la tenía despierta, como la tienen tantos y tantos profesores y practicantes de Yoga, pero también, tanta y tanta gente que desconocen lo que es el Yoga, pero si conocen a Dios, y que actúan comportándose como quien son, como Hijos de Dios. Porque no es necesario hacer Yoga para que se despierte la Kundalini y alcanzar la Iluminación, o ser vegetariano, o acudir a misa los domingos. La espiritualidad, como el Amor se ha de buscar en el interior de la persona, no en centros especializados, no en la cocina, no en las iglesias.
            Como no sé si todos los que se asoman a esta ventana están familiarizados con la energía Kundalini, y si todo el conocimiento que tienen son las cuatro frases deslavazadas que les pudieran haber contado, les remito a dos entradas de este mismo blog, con el título de “Kundalini I y II” del mes de Junio del año 2011.
            También es cierto que el ser humano en la actualidad vive en la periferia de todo, pero sobre todo vive en la periferia de su propia voluntad, lo que le hace incapaz de adentrarse en nada realmente serio si eso no comporta algún beneficio material, por lo que las migajas que se reparten hoy día en la inmensa mayoría de las enseñanzas de Yoga, ya les va bien, tienen suficiente, ya que algo más que migajas posiblemente les atragantaría y les causaría indigestión.
            Pero el Yoga es mucho más que posturas, más o menos intensas, más o menos complicadas, es mucho más que acrobacias, es mucho más que mudras y es mucho más que mantras. El Yoga es una manera de vivir en Dios, es una manera de vivir para Dios, es una manera de vivir por Dios, es una manera de vivir con Dios.
En el mundo de hoy existe un gran sentimiento de frustración, de desilusión y de profundo desencanto. Las Iglesias del mundo, sea cual sea particular y típica presentación de la Verdad divina y por elevados y trascendentes que hayan sido los Guías espirituales que las inspiraron en el pasado, han fracasado totalmente en su intento de evocar Amor en los corazones de sus fieles y creyentes. Fracasaron también los sistemas políticos, económicos y sociológicos en su intento de crear óptimas situaciones sociales. De la misma manera que está fracasando el Yoga como vehículo de unión con Dios.
En la época de la globalización, de las grandes uniones, no parece que les quede mucho tiempo de éxito a las mini religiones, a los mini estados, a los mini yogas. Es momento de un estado global, de ese estado que luche por todos y cada uno de sus componentes para que ninguno sufra los estragos del hambre. Es momento de una religión global, de la religión del Amor, la religión que se practica, y que no se enseña. Es momento del Yoga, que por ponerle un nombre le llamaría Yoga espiritual, el Yoga que enseña a sus integrantes el camino para sentarse con pleno derecho en el banquete de Dios, en el que por supuesto van a encontrar cura para sus problemas físicos, mentales y emocionales, pero no gracias al Yoga, sino que va a ser algo que van a conseguir ellos mismos a través de su comunión con Dios.
            Visualizo ese Yoga espiritual como algo más centrado en el corazón que en la postura, más que en la acrobacia, más que en la resistencia, más que en la intensidad, más que en signos externos, más que en sufrimientos, más que en privaciones, más que en dolor. Si Dios es Amor, si Dios es Alegría, si Dios es Paz, si Dios es Felicidad, el camino para llegar a Él tiene que estar inundado de esas cualidades. 

miércoles, 6 de mayo de 2015

La vida pasa


Perlas para el alma

 
La vida en la Tierra es solamente temporal, sin embargo, algunos viven como si fueran a quedarse aquí eternamente y se olvidan de ser felices en cada momento de su vida, es posible que lo dejen para más adelante, para cuando consigan la nueva casa, el nuevo trabajo, la nueva pareja, o el nuevo auto. Olvidan que el valor de las cosas no está ni en el precio ni en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que se viven. Por eso existen momentos inolvidables, hechos inexplicables y personas incomparables. ¡Vive cada momento!, ¡Se consciente de los hechos, sin más!, y ¡Disfruta de las personas!, porque sino no tendrás tiempo, el momento pasa, el hecho no se repite y las personas desaparecen.

miércoles, 29 de abril de 2015

Hay que enseñar a los niños


La letra que los niños aprenden con sangre
se les va a olvidar cuando se cierre la herida.
Aquello que los niños aprenden jugando
permanecerá para siempre
Hari Krishan
           
La ducha de la mañana debe reblandecer todos mis tejidos y facilitar el camino de la energía porque es en ese momento cuando las intuiciones, las ideas y los mandatos del corazón, o lo que sea, llegan con más nitidez a mi cerebro. A veces he pensado en ducharme en seco, como hacen con la ropa en las lavanderías, o hacerlo sentado en postura de meditación y meditar para sentir solo el agua y no tener pensamientos, pero no, no lo he hecho todavía, pero no lo descarto.
            Y es muy pesado, porque soy muy mental para mí mismo, lo de los demás me lo creo todo a pies juntillas, pero para mí soy como Santo Tomás, tengo que ver para creer, y como no hago caso de inmediato me estoy duchando cada día con la misma historia, y la ducha es larga, muy larga, ya que aunque haga Kundalini no sigo las recomendaciones de Yogui Bhajan de ducharme con agua fría, me ducho con agua caliente, ¡Me gusta, que le voy a hacer!, bastantes bofetadas nos va dando la vida, como para encima, no disfrutar de los grandes o pequeños placeres inocuos, y una ducha con agua caliente para mí es un placer increíble. ¿Dónde estaba?, ¡Ah sí!, decía que es muy pesado ducharme cada día con la misma historia, hasta que por fin, un buen día, hago caso a la historia del momento y empiezo a actuar, unas veces con acierto y otras no tanto, debe de ser que a veces el agua no está tan caliente, los tejidos no se ablandan tanto y la información pasa distorsionada.
            Todo esto, es una introducción para haceros participes de la historia del momento, porque necesito ayuda, porque necesitamos ayuda, porque la Tierra necesita ayuda. Desde hace dos meses, me ducho rodeado de niños. Me explico. Todos los días la idea que tortura mi cabeza es: “Tienes que enseñar a los niños”. Supongo que los que sois intuitivos y leéis el blog os habréis dado cuenta de que en las últimas entradas hablo demasiado de los niños. Y si, de momento, a pasar del escaso éxito, ya que sólo tengo una encantadora alumna de cinco años, mantengo dos horarios para niños, dos días a la semana, uno para niños de cuatro a siete años y otro para niños de ocho a doce años, y lo voy a seguir haciendo hasta que reciba, en la ducha claro, ordenes en contra. Pero como no me resigno a seguir solamente con una alumna, iré llenando el facebook con publicidad de la clase de niños, espero vuestra comprensión y podéis compartirlo, sobre todo los que estáis en Lima o tenéis conocidos acá, no seáis tímidos, así ayudareis a la causa, y cambiará la historia de mi ducha.
            La idea es, y ya lo estoy haciendo can Natalia, jugar a hacer yoga y aprender a meditar también jugando, que es lo que también hacen todos los valientes que se atreven a dedicar un espacio en su Centro para los niños.
 
            Digo valientes porque los que hacen yoga para niños lo son y mucho, porque los niños no vienen solos a las clases, les traen los papas, y eso implica que a los papas les guste el yoga, o que al menos crean que a sus hijos les va a ir bien, y eso supone que no va a haber clases superllenas, lo cual tampoco podría ser, ya que los niños necesitan mucha atención. ¡Vamos, que no es un negocio! Es claro que los papas traen a los niños porque son traviesos, porque son muy nerviosos, porque tienen estrés, porque enferman mucho, porque son muy activos, porque no se relacionan con otros niños, o porque son tímidos y apocados. Cada uno tiene su razón, ninguno va a venir declarando: “Quiero que mi hijo aprenda a meditar para que llegue a ser un adulto mentalmente sano”, no, ninguno lo va a hacer, pero nuestro trabajo, es trabajar para eso, trabajar para que ese niño sea feliz desde entonces hasta que ya de abuelito finalice su camino en la Tierra, y por supuesto, el objetivo de los papas también se va a ver cumplido porque ya va implícito en la definición de yoga o de meditación.
            Jugamos a hacer yoga y jugamos a meditar, porque es jugando como los niños aprenden, y lo que así aprenden va a mantenerse en su interior para siempre. La letra que los niños aprenden con sangre se les va a olvidar cuando se cierre la herida.
            Pero tenemos que ser muchos. Hay que llegar a cuantos más niños mejor, porque se gana muchísimo tiempo si los que aprenden a meditar y a ser felices desde su interior son los niños. Estos niños cuando lleguen a adultos no se van a comportar de la misma manera, dañina para ellos y para el resto de la sociedad, que sus progenitores. Van a saber y van a actuar desde el conocimiento de que la única moneda de cambio es el Amor, y no van a tener los traumas que tienen los adultos debido a su debilidad de carácter o su nula voluntad, ya que cuando estos niños lleguen a adultos además de los hábitos materiales, descansar, comer, asearse, etc., tendrán los hábitos espirituales y sabrán cuidar a su alma con el mismo mimo que cuidan su cuerpo. Decía en la entrada “Mejor desde niños” que enseñar a meditar a un niño con cinco, seis o siete años, es garantizar un adulto mentalmente sano, es inculcar un hábito que será tan normal como lavarse, almorzar o ver la tele, es inculcar las creencias de Dios, desde la perspectiva de que Dios es Amor, es enseñarles desde pequeños que todos somos hermanos, es enseñarles a compartir y no a competir, es ayudarles a madurar el carácter, es enseñarles a crecer y no sólo a envejecer, es enseñarles a amar, es enseñarles realmente a vivir.
            Hago desde aquí un llamado a todos los meditadores para que enseñen a meditar a los niños, hago un llamado a los instructores de yoga para que abran sus Centros también a los niños, hago un llamado a los padres para que piensen seriamente que quieren que sean sus hijos de adultos, que sean adultos sanos y felices o sean dependientes de pastillas, de terapias, de libros de autoayuda, de psicólogos o psiquiatras, hago un llamado a la sociedad en general para que vuelquen su amor, (aunque sea con minúscula ya es importante), en los niños, en todos los niños, tanto a los que les falta un plato de comida como a los que les salen las golosinas por las orejas, porque los niños de hoy serán los adultos de mañana, y si queremos un mundo nuevo se ha de comenzar por la base, por los niños, los adultos bastante tenemos con subsistir con lo que nos hemos encontrado, somos pocos los que estamos en esta onda, y ya no tenemos tiempo material para cambiar nada, pero si todos los niños crecen en el Amor, es lo que van a dar en su etapa adulta, con lo cual el mundo será algo más equitativo, sin hambre, sin guerras, sin desigualdad, un mundo tolerante, un mundo libre, en definitiva un mundo mejor, y todo gracias a los niños que estamos educando y enseñando hoy.

jueves, 23 de abril de 2015

Es la hora de los niños


En la actualidad habitamos el planeta unos siete mil quinientos millones de personas. Todos creciendo, todos evolucionando, todos encaminando nuestros pasos, aunque no seamos conscientes de ello, hacia Dios.
No sé si me quedaré corto o me pasaré de largo, si calculo que una quinta parte de la población, es decir, unos mil quinientos millones de personas podrían terminar su andadura en la Tierra, si no hay ningún milagro que cambie el rumbo actual de la sociedad, lo cual no parece muy factible por muchas puertas energéticas que se abran, entre diez y veinte vidas más. Por supuesto que habrá maestros que estarán en su última vida, y que habrá otros que les faltará menos de diez, lo sé. Lo que estoy presentando son grandes números, que tampoco sé si son correctos o no, pero para la exposición que pretendo, tampoco es necesario afinar al cien por cien.
Son muchas las personas que no saben que hacen en la Tierra, son muchas las que no saben que están completando una andadura que comenzó hace millones de años, son muchas las que no saben de dónde vienen, (aunque a decir verdad, exactamente, no lo sabemos ninguno), son muchas las que no saben que están trabajando para volver a Dios, son muchas las personas que nunca han oído hablar de meditación, de energía o de Karma, aunque el no saber nada de esto no es sinónimo de que falten más o menos vidas, de que se esté más o menos cerca de Dios, ya que el trabajo principal a realizar en la Tierra es aprender a amar, y hay personas que aman por encima de cualquier cosa, sin tanto adorno como yo le pudiera estar poniendo. Pero si que parece, que todos los que en un principio están un poquito más adelante en ese aprendizaje, aunque sólo sea teórico, si son conscientes de esos términos.
Soy optimista y me gusta pensar que todos los que estamos leyendo esto, somos conscientes de los términos que exponía en el párrafo anterior, y que estamos en ese pelotón de cabeza al que le quedan esas diez o veinte etapas para concluir esta carrera. Me gusta pensar que todos nosotros tenemos claro que estamos unidos, que somos lo mismo, y que “cuando uno gana ganan todos y cuando uno pierde pierden todos”.  
 
 Nuestro trabajo, por lo tanto, es doble. Por un lado tenemos por delante nuestro propio crecimiento, nuestra propia evolución, nuestro propio aprendizaje, pero estamos obligados a realizar otra tarea, la tarea de la enseñanza, con una única asignatura, enseñar cual es el objetivo de la vida, enseñar cómo llegar a Dios, ya que de Él partimos y a Él hemos de retornar. Cada uno en el aula que le corresponde, los habrá dictando sus clases en el salón de guardería, los habrá en la primeria, otros en la secundaría, otros en el instituto, otros en la universidad, otros dictando maestrías, o escribiendo libros para abarcar un auditorio mayor.
Lo que sí parece cierto es que hasta ahora nuestro trabajo de difusión está encaminado a los adultos. Para ellos son las clases de yoga, las meditaciones, los cursos, los talleres, las conferencias y los libros, de la misma manera que para ellos son las pláticas en las terapias de sanación.
Está bien, pero hemos de abarcar más, hemos de empezar con los niños. Trabajando con los niños ganamos veinte o treinta años, y aunque parece que la vida es corta, da para mucho, y en treinta años se puede adelantar mucho. Para enseñar a meditar a un adulto, por ejemplo, hay de conseguir, en primer lugar, derribar las barreras de los hábitos, de las creencias, del estrés, de los rechazos, de los miedos, del que dirán, de su falta de tiempo, de su falta de voluntad, de su poca paciencia, de su falta de madurez, de la debilidad de su carácter y de los millones de excusas que va a plantear su mente que no quiere perder el control. Enseñar a meditar a un niño con cinco, seis o siete años, es garantizar un adulto mentalmente sano, es inculcar un hábito que será tan normal como lavarse, almorzar o ver la tele, es inculcar las creencias de Dios, no desde la perspectiva enfermiza, negativa y destructiva de las religiones, sino desde la perspectiva de que Dios es Amor, es enseñarles desde pequeños que todos somos hermanos, y no enseñarles a competir, es ayudarles a madurar el carácter, es enseñarles a crecer no a envejecer, es enseñarles a amar, es enseñarles realmente a vivir.
El que aprende desde niño, va a llevar como bandera el respeto, la tolerancia, la igualdad, la libertad, la paz y el amor durante toda su vida, formara una familia, también mentalmente sana bajo los mismos principios, sus amigos serán como él, y sus hijos un calco del padre.
Enseñando a los niños estaremos ayudando a que la humanidad evolucione más rápidamente, y que en menos tiempo muchos más seres alcancen la “iluminación”.