Decíamos en una de las entradas
anteriores que el viaje hacia el interior, se realiza suavemente, deslizándose
con la respiración consciente, después de dominar los pensamientos, manteniendo
una atención constante y aceptando todo lo que el fluir de la vida nos ofrece,
que no es más que aquello que nos envía el Universo, fruto de la atracción que
nuestros pensamientos han generado con anterioridad.
Podemos resumir todo el párrafo
anterior en una sola palabra “Atención”. Mantener la atención permanente en el
fluir de la vida es el tobogán que nos permite deslizarnos hacia nuestro
interior. Es paradójico, vivir la vida con total atención, que no es más que
ser total y absolutamente conscientes de los sucesos de la vida en el exterior,
hace que podamos llegar al interior y vivir esos sucesos desde dentro.
Y eso es así porque la atención está
desprovista de pensamiento, que es el principal, y casi me atrevería a decir
único, enemigo del ser humano, mucho más que cualquiera de lo que podamos
calificar como peligro extremo, como podría ser encontrarnos de frente con un
ladrón asesino, o estar flotando en el mar sentados en una barca de juguete en
mitad de un tornado. Porque el asesino y el tornado todo lo más que pueden
hacer es acabar con nuestro cuerpo y, sin embargo, los pensamientos ennegrecen
la conciencia y destrozan la vida en el cuerpo.
Recordar, somos seres espirituales
viviendo una experiencia humana. Cuando se acaba el cuerpo se interrumpe la
experiencia en la materia, pero seguimos vivos con toda nuestra luz y nuestra
conciencia al otro lado de la vida. Si se ennegrece la conciencia se va a necesitar
más tiempo, más vidas, más experiencias humanas para volver a dejarla limpia y
clara. Se retrasa, en definitiva, la unión con Dios.
Ya sabemos que para los que viven en
la periferia de la conciencia asomados al exterior en el balcón de la vida, la
vida física es lo más grande y solo pensar en perderla les aterra, pero llegará
el día que piensen en la muerte como una liberación. Una liberación de la vida,
que aunque sea una experiencia hermosa, no deja de ser un tanto monótona y
pesada.
Sigamos con la atención: El secreto
para mantener la atención, es dominar el pensamiento, y se domina el
pensamiento con atención. Es una especie de círculo vicioso. Desde luego no se
puede decir que nos lo pusimos fácil al otro lado de la vida. Es posible que
con una mente menos poderosa hubiéramos terminado antes, aunque bien es cierto
que el mérito no sería el mismo que con nuestra mente actual.
Como no podemos cambiar nuestra
mente, ¡es la que tenemos!, no nos va a quedar más remedio que dominarla, y
para eso podemos, y me atrevería a decir que debemos utilizar algunas herramientas
que sirvan de apoyo para facilitar el trabajo: respiración y meditación.
Vamos a repetir algo súper conocido:
“Todo es energía”. El pensamiento también lo es. Y tengamos en cuenta otra
máxima: “La energía siempre sigue al pensamiento”. Esto quiere decir que donde
va el pensamiento se va la energía. Por lo tanto, si cuando se tiene un
pensamiento se piensa: “No quiero tener este pensamiento”, lo que se está
haciendo es alimentar con energía extra al pensamiento. Es como decir: “No
pienses en un elefante blanco”, ¿Qué es lo primero que viene a la mente?, pues
un elefante blanco. Para eliminar un pensamiento se le ha de retirar la
energía. Para eso lo mejor es llevar la atención a otro lugar que no sea el
pensamiento, y el mejor lugar para desviar la atención, entre otras razones
porque siempre está ahí, es la respiración. Si cuando se tiene un pensamiento,
la persona es consciente de ese pensamiento, y quiere que desaparezca de su
mente, solo tiene que llevar la atención a la respiración y mantenerla, y de
inmediato el pensamiento se esfuma, como el humo.
¿Qué significa llevar la atención a
la respiración y mantenerla? Significa meditar. La definición de la meditación
lo dice: Meditar es mantener la mente limpia de pensamiento.
Por lo tanto, meditar para mantener
la mente sin pensamientos, va a hacer que se viva la vida con total atención, y
va a ser esa atención el lubricante que va a permitir el deslizamiento suave
hacia el interior.
¡Bien, ya estoy dentro!, y ahora
¿Qué? ¿Cómo encuentro eso que estoy buscando?
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