El viaje del alma

El alma no tiene raza, no tiene religión, solo conoce el Amor y la Compasión.
Todos somos seres divinos, hace miles de años que lo sabemos, pero nos hemos olvidado y,
para volver a casa tenemos que recordar el camino. BRIAN WEISS




martes, 3 de junio de 2014

Relaciones y sufrimiento


            Los seres humanos, vivimos en la materia en un mundo que nos rodea, en un mundo que nos envuelve, en un mundo que nos engulle con sus fauces y que nos afecta completamente para el desarrollo de nuestra vida, tanto física como emocional y mental.
            Si el ser humano viviera aislado en una cueva, su vida ya no estaría determinada por su entorno, su vida estaría determinada por su mundo interior, porque no habría sociedad que le impusiera normas o costumbres, no habría sociedad que comentara su modo de vida, no habría sociedad que le condicionara con la inercia del pensamiento social. Por lo tanto, al no existir para esa persona un mundo exterior, solamente podría recurrir a su mundo interior. ¿Es bueno?, puede serlo para algunos. ¿Es lo que tendríamos que hacer? Por supuesto que no. Es posible que el camino de algunos sea aislarse, pero no es la norma de todos los que decidimos vivir una vida física, ya que casi todos venimos a la vida para aprender en sociedad, venimos a la vida para interactuar con el resto de seres humanos, venimos a la vida para aprender a amar, y todo esto en una cueva no sería factible.
            En el mundo que hemos decidido vivir nos estamos relacionando de manera permanente con otros grupos de seres humanos que como nosotros están aprendiendo a vivir, están aprendiendo a amar. Y es ese aprendizaje hay una asignatura que sobresale por encima de cualquier otra cosa, es la asignatura en la que prácticamente todos los seres humanos sacamos matrícula de honor: es “el sufrimiento”, esa emoción que todos aprendemos desde bien pequeños. Nuestros padres, nuestros maestros, nuestros educadores, la sociedad en suma, son expertos en enseñar a sufrir. Si fueran tan diligentes para enseñar a ser felices, el mundo sería otra cosa totalmente distinta.
            En nuestras manos está el que nuestra matrícula de honor en sufrimiento sea flor de un día, y no sea una asignatura que a pesar de tener aprobada, queramos repetirla una y otra vez hasta……. Hasta no sabemos cuándo.
 
            ¿Intentamos no repetir esa asignatura?
            La causa del sufrimiento se encuentra en nuestro pensamiento, por lo tanto solo hay que cambiar el pensamiento. ¡Es fácil!, ¿Verdad? Bueno, lo fácil es decirlo, llevarlo a la práctica es un poco más complicado.
            En nuestras relaciones se encuentran las mayores causas de sufrimiento. Aunque cada persona que se asoma a esta ventana tiene, seguro, sus propias causas de sufrimiento, creo que en los siguientes tres apartados se encontrarían recogidas la mayoría de ellas:
1)      Enfermedades de seres queridos, muerte de estos, enfermedades propias.
2)      Decepciones, difamación o engaños de familiares y amigos.
            3)      Carencia que impiden cubrir las necesidades básicas.

            En todos los casos, graves o leves, tenemos que tener una pregunta y su respuesta en la mente: ¿Soluciona el problema darle vueltas al problema una y otra vez en la cabeza? (Contéstate tú mismo).
            Vamos a comenzar por el tercer apartado: La carencia, la pobreza. Ese estado en el que no llega el dinero para los gastos básicos, ni tan siquiera para poder alimentar a tus hijos, o para gastos médicos imprescindibles. Es una situación dramática. Puedes pensar: ¿Cómo no sufrir?, sería de seres deshumanizados no hacerlo.
            Hemos de recordar que con el sufrimiento no se va a conseguir el dinero que falta. El Universo es como un espejo y nos devuelve aquello que permanece en nuestra mente. Si sufrimos por la pobreza, por la carencia, por aquello que nos falta para cubrir las necesidades básicas, lo que vamos a recibir es más de lo mismo, más carencia, más pobreza. Sin embargo, si enfocamos nuestra atención en lo que tenemos, si enfocamos nuestra atención en agradecer que tenemos para comprar comida, aunque sea solamente para dos días, el Universo se encargará de ir aumentando esa cantidad. Dios provee.
Existe una Ley en el Universo, la Ley de Precipitación, que hace que una persona atraiga las cosas que necesita. Para ello el ser humano necesita tener purificado su cuerpo emocional. Es decir, sin sufrimiento.
En otra época, al principio de los tiempos a toda la humanidad se le proveía de comida, ropa y de todo lo que eligieran utilizar en su actividad física en este planeta. Pero cuando el individuo desperdicia su energía en las diversas maneras que crean destrucción dentro y alrededor del cuerpo emocional, se pierde el Poder de Precipitación. La Ley de Precipitación sencillamente está en el Universo, y está actuando en todo momento para traer bendiciones y perfección a la humanidad.
No hace falta ningún comentario más.
En cuanto al sufrimiento producido por decepciones, difamación o engaños de familiares y amigos, volvemos a preguntarnos: ¿El sufrimiento limpia el mal hecho? No lo hace. Lo único que hacemos con sufrir y rememorar de manera permanente el daño recibido es como si nos estuvieran engañando cada día, mientras el ofensor vive tan plácidamente.
Lo que se ha de hacer en estos casos es, en primer lugar, denunciar, poner el caso en manos de la justicia de los hombres. La justicia de Dios ya se encargará en su momento, es la Ley del Karma.
Y en segundo lugar, para nuestra estabilidad emocional, es perdonar sinceramente la ofensa y bendecir al que nos ha ofendido. Es la única manera de no ir tomando una gota de veneno cada día, que al cabo del tiempo puede malograr el cuerpo físico, teniendo en cuenta que el cuerpo emocional ya lo hemos destrozado con tanto recuerdo y con tanto sufrimiento.
Y por último en el sufrimiento generado por enfermedades de seres queridos, muerte de estos o enfermedades propias, después de recordar que el sufrimiento ni sana al enfermo ni le devuelve a la vida, hay que pensar en el caso de enfermedad en el enfermo. Por un lado, le estamos añadiendo con nuestro sufrimiento una dosis de dolor adicional, ya que puede sentirse culpable que por su enfermedad nos está haciendo sufrir, y por otro, con el sufrimiento nuestra energía no se encuentra al cien por cien, por lo que nuestra dedicación al cuidado del enfermo no es completa.
En el caso de muerte, si realmente se ama a la persona fallecida, hemos de tener presente que al lugar al que ha ido sólo hay paz, amor, felicidad y alegría. Desde el otro lado de la vida nos están viendo de manera permanente, y aunque vean nuestro dolor, no disminuye ni un ápice su estado de gozo. Por lo tanto, si realmente amamos a la persona que ha dejado el cuerpo, solo nos queda alegrarnos, porque su cambio de estado ha sido una bendición para él.
Si sufrimos con nuestra propia enfermedad, lo único que estamos haciendo es añadir dolor al dolor, sufrimiento al sufrimiento. Podemos entregarle la enfermedad a Dios y pensar que Dios provee siempre lo mejor para el alma, por lo tanto, solo debería permanecer en nuestra mente: “Señor, hágase Tu Voluntad”.
Y debería permanecer el mismo pensamiento de “Señor, hágase Tu Voluntad” en cualquier circunstancia de nuestra vida, alegre o triste, en la salud y en la enfermedad, en la abundancia y en la pobreza.
Aclarar, para terminar que no sufrir es estar en paz, no es estar de fiesta, ni cantando, ni bailando. Solo es encontrar la paz interior que nos va a permitir afrontar las situaciones con total serenidad, y con total fortaleza, para dar el ciento por ciento de nosotros mismos.
Animo, puede hacerse.

sábado, 31 de mayo de 2014

Esperanza


Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (30 de Mayo de 2014)        



La esperanza es el sendero del corazón, es el sendero correcto. No es necesario sufrir, no es necesario ningún sacrificio, no es necesario resistirse ni darle vueltas con el pensamiento.
Sólo es tener la certeza y la voluntad de que las cosas van a pasar.

jueves, 29 de mayo de 2014

El camino de Dios


Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (28 de Mayo de 2014)        



Hay que tener la certeza de que uno está en el camino que Dios le ha trazado.
Para esto hay que sentir tres cosas:
·         La primera: Paz interior.
·         La segunda: Concordancia entre lo que el corazón siente y lo que uno hace.
·         Y la tercera: El firme convencimiento de que sin importar a donde vayamos, sin importar lo que hagamos, Dios nos protege.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Un rayo de luz


            La vida que vivimos es ilusión, es fantasía, es un cúmulo de preocupaciones, de deseos incumplidos, de desengaños, de mentiras, de desamores, que nos va llevando poco a poco, en la mayoría de los casos, a la insatisfacción, como mal menor, o a la tristeza, al dolor o al sufrimiento.
Sin embargo, no todo está perdido, y no lo está porque en esa vida de fantasía, que hemos decidido vivir los seres humanos, casi siempre existe un momento en el que como un rayo de luz aparece en nuestro interior un mensaje directo del corazón, un mensaje, que nos acerca al menos a la duda de si es correcta la vida que llevamos o si existe alguna otra manera de vivir que sea más placentera emocionalmente.
            El mensaje que se recibe, es escueto, y suele aparecer en los momentos de mayor dramatismo de nuestra vida, puede ser en la enfermedad, puede ser en el sufrimiento, puede ser en la depresión o en la tristeza, puede ser en la desaparición de un ser querido, o en una etapa de estrés en nuestra vida.
 
            Ese mensaje parece que llega cuando se han agotado las vías convencionales que la sociedad pone a nuestro alcance para la solución de conflictos, sin haber encontrado en ellas la solución del problema o sin haber encontrado el desahogo emocional que nos permita salir del pozo en el que, sin saber muy bien como, hemos caído. Pero no es así. El mensaje siempre está ahí, pero es tan suave que es imposible percibirlo cuando nuestra mente se encuentra aturdida con todo el ruido producido por el fragor de la batalla de nuestras preocupaciones.
            Es cuando en medio de la desesperación la mente se aquieta como dando por perdida la batalla cuando escuchamos un leve susurro que nos impulsa a dudar de si la manera de gestionar nuestra vida y nuestro dolor es el correcto, y si no sería posible aplicar una solución distinta a la de darle vueltas y más vueltas a un problema que para el que sufre, atado a una rueda que gira y gira, siempre en el mismo sentido, parece inviable cualquier solución. 
            En ese momento, de nosotros depende detener la rueda y seguir a la luz. Porque puede la persona no hacer caso del susurro, o puede comenzar a razonar que eso que le llega es una tontería, o puede, al menos conceder a su intuición el beneficio de la duda y buscar esa nueva manera de solucionar su problema.
            La solución del problema tiene un primer peldaño, que es el silencio, el silencio mental, porque es en él donde se va a encontrar la sabiduría necesaria para enfocar los problemas de una manera más sana y más inteligente. Y tiene un segundo peldaño, que es el trabajo. Será a partir de ese momento cuando la persona decida si quiere trabajar para conseguir su serenidad, o prefiere volver al maltrato que le genera el carrusel de su mente.
            Pero siempre será necesario haber sentido ese rayo de luz y haber tratado de seguir su resplandor.   

martes, 27 de mayo de 2014

Instrumentos de Dios


Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (26 de Mayo de 2014)  
 
Si viven esperando que el mundo cambie, no cambiará.
Tienen que entender que Vds. son los instrumentos de Dios, que Vds. son sus manos, que Vds. son sus ojos, y que con su amor pueden hacer que los sentimientos cambien, que las cosas se muevan, con respecto a su entorno.

sábado, 24 de mayo de 2014

Haz que tu vida cambie


            Hay una manera para intentar cambiar tu vida, tus pensamientos, tus percepciones y tus emociones. Es una fórmula para intentar ser feliz.
            Cada mañana al despertar:
·         Agradece a Dios por abrir los ojos a un nuevo día.
·         Ofrece tu día a Dios.
·         Entrega a Dios tus dolores físicos y emocionales, tus enfermedades, tus preocupaciones, tus miedos. Dios seguro que sabe manejar todo eso mejor que tú.
·         Y por ultimo dile: Hágase tu Voluntad.
 
Puedes repetir esto a lo largo del día todas las veces que te apetezca, sobre todo el “Hágase tu Voluntad”. Utilízalo en cada decepción, en cada nuevo problema, con cada dolor, en cada deseo incumplido, en cada entrevista, en cada reunión, etc.  
      Y cada noche antes de dormir:
·         Agradece a Dios el día que has pasado.
·         Agradece que se haya hecho cargo de tus problemas.
·         Y termina: Hágase tu Voluntad.
 
 

 

Gracia Divina


Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (24 de Mayo de 2014)        



Todos tenemos derecho a vivir en la Gracia Divina. No importa lo que hayamos hecho, no importa de dónde vengamos, no importa quienes seamos. Dios siempre está esperando por nosotros.
Porque Dios está en cada uno de nosotros para protegernos, para resguardarnos, para librarnos de todo mal.
El día que nosotros nos demos cuenta de esto, no necesitaremos ningún bien más para subsistir.

 

viernes, 23 de mayo de 2014

Vivir desde el corazón (1)


            Nuestra vida diaria está regida por los pensamientos. Nos movemos, actuamos y sentimos en función de lo que va apareciendo en nuestra mente. Nuestra mente no se detiene ni un momento, hasta el extremo de que no nos comportamos como lo que realmente somos, sino que nos comportamos como pensamos que deberíamos ser, en función del entorno en el que nos encontremos. De alguna manera, nos pasamos la vida actuando, somos actores de la vida, no nos manifestamos tal como somos, sino como nos gustaría ser, como les gustaría a nuestros padres que fuéramos, como les gustaría a nuestros educadores, como le gustaría a nuestro jefe, a nuestros amigos o a nuestra pareja.
            En definitiva, son pocos los momentos de nuestra vida en los que nos podemos considerar auténticos. La mente dirige, por completo, nuestra existencia, siempre de manera errática, siempre de manera crítica. 
          
            Nuestros pensamientos están dirigidos y gobernados por el pensamiento social, están regidos por las normas y las creencias que la sociedad impone. Y en la sociedad que nos hemos dado, es muy fácil sentirse solos en nuestra realidad, porque el cerebro, desde donde vivimos, es el que nos dice que existe separación entre nosotros y todo lo demás, y eso no es más que una ilusión, una fantasía, una mentira, ya que la realidad es que todos y todo somos uno. Ser uno con todo y con todos, quiere decir que yo no soy mejor, pero tampoco soy peor, ni tan siquiera soy igual, sencillamente soy uno, soy lo mismo.
            Los estímulos que nos rodean nos mantienen dentro de nuestra propia mente, nos mantienen a merced de la mente, la cual siempre está juzgando todo lo que estamos percibiendo en nuestro entorno. Esta mente crítica, esta mente que juzga de manera permanente, hace que aparezca en nuestra conciencia sentimientos como la vergüenza, o la soberbia, o la envidia, por citar solo algunos, y si aparecen en nuestra conciencia, es eso exactamente lo que vamos a vivir y va a ser esa la forma de cómo vamos a sentirnos.
            La vida no es eso, hay que acercarse a la vida y a todas las circunstancias que la rodean con calma y con tranquilidad, aceptando la vida tal cual es, aceptándonos nosotros mismos tal como somos, viviendo y siendo conscientes de las experiencias que nos toca vivir en cada instante, sin buscar escapar del momento presente ni de los sentimientos que cada experiencia genera. Todo lo que buscamos lo vamos a encontrar en el momento presente, porque es ahí donde reside la verdad de lo que estamos buscando, y ninguna experiencia es ni buena ni mala, solo es.
            Pero como vamos a conseguir eso cuando toda nuestra educación y nuestras creencias nos llevan directamente a la mente. Pues lo vamos a conseguir trasladándonos de vivir desde el espacio de la mente a vivir en el espacio del corazón. Podríamos decir que se trata de vivir una vida más espiritual, no porque tenga que ver con ninguna religión, las religiones son tan culpables de nuestra sinrazón como el resto de la sociedad. Es vivir una vida más espiritual porque se trata de darle más chance al espíritu que a la mente, se trata de vivir desde el corazón que es el abanderado del alma y dejar de lado la mente que es la abanderada del cuerpo.
Esto que predican con tanta insistencia las enseñanzas de la nueva era, o los gurús de los libros de autoayuda, es más difícil de practicar de lo que parece. Si fuera fácil todos viviríamos desde el corazón y no serían necesarios más libros, más cursos, más conferencias, más etc.
Vivir una vida más espiritual, es decir, vivir desde el corazón, no significa saber más, leer más, tener más conocimiento, retirarse a una cueva o hacer una vida monacal. Sólo se trata de amar más, así de fácil es la teoría, la práctica no lo es tanto.
Quiero en esta entrada y en la siguiente, o dos siguientes, tratar de explicar lo más claro que puedo saber cómo pasar a vivir desde el corazón. Si no lo consiguiera, espero que vuestra mente sea benevolente y no critique demasiado, la intención es buena.
Continuará…….  

jueves, 22 de mayo de 2014

No sólo existe aquello que se ve con los ojos


            No sólo existe aquello que se ve con los ojos. Existen muchas otras cosas que no se ven, y que están ahí, algunas de ellas de vital importancia para nuestras vidas, entre ellas la más importante de todas: Dios.
            No vemos el aire que respiramos y nos está dando la vida, no vemos el calor del sol y es de vital importancia para el mantenimiento del cuerpo físico, no vemos el perfume ni el aroma de las flores y son embriagadores para los sentidos, no vemos ni el olor de la leña quemando en el fuego, ni el aroma del pan recién orneado, ni el olor a tierra mojada, ni el olor a mar; y están ahí formando parte de recuerdos imborrables de nuestras vidas.  
 
            No vemos cosas como la alegría o la tristeza, aunque vivamos sus efectos. No vemos el miedo que nos paraliza. No vemos la soledad, para unos, alegría serena y para otros, una pesada losa. No vemos la envidia que corroe desde el interior. No vemos el odio que envenena a cada instante. No vemos la ternura, ni la dulzura, que llegan a humedecer nuestros ojos.
           ¿Donde quedarían la ilusión, la energía, el frio, la fe, la gratitud, la soberbia, el perdón, la voluntad, la confianza, el alma o la conciencia?  
            No vemos tampoco los pensamientos que son los únicos responsables de la vida que estamos viviendo, y de nuestro estado emocional y físico.
            No vemos a los ángeles, ni a los maestros, ni a los guías, ni a los santos, ni a los que nos han precedido en la vida, y les rezamos, y les bendecimos, y les pedimos, y les suplicamos.
             No vemos la felicidad, ni la paz, ni el amor, y son el vehículo que nos van a llevar directamente a Dios.
            ¡Que paradoja!, tampoco vemos a Dios, y Dios lo es Todo.      

martes, 20 de mayo de 2014

Paz interior


Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (19 de Mayo de 2014)        




Para sentir paz interior hay que desconectar los sentidos del exterior y escuchar al gran sabio que habita en nuestro corazón.
La paz interior es el estado necesario para escuchar a Dios. Cuando Dios quiere manifestarse necesitan esa paz interior.
Cada vez que Dios actúa en sus vidas se manifiesta esa paz interior dentro de ustedes.


lunes, 19 de mayo de 2014

Gracias


            Agradece a la llama su luz,
pero no olvides el pie del candil que paciente la sostiene.
Rabindranath Tagore
¿Cuántas veces levantamos lo ojos al cielo para pedir ayuda divina, o para increpar a Dios, o para suplicar?, ¿Cuántas veces levantamos los ojos al cielo para preguntar a Dios: Por qué a mí, si no hago mal a nadie, o hasta cuando esta situación?
            No sabemos, o se nos ha olvidado, que tenemos una completa organización de nuestra vida, que tenemos comprometido cada instante de nuestra vida, y que Dios respeta totalmente ese compromiso. Para poder cumplir ese compromiso nos hemos dado también las herramientas necesarias, entre ellas una mente, que es una máquina perfecta. Con ella podemos entender la razón de las cosas, podemos entender que somos hijos de Dios, podemos entender que la vida es una especie de fantasía, de ilusión, de mentira; podemos entender el poder de la propia mente, y podemos llegar también a entender como la mente no quiere perder ese poder, lo que supone que intente, por todos los medios, culpabilizar a cualquier cosa, lo que sea, incluido el propio Dios de ser el responsable de cualquiera de nuestros males.
            Afortunadamente Dios entiende todo esto, somos realmente bebés a los ojos de Dios, y por supuesto que no se va a ofender de nada de lo que hagan sus bebés. 
          Sin embargo, tanta diligencia como tenemos para culpabilizar a Dios, ¿Cuántas veces le agradecemos las cosas buenas recibidas?, ¿Cuántas veces levantamos los ojos al cielo para agradecer?, ¿Cuántas veces para ofrecer ayuda?, ¿Cuántas veces para ponernos al servicio de Dios?
 
            El Universo es como un espejo que refleja todo. Si expresamos gratitud recibiremos multiplicado aquello que agradecemos. Es dando que se recibe.
Cuando nos sentimos agradecidos conectamos con la abundancia en todas sus dimensiones. Y deberíamos, también, sentirnos agradecidos por las cosas cotidianas, esas que ya damos por sentado que son así, como que se encienda la luz al pulsar un interruptor, o que salga el agua al abrir el grifo. ¡Cuántas personas no pueden encender la luz o abrir un grifo para que salga agua!, más de las que te imaginas.
Los seres humanos solemos centrarnos en todo aquello que nos falta, o en lo que nos gustaría tener. Vivimos instalados en el deseo y en la expectativa que los deseos generan. Y es justamente donde enfocamos nuestra atención de donde surgen nuestras conductas, nuestras actitudes, nuestras metas y en última instancia, nuestra manera de experimentar y de interpretar la vida. Es aquí donde el agradecimiento va a conseguir que la valoración de la vida se realice desde un lugar mucho más sano y constructivo a la hora de enfrentarnos a los obstáculos que nos va poniendo la vida.
Agradecer tiene que ver con apreciar, con valorar y con vivir en el presente. Eso significa aprender a aceptar todo aquello que llega a nuestra vida, y que no es como nos gustaría que fuera. Sin embargo, la gratitud es como un músculo. A medida que la entrenamos, cada vez percibimos más cosas por las que sentirnos agradecidos. Para entrenarnos podemos hacer un ejercicio muy sencillo, propuesto por el padre de la psicología positiva, Martin Selligman: durante una semana, cada noche, antes de acostarnos, pensar en tres cosas que nos hayan sucedido ese día que nos hagan sentir agradecidos. Es el primer paso para empezar a ver nuestra vida desde una perspectiva más constructiva. El primer día puede resultar difícil, pero si somos constantes podremos ver cómo cada vez surge de manera más natural.
De la mano del agradecimiento vamos a ser capaces de apreciar lo que somos, lo que tenemos y lo que hacemos en el momento presente. Curiosamente, cuanto más valoramos nuestra existencia, más abundancia experimentamos en la dimensión emocional de nuestra vida.
Gracias.
            San Pedro nos deja ver la auténtica realidad de la gratitud en un paseo por el cielo.
Un hombre murió y se fue al cielo. Al llegar, San Pedro le comunicó: - Mira, como vas a vivir aquí por toda la eternidad, te voy a enseñar un poco el cielo para que lo conozcas.
Lo llevó a una sala muy grande, donde había miles y miles de ángeles trabajando, y le dijo: - Aquí están recibiendo las peticiones de ayuda que vienen de la Tierra.

Lo llevó a otra sala muy grande, donde también había miles de ángeles y le manifestó que allí estaban preparando los paquetes para conceder las peticiones recibidas.

Después le enseñó otra sala muy grande, pero allí sólo había un angelito, que parecía estar desocupado, porque estaba medio somnoliento. Y le dijo: - Esta es la sala donde se reciben las acciones de gracias por los beneficios recibidos en la Tierra. Como ves, son muy pocos los que dan gracias y, por eso, con un angelito es suficiente.
 
 

domingo, 18 de mayo de 2014

Amor incondicional


Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (17 de Mayo de 2014)        



Amen a todos los que les hacen daño, a los que les hacen olvidar lo importante que tienen en la  vida, a los que les distraen, a los que les hacen perder el tiempo.
Amen a los que les hacen incurrir en error, a los que tal vez les hacen perder la paciencia, amen a todos, a todos los seres vivos, porque en cada ser vivo está Dios y su infinito amor.

División del tiempo

   
Cuatro cosas hay que nunca vuelven más:
una bala disparada,
 una palabra hablada,
un tiempo pasado
y una ocasión desaprovechada.
Proverbio árabe.           
Además de dividir el tiempo y su movimiento en segundos, minutos, horas, días, meses y años, utilizamos los conceptos de pasado, presente y futuro.
Pero pasado, presente y futuro no son más que conceptos intelectuales para expresar el movimiento del tiempo. El pasado es lo que ya pasó, el presente es la actualidad, y el futuro está por llegar. Estas tres palabras tienen un poder magnético para los seres humanos, sobre todo el pasado y el futuro, ya que se aferran a ellas, sin soltarse como si fueran bebés agarrando su chupete, y sin embargo, solo son eso, conceptos intelectuales. Y mientras las personas se aferran al pasado y al futuro, al concepto del presente se le olvida, no viviéndole, puesto que la persona está ocupada en el proceso de pensamiento que le lleva a revivir el pasado y a planificar una y otra vez, de manera reiterada, el futuro.
 

El tiempo es algo relativo, y lo único que realmente existe de él, es un continuo de vida, un continuo, que como indica la palabra, nunca se detiene, un continuo siempre en movimiento, siempre fluyendo. Ese fluir es como un corcho flotando en la corriente de un rio, nunca se detiene, siempre va con la corriente. Por lo tanto el presente, lo que entendemos como presente, es tan efímero, que cuando decimos la palabra “presente”, al decir “te”, el “presen” ya es pasado.
            Y ese pasado al que los seres humanos se atan, recordando la ofensa del vecino, la enfermedad del familiar, el engaño de la pareja o la traición del amigo,  ¿Dónde queda?, ¡No queda!, ¡No existe!, ¡Se va! Imaginar que encendéis un fosforo. Cuando se enciende sale de él una columna de humo, observa el tiempo que dura, y observa que pasa con ella, es tan efímera que se desvanece en el ambiente incluso antes de que el fosforo esté completamente encendido. ¿Dónde quedó el humo?, pues quedó en el mismo lugar que el pasado, no existe, se desvaneció en el aire, de la misma manera que se desvanece el continuo presente con el fluir de la vida.
            Pero los seres humanos, “erre que erre”, siguen dándole vueltas a eso que solo existe como un recuerdo en su mente. Torturándose, amargándose, sufriendo, enfermándose. En cualquier situación, por muy dramática que sea, se ha de considerar que torturarse no soluciona ningún problema, ya sé que es muy fácil decirlo, pero es la realidad. Si te ha ofendido el vecino no sirve de nada darle vueltas porque es como si el vecino estuviera realizando la ofensa un minuto tras otro, y no es así, la ofensa se hizo una vez y duró un momento, ¿Por qué mortificarse? Lo que se ha de hacer es no volver a frecuentarle, después de haberle perdonado para que no se acumule energía de odio o de ira. En el caso de enfermedad de un familiar, ocurre lo mismo. ¿Se sana al enfermo con el sufrimiento?, por supuesto que no, y con el sufrimiento no se le puede atender al cien por cien, ya que la energía del sufrimiento desgasta mucho y además añade dolor al enfermo porque recibe de manera inconsciente esa energía de sufrimiento incrementándose el propio dolor. Incluso en el caso más dramático como es la muerte de un ser querido, si realmente amamos al ser que nos ha dejado debemos estar felices porque sigue viviendo en un lugar de paz, felicidad, alegría y amor, a no ser que el propio egoísmo por no poder verle físicamente nos ciegue y nos impida ver la realidad, e incluso, es posible que se prefiriera que viviera la persona, aunque estuviera postrada en la cama con dolor. La muerte solo es la desaparición de la vestimenta, solo es un cambio de conciencia, y además para mejor, ya que al lugar al que se va no existe el miedo, ni el rencor, ni el dolor, ni la enfermedad. 
            Podríamos seguir así analizando caso por caso, pero no merece la pena. Sólo recordar que el perdón o la serenidad que se consiga no cancela el mal realizado. Lo único que hace es permitir a la persona seguir su camino sin rencor. Después de perdonar se han de llevar a cabo las acciones legales necesarias. Somos seres humanos y han de cumplirse las leyes de los hombres.
            Y ¿El futuro?, ¿Merece la pena hablar del futuro?, ¿Para qué perder el tiempo hablando del futuro si no existe? Si no existe el pasado, el futuro aun existe menos porque aun no ha llegado. El futuro ata a las personas por las frustraciones que genera al no cumplirse las expectativas generadas. Eso no quiere decir que no debamos organizar y planificar, si, hay que hacerlo, pero sin atarnos a los resultados que son los generadores de sufrimiento. Son nuestras acciones de hoy las que van a determinar cómo será nuestro mañana, y si nuestro mañana no sale como a nosotros nos gustaría que saliera, ¡Qué le vamos a hacer!, por algo será, algo habremos hecho para conseguir los resultados obtenidos, solo queda aceptarlos.
El tiempo, la vida, es un fluir permanente, lo único que hemos de hacer es tratar de vivir y ser conscientes de ese fluir, sin luchar por modificar la vida, cansa mucho y se desperdicia mucha energía que vamos a necesitar para el siguiente escalón de la vida, escalón que no podremos subir si permanecemos lamentándonos de lo que pasó en el escalón anterior. La vida que tenemos es la que hemos decidido vivir. Somos nosotros los que decidimos vivir la tristeza o la alegría, somos nosotros los que decidimos vivir el sufrimiento o la felicidad, somos nosotros los que decidimos vivir la vida o vivir de recuerdos. 
¿Qué hacer para vivir el ahora?, es fácil, solo hay que mantener la mente en la vida, sin permitir que la mente desvaríe yéndose a las acciones pasadas o fantaseando sobre el futuro. Lo mejor meditar.
 

sábado, 17 de mayo de 2014

¿Dónde está Dios?


Mensaje canalizado de un Maestro Ascendido (16 de Mayo de 2014)        



Dios está en cada uno de Vds., si quieren encontrarlo tienen que seguir el camino que les lleva hacia su corazón, y no callarlo con su razón, no callarlo con sus prejuicios, no callarlo con sus miedos.
El día que hagan lo que su corazón les diga, el día que dejen que se exprese sin cuestionarlo, ese día habrán encontrado a Dios.

jueves, 15 de mayo de 2014

El diario de Patricia (2)


---------------Continuación
Comencé esto que no tiene nombre con la palabra depende y es que depende de cómo mires la vida: si como veas el vaso, medio lleno o medio vacío, va a depender el papel que decidas interpretar en la vida: el de la víctima, a la que le ocurre de todo y con el que la vida se ha ensañado; o el del dueño de tu vida, con tu pasado bueno o malo.
Es claro que lo que pertenece al pasado no existe, ya está, ya fue, ya pasó, solo existe en nuestra mente, ¿Por qué insistes en torturarte en repetir una y otra vez el daño que te han hecho?,  porque eso es lo que haces. Al recordarlo haces que vuelva a ocurrir la ofensa, sé que es más fácil decirlo que sentirlo, pero hay que intentarlo.
En tu ser profundo, afortunadamente no  existen pastillas para el rencor. No sé si el mundo sería mejor o peor, no lo sé, pero tenemos que  aprender a luchar con nuestros demonios interiores, en ellos, un auténtico y verdadero satán lucha contra nosotros, haciendo casi desvariar a nuestra mente. Me refiero a nuestros pensamientos negativos que son los primeros que se apuntan ante cualquier problema.
El infierno no existe, como tampoco existe un Dios castigador. El cielo o el infierno nos lo buscamos nosotros acá en la tierra, son nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestros sentimientos los que nos hacen vivir un cielo o un infierno.
Y también depende la etapa de tu vida. Generalmente se dice que cambios importantes se producen cada siete años, un día leí en un viejo libro algo de mucha sabiduría y  quiero compartir con ustedes: “Leer libros en la juventud es como mirar la luna por una rendija, leer libros en la edad adulta es como mirar la luna desde un patio y leer libros en la ancianidad es como mirar la luna desde una terraza abierta. Esto es porque la profundidad de experiencias es mayor con los años”.
Bueno, quiero hacer un paréntesis para decirles que todo esto que estoy diciendo es relativo, porque nada es absoluto y nadie es dueño de la verdad. Lo único absoluto es Dios por la eternidad.
La vida es vivir, no es una cosa, es un proceso, solamente puedes conocerla viviendo, fluyendo con ella. Si buscas el significado de la vida en libros, filosofías, dogmas,  te la perderás. Siente el aire entrando por tu nariz, siente como bombea tu corazón, siente la sangre que corre por tus venas, no esperes encontrarla en algún lugar. Está sucediendo aquí y ahora.
Este momentito es lo único real, el pasado ya fue, el futuro es incierto, y hablando del pasado, es momento de que me conozcan un poco más: ¿Quién soy? Lamento decir que todavía no se quien soy, quizá para muchos de Uds. sea una niña con retardo o enfermita como he escuchado algunas veces y no entiendo, se supone que los enfermos están en los hospitales, bueno mejor lo dejamos, decía que no sé quien soy profundamente. Pero no soy la única que se hace esas preguntas: ¿Quiénes somos?, ¿Por qué nos tocó la vida que nos tocó?
Y no digas que nunca te has preguntado nada de esto. Esas son las grandes preguntas a lo  largo de la historia de la humanidad, eso me ocurrió a mí. Cuando enferme vi la vida de forma distinta era como si hubiera estado con una venda en los ojos para apreciar lo bello y el regalo que Dios nos da cada mañana al despertar.
No se porque los humanos somos “tan cabeza hueca” que nos gusta aprender a golpes. Esperamos que se muera alguien que amamos, o entrar en la cárcel, o como yo estar enferma, para darnos cuenta de que lo más importante de esta existencia, es eso, la existencia.
Es un hecho que sin salud poco o nada se puede hacer, más aun, si es una restricción física trae mucho dolor, al menos al inicio, aunque luego lo asumes como tu realidad.
Más adelante explicare el proceso de la enfermedad, como afronte el comienzo, los cambios en el cuerpo, las dificultades motoras, etc.…
Pienso que lo más difícil de una enfermedad es aceptar que estás enfermo. Para mi es darte por vencido a pesar de que los psicólogos dicen que una parte fundamental de cualquier mal o cualquier situación en que te encuentres es la aceptación. Todavía no he aceptado esto que le está ocurriendo a mi cuerpo y es que aceptar que estoy enferma seria para mí como derrumbarme. Ahora no se si estoy haciendo bien o mal, tal vez esté cometiendo un error, pero supongo que llegará la etapa en que lo acepte. Puede que a partir de eso este mejor o peor, pero aun no me toca.
La enfermedad de mi cuerpo dio sus primeros síntomas en la universidad porque aunque no lo crean alguna vez en un tiempo lejano estuve ahí. Lo más increíble de todo esto es que ingrese con beca, algo de lo cual jamás me sentí orgullosa aunque todos lo creían así.
Continuará………………….

Filosofando sobre la vida


¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción;
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

            Una vez que llegamos a la materia en el cuerpo físico, se nos acaba la paz, el amor y la felicidad que tenemos al otro lado de la vida. Es como si nos envolviera una tela que nos impidiera ver y sentir de dónde venimos, hasta el extremos de olvidarnos completamente del que es nuestro hogar, y nos sentimos atrapados y aislados, inmersos, de nuevo, en la ilusión, en la sombra, en la ficción y en el sueño que escribía Calderón de la Barca.
            Nuestra conciencia, a lo largo de los siglos ha caído a un nivel tan bajo que somos incapaces de reconocernos como seres divinos, y nos hemos separado tanto de Dios que para nosotros es un desconocido que, parece ser que premia a los buenos y castiga a los malos, según nos enseñan las religiones, y sus dirigentes que son, según ellos mismos, sus representantes en la Tierra.
            Pero es posible, que este nivel tan ínfimo de conciencia, este no reconocernos como hijos de Dios, el desconocimiento que tenemos del alma, la distancia kilométrica que existe desde nuestra conciencia al corazón, y el aislamiento de Dios, esté comenzando a cambiar, poco a poco, es cierto, pero algo está cambiando.
 
            Tanto sufrimiento como hemos padecido en las miles de vidas que llevamos sobre la Tierra, nos está convirtiendo, lentamente, en almas fuertes y valientes, nos estamos alineando con la Voluntad de Dios, estamos aprendiendo a rendirnos o a aceptar nuestra vida, estamos aprendiendo a confiar y a desprendernos del miedo.
            Ya hay almas que están en el umbral de la prueba definitiva, la prueba de permitirse confiar en Dios, y acortar la separación que existe entre nosotros y Dios. Cuando eso ocurra, Dios nos “proveerá” de todo lo necesario, se acabarán entonces, los dolores, las carencias y las miserias.
            Todos los seres humanos estamos aprisionados en las mismas trampas, en las mismas ilusiones, en los mismos miedos, en los mismos problemas, en los mismos pensamientos. Pero cuando salgamos de esta rueda nada nos será negado y convertiremos el valle de lagrimas de la Tierra en el valle de amor y paz que ya disfrutamos cuando estamos al otro lado de la vida.
            Aunque parece que Dios nos está poniendo a prueba de manera permanente, no es tal, Dios nunca nos ha puesto a prueba, ni antes, ni ahora, ni mañana; porque Dios es amor y Su amor es incondicional. Cuando nos abramos a Dios, el Universo proveerá todas las situaciones y oportunidades para equilibrar nuestras deficiencias, para despejar cualquier problema, para resolver todas nuestras cuestiones y curarlas para siempre. Podremos descubrir, entonces, con qué rapidez responde el Universo a nuestras peticiones cuando nos hallamos alineados con la Voluntad Divina.
La apertura a la voluntad de Dios se realiza a través de la rendición.
Os dejo algunas frases de libro “Los hijos de Dios” de Christine Mercer, que habla de la aceptación y de la gratitud:
·         "¡Yo prometo que nunca más me quejaré!, e iluminaré la oscuridad con AMOR." 

·         “Ser agradecido por todas las cosas, (todo lo que venga)" 

·         “Cualquier sufrimiento, cualquier dolor, decepción, aflicción, o incluso miedo, cuando se acepta con la verdadera oración de: "Hágase Tu Voluntad" puede ser instantáneamente transmutado en poder ilimitado." 

·         "Aquí y allí, sentado en el banco de un parque, en un coche en la calle, en un edificio tranquilo, o caminando por una calle llena de gente, o por una calle solitaria, se puede dar una sonrisa, decir una palabra, o un pequeño movimiento con la cabeza de aprecio comunicado sin palabras. Invisibles rayos de gloria viva, enviados en un pensamiento bondadoso de infinito amor, pueden fortificar al prójimo con renovado coraje y más energía."  

·         “Fue entonces cuando entendí el dolor, el sufrimiento y la tristeza que rompe el corazón, en su verdadera luz. No como un castigo de Dios, sino como bendiciones, ya que en ellos están contenidas las llaves del progreso, Luz, fuerza y completo dominio. En sí mismos, eran justo lo que aparentaban ser, cargas insoportables, pero cuando se aceptan y se recubren en la fe y el amor del hombre, pueden ser transmutadas en completa gloria eterna. El hombre tiene verdadero dominio sobre ellos, si lo usa. Ellos (el dolor, el sufrimiento y la tristeza) contienen el poder para poder cambiar la oscuridad en luz, la pobreza en abundancia, la tristeza en éxtasis, el dolor en alegría. En el hombre están las llaves y el poder y el dominio para mandar sobre ellos (el dolor, el sufrimiento y la tristeza), para amansarlos y para glorificarlos. O para ser destruido por ellos." 

·                    “No busques conocer a Dios a través de iglesias, hombres o líderes, sino busca a Dios a través de tu propio corazón y a través de tus propias actitudes divinas, cumple Sus promesas sagradas. Perfecciona estas actitudes sagradas y tú serás disuelto y te convertirás en esto que tú interpretas. Busca convertirte en amor en toda su misericordia compasiva, divina, benévola, Crística, y conocerás los misterios de la Divinidad, o el gran misterio y poder de convertirte Divino."