Todos los que estamos viviendo en la Tierra, tenemos trabajos pendientes que hacer, no hay nadie, o si hay alguno, son muy pocos, los que lo tengan todo hecho y estén aquí sólo para servir y para ayudarnos en nuestro trabajo.
Sólo tienes que fijarte en cualquier aspecto de tu vida que su realización te cause la más leve molestia, la más leve dificultad o la más leve incomodidad, ya que eso es síntoma de que en ese aspecto concreto hay algún aprendizaje por realizar o alguna experiencia por completar.
Tengo un amigo, que como yo, está a punto de embarcarse en una aventura apasionante, sólo que él se va al lado opuesto y sólo por dos años, se va a China, y hace pocos días me comentaba, que era feliz, pero que había algo que le causaba una cierta incomodidad, y era el hecho de tener que despedirse, y que meditando sobre eso, no encontraba cuál podría ser la causa de dicha incomodidad.
Yo traté de ayudarle a buscar la posible causa, y le decía si podría ser la tristeza, ya que deja aquí su casa y parte de su familia, y decía que no, que no sentía ningún tipo de apego; le hablaba de la incertidumbre por lo que se podría encontrar, y seguía diciendo que no, que entre él y su pareja habían completado una lista con las posibles causas y todas fueron descartadas una a una.
Dejamos el tema, ya que no nos conducía a nada, hasta esta mañana, que en mitad de mi meditación, apareció como un flash:”Tu amigo no tiene asumido al cien por cien que es un ser divino, y de la misma manera que no existe la muerte, tampoco existen las despedidas”. Ese fue el mensaje.
Cuando se lo expliqué a mi amigo, abrió unos ojos como platos, que parecía que se iban a salir de sus órbitas y dijo; “Es cierto”, “Ya está, eso es”.
La incomodidad de una simple despedida, en su caso, era la punta del iceberg de esa falta de confianza en su divinidad.
Por eso es imprescindible estar siempre alerta a nuestras sensaciones, siempre nos están indicando algo, y no hay que echar tierra encima para esconder la sensación, hay que analizarlas, ya que de ahí vamos a sacar un aprendizaje seguro. Si la tapas con la tierra, o te acostumbras a vivir con esa sensación, no estarás aprendiendo la lección.
Esto complementa a todo lo que vamos diciendo un día tras otro, hacer listas con los defectos, aplicar la virtud contraria, meditar, respirar, etc.
El único objetivo de todo es despertar y recordar que:
Yo no soy el cuerpo
Yo no soy las emociones
Yo no soy el pensamiento
Yo no soy la mente
Yo Soy el Alma
Yo Soy un ser espiritual de inteligencia divina
De amor divino
De poder divino
Yo Soy un@ con Dios
Yo Soy un@ con el Todo
Yo Soy un hij@ de Dios
Y hasta que no recuerdes esto y actúes desde esa divinidad seguirás siendo un humano infeliz o como mucho un humano medio infeliz.
Es cierto, no existen las despedidas, o por lo menos no en vuestro caso, yo no quiero decirte adios, sobre todo en esos casos en los que uno, como ahora tú vais a seguir con el camino que os dicta vuestro SEr Superior, es más, te siento más cerca que nunca, más dentro que nunca en mi corazón, por eso te leo y no siento la necesidad de enviarte una carta de despedida, además, no sé por que, siento que aún has o he, o hemos de cruzarnos en el camino...
ResponderEliminarEs cierto, cada sensacíón que apàrece en nuestro interior es una respuesta a algo.
Un abrazo.