En
la Tierra se dan las condiciones necesarias para que todos sus habitantes sean
felices y vivan en la abundancia. Y, entonces, ¿Por qué los seres humanos no
son felices?, ¿Por qué existe la miseria?
El que
los seres humanos no sean felices, sólo es causa de su ignorancia, ignorancia
que es como un velo que le impide conocer su verdadera identidad, su auténtica
naturaleza y sus propias capacidades. La ignorancia limita al ser humano a lo
finito, a la materia, a su cuerpo, y todo lo que desea: el amor, la salud, la
riqueza, etc., lo hace a través de lo que conoce, su finitud.
La razón
de la miseria, no es más que el egoísmo humano, que también es fruto de la
misma ignorancia. La Tierra proporciona los suficientes productos para el
sustento de todos los que la habitan, e incluso con el montaje social, en el
que para todo es necesario el dinero, también se dispone del necesario para
proporcionar vivienda, vestido, salud, enseñanza y alimento a toda la población
humana; pero esos recursos monetarios en vez de ser utilizados para la
preservación de una vida digna, se utilizan para la destrucción de la misma
vida.
¿Cuál
sería la solución? Es fácil, el abandono de la ignorancia y la recuperación del
conocimiento de lo que el ser humano es, la recuperación de la divinidad, la
recuperación de la comunión con Dios. Quien se acerca a Dios, ya no siente que
los que le rodean sean diferentes a él.
El ser
humano común es como una marioneta, movido por los hilos de sus deseos, de sus
creencias, de sus hábitos, de sus emociones, de sus pasiones; y todos esos
hilos le hacen moverse al capricho de esas tendencias. ¡Pobre ser humano! que
vive en la ignorancia, manteniendo prisionera a su alma, inmóvil por tantas
ataduras, amordazada por la coraza de la que se ha provisto el corazón para no
ver el sufrimiento ajeno. Este hombre común limita sus intereses a sí mismo y a
las cosas materiales que le rodean.
Se han
de romper las ataduras para acercarse y encontrar a Dios, ya que el ser humano
que encuentra a Dios se identifica con el mundo entero. Dios ha conferido a
todos los seres el poder para romper esas ataduras. Pero para usar ese poder se
ha de utilizar la voluntad, (otro bien escaso en la generalidad humana), para
trabajar en la expansión de la conciencia, y pasar así de la finitud de la
materia a la infinidad del Universo, a la infinidad de Dios.
Meditación,
oración y/o silencio, son las herramientas que permiten al ser humano la
expansión de su conciencia y acceder a la llave que abra la coraza de su
corazón, para penetrar en él y en el de todas las criaturas.
El ser
humano es infinito, no tiene limitaciones. Las limitaciones que cree tener sólo
son ilusiones, como su misma vida, un sueño. Sólo ha de despertar y a partir de
ahí, el ser humano se torna libre, es ser humano es feliz.
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