Siempre nos han enseñado a ser
alguien, y si puede ser más que los demás, ¡mejor! Nos han enseñado a ser un macho,
a ser femenina, a ser ingeniero, a ser….., a ser…., a ser…. Desde siempre,
desde pequeñitos.
Siempre nos han enseñado a
compararnos con algún modelo, en los estudios, en el trabajo, en la vida, en la
relación. Por lo tanto, si tenemos que compararnos con alguien, es claro que siempre
hay alguien mejor que nosotros, siempre hay alguien a quien imitar, siempre hay
alguien a quien admirar, siempre hay alguien a quien idolatrar, SIEMPRE
QUEREMOS SER COMO ALGUIEN, PORQUE ESO ES LO QUE NOS HAN ENSEÑADO. Y cuando no
somos como ese alguien somos infelices, tristes, reprimidos.
Nadie nos ha enseñado lo que es el
amor, ese amor que no se extingue y como conseguirlo, nadie nos ha enseñado lo
que es la paz mental y como conseguirla, nadie nos ha enseñado lo que es
felicidad duradera y como conseguirla. Nadie nos ha hablado nunca de la mente,
de su poder, de su capacidad magnética, de su capacidad de atracción. Nadie nos
ha dicho que podemos conseguirlo todo y, claro, como no estamos entrenados nunca
conseguimos nada. Y como no estamos entrenados para conseguir las cosas de
manera fácil, nos pasamos la vida persiguiendo, persiguiendo ideales,
persiguiendo imposibles, persiguiendo deseos. Nos pasamos la vida imitando a
los modelos de vida, sin saber que esos modelos de vida también persiguen a
otros modelos, porque tampoco nadie les ha dicho que ya son perfectos, que no
necesitan “maestros”, ni “guías”, ni “gurús”.
Nadie nos ha dicho que estamos hechos
a imagen y semejanza de Dios, y si nos lo han dicho, no lo hemos entendido
porque lo han hecho con la boca pequeña. Estar hechos a imagen y semejanza de
Dios quiere decir que no necesitamos crear nuestra propia imagen, que no
necesitamos máscaras, que no necesitamos engañar ni fingir, porque ya tenemos
una imagen, nuestra imagen, la de siempre, la imagen de la divinidad porque somos
seres divinos. Estar hechos a imagen y semejanza de Dios quiere decir que no
tenemos que agradar a nadie, que sólo tenemos que amarlos. Estar hechos a
imagen y semejanza de Dios quiere decir que no tenemos que juzgar a nadie, que
sólo tenemos que ayudarlos. Estar hechos a imagen y semejanza de Dios quiere
decir que todos somos hermanos porque todos somos sus hijos.
Está claro que nos han enseñado mal. Pero
nunca es tarde para darse cuenta y después rectificar. Ahora tenemos que
desaprender lo aprendido. Es momento de dejar de perseguir maestros, es momento
de dejar de imitar, es momento de convertirnos en nuestro propio maestro, es
momento de convertirnos en nuestro propio Dios.
Es momento de apreciar y disfrutar de
esa soledad de la que huimos como la peste. Necesitamos gente a nuestro
alrededor, necesitamos a nuestros aduladores y a nuestros adulados, necesitamos
ruido. Sin embargo, lo importante, lo realmente importante, lo hacemos solos.
Nacemos solos, morimos solos, y nuestros sufrimientos y alegrías las sentimos
en la soledad de nuestro cuerpo, aunque podamos explicarlo y compartirlo, nunca
podrán sentirlo. No nos han enseñado que la soledad es uno de nuestros mayores
poderes, de nuestros dones, porque es el camino de acceso a nuestra paz
interior, a nuestra fortaleza interior, es el camino de acceso a nuestra alma.
¿Cómo desaprender lo aprendido?,
¿Cómo encontrar en ti a tu maestro?, ¿Cómo vivir a Dios en tu interior? Solamente
hay una manera: Meditando
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