Siempre nos
devuelven el cambio con la misma moneda. Y la misma norma también es aplicable
a los cambios emocionales.
Esa es la
razón por la que casi todo el mundo nos trata de la misma manera, diferente de
como tratan a otras personas, a las que curiosamente, también todo el mundo coincide
en el trato.
Hay personas
a las que se trata con respeto, a otras con desprecio, a otras de manera
agresiva, a otras se las ignora, etc., etc., y un buen número de personas
coincide en esa forma de trato.
No es más
que la moneda de cambio. La persona a la que se trata con respeto, es,
sencillamente, porque se hace respetar; a la que se trata con miedo, es porque
eso es lo que inspira, y así sucesivamente, cada persona recibe el trato que merece.
Su carta de presentación es la energía que emana, es la energía que la
envuelve, y es esa energía lo primero que perciben las personas con las que nos
vamos encontrando, es nuestra seña de identidad, es como si fuéramos reclamando
un trato determinado.
De nada vale
que la persona triste se ponga la máscara de la alegría, porque la energía que
emana no se puede disimular, es de tristeza, por lo que las personas que
interaccionan con ella es eso lo que reciben, tristeza, y su reacción
inconsciente es responder a lo que recibe, es responder a lo que trata de
esconder la máscara.
Por lo
tanto, si el trato que recibes de las personas con las que te vas encontrando,
no es lo que deseas, no culpes a los otros, la culpa sólo es tuya. Responden a
lo que sale de ti. Si quieres que las personas te traten de diferente manera, sólo
has de cambiar tu energía.
Para ello,
observa como es el trato hacia ti de la generalidad de personas que te rodea y
comparte tu vida. Es muy posible que creas que el trato que recibes es injusto.
No lo es, es lo que estás pidiendo, y si deseas un cambio, en tus manos está
modificarlo.
Analiza “que”
y “como” lo recibes, y a partir de ese momento permanece atento a tus
pensamientos. Podrás comprobar que en tus hábitos de pensamiento se encuentra
la razón primordial del trato que recibes. ¡Cámbialo!, de manera consciente. Respétate
a ti mismo, valórate, amate, para que así, los demás, te amen, te valoren y te
respeten.
Ya sé que
hay personas que parecen intratables, pero si las observas detenidamente podrás
comprobar que la falta de autoestima, o el miedo, o el orgullo, o la soledad, o
la tristeza, o las ansias de poder, etc., etc., es lo que permanece de manera
permanente en su pensamiento, por lo que la energía que les envuelve, no deja
penetrar otras energías. No son conscientes de la vida que fluye a su través y
a su alrededor.
Con estas
personas, que parecen intratables, también se puede conseguir que modifiquen su
trato. ¡Bendícelas!, bendícelas casi de manera permanente. La energía de la
bendición es amor en estado puro, es amor divino, y no hay nada que pueda
resistirse a la energía del amor. De esta manera, se crea una conexión de amor
entre tu corazón y el suyo, (de momento mientras dura la bendición, pero que se
irá fortaleciendo a medida que bendices), que va a hacer que su trato hacia ti sea
amable, muy diferente con el que castiga al resto de los mortales.
Recuerda, “todo
es técnica”, esto también, y como cualquier técnica, para conseguir la
maestría, necesita de voluntad, trabajo y paciencia.
Se
voluntarioso, trabajador y paciente, y te sorprenderán los resultados.
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