Continuación de “El Plan de Vida (La
vida de Kepha)”
El libre albedrío es
la capacidad de elección del ser humano. Pero se ha de tener en cuenta que esa
capacidad de elección tiene ciertos límites. Imagina que existe un camino de
varios kilómetros de ancho, delimitado en toda su lateralidad por dos murallas
de 100 metros de altura desde el inicio hasta el final del camino. A ese camino
se accede por una puerta. Esa puerta es el nacimiento, es la llegada a la vida
de la materia. Cada alma tiene su puerta, cada alma tiene su camino, y una vez
dentro del camino no se tarda mucho en encontrar otras puertas para seguir
avanzando. Es la primera elección en la vida física, que en estas primeras
ocasiones son los padres los que van eligiendo por sus bebés. Ellos lo siguen haciendo
hasta determinada edad, ya que son los padres los que deciden la guardería, el
colegio y el tipo de educación que van a recibir sus hijos. Pero elijan los
padres o los hijos, se van encontrando puertas por la que atravesar. Cada
caminante puede elegir la puerta que desee, y es claro que al otro lado, en
cada una de las puertas se va a encontrar vivencias diferentes. Y nuevas
puertas, y nuevas decisiones, siempre eligiendo cual traspasar, y así va a ser
hasta el final del camino, elección tras elección.
Cada persona puede ir
eligiendo puertas, traspasarlas, volver atrás o quedarse sentada en el quicio
de la puerta, pero lo que no podrá hacer nunca es saltar por encima de las
murallas que delimitan el camino para pasar a un camino contiguo, ahí se acaba
el libre albedrío, no se puede salir del camino al que se ha accedido a través de
la puerta del nacimiento. Será rey o mendigo, rico o pobre, pero siempre siguiendo
su Plan de Vida establecido, sin saltarse ni una coma.
¿Cómo saber cuál es
la puerta correcta?, no se sabe.
¿Se podría pensar
entonces que es cuestión de suerte elegir el camino correcto? No, nada tiene
que ver la suerte en las elecciones de vida. Pero de lo que se puede estar
completamente seguro es que nunca hay decisiones erróneas. Es cierto que los
resultados de algunas decisiones pueden causar sufrimiento, pero eso no
significa que se haya elegido una puerta equivocada. El sufrimiento es una
asignatura para el crecimiento, es una asignatura para aprender a amar,
desprendiéndose del miedo, que es la causa de cualquier sufrimiento. El error
sería permanecer en el camino del sufrimiento durante mucho tiempo, sin
atreverse a traspasar una nueva puerta.
Las elecciones que se
hacen en cualquier momento de la vida, son siempre correctas, ya que son las
mejores que se pueden hacer teniendo en cuenta la situación de la persona.
Nadie elije mal a propósito, nadie elije el sufrimiento.
En el Plan de Vida
para cada alma se recoge todo lo que se puede encontrar en función de la puerta
que elija. La programación de una vida es muy compleja, ya que se contemplan
muchísimas posibilidades en función de la elección de cada puerta. Son muchos
los Planes de Vida de muchas almas que tienen que coordinarse para que se den
los encuentros que se tienen que dar, y nadie sabe, ni a este ni al otro lado
de la materia cual va a ser la puerta elegida por la persona.
Hay situaciones
recogidas en el Plan de Vida que se pueden realizar o no, según sea la elección
de la persona. Pero existen otras situaciones programadas que se han de
realizar ineludiblemente.
El libre albedrío
también interviene es estas últimas, de tal manera que la puerta que va a
llevar a esa situación, la cual es imprescindible experimentar, va a aparecer
junto a las otras puertas en cada etapa del camino. Si siempre se obviara esa
puerta, llegaría un momento que esa sería la única opción que la persona iba a
tener delante.
En la Tierra el Plan
de Vida no suele cumplirse al cien por cien, ni al cincuenta, y posiblemente ni
al veinticinco por ciento. Sin embargo, los que al otro lado de la vida tienen
relación con el alma encarnada, como pueden ser sus guías y los Maestros, lo
tienen en cuenta al cien por cien. Lo tienen tanto en cuenta que cuando el ser
pone su vida en manos de Dios, con una fórmula parecida a “Señor, hágase Tu
Voluntad”, lo que hace es ponerse en contacto con el alma y con el Plan de
Vida.
Ningún Ser al otro
lado de la vida va a interferir en la programación que el alma ha aceptado
realizar en su vida física. Nunca, bajo ningún concepto.
-
Kepha,
si te dieran a elegir, ¿Qué misión elegirías para tu próxima vida? Preguntó
uno de los Miembros del Consejo.
Continuará…………….
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