Continuación de “La Tríada de la
Ascensión (2)”
Ante esta perspectiva, Kepha
en su meditación trataba de impregnar, en cada átomo de energía de su ser, la
memoria de lo que es, de su hermandad con el resto de almas, de su divinidad,
de su eternidad, del Amor que todo lo envuelve, del Amor de Dios. Pero no era
fácil. Porque todo dependía de su programación de vida, y estaba tan…, cansado
podría ser la palabra, de entrar en un cuerpo, de arrastrar el ego, de buscar
con desesperación a su alma, de sufrir la separación de Dios, que daría
cualquier cosa porque fuera la última vez. Podría aceptar cualquier misión, o
una vida larga y de dolor. Y aunque él sabía que la última palabra iba a ser la
suya, también estaba seguro que aceptaría, con gusto, como todas las almas, cualquier
Plan presentado por los Maestros del Consejo para su vida.
-
Si
no fuera porque la vida en la materia es el camino más rápido para unirnos a
Dios, no volvería. Es muy cansado, es aburrido. Visto desde aquí es muy corto,
es un suspiro, pero una vez en el cuerpo es demasiado intenso, lento, pesado y
largo. Me ayuda a preparar la nueva vida el ansia que tengo de unirme con Dios.
Le respondió a Jesús.
-
Lo
sé hijo mío, pero cada vez está más cerca. Cada vez despiertas antes de la ilusión de
la vida. Le respondió Jesús.
Kepha se acercó al templo
donde los Señores del Karma o Consejo Kármico presentaban, al ser próximo a la
encarnación, un proyecto general de Plan de Vida, organizado por ellos, tomando
como base tres aspectos importantes: Uno, el objetivo a conseguir; dos, la
cantidad de Karma pendiente con posibilidades de ser liberado y tres, el punto
de partida, en función de la trayectoria y experiencias de vidas anteriores. Ya
que son los miembros de este Consejo Kármico quienes deciden cuándo y cómo
encarna cada alma.
Los miembros del
Consejo invitaron a Kepha a tomar asiento frente a ellos. Permanecían sentados
en semicírculo, por lo que podía ver a todos perfectamente. Detrás de ellos
también estaban sentados Maria, Jesús y sus amigos más afines, con los que
había compartido muchas vidas, haciendo de guía o siendo guiado por ellos, o
sencillamente encarnados actuando en roles muy próximos. Y estaba también Erihak.
Erihak era…. su alma
gemela. Habían encarnado juntos en un ochenta por ciento de sus vidas, casi
siempre como padre e hijo. Su evolución había ido pareja, traspasándose los
conocimientos de uno al otro. ¡Cuánto le gustaría a Kepha que Erihak le
acompañara también en este viaje!
Se encontraban en una
sala circular, blanca y luminosa. Para llegar a ella había que atravesar un
enorme pasillo, muy ancho, con sillas a ambos lados que flanqueaban puertas en
las que los mismos miembros del Consejo y sus ángeles ayudantes iban recibiendo
a almas o grupos de almas, en función de su despertar, para entregarles el que
sería su Plan de Vida.
Las almas que se
encontraban total y absolutamente dormidas recibían las instrucciones en grupos
reducidos, en lugar de recibirlas de manera individual, ya que el grupo iba a
permanecer prácticamente unido durante toda su experiencia en la materia hasta
lograr algún mínimo avance en su despertar y en su camino hacia Dios que les
pudiera llevar a independizarse completamente en un futuro, e iniciar así su
camino de despertar individual.
Estas almas después
de cada transito en la materia, volvían a agruparse según iban descarnando para
purificarse y volver a preparar una nueva vuelta a la materia con su grupo
establecido.
Las almas más
adelantadas eran recibidas de forma individual para presentarles su Plan
específico de Vida.
El Plan de Vida es,
sin lugar a dudas, el aspecto más importante del proceso de encarnación y la
auténtica hoja de ruta del alma en la materia. Es la máxima Ley que va a regir
la vida del alma una vez en la materia. Nada ni nadie va a ir en contra de ella.
En cada Plan de Vida aparecen
reflejados aspectos que se pueden cumplir o no y otros que se tienen que
cumplir si o si. Aunque el Plan de Vida es la guía suprema de todas las almas,
y ninguna otra ley va a ir en su contra, (incluida la famosa Ley de la Atracción),
sí que hay algo que puede variar en algún aspecto dicho plan, ya sea en su
realización, en la forma de llevarse a cabo, o en el tiempo en que va
cumpliendo lo recogido en el Plan. Ese algo es “el libre albedrío del ser humano”.
Continuará………
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