Hace ya bastante tiempo, (yo diría que un par de años), que me voy encontrando, sobre todo viendo la hora, secuencias de números iguales: 11:11, 3:33, 4:44, 23:23, etc., etc.
Como soy un ignorante de la numerología, comencé a buscar en Google su significado. Y, después de ver el significado de casi todas las secuencias pude comprobar que en todos decía, prácticamente, lo mismo: que los ángeles me acompañan, que quieren darme algún mensaje, que la abundancia está llamando a mi puerta, que el trabajo duro que estoy haciendo me está llevando al éxito, bla, bla, bla.
Ahora
ya no. Ya no sólo no busco los significados, sino que me lo tomo de manera
graciosa.
Hoy
nos reíamos, con mi esposa, de esto, viendo las 3:33 en el reloj de la cocina y
nos acordábamos de un chiste de Eugenio, bien conocido y algo irreverente. Un excursionista, víctima de un resbalón
cuando camina por la montaña, cae por un precipicio. En el último momento,
consigue agarrarse a una rama, al borde mismo de la roca. Pataleando en un
inmenso vacío, empieza a gritar, con voz angustiada: «¿Hay alguien por ahí que
pueda ayudarme?». Tras unos cuantos gritos, una voz de resonancia sobrenatural
contesta: «Soy tu Creador y vengo a auxiliarte. Abre las manos y déjate caer.
No te preocupes, yo extenderé para ti un manto protector y te depositaré con
cuidado, sano y salvo, en tierra». Enmudece el excursionista durante unos
segundos, y luego vuelve a gritar con desesperación: «sí, pero ¿hay alguien
más?».
Yo
ya sé que al otro lado de la vida hay ángeles, arcángeles, santos, amigos y
familiares que se han ido antes que yo, pero también sé que nunca se han comunicado
conmigo, hasta el momento, claramente, de nada. ¿Por qué lo iban a hacer ahora?
Mi
pensamiento es que, si quieren darme algún mensaje que me lo den con claridad,
si está llamando a mi puerta la abundancia, que abra la puerta y entre sin
reparo y, si está llegando el éxito, que acelere el paso porque sino no me va a
encontrar.
Lo
siento. Debe ser el pragmatismo propio de la edad.
Hace
días le decía a un gran amigo, que me felicitó por mi cumpleaños, que me siento
en la prórroga del juego de la vida. Más pronto que tarde estaré al otro lado,
posiblemente, susurrando a alguno de vosotros que levantéis la vista para ver si
la hora tiene números repetidos y así sepáis que alguien del otro lado está ahí
para…, no sabemos qué. Prometo que si tengo un mensaje intentaré dároslo.
Mientras
tanto, ¿hay alguien más?
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