Me siento, un poco, decepcionado de la vida, del trabajo espiritual, de la lucha para dominar la mente, del inútil trabajo en la ley de la atracción, y muy cansado de la rutina diaria de la casa. Me aburre, cada día más, repetir las mismas cosas, una u otra vez, un día tras otro. Sin encontrar la diferencia entre un lunes y un domingo o un día de julio y otro de diciembre.
Siempre
es igual, y la razón no es otra que nuestro deterioro económico que ha ido
cayendo en picado en los últimos cinco años lo que hace que nuestra única
distracción sea pasear, siempre, por el mismo lugar sin poder parar a descansar
en una terraza para tomar un solo café.
Ahora
parece que se ha agudizado algo más porque estoy pasando por una recuperación
de Covid, lenta, muy lenta, que se ha llevado por delante toda mi energía.
Es
en épocas como esta, por la que estoy transitando en la actualidad, en la que
soy consciente de que soy un iluso, porque llevo media vida trabajando, (o al
menos es lo que yo creía), para ser ¿más espiritual? Sin embargo, como no
existe el medidor de la espiritualidad, a mi me parece que no he experimentado
ninguna diferencia en los últimos 10 años.
Bueno,
si existe alguna diferencia. Buscando la espiritualidad me he vuelto más
humano. Por más humano entiendo más respetuoso, entender al otro, ser
consciente de que no merece la pena enojarse, ni siquiera mentalmente, por
nada, porque la situación no va a cambiar, ayudar, aunque el otro crea que me está
engañando porque ha conseguido las terapias gratis.
En
fin, supongo que esta situación parece que a durar hasta que muera, (lo cual
será un alivio). Pero, aun así, seguiré utilizando mi mantra “Dios provee”, ya que,
aunque parece que provee poco, al menos comemos cada día y, lo hacemos hasta
tres veces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario