No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos.
Las cosas son del color del cristal con que se mira y nosotros miramos, de manera permanente, a través del filtro de nuestra propia energía. Y, no solo miramos a través de nuestra energía, sino que la energía que estamos atrayendo es más de lo mismo de la que acumulamos en nosotros, porque energías iguales se atraen.
Por lo tanto, es normal que veamos el
mundo tal como lo sentimos en nuestro interior.
¿Quiere eso decir que si cambiamos
nuestro pensamiento cambiará el mundo? No, el mundo seguirá siendo igual, pero
lo que si cambiará será nuestra percepción. Es decir: El mundo es el que es, si
lo miramos desde la perspectiva del miedo sentiremos miedo por “eso” que es. Y
si lo miramos desde la perspectiva de la alegría sentiremos alegría por lo
mismo que antes sentíamos miedo o, sencillamente, seremos conscientes de otra
parte, la parte de la alegría, de “eso” que es.
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