La vida es, sin ninguna duda, como un hilo conductor en el que se
encuentran engarzados, como las cuentas de un collar, todos los acontecimientos
de la vida y, todos movibles. Solo hay dos cuentas fijas, el nacimiento, que es
el primer acontecimiento, y la muerte del cuerpo que es la última de las
cuentas engarzadas en nuestro hilo de vida.
Por eso, nada es casualidad. Un acontecimiento da paso al siguiente, no
importa el tiempo, solo importa que el aprendizaje del acontecimiento se haya
dado para dar paso al siguiente. Cuando se cierra una puerta, de manera
automática se abre la siguiente puerta.
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